El Capitán Maravillas
«Me convertí en el Capitán para ayudar a gente en apuros, no a vosotros»
Si, esta reseña era un must y sentimos el retraso. Como diría mi tendero habitual cuando me pilló tanteando el tomo; “si es del Capitán Marvel, hay que pillárselo”. Porque hablamos de un personaje con un club de fans fieles, pero curiosamente eclético para el pedazo de historia editorial e importancia en el medio que tiene. Hace poco, precisamente, le dimos un repasaco a lo publicado desde que pertenece a DC. De hecho, os reseñamos el primer número de este volumen 5 cuando salió en USA, pero por fin toca hablar del tomo que ha publicado ECC con casi la primera decena de números.
Los autores no son otros que los responsables de la deliciosa World Finest, también publicada por ECC de aquella manera. Y ya que estamos con decisiones editoriales discutibles, no se entiende porque esta serie, también enmarcada dentro de la iniciativa Dawn of DC, se ha publicado de manera distinta al resto, viniendo el tomo reseñado en una respetable tapa dura y dentro de la línea Novelas Gráficas DC. Pero me pierdo, quería presentar a los magníficos responsables, Mark Waid y Dan Mora.
Waid hace ya tiempo que volvió a la editorial que podría considerarse su casa (casualmente cuando cambió de Directora Editorial, las comparaciones son odidiosas), dedicándose a insuflarle un back (to inocent) basics. Bajo su mando, los personajes de este universo no tienen claroscuros, se enfrentan a los enemigos más fantasiosos, que son rescatados del baúl de los recuerdos, y sus aventuras son trepidantes.
Para colmo se acompaña de un dibujante nacido para este espectáculo. Mora sabe dibujar mezclando aparente simpleza y sensacionalidad, con un trazo entre lo clásico y la modernidad más absoluta. Para este Shazam!, además, parece darlo todo, al menos en los primeros números, pese a sus recientes y multiplicados encargos editoriales. Aunque terminaremos notando su desgaste, todo sea dicho.
Pero por ahora empezamos de lujo. Una introducción algo convencional pero no por ello falta de calidad en la que se nos presenta al personaje, se intuyen tramas futuras y se deja con un cliffhanger interesante para el Capitán. Cualquiera que desconozca al mismo no tendrá problema en engancharse, de hecho, y aquí comienza el sudor frío, parece destinado a un lector… poco exigente. Obviamente eso no tiene que ser un problema, en realidad me parece perfecto que se dedique a captar nuevos lectores entre el público más joven, mientras sepa combinarlo con los exigentes paladares del típico y talludito público actual, pero creo que no es el caso.
La trama tiene una buena idea detrás, la vuelta de los dioses que dan nombre al grito de nuestro héroe, que reclaman su ración de fama. La excusa sirve a la pareja creativa para darnos un paseo por el UDC más loco y carismático. Tenemos al Psicopirata, un paseo por Ciudad Gorila, la Luna, donde también encontramos personajes olvidados, y otros invitados como la propia hermana del protagonista.
También hay por ahí otra trama algo más simplona mezclada con unos tiranosaurios espaciales que no termina de cuajar. De hecho, se entrelazan algo en un final disparatado en el que brilla la simpatía por encima de la coherencia. Como ya sospechaba en el WTF; “A ver, Waid, una cosa es “mezclar sabiamente la inocencia de la Edad de plata con el ritmo de los cómics más actuales” (no está mal, me la guardo para la crítica seria) y otra hacer un cómic para los enanos de la casa, eso se avisa.” Y si alguna vez habéis visto a alguien autocitarse metacitándose, bajadme del ego.
Tonterías aparte, es cierto que, después de tanto empeño que ha tenido DC en separar por edades sus cómics, algo que se ha criticado o alabado a partes iguales, no se ve el sentido de incluir una serie tan claramente destinada a un público infantil en el Amanecer de DC.
Terminada la primera aventura, para la segunda nos deja Mora (ahí iba yo con el desgaste) en favor de Goran Sudžuka, un autor más que solvente pero que en comparación con el primero se le nota la falta de espectáculo. Algo que compensa con expresiones faciales y musculaturas más realistas y una narrativa más limpia. La trama vuelve a los dinosaurios, los personajes olvidados o de nuevo cuño pero con toque Edad de Plata (Shazam Bizarro) y la inocencia ¡Y eso que nos mete a Black Adam! Pero hasta el campeón oscuro se rinde a las bondades de la familia del Capitán.
Como remate una pequeña historia con nuevo cambio de artista, Emanuela Lupacchino. Más cartoon que los anteriores y algo más simple, tanto en detalle como en fondos, lo que supone un cierto bajón final, aunque sabe contar la historia que se le pide. Ésta nos trae de invitado al Creeper, una combinación cuanto menos insólita, y al final un guiño de uno de los personajes fetiches de Waid.
Como comentábamos, la edición es muy sólida y elegante, incluye una notable introducción de Fran San Rafael (hay que ir alabando la labor de este hombre, al que dejan una página como máximo y siempre se las arregla para hacer algo de mínima historia, puesta al día y para colmo la habitual promoción de otros títulos), las portadas originales en su sitio, junto con alguna alternativa de Chris Samee, y millones de portadas extras al final, aunque reducidas. Como otro punto a favor, nos ahorran el Kinght Terrors de turno, aunque estaba guionizado por el mismo Waid.
Pese al cariño que le tengo al Capitán y a los autores, yo lo recomendaría a los fans del personaje y a los más pequeños de la casa, que seguro lo disfrutarán más que un servidor.
Lo mejor
• Dan Mora.
• Escribir para otro tipo de públicos.
Lo peor
• Demasiado infantil
El glorioso Shitzam, el capitán Bufón.