Veranos en la fábrica
”Quince días más tarde me llaman de la fábrica; estoy contratado»
A lo largo de su carrera,
Delisle tiene una increíble capacidad para hacer de cualquier historia algo entretenido y que despierte el interés de cualquiera que se acerque a su lectura, da igual que sea un tema, a priori, tan poco interesante como el que aborda en esta obra. Algo que borda en esta ocasión consiguiendo que nos interesemos por el funcionamiento interno de una fábrica de papel, en la que no le sucedió nada excepcional mientras trabajó allí – ni hubo accidentes ni ninguna lucha sindical, ni nada particularmente digno de mención- simplemente nos cuenta el trabajo diario en sus tres veranos trabajando y las relaciones que estableció con sus compañeros de trabajo.
El joven Delisle comparte protagonismo con la imponente fabrica y su maquinaria, que están omnipresentes en el relato. Además de explicarnos sus primeras experiencias laborales también nos muestra la historia y el funcionamiento de la fábrica y de cada una de las máquinas en las que trabajó, de manera técnica, pero muy clara y didáctica, además de explicar los riesgos laborales que representan y cómo es una jornada de trabajo, todo ello sin lastrar el ritmo de la obra. También nos explica las relaciones que establece con sus distintos y peculiares compañeros de trabajo, plagadas de divertidas anécdotas en las que se ve el choque cultural que se produce entre ellos, ya que pertenecen a mundos distintos y con interesen totalmente contrapuestos. Pero, a pesar de relatar alguna anécdota bastante soez, en ningún momento cae en la tentación de juzgarlos o ridiculizarlo, ya que se ve que les tiene bastante cariño, pese a todo.
Además de las explicaciones técnicas y las anécdotas con sus compañeros, también vemos al Delisle más personal ya que quizás estamos ante su obra más íntima y sincera. Nos cuenta su relación con su padre que era casi inexistente tras el divorcio, a pesar de vivir en la misma ciudad, y como las pocas veces que se veían no eran capaces de conectar, una situación que refleja muy bien cuando interactúan. Algo por lo que se nota que se siente culpable, pero el joven que era en esos años no sabía cómo gestionarlo. También hay espacio para que nos muestre como descubrió en la biblioteca local a autores de cómic europeo como Pratt o José Muñoz que le sirvieron de inspiración en su carrera.
Como en todas sus obras biográficas, en Crónicas de juventud está muy presente el humor, en particular, la capacidad del canadiense para reírse de sí mismo, algo que unido a que su visión de su pasado está totalmente desprovista de nostalgia tiene como resultado una obra con menos aire de tristeza y amargura, salvo cuando habla de su relación con su padre, de lo que suele ser habitual en este tipo de trabajos.
En el apartado gráfico vemos el estilo que todos los lectores de Delisle ya conocemos, la principal variación es la introducción del color naranja que complementa el bitono con grises habitual en sus trabajos. Un color que usa sobre todo para reflejar tres elementos; el calor que pasa en la fábrica, la luz del amanecer que marca el fin de su jornada laboral puesto que trabaja normalmente de noche y el pestilente humo que sale por las chimeneas de la fábrica y que es una constante que siempre está presente.
Astiberri hace una muy buena edición, muy similar en diseño y formato a las del resto de obras autobiográficas de Delisle.
Guy Delisle nos propone un viaje en el tiempo para mostrarnos sus primeras experiencias laborales y el funcionamiento interno de una fábrica de papel. Como siempre lo hace de manera divertida y didáctica, revelándonos detalles íntimos de juventud como su distante relación con su padre y el comienzo de su pasión por el cómic europeo. Aunque en esta ocasión el resultado global no brilla a la altura de sus anteriores trabajos autobiográficos, Crónicas de juventud sigue siendo una gran lectura como todos los trabajos del canadiense.
Lo mejor
• Delisle sabe ser técnico y didáctico sin ser aburrido
• Mira al pasado, pero sin nostalgia
• La grandiosidad con la que representa la fábrica.
Lo peor
• No está al nivel de sus otras obras autobiográficas.
Guión - 7.5
Dibujo - 7.5
Interés - 7.5
7.5
Primeros trabajos.
Guy Delisle firma una historia muy entretenida en la que nos cuenta con mucha gracia sus primeras experiencias laborales y nos nuestra algunos retazos de su complicada relación con su padre.