Violencia de género en el cómic: un retrato aterrador
El mundo del cómic es fascinante. Hay cómics de todo tipo y, por ende, para todo tipo de personas. Desde las propuestas más ligeras donde la voluntad del autor se limita a que pasemos un buen rato leyendo su historia de aventuras, misterio y/o amor, hasta las más sesudas que reflexionan acerca de los grandes interrogantes de la humanidad. Todos ellos tienen su valor, ni más ni menos que el resto, simplemente diferente. De vez en cuando ocurre un fenómeno interesante. Algunos cómics que a priori podrían parecer ligeros y de entretenimiento ponen sobre la mesa cuestiones de profunda importancia social, cultural o política. Gracias a ellos podemos entrar en contacto con cuestiones y situaciones que nos son ajenas. Estos cómics son una mina dispuesta a hacer saltar nuestra mente por los aires. De hecho, en ocasiones pienso que estos cómics son más valiosos e interesantes que los sesudos que atacan de frente un problema. ¿Qué hace más daño una bala o una mina? No lo sé, ni quiero saberlo, en realidad.
La última mina que he leído es Laura Dean me ha vuelto a dejar de
Quería empezar hablando de Laura Dean me ha vuelto a dejar porque, en muchas ocasiones, las relaciones tóxicas son la puerta de entrada para la violencia de género. Hoy es día 25 de noviembre, día internacional contra la violencia de género. Una fecha que sirve para visibilizar las consecuencias más radicales del machismo.
Cuando los carteles de colectivos feministas, los anuncios en la radio y los mensajes en redes sociales me recordaron que se acercaba el día contra la violencia machista, pensé que sería interesante escribir un artículo sobre cómics que hablan sobre violencia de género. El empujón final me lo dio una conversación con un buen amigo. Esa conversación, más bien un intercambio de experiencias, me recordó lo asquerosamente común que es la violencia ejercida contra nosotras, lo mal que gestionamos nuestras primeras relaciones y el peligroso precedente que suponen para nuestro desarrollo como personas. Como decía al hablar de Laura Dean me ha vuelto a dejar, las relaciones tóxicas son el paso previo al abuso y el maltrato. De estas no nos escapamos ni nosotras ni vosotros. Una persona tóxica es aquella que nos intenta anular, convertirse en el eje vertebrador de nuestra vida. Ser nuestra Laura Dean. Pero las cosas se complican cuando nos empiezan a alejar de nuestros amigos y familiares, el primer paso del maltrato psicológico es el aislamiento. La soledad.
El más espeluznante cómic sobre la más brutal de las violencias de género está editado por Astiberri y es Quiéreme bien de Rosalind B. Penfold. La autora utiliza un pseudónimo para narrar su experiencia como mujer maltratada. Rosalind estaba en la treintena, era una empresaria de éxito, una mujer inteligente e independiente que se enamoró de Brian. Su marido era viudo, padre de cuatro hijos, alcohólico, dependiente, un maltratador y un violador. Pero ella no lo sabía, hasta que se casó.
La primera vez que leí la obra de Rosaling pensé que era una valiente. Hablar de la violencia de género, dibujar la violencia de género, visibilizar la violencia de género, llamarla por su nombre, es la única manera de derrocarla. A diferencia de Laura Dean me ha vuelto a dejar, Quiéreme bien va directa al meollo de la cuestión. Sin prólogo, sin colores que blanqueen la situación, sin compasión. El punto fuerte de este cómic no es el apartado artístico, es la verdad que, con crudeza, destila cada página.
Las diferencias entre ambas obras hacen que el trabajo de
Pero la violencia de género no solo se puede producir dentro de las relaciones románticas. Por desgracia, las mujeres no estamos exentas de peligros ni dentro ni fuera de nuestra casa. Como muestra de ello tenemos las dos últimas obras de las cuales hablaremos: Malas compañías de Ancco y Benzimena de Nina Bunjevac.
La autora de cómic serbo-canadiense, Nina Bunjevac, nos presenta un retrato de la violencia de género desde el punto de vista del violador. Bennedict es un adulto joven con algún tipo de problema de salud mental, ya que su experiencia de la realidad no concuerda con la verdad. Esta disociación le llevará a cometer terribles delitos que involucraran a varias mujeres. Un cómic de formato atípico, con un dibujo hipnotizante que nos traslada a una fábula escalofriante.
Pero no idealicemos la violencia. No busquemos subterfugios que justifiquen a los agresores. Hace unos años le pregunté a una psicóloga si los hombres que nos hacen daño, que nos maltratan, que nos pegan, que nos violan, saben que lo que hacen está mal. Me explicó que sí. Sin peros. Saben que los golpes nos duelen y que los insultos nos hieren. Por eso se disculpan. Pero les da igual, por eso vuelven a golpear. Sigo sin entenderlo.
Benzimena contienen un epílogo de la propia autora hablando de su experiencia con la violencia de género. No os lo perdáis. Realmente, podría ser un prólogo, porque tras su lectura, muchas de las cosas que el cómic trata se entienden mejor. Pero, Benzimena es una lectura tan ágil y recomendable, que vale la pena revisarlo después de haber leído el epílogo.
Finalmente, tenemos Malas compañías un cómic de la autora surcoreana Ancco. También de forma autobiográfica, Ancco nos explica lo difícil que fue su adolescencia. Ella era una adolescente cuando, en 1997, Corea del Sur sufrió una fuerte crisis económica que golpeó duramente a las clases más humildes del país. Sus padres, sus profesores y, por supuesto, sus novios, la maltrataron tanto psicológica como físicamente. La situación llegó a un límite tan crítico que tonteó con la prostitución, mundo del cual algunas amigas suyas no pudieron escapar. Esto también es violencia machista, puesto que son la protagonista y sus amigas las que viven en una sociedad que las desprecia y las relega a un papel secundario de ama de casa, amante y prostituta. Siendo esta última la única vía de escape donde existe una falsa sensación de libertad. Malas compañías no es la historia de unas amigas que llevan por el mal camino a una buena chica. Es la historia de supervivientes en una sociedad que mal acompaña a sus mujeres.
Ancco construye un relato aterrador, pero con trazas de esperanza. Algunas consiguieron romper el circulo de la violencia y convertirse en adultas que pueden mirar hacia atrás con el orgullo del vencedor. Un pasado triste e indeseable, pero los cimientos para una autora que se ha convertido en una de las portavoces del malestar de la juventud surcoreana y que se alzó con el premio revelación del Festival de Angoulême 2017.
Es curioso como todas estas historias están narras en blanco y negro. Pero es que en este tema sólo hay dos bandos: la victima y el agresor. Y ellas necesitan volver a llenarse de color.
Un gran artículo compañera. Cuatro grandes ejemplos sobre un tema del que nunca se habla lo suficiente en medio alguno. Algunas obras las conocía y las había leido, otras no. Toca apuntarse las pendientes y seguir aprendiendo día a día sobre esta lacra social que es la violencia de género.