Todos esos momentos pasaron. Pasan los momentos felices y los tristes. Y todos ellos nos construyen como personas.
Cuando se anunció Como peces en la red resultaba imposible no establecer conexiones de manera inconscientemente con El arte de volar, porque a pesar de las enormes diferencias que hay entre ellas ambas tenían en común ser el primer trabajo ‘serio’ de dos historietistas con una larga carrera vinculada al humor. Algo muy injusto con esta obra, ya que hablamos de uno de las mejores novelas gráficas que han aparecido en España en los últimos años. Sin embargo, a diferencia de la obra dibujada por Kim, Como peces en la red es un trabajo más personal ya que Juan Álvarez ejerce como autor completo. El resultado ha sido una obra tiene la entidad suficiente para que no sea necesaria ninguna comparación. Edita Nuevo Nueve que sigue ampliando su catálogo de autores nacionales con propuestas de lo más variadas.
Como peces en el agua es una historia de amor entre Anna y José, dos personas maduras que se han conocido a través de las redes sociales y han forjado una relación cada vez más íntima. Pero su relación se enfrenta a varios obstáculos. El primero es la distancia, ya que él vive en Gran Canaria y ella en Barcelona. Otros son más complejos, puesto que Anna está casada y es madre de dos hijos, aunque hace años que no es feliz en su matrimonio. Juan, por su parte, arrastra una pesada mochila de su pasado que ha condicionado su vida en los últimos años. Pero han tenido la suerte de encontrarse.
Como peces en la red es una historia atípica porque sus personajes principales son dos personas que ha pasado los cincuenta, un segmento de edad que no acostumbra a tener cabida como protagonistas, ni en el cómic ni en otros medios de expresión. Algo más habituales se están volviendo las historias que relatan relaciones de pareja a distancia con las redes sociales como método de comunicación. Sin embargo, no es únicamente una historia ‘romántica’ ya que trata muchos más temas, ya que como en la vida real sus dos protagonistas están atrapados por un pasado del que no es fácil escapar y que condiciona su presente y su futuro, pero ambos luchan por poner su propia felicidad en primer lugar en sus listas de prioridades. Gracias a diferentes flashbacks vamos conociendo ese pasado y las circunstancias vitales de ambos personajes.
La relación entre ambos se convierte en un refugio que les escuda de lo que va mal en su vida y les permite tener alguien que les apoye y con quien se puedan expresar con libertad, mientras se van conociendo. Algo que hace que se enamoren sin importar las distancias, sin los excesos que se cometen en la juventud, pero con la misma intensidad, pasión y dolor. La relación rebosa realismo y está contada con gran ternura, pero sin caer en el melodrama, gracias al gran trabajo en los diálogos y en la construcción de personajes que realiza Juan Álvarez. Todo lo que nos cuenta no resulta familiar, ya que, en mayor o menor medida, todos conócenos casos similares, por eso, resulta muy sencillo con la historia.
Anna es una mujer desencantada con un matrimonio roto por los abusos y el maltrato al que la somete su marido, sin embargo, la relación con José le devuelve la ilusión y una sensación de libertad, aunque vemos como es una falsa libertad ya que se ve atenazada por las responsabilidades hacia su familia. Su vida nos sirve para hacer una radiografía de las luchas que han tenido que afrontar las mujeres en nuestro país durante las última cinco décadas. Durante su infancia y adolescencia tuvo que lidiar con un padre maltratador y una sociedad machista en la que las mujeres debían ser amas de casa, y cuando llego a la edad adulta la vemos luchando para que el aborto fuera un derecho en los primeros días de la democracia. Esa militancia y compromiso político que le hace crecer como persona y termina por forja un carácter luchador, aunque no le resulta fácil huir de la educación recibida. En definitiva, Anna es una mujer que durante toda su vida ha tenido que luchar frente a una sociedad machista por cada gramo de libertad que ha conseguido. Un personaje tremendamente complejo en contraposición con su marido, un ser primario, egoísta, inútil, machista y mezquino, que refleja lo peor de los hombres y que es el fiel reflejo de la clase de educación y el modelo de hombre que nos legó la dictadura.
Por el contrario, Juan es un hombre amable y sensible, al que una desgracia que sufrió en el pasado le ha dejado paralizado, su vida está en pausa y no tiene las fuerzas para reiniciarla, puesto que prefiere seguir recreándose en su desgracia. Hasta que conoce a Anna y su relación le obliga a encarar el futuro y tratar de dejar atrás el pasado.
El estilo gráfico es el que ya hemos visto en sus anteriores trabajos, lleno de líneas limpias y claras. Con unos personajes construidos con unas pocas líneas, lo mismo que los escenarios. Sin embargo, pese a toda esa aparente sencillez consigue dotar a los personajes de emociones y que como lectores las hagamos nuestras. Una claridad que es extensible a la narrativa, ya que, como los autores de la vieja escuela, su dibujo está a expensas de la legibilidad de la obra. No hay estructuras narrativas complejas, pero si vemos un gran uso de los distintos planos. Algo que junto al buen uso de los flashbacks dota a la obra de un gran ritmo narrativo. Resulta raro ver el trabajo de Juan Álvarez sin color tras tantos años, pero el uso de los grises potencia la historia, ya que los protagonistas llevan unas vidas también grises.
Juan Álvarez en un historietista nacido en Mazarrón (Murcia) en 1960. A finales de la década de los setenta comienza a trabajar tanto en animación como en ilustración. Posteriormente publica cómics en algunas revistas de la época como TBO, Zona 84, Totem, Puta Mili, Penthouse Comix o Amaníaco, pero es sobre todo conocido por sus colaboraciones con El Jueves. Allí desde 1990 ha publicado las series M.M. el loco del claustro, Los Mendrugos, Lucía, gabinete de sexología y Hera y sus cosas de bombera. En casi todos ellas ha contado con el color de Jorge Gómez, su socio habitual desde hacer treintaicinco años. Además, también se dedica a dar cursos de cómic e ilustración y ser uno de los impulsores de muchas de las actividades relacionadas con el cómic en Murcia.
Como peces en la red es una historia intimista que tras su lectura nos deja un sabor tan amargo como dulce, lo mismo que nos ofrece la vida ya que Juan Álvarez nos demuestra que es capaz de manejar un relato que tiene un equilibrio perfecto entre delicadeza, cruda realidad y un punto de humor. Un trabajo estupendo que corre el riesgo de no tener toda la atención que se merece por salir durante los días previos al estado de alarma.
Guión - 8.5
Dibujo - 7
Interés - 8.5
8
Realidad
Un historia sobre un amor maduro llena de realidad y agridulce como la vida.
Buah me flipaba el estilo de Álvarez en Los mendrugos y Lucía de El jueves. Me ha llamado muchísimo la atención esta obra.
Justo hoy me he pillado, también de Nuevo Nueve, ‘Epílogo’, de otro ilustre de El jueves como es Pablo Velarde. Me gusta esta editorial.
Dos obras magnificas.
Yo estoy esperando con muchas ganas lo nuevo de Berrio que estaba previsto que saliera en el primer semestre del año, pero… Esperemos verlo pronto.
Un autor que siempre me ha encantado; muchas ganas de leerlo.