De cómo Corto Maltés conoce a dos reinas de Babilonia
«Semira ¿Por qué sigues luchando, en un verano tan bonito?»
Con esta segunda entrega del Corto Maltés de Bastien Vivès al arte y Martin Quenehen al guion esperábamos un relato espléndido en el apartado gráfico y narrado de una forma espectacular, y así ha sido, lo que no preveíamos era que la historia ofrecida fuera tan trascendente, que los autores pusieran toda la carne en el asador y que hicieran evolucionar al personaje hacia unas cotas totalmente desconocidas.
La reina de Babilonia es una aventura trepidante de Corto Maltés en tierras mediterráneas y en el Próximo Oriente a principios del siglo XXI. Nuestro protagonista se encuentra en Venecia ejerciendo de pirata junto a un grupo de exsoldados bosnios y está ligado sentimentalmente con Semira, una hermosa superviviente del conflicto yugoslavo. Tras un golpe a los traficantes de armas y una terrible traición, el marino maltés se embarca en una odisea de venganza que lo llevará a Sarajevo, a Estambul y a Irak. Evidentemente, con un tesoro mitológico de por medio…
Los autores siguen en su búsqueda del tono adecuado para encarar esta saga moderna del personaje mítico creado por Hugo Pratt y en esta aventura lo consiguen plenamente, mucho más que en su meritorio primer intento.
En La reina de Babilonia logran plasmar una atmósfera de confusión permanente que se mantiene en toda la obra. Desde la fiesta nocturna en Venecia al campo de batalla de Irak, todo es turbio, peligroso, incompleto y caótico. No se sabe muy bien quien está con quien y si se puede confiar realmente en alguien. Corto está muy enamorado de Semira, pero un breve encuentro con Freya, su compañera en la aventura anterior, nos demuestra que su relación no está bien clausurada.
La trama vira bruscamente a la mitad de su extensión y lo que era un relato de venganza se transforma en algo completamente distinto, con el marino maltés involucrado tangencialmente en los preparativos de una inminente Guerra de Irak. Quizás el aspecto más anticlimático de la obra sea el tratamiento que recibe el motivo de la venganza de Corto, como se resuelve esta situación, pero no descartamos que los autores tengan algo reservado para futuras entregas de la serie. Por si acaso el famoso personaje de Pratt lo emplaza en sus sueños… con un juramento memorable. Y es que vuelven los diálogos majestuosos a la serie; las réplicas aceradas, punzantes, irónicas, divertidas y en ocasiones filosóficas o melancólicas. Todo un catálogo de frases hermosas que rezuman verdad en cada una de sus palabras.
En el apartado gráfico, La reina de Babilonia se mueve constantemente en la excelencia.
Parece ser que los editores han abandonado la idea de la doble edición y esta aventura de Corto Maltés solo se ha publicado en blanco y negro, bien. Bastien Vivès experimenta con los contrastes. En el primer tramo del álbum el artista francés nos ofrece un ambiente umbrío, nocturno, poblado de sombras profundas que solo se rompen en la breve secuencia de la Plaza San Marcos. En la segunda parte la luz es cegadora. El sol fulmina casi totalmente la oscuridad y los protagonistas se mueven en un océano de blanco casi nuclear que se desvanece únicamente en la escena de la mazmorra.
Los personajes son rotundos, están bien definidos y tienen personalidad. Destacan en este álbum las plasmaciones del protagonista, que emana mucho carácter y un gran carisma, la de los gitanos de Sarajevo y la sutil definición de las diferentes edades de Semira. Por su parte, la narrativa es diáfana. Las secuencias están resueltas de manera admirable (como la prodigiosa escena nocturna del robo en el barco), tanto las de acción como también las más reflexivas y dialogadas.
El esquema casi omnipresente en toda la obra es el de tres tiras por página con una o dos viñetas cada una. Solo en muy contadas ocasiones el artista francés se sirve de cuadros más grandes o que directamente ocupen toda la plancha.
Un aspecto que destaca en la obra es la manera en que Vivès aborda el ritmo narrativo; en las primeras situaciones es muy entrecortado, acelerado, es casi idéntico en la fiesta como en el asalto a la embarcación. Sin embargo, en la parte final el frenesí desaparece para dar paso a la contención, a una cadencia más reflexiva que acentúa el estado melancólico del protagonista que se siente incompleto en más de un aspecto.
La contextualización geográfica y los fondos paisajísticos son impresionistas, pero consiguen dotar al conjunto de un ambiente evocador, dan a la historia una atmósfera realista, rica en matices, pero no asfixiante y no entorpecen ni tampoco dificultan los movimientos de los personajes ni distraen al lector.
Bastien Vivès está cada día más cerca del maestrazgo de autores y artistas fundamentales en la historia del medio como Noel Sickles, el propio Hugo Pratt o el gran Jaime Hernandez. Este último es el único que puede disputarle en la actualidad – y ganarle en ocasiones – el trono de alumno aventajado de los anteriormente citados. Retirados David Mazzucchelli y José Muñoz, solo el creador de Maggie y Hopey sigue el ritmo del francés en su plasmación de la sencillez, de la estilización y de la verdad que emanan constantemente de sus dibujos. Los dos son los genuinos herederos de un legado universal que nació en las tiras diarias de Scorchy Smith y que se popularizó con la llegada de Terry Lee y Pat Ryan a tierras de China en busca de unos presuntos piratas.
La edición del tomo a cargo de Norma Editorial es hermosa. El álbum es en cartoné, tiene un tamaño adecuado, buen papel y está bien impreso. Contiene un texto final a cargo del corresponsal de guerra Jean Hatzfeld y una hermosa galería de ilustraciones a color del mismo Bastien Vivès. Su precio es bastante competitivo, teniendo en cuenta los tiempos inflacionistas que estamos viviendo y la enorme calidad de la obra.
La reina de Babilonia es una obra apasionante, honda y emotiva que Martin Quenehen ha tejido de una forma comprometida y brillante para que Bastien Vivès la vista con un arte veraz, exacto y hermoso. Está completamente impregnada del espíritu de Hugo Pratt, pero se atreve a explorar nuevos caminos con total insolencia, sin preocuparse del que dirán, cruzando cualquier frontera imaginaria que los aficionados más timoratos delinean constantemente. Las imposiciones de la editorial son más fáciles de sortear ya que la franquicia cuenta con otra colección contemporánea del personaje mucho más ortodoxa. Nosotros aguardamos la tercera entrega con impaciencia, esperemos que no tarde mucho y que los furibundos ataques que está sufriendo Bastien Vivès no hagan naufragar este proyecto tan especial y único.
Para saber más sobre las vicisitudes vividas por el artista de esta obra a continuación os ofrecemos un breve resumen de los hechos, con nuestro punto de vista incluido.
En nuestra/vuestra revista europea sobre el cómic europeo Más allá de la Galia hemos seguido con especial preocupación el desgraciado caso de cancelación pública que está sufriendo el autor Bastien Vivès. No sería de recibo pasar por alto esta situación en esta reseña y más si tenemos en cuenta que el propio Vivès ha declarado que este álbum ha sido el único que ha podido publicar en los dos últimos años.
Lo que está viviendo el autor francés en su país es una gran injusticia. A Vivès se lo acusa de apología de la pedopornografía, el estupro y de banalizar el sufrimiento de las víctimas de abusos infantiles, una denuncia pública emitida de manera bastante violenta por parte de algunas asociaciones y colectivos de defensa de las víctimas de abusos y violaciones. El motivo de estas acusaciones son algunos de sus trabajos que tratan temas sexuales con niños y adolescentes involucrados. Las dos obras más cuestionadas son Le petit Paul (2018) y La décharge mentale (2018), aunque también están en el punto de mira Los melones de la ira (2011) y Bourne Out (2022). Esta acusación ha ocasionado una furibunda campaña de acoso contra el autor en la redes sociales, ha obligado que la dirección del Festival de Angoulême cancele una exposición retrospectiva de su obra prevista para la edición del 2023 – alegando motivos de seguridad – y a sufrir el acoso de grupos de activistas en los lugares donde se producen exposiciones o presentaciones de sus obras.
Por su parte, Bastien Vivès (que está preparando un cómic sobre su caso) y su abogado apelan a la libertad de expresión, han señalado que las obras no están enfocadas desde el proselitismo sino desde la parodia, la crítica y el humor y que en los casos más explícitos los álbumes están incluidos en colecciones claramente señaladas como pornográficas, llegando a ser distribuidos en bolsas opacas. Además el autor ha emitido un comunicado público condenando cualquier forma de abuso real, pero distinguiéndolos de los ficticios, incluidos en una obra artística.
En Zona Negativa apoyamos al autor francés, no creemos que nunca haya querido promocionar ningún acto delictivo ni ningún abuso y creemos que el acoso que está sufriendo es improcedente y desproporcionado.
Una sociedad que perdona judicialmente a Dominique Strauss-Khan, que justifica públicamente a Gerard Depardieu y que en cambio persigue a Bastien Vivès por lo que lo persigue es una sociedad tan cobarde, hipócrita, cruel como injusta… No merece llamarse Francia, es algo diferente y mucho peor.
Salut!
Otras entradas sobre la serie Corto Maltés en Zona Negativa
Un interesante y extenso podcast sobre la serie Corto Maltés con Sergio Fernández Atienza, Diego García Rouco y Tristan Cardona junto a colaboraciones muy especiales
Reseña de CM 01. Océano negro de Quenehen y Vivès por Tristan Cardona
Reseña de CM. Bajo el sol de medianoche, de Díaz Canales y Pellejero por Alejandro Ugartondo
Reseña de CM. Equatoria, de Díaz Canales y Pellejero por Diego García Rouco
Reseña de CM. El día de Tarowean, de Díaz Canales y Pellejero por Tristan Cardona
Reseña de CM. Nocturno berlinés, de Díaz Canales y Pellejero por Tristan Cardona
Reseña de CM. Balada del mar salado, de Hugo Pratt por Tristan Cardona
Reseña de Corto Maltés en Siberia, de Hugo Pratt por Tristan Cardona
Lo mejor
• La asombrosa evolución del arte de Bastien Vivès.
• Cómo se traiciona y se respeta al mismo tiempo la serie original.
• La hermosa edición de Norma.
Lo peor
• Que esta serie corre peligro por presiones externas injustificadas.
Guion - 9.5
Interés - 10
Dibujo - 10
9.8
Insolente
Una revisión modélica, original y excelente de una saga clásica del cómic europeo, hecha con respeto, arrojo y talento
Cada nuevo album del Corto es motivo de alegría. Uno de los pocos casos donde el trabajo de aquellos autores que no participaron en su creación, realizan un trabajo respetuoso y moderno a la vez.