En la primavera de 1972 apareció esta aventura que suponía el primer y único cruce entre
¿Quién es Elric?
Del origen de Conan ya ha hablado mis compañeros largo y tenido en las publicaciones de este ZNDay dedicado al bárbaro. Así que vamos a centrarnos en los orígenes del emperador albino. Su primera aparición se produjo en el relato La ciudad de los sueños en el año 1961 en las páginas de la revista Science Fantasy. Con él Michael Moorcock nos presentó a la primera y más famosa encarnación del Campeón Eterno un concepto que desarrollaría en novelas y relatos posteriores. El Campeón Eterno son una serie de personajes, que son las distintas caras de un héroe arquetípico condenado a no encontrar nunca la paz, que viven en distintos planos del Multiverso encargados de mantener el equilibro entre el Orden y el Caos. El concepto de campeón eterno y todos los personajes que lo componen (Jerry Cornelius, Dorian Hawkmoon, Corum Jhaelen Irsei, Eric Beck o Ereköse) influyeron decisivamente en la hornada de autores ingleses que emigraron a Estados Unidos para revolucionar el cómic en los ochenta y noventa. De la misma manera que lo hizo la revista New Worlds de la que fue editor entre 1963 y 1971 en los que se produjo la explosión de la New Wave de la ciencia-ficción que amplio los temas que trataba el género. Entre los autores más destacado de ese movimiento, además del propio Moorcock, hay que citar a los ingleses Brian W. Aldiss, J. G. Ballard, John Brunner y los estadounidenses Robert Silverberg, Thomas M. Disch o Harlan Ellison. Los Moore, Gaiman, Milligan, Morrison, Talbot, etcétera., ni surgieron por generación espontánea de un páramo cultural, ni inventaron el cómic adulto en Estado Unidos, como muchos parecen creer.
Elric es un brujo-guerrero albino, era el legítimo propietario del trono del imperio de Melniboné, hasta que su primo Yyrkoon se apropió del trono y de su amada Cymoril. Los melnibonéanos son una raza perversa y decadente que durante años ha gobernado todo el mundo conocido gracias a su dominio de la magia negra y los dragones. Sin embargo, su poder hace tiempo que ha declinado. Elric es un antihéroe, de salud frágil y tendente a la melancolía y al pesimismo, su vitalidad depende de su magia y de su espada vampírica Tormentosa, que absorbe las almas y las fuerzas de sus víctimas para dárselas a su portador. Es el títere de Arioch, uno de los dioses de Caos, en su lucha contra los del Orden.
El ciclo de Elric compuesto por relatos cortos y novelas se agrupa en 8 volúmenes, pero hay que tener en cuenta que no están escritos de manera cronológica ya que la primera novela aparecida es el final de la saga.
– Elric de Melniboné, (Elric of Melniboné, 1972).
– La Fortaleza de la Perla, (The Fortress of the Pearl, 1989).
– Marinero de los Mares del Destino, (The Sailor on the Seas of Fate, 1976).
– El misterio del Lobo blanco, (The Weird of the White wolf, 1977).
– La torre evanescente, (The Vanishing Tower, 1970).
– La venganza de la rosa, (The Revenge of the Rose, 1991).
– La maldición de la Espada Negra, (The Bane of the Black Sword, 1977).
– Portadora de tormentas, (Stormbringer, 1965).
Una década después de la aparición de su primer relato dio el salto al cómic de la mano del dibujante francés Philipe Druillet y el guionista Michel Demuth en la revista Spirits. Posteriormente daría el salto a los Estados Unidos en los números objeto de este artículo. Sus siguientes apariciones en cómic son las adaptaciones que Roy Thomas realizó de las novelas y relatos del personaje aparecidas en Epic el sello de Marvel, Pacific o First comics. El primer dibujante y el encargado de apartar las obras claves de la biografía del personaje (Elric de Melniboné, La ciudad de los sueños y Stormbringer) fue P. Craig Russell. Su interpretación del personaje es la más icónica gracias a lo estilizado, frágil y terrible que resulta. Posteriormente han aparecido más versiones de autores tan reconocidos como Walter Simonson, que se encargó de la juventud del personaje, pero la más destacada es la adaptación de la primera novela realizada para el mercado francés obra de Julien Blondel, Didier Poli, Jean Bastide y Robin Recht, que según su creador es la mejor.
La influencia de Elric se puede ver en personajes de otras sagas de fantasía muy populares como los Targaryen de La canción de hielo y fuego, Drizzt Do’Urden de Reinos Olvidados o Geralt de Rivia.
Diferencias entre Conan y Elric
Aunque Michael Moorcock concibió a Elric como la antítesis de Conan, ambos comparten la lejanía con el arquetipo de héroe caballeresco ya que, en el mejor de los casos se les podrían consideran antihéroes. Son muchas más la cosas que les diferencian. La más obvia es su constitución física, mientras el cimmerio es un tipo fuerte, saludable y atractivo; el melnibonéano es débil, enfermizo y con el aspecto de un cadáver. Pero también se diferencian en su carácter y ambiciones. Conan es un don nadie que lleva a ser rey, alguien que se forja su destino y con un código de honor más que cuestionable, y además odia la magia. Es una representación del ideal del hombre común estadounidense de principios de siglo XX, un modelo de masculinidad bastante machista, caduco y tóxico. Pero, pese a todo, se le puede llegar a ver como un héroe. Elric, por el contrario, es un emperador que pierde su Imperio por sus indecisiones, depende de su espada para sobrevivir y es una herramienta de la guerra entre los Dioses de Orden y el Caos, además es un hechicero que se sirve de la magia negra. Pese a sus intenciones, sus actos siempre acaban provocando la desdicha a quienes están a su lado, lo que le acaba acercando más a ser un villano que un héroe.
Dos personajes muy diferentes que permiten contar historias muy variadas, pero la dualidad de Elric permite más posibilidades, además no está tan sobreexplotado como Conan. Por desgracia, su historia conjunta no acaba de explotar el potencial que tenían los dos personajes.
Reseña
El argumento de las dos grapas (¡Una espada llamada Stormbringer! y La Emperatriz Verde de Melniboné) que componen esta saga es obra del creador de personaje y de su amigo James Cawthorn con Roy Thomas encargándose de convertirlo en un guion. La historia en sí, no es gran cosa, ya que ambos se deben enfrentar a un hechicero (Kulan-Gath, villano recurrente de Conan que protagonizó una de las mejores historias de la etapa en la Patrulla-X de Claremont y Romita Jr.), un cliché entre las historias de Conan y del género, pero el argumento introduce varios matices a la historia como el papel de Zephra y algunas de las mejores ideas que tenía la mitología del melnibonéano. Haciendo que todo sea parte de la lucha entre los dioses del Orden y Caos con los dos aventureros como involuntarios peones, aunque sin la profundidad que veíamos en los relatos de Moorcock. Antes de unir sus fuerzas para luchar contra Kulan-Gath, se produce el inevitable enfrentamiento entre Conan y Elric, otro cliché del medio. El resultado final es una historia entretenida, pero que no pasaría a los anales del medio, de no ser por sus protagonistas.
Los mayores problemas los presenta el guion de Thomas que tiene algunas de peores las características del estilo marcado en Marvel por Stan Lee. Así que nos encontramos con cuadros de texto que nos describen lo que podemos ver en el dibujo de Smith, repletos de un lenguaje rimbombante y el machismo que caracteriza al personaje, aunque en esta aventura no es tan marcado como en otras en las que es grotesco. Ese machismo es uno de los grandes debes de las historias que Marvel produjo del personaje. Aunque ya lo encontrábamos en los relatos de Howard, pero hay que recordar que cuando Marvel comenzó a adaptar al personaje estábamos en los años setenta, en plena segunda ola del feminismo. Así que es algo de lo que hubieran podido prescindir si hubieran tenido la voluntad de hacerlo. Algo que choca con la propaganda oficial de la editorial, que convenientemente nos recuerdan en los artículos que aparecen en sus obras, que siempre ha vendido la idea de ser una adelantada a su tiempo en temas sociales. Parece que eso no se aplicaba a los habitantes de la Era Hyborea. Lo que sí que consigue reflejar bastante bien son las diferencias entre ambos, aunque podría haberles sacado mucho más partido.
La parte más destacada de estos dos números es el trabajo de Windsor-Smith que en estos números casi había abandonado por completo la enorme influencia que Jack Kirby había ejercido en su estilo. El clasicismo que luego veremos en sus trabajos posteriores asoma en está páginas, pero sin brillar en toda su extensión. Hace un gran trabajo muy notable, en particular, en las páginas en las que se cuenta la historia de Elric, pero también clava todos los elementos del mundo de Conan y sus habitantes. Y nos regala algunas páginas llenar de acción trepidante y luchas muy bien coreografiadas. Donde no estuvo tan brillante es el diseño que hizo del personaje, al que puso un gorro verde ridículo, aunque no es culpa suya puesto que lo había visto en la portada americana de una de sus novelas. Pero tampoco acertó en el resto del vestuario y algunas características físicas del emperador albino ya que es igual de corpulento que su Conan, que era más estilizada que el de John Buscema, que es la que terminaría por convertirse en icónica.
En España podemos leer la historia en los números 75 y 76 de la primera edición de Forum, los 14 y 15 de la segunda y en el primer de Planeta y en el primer Marvel Omnibus dedicado al personaje recientemente editado por Panini. Y en varios tomos y especiales más.
Una historia muy hija de su época con la que el tiempo no ha sido muy generosa, pero que sirve para acercarse a uno de los mejores personajes que ha dado el género y deleitarse con el precioso arte de Windsor-Smith. Pero que deja con la sensación de oportunidad perdida por lo que podría haber dado de si el choque entre dos personajes tan dispares.