Corto Maltés. Océano negro, de Martin Quenehen y Bastien Vivès

Océano negro es una aventura ligera, sin pretensiones pero con mucho más peso específico que las tímidas versiones de este personaje que han realizado Canales y Pellejero. El descaro con que los autores han abordado este encargo beneficia a la obra y resulta mucho más fiel al espíritu aventurero del genio de Rímini.

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Edición original: Corto Maltese. Océan noir (Casterman. Septiembre, 2021)
Edición nacional/España: Corto Maltés. Océano negro. Norma Editorial. Septiembre, 2021
Guion: Martin Quenehen
Dibujo: Bastien Vivès
Color: Patrizia Zanotti (14 primeras páginas)
Traducción: Eva Reyes de Uña
Formato: Cartoné, 180 páginas. 25€

El joven Corto Maltés va persiguiendo fantasmas

«Cuando buscamos el tiempo suficiente algo que no existe, al final acaba por existir»

Corto Maltés. Océano negro de Martin Quenehen y Bastien Vivès es una obra valiente y esto se agradece, mucho. Los autores plantean una revisión del personaje y su entorno, trasladándolo al siglo XXI, con un protagonista casi adolescente, ubicado en un contexto histórico y social completamente alejado de la serie canónica.

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Corto es contratado por unos piratas para que les conduzca en su embarcación hasta un yate de lujo y poder así perpetrar un robo. Cuando el marino de Malta se da cuenta de que los asaltantes incumplen la condición de no usar la violencia, el protagonista decide rescata al principal objetivo del abordaje y huir con su barco. El personaje en cuestión resulta ser un anciano exilado japonés que al morir, en otro ataque perpetrado en Tokio, le entrega a Corto Maltés un libro donde están las claves para encontrar un fabuloso tesoro que perteneció a una antigua civilización inca de Perú. Esta peripecia obliga a nuestro protagonista a visitar lugares como Tokio, Lima, Córdoba o Panamá y a sufrir todo tipo de contratiempos que resuelve apelando a la osadía, a la fortuna o a la intervención de terceros en una suerte de carrera de obstáculos que recuerda poderosamente las incluidas en cualquier película con algo de enjundia de la serie de James Bond.

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Hay en Océano negro grandes momentos, como todo el episodio japonés, como la hermosa escena en la playa peruana donde Corto conoce a Gerson, alias caracol, y asistimos a un divertido juego con una gorra de protagonista, pero especialmente interesantes son las dos secuencias marítimas que comparte con Freya, sobre todo la segunda, dotada de un hermoso erotismo que dota a este pasaje de una atmósfera onírica y muy sensual.
Los guiños a la obra de Pratt son inevitables pero no resultan demasiado evidentes ni entorpecen la trama con lo que se convierten en un divertimento que puede disfrutarse mejor en una segunda lectura.
En el debe de Quenehen le podemos sumar una ligera dispersión argumental, el esquema narrativo de la obra parece funcionar por acumulación y no tanto por derivación. También rechinan algunas peripecias que se resuelven de una forma algo simplista; el recurso de aprovechar para escapar de una base norteamericana la confusión creada por los atentados del 11-S es una idea brillante pero en otras ocasiones tanta casualidad no cuela.

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El trabajo gráfico y narrativo de Bastien Vivès es insuperable. El artista parisino ahonda en los hallazgos conceptuales y estéticos que nos regaló en su primorosa obra titulada La blusa y los amplia con un registro más humano, con una mejor definición de los rostros, de las expresiones faciales y con un trazo más libre, de manchas gruesas y sueltas en los fondos. El dibujante divide sus páginas con un esquema de tres tiras con dos viñetas cada una. A menudo convierte una tira en un solo cuadro panorámico y en contadas ocasiones nos regala viñetas más grandes e incluso alguna splash page. Sus personajes se mueven con naturalidad, las escenas de acción son espectaculares, están bien coreografiadas y nos muestran un aspecto del trabajo de Vivès desconocido, que nos sorprende y que quizás echábamos en falta en su anterior trabajo titulado Catorce de julio.
En general, destacan sus espléndidas páginas mudas, sus paisajes naturales y sus decorados urbanos resueltos de manera minimalista pero exacta y el emocionante perfume carnal que le otorga a la escena en el yate, bañada por un sol absolutamente prattiano.

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Bastien Vivès demuestra, una vez más, que se ha convertido en uno de los artistas más importantes del momento. Su trabajo le ha convertido en una de las realidades más sólidas del cómic europeo y la valentía con la que ha abordado este encargo envenenado demuestra que es capaz de sortear cualquier obstáculo y convertirlo en un espectáculo gozoso. La unión de modernidad y clasicismo que emanan sus páginas lo convierten en un autor querido por diferentes facciones de aficionados y su constante evolución presagia un futuro aún más luminoso.
Si buscásemos un titular fácil podríamos titular esta reseña con la fórmula manida de: Vivès voló sobre el nido de Toth.

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Martin Quenehen nació en Francia en 1978 pero su infancia la pasó en Normandía.
Es licenciado en historia y ha trabajado durante siete años como profesor de geografía e historia en un instituto de las afueras de París. Ha sido reportero y productor para la radios públicas France Inter y France Culture y también redactor del Huffington Post. En 2011 publicó su primera novela titulada Jours tranquilles d’un prof de banlieue, editada por Grasset, donde explica de manera paródica sus experiencias como enseñante. Su primera incursión en la bande dessinée la firma en 2020 junto al artista Bastien Vivès, se titula Quatorze de juillet y está editada por Casterman. En castellano la ha traducido Diábolo Ediciones con el título de Catorce de julio. En 2021 ha publicado su visión del personaje Corto Maltés, credo por Hugo Pratt, en un álbum titulado Corto Maltés. Océano negro que también ha contado con el arte de Bastien Vivès. En España lo ha editado Norma este otoño.

Bastien Vivès (1984) nació en París. Cursó estudios de artes aplicadas en l’Institut Sainte-Geneviève y también en l’École supérieure d’arts graphiques Penninghen. Durante dos años, siguió las clases de cine de animación en la Escuela de la Imagen Gobelins.
Con su serie Lastman (2013-2019), ayudado por Yves Biguerel “Balak” y Michäel Sanlaville, se ha situado en una especie de mainstream galo que le jalea la ocurrencia de crear un manga afrancesado y lo premia con unas ventas bastante aceptables.
Sin embargo la reputación le viene por sus álbumes en solitario donde suele ser encuadrado en el grupo de artistas de la nueva novela gráfica franco-belga. Su estatus es similar al de gente como Frederik Peeters, Joann Sfar, Christophe Blain y otros aunque conviene recordar que Vivès pertenece a una generación posterior.

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A sus 36 años el autor francés puede acreditar una carrera muy densa poblada de obras muy notables. Se dio a conocer con su cuarto álbum titulado El gusto del cloro (2008) un experimento gráfico de muchos quilates donde empezaba a exhibir su dominio de los matices, de las impresiones leves, de una narrativa sensorial donde casi podemos oler las viñetas, sentirnos mojados por el agua de una piscina y oír el chapoteo de pies y manos.
Con Por el imperio I, II y III (2010-2011), junto a Merwan en el guion, Vivès se divierte con un péplum de autor donde presta toda su capacidad narrativa y evocadora en describir la trayectoria de un escuadrón de élite de las legiones romanas en pleno apogeo del Imperio Romano. Una epopeya desmitificadora que el dibujante desmenuza con un arte más pictórico que bélico.
Polina (2011) es la gran obra de la primera parte de su carrera. Conmovedora, dura, lúcida… nos muestra el largo camino de aprendizaje de una niña hasta ser una gran bailarina y su relación con un duro profesor de ballet clásico. Con un trazo grueso, sensual y libre compone unas páginas maravillosas y poéticas. Finalmente en 2015 publica el segundo álbum de la serie dedicada a tres ladronas titulado Olympia que junto a La gran Odalisca (2012) forman un díptico aventurero creado junto a Jérôme Mulot y Florent Ruppert.
Los álbumes titulados Una hermana (2017) y, especialmente, La blusa (2018) lo sitúan en lo más alto del panorama artístico y autoral de la historieta francófona, estatus que refrenda con Catorce de julio (2020) realizada a partir de un guion de Martin Quenehen. Junto a este mismo guionista ha emprendido la arriesgada misión de revisitar la figura del marino maltés creado por Hugo Pratt en un álbum titulado Corto Maltés. Océano negro (2021) que publica en Francia la editorial Casterman y que en español lo ha lanzado Norma Editorial.

La confección física y el diseño técnico del álbum a cargo de Norma Editorial es excelente. Han tomado como referencia la versión francesa llamada como édition de luxe que cuenta con tapa dura, un tamaño ligeramente superior a la versión en tapa blanda, un papel satinado de gran calidad, casi sin reflejos, además de una reproducción perfecta. Así mismo, incluye el coloreado especial de las catorce primeras páginas a cargo de Patrizia Zanotti que hace un trabajo muy meritorio aunque algunos prefiramos el resultado en blanco y negro de algunas páginas. Contiene una hermosa galeria gráfica con bocetos, ilustraciones y versiones de portadas pero no incluye ningún texto introductorio, de contexto o sendas biografías de los autores. El precio es bastante razonable.

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Corto Maltés. Océano negro es un hermoso relato imperfecto que respeta la monumental obra de Hugo Pratt, traicionándola con mucha elegancia. Es una aventura gráfica que nos recuerda que Bastien Vivès es uno de los mejores artistas con los que cuenta el medio en este momento y en todo el mundo. Y finalmente, es una incursión moderna y libre en el universo de una saga prodigiosa que en todo momento está a su altura, quizás no de sus mejores aventuras pero sí muy por encima de las peores. Seguramente por todo esto el gran Hugo Pratt está sonriendo allá donde se encuentre. No es para menos…

Salut!

Lo mejor

• La valentía de hacer algo diferente.
• El excepcional arte narrativo de Vivès ¡Homérico!
• Que a pesar de todo es Corto Maltés.

Lo peor

• La portada; mucho mejor la de la edición francesa en rústica.

Edición original: Corto Maltese. Océan noir (Casterman. Septiembre, 2021) Edición nacional/España: Corto Maltés. Océano negro. Norma Editorial. Septiembre, 2021 Guion: Martin Quenehen Dibujo: Bastien Vivès Color: Patrizia Zanotti (14 primeras páginas) Traducción: Eva Reyes de Uña Formato: Cartoné, 180 páginas. 25€ El joven Corto Maltés va persiguiendo fantasmas "Cuando buscamos…
Guion - 8.5
Dibujo - 10
Interés - 9.5

9.3

Osado

Un excelente ejercicio de estilo valiente y ameno, que cuenta con el arte preciso y precioso de Bastien Vivès

Vosotros puntuáis: 8.56 ( 34 votos)
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Raku
Raku
Lector
24 octubre, 2021 22:18

No leí nada de Corto Maltés, pero como fan de Bastien Vivès estoy muy tentado de echarle el guante a este. Y que el guión sea de su compañero en Catorce de julio lo veo algo positivo, que lo último que le leí a Vivès en solitario (La blusa) me dejó que desear…
En lo que sí estamos de acuerdo es en lo de la portada. La que nos trae Norma es anodina a más no poder.