¿Cuál es el mejor evento Marvel de su historia?

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Vamos a hacer un ejercicio de aguantar la respiración, a ver si somos capaces de aguantar hasta el final de la lectura de tooodos los crossovers que ha publicado Marvel Comics en su historia. En estricto orden cronológico… Contest of Champions, Secret Wars (y Secret Wars II), La Masacre Mutante, La Caida de los Mutantes, The Evolutionary War, Inferno, Atlantis Ataca, Actos de Venganza, Proyecto Exterminio, El Guantelete del Infinito, Operación: Tormenta Galáctica, La Guerra del Infinito (y la Cruzada), Matanza Máxima, Atracciones Fatales, Lazos de Sangre, la Saga del Clon, La Era de Apocalipsis, Onslaught (ida y vuelta), Operación: Tolerancia Cero, Maximum Security, Los Doce, Vengadores: Desunios, Secret War, Dinastia de M, Aniquilación, Civil War, World War Hulk, Aniquilación: Conquista, Complejo de Mesías, Invasión Secreta, Guerra de Reyes, Messiah War, Utopia, Necrosha, La Caida de los Hulks, Asedio, Adveninimiento, Imperativo Thanos, World War Hulks, ese truño que fue Tierra de Sombras, la Guerra del Caos, Miedo Encarnado, Avengers vs. X-Men, Era de Ultrón, Infinity, Batalla por el Átomo, Pecado Original, AXIS, Spider-Verso y, por supuesto, Secret Wars. Además de los cinco programados para este año, claro… Como podéis ver, una larga lista de crossovers (si, hemos mirado la Wikipedia, pero más por pereza que desconocimiento, que conste).

Esta semana se pone a la venta la última entrega de Secret Wars en nuestro país, por parte de Panini Comics. Y muchos de los lectores que la degusten por primera vez, incurrirán en los mismos debates que todos aquellos que acabaron de leer la macrosaga de Jonathan Hickman y Esad Ribic allá por el mes de Enero. Es decir, ¿Cuál es el mejor evento de la historia de la Casa de las Ideas? Desde la redacción, hemos seleccionado nuestras opciones, además de una encuesta donde poder debatirlo, dejando por el momento fuera de las opciones a elegir a las Secret Wars recién acabadas. Pero antes de dejaros con la elección de cada uno de nosotros, una puntualización: esta vez entendemos por «evento» toda aquella gran saga Marvel en su propia serie central o crossovers entre varias series, sin entrar en la categoría las grandes sagas dentro de series regulares (por ejemplo, la Guerra Kree-Skrull o la Saga de Fenix Oscura). Sin más dilación, os dejamos con nuestras propuestas.

Las Secret Wars originales, según Arturo Porras

Evento o crossover. Dos palabras que suelen provocar sentimientos encontrados en el aficionado. Una práctica habitual que suele interrumpir el discurrir normal de la editorial para plantear un panorama en el que, tras la conclusión del mismo, nada será igual. No estamos aquí para discutir el concepto, ni siquiera para poner en cuestión su valía, pues, queramos o no, son parte de nuestras lecturas cuando hablamos del género superheroico. Marvel Comics, después de un inicio de siglo comedido en este tema, lleva ya una larga temporada haciendo de los mismos el eje central de su producción. En realidad nos proponemos dilucidar cuál ha sido el más efectivo de ellos, quizá el que mayor calidad ha aportado a sus tramas, o porque no, aquel ha terminado dando aquello que prometía. Y cuando uno hace memoria cuesta no fijarse en el molde maestro del concepto de evento actual, las Secret Wars originales, las que discurrieron entre el año 1984 y 1985. Alguno dirá que este es un dato incorrecto. Bien, antes de ellas habían crossovers entre colecciones, especiales donde actuaban varios héroes unidos contra el peligro común (nos podríamos remontar hasta la era Timely para contemplar ese tipo de proceder); es el resultado de convivir en un universo cohesionado y común. Alguno no tardará en sacar a relucir el nombre de Contest Of Champions, un invento surgido un par de años antes donde los personajes Marvel competían de una forma deportiva entre sí. Todo acertado, pero ninguna de esas ocasiones se puede comparar con el impacto que supuso las Guerras Secretas de Jim Shooter y Michael Zeck (ayudado circunstancialmente por Bob Layton). Tantos años transcurridos de aquel evento y su impronta se puede rastrear todavía en la actualidad. Veamos el porqué.

A estas alturas, todos sabemos que aquello fue montado por un acuerdo entre la Casa de las Ideas y la juguetera Mattel. Hablando en plata, tenía el objetivo de vender una nueva línea de muñecos articulados. El caso es que los lectores de aquellos días éramos ajenos a tales intenciones. Solo quedábamos deslumbrados ante el hecho de ver en un único tebeo tal cantidad de héroes y villanos, luchando a brazo partido por obtener el beneficio del enigmático Todopoderoso (Beyonder, en versión original). El encargado de que ese edificio con tan extraños mimbres funcionara fue el editor jefe, y también guionista vocacional, Jim Shooter. Acostumbrado a las labores literarias, ya que fue cocinero antes que fraile, Shooter tenía un panel en blanco sobre la mesa pues el único requisito obligado por Mattel fue la elección de los protagonistas y la necesaria duración de doce números, una maxi serie a efectos prácticos. Big Jim comenzó siguiendo el planteamiento base simplista, es decir, el “héroes contra villanos” de manual. Pero poco a poco el guionista fue introduciendo giros, cambios de status, triángulos amorosos, traiciones y extrañas adhesiones para terminar de construir un relato sobre el poder y su influencia. Todo el empeño de Shooter queda centrado en la figura de un Doctor Muerte magistral en busca de aquello que lleva anhelando desde sus primeras legendarias apariciones en los 4 Fantásticos, añadiendo un fuerte componente de épica y un necesario conocimiento de cada uno de los personajes. Cierto es que no todas las caracterizaciones son perfectas, pero su correcto uso de los tonos grises cuando era necesario y la difícil papeleta de los héroes ante la situación creada, dejando al lector la decisión final sobre la conveniencia o no de sus actuaciones, son dos de los alicientes que lo convirtieron en un éxito editorial, traducido en un fenómeno de ventas apabullante. Tanto que se rápidamente se dio luz verde para una segunda parte…pero eso es ya otra historia.

SW original

El vendaval Secret Wars fue capaz de traspasar fronteras para convertirse también en nuestro país en una fiebre que atacó a toda una generación de lectores. En unos años donde Internet todavía era una quimera, descubrir esos cambios drásticos en los personajes, junto con la odisea que era hacerse con aquellos escasos ejemplares dispuestos en quioscos, hace que la tarea deje todavía un mejor de boca en aquellos que lo vivimos in situ. Todo ello hace que el aura de las Guerras Secretas se mantenga intacta pasado tanto tiempo. Podemos rastrear su influjo en forma de revival con las recién finalizadas Secret Wars de Jonathan Hickman. Y que no haya duda, volverán; pasado su tiempo, volveremos a saber de ellas. Palabra de Todopoderoso.

La caída de los mutantes, según Luis Javier Capote Pérez

¿Por qué he escogido La caída de los mutantes como principal evento marveliano? No es precisamente la historia por la que sienta más cariño y no fue el primer cruce entre las colecciones-X, pero creo que es el momento en el que la historia de la Patrulla-X en particular y de los mutantes en general debía de haber concluido.

Partamos de la premisa de que el negocio de los superhéroes, como buen circo, se basa en la premisa de que el espectáculo debe continuar. Mientras las ventas acompañen, las marcas generen dinero y el cuerpo aguante, tendremos colecciones de la escudería mutante. Esta máxima se puede hacer extensiva a lo largo y ancho del noveno arte, pues no son pocas las franquicias que viven en un bucle modelo «día de la marmota». Así en el cómic como en el cine, parece que estemos condenados a una situación de eterno retorno, pero antes que eso hubo un proceso más o menos largo, más o menos heterogéneo, en el que se fue conformando esa versión ¿ideal? ¿definitiva? ¿permanente? del personaje o, en este caso, el grupo. En el caso de la Patrulla-X, el responsable principal –que no único- de esos trabajos fue el guionista Chris Claremont.

La caída de los mutantes
Ilustración anunciadora del evento

A finales de los años ochenta del siglo pasado, la escudería-X estaba conformada por tres series regulares –Patrulla-X, Factor-X y Los Nuevos Mutantes-. El patriarca mutante ha perdido en su pulso con la editorial para mantener a Jean Grey difunta. El regreso de la pelirroja es la premisa para lanzar una colección protagonizada por el quinteto “xavieriano” original. Un poco sutil recordatorio de que los personajes pertenecen a la empresa y no al escritor que los sacó del anonimato y los ha aupado a la condición de buque insignia. Sin embargo, la situación se reconduce rápidamente por obra y gracia de la pésima calidad del producto: Claremont no tiene mucho interés en manejar al Hombre de Hielo o el Ángel, pero Scott y Jean suponen harina de otro costal. El engendro perpetrado por Bob Layton y Jackson Guice pasa a las eficaces manos de Louise y Walter Simonson. Además, la antigua editora y actual escritora ha relevado a don Chris en los guiones de la tercera serie mutante, dedicada a los novatos. El padre del éxito de la criatura aún controla la barca con mano firme, después de una década de éxitos y crecimiento constante.

La caída de los mutantes monopolizó las tres series-X durante tres meses, presentando tres historias que, sin relación entre sí, suponían un cambio definitivo en el estatus de cada equipo. En el caso de la Patrulla-X, su batalla contra el Adversario en Dallas les elevó a la condición de leyendas. En el caso de Factor-X, su enfrentamiento con Apocalipsis y sus jinetes y la salvación de Nueva York les elevó a la condición de celebridades. En el caso de los Nuevos Mutantes, la muerte de Doug Ramsey, Cifra, dio la puntilla a los esfuerzos de Magneto por preservar el legado de Xavier y supuso el fin de la infancia de los novatos. Cuando Lee y Kirby crearon a la Patrulla-X, habían definido a los mutantes que la componían como personas temidas y odiadas por la humanidad a la que habían jurado proteger. Con esta historia, la fugitiva alineación comandada por Tormenta daba su vida ante la audiencia televisiva para salvar la Tierra. Su sacrificio reforzaba la bizarra determinación de sus colegas facturados de hacer frente a En Sabah Nur y convertía a Cíclope y sus colegas en representantes de una “mutantidad” admirada, reverenciada y jaleada por el común de los mortales. Hubiera sido el momento ideal para que los Nuevos Mutantes dejaran de lado los uniformes colegiales y dieran el paso al frente para ser la nueva generación. Así es la vida, pero esto son solamente tebeos. La rediviva Patrulla-X actuó como un grupo de héroes míticos (y dio para unas cuantas aventuras interesantes); el bendecido Factor-X ocupó el puesto de protector y educador de la siguiente generación; los Nuevos Mutantes asistieron al proceso de retorno de Magneto al otro lado de la ley. El espectáculo debía continuar.

Inferno, según Miguel Ángel Crespo

Entre octubre de 1988 y agosto de 1989, la ciudad de Nueva York del Universo Marvel sufrió uno de los acontecimientos más extraños de su historia. Teniendo en cuenta que los neoyorquinos habían visto a los conquistadores atlantes tomando sus calles y habían asistido a la llegada de un devorador de mundos desde el espacio profundo, ya poca cosa podía sorprenderles. Sin embargo, ninguno de ellos estaba preparados para afrontar una invasión demoníaca.

Inferno fue un evento que comenzó en las páginas de las series mutantes y pronto afectó a todas las cabeceras cuyos personajes estaban afincados en la Gran Manzana, como Spiderman, Daredevil, los Cuatro Fantásticos y los Vengadores. Autores como Chris Claremont, Louise Simonson, Steve Englehart, Gerry Conway, Ann Nocenti, Walter Simonson, Marc Silvestri, Alan Davis, Jon Bogdanove y Todd McFarlane se encargaron de reflejar la resistencia de los héroes contra las hordas de demonios del Limbo mientras su ciudad se transformaba literalmente en un infierno en la Tierra.

El evento sirvió para solucionar dos grandes argumentos que llevaban mucho tiempo pendientes en la franquicia mutante. Por un lado, la progresiva transformación de Illyana Rasputin, Magik, en la Niña Oscura y, por otro, el origen de Madelyne Pryor y su misterioso parecido con Jean Grey, la Chica Maravillosa. S’ym y N’astirh, dos demonios del Limbo, unieron sus fuerzas para arrebatarle el control de su dimensión a Magik. De esta forma, la influencia del Limbo comenzó a afectar a la ciudad de Nueva York y a sus habitantes, transformándolos y dando lugar a escenas inusuales y con bastante humor negro: los ascensores devoraban a sus pasajeros, los coches de policía se convertían en monstruos, las bocas de incendios golpeaban a los pobres perros que intentaban orinar sobre ellas y el Empire State Building crecía hasta alturas kilométricas.

Mientras los Nuevos Mutantes luchaban contra S’ym y Magik sucumbía cada vez más a su lado demoníaco, N’astirh se encargó de corromper a Madelyne Pryor y convertirla en la Reina Duende, la gran villana del evento. En esta historia se descubrió que Madelyne no era una persona real, sino un clon de Jean Grey fabricado por Míster Siniestro. Durante los años en los que Jean Grey había sido dada por muerta, Scott Summers, Cíclope, había establecido una relación con Madelyne, llegando a tener un hijo con ella. Pero el regreso de Jean hizo que Cíclope se olvidase de su familia y, tras ser perseguida por los Merodeadores de Siniestro, Madelyne había sido acogida por la Patrulla X. Entonces, seducida por N’astirh y ya convertida en la Reina Duende, abandonó a sus benefactores, se enfrentó a Siniestro y se propuso sacrificar a su propio hijo (Nathan Christopher Summers, quien acabaría convirtiéndose en el hombre llamado Cable) para abrir un portal que uniese el Limbo y la Tierra.

La Patrulla X siguió a Madelyne hasta Nueva York, donde se vio sometida a la perniciosa influencia del Limbo y se enfrentó a Factor X, el grupo que había formado Cíclope junto a los hombres-X originales al descubrir que Jean Grey no había muerto. Esto supuso el primer encuentro entre ambos equipos y saltaron chispas entre ellos. Muchos recordarán el apasionado beso entre Lobezno y la Chica Maravillosa, a quien consideraba muerta.

Es curiosa la forma en la que Chris Claremont aprovechó la influencia demoníaca para desinhibir a sus personajes y sacar a relucir su sexualidad. Aunque el escote de la Reina Duende fue sin duda lo que más trascendió, Inferno no sólo mostró una imagen sexualizada de las mujeres mutantes, sino también de los hombres. La desnudez de la Reina Duende tuvo su contrapartida en la de Kaos, a quien nombró su Rey Duende. Es más, la Patrulla X se pasó gran parte del evento vistiendo harapos que apenas cubrían sus cuerpos y algunos de sus miembros, como Dazzler y Longshot, se dejaron llevar tanto por los hechizos del Limbo que hasta se olvidaron de combatir y se centraron en pegarse el lote mientras sus compañeros luchaban. Si esto se hubiese publicado hoy día es posible que hubiese provocado más de una polémica.

X-Men-Inferno

Pero mientras los mutantes de Claremont estaban sumidos en sus propias tramas, los demonios del Limbo se pasearon por muchas otras series. Por ejemplo, en las colecciones de Spiderman, el Duende (Jason Macendale Jr.) firmó un pacto con N’astirh que le convertiría en el Demoduende y J. Jonah Jameson se enfrentó a los demonios que asediaban su redacción. Por su parte, durante Inferno los Vengadores estrenaron una inusual alineación formada por Steve Rogers bajo la identidad del Capitán, Míster Fantástico, la Mujer Invisible, Thor y Gilgamesh el Olvidado.

Acabado el evento, con Illyana liberada de la influencia de la Niña Oscura, Madelyne muerta, Siniestro derrotado y los demonios exiliados de vuelta a su propia dimensión, la ciudad volvió a la normalidad y los neoyorquinos pudieron respirar aliviados… pero no por mucho tiempo, claro, pues la acción nunca se detiene en el Universo Marvel.

El Guantelete del Infinito, según Sergio Aguirre

Thanos, el titán loco, ha vuelto, y es más poderoso que nunca. Su amada, la encarnación de la muerte, buscando un campeón que se adaptase a sus necesidades, le ha resucitado, rescatándolo de su gélido reino y del petrificado final que sufrió hace años a manos de Adam Warlock. Pero el hijo pródigo de Mentor de Titán no se conforma con ser un lacayo de aquella que no corresponde a su amor, y tiene sus propios planes para ser tratado como un igual y ganar el oscuro corazón de la parca. Tras descubrir la auténtica naturaleza de las gemas del alma que utilizase en su anterior vida, y darse cuenta de que son objetos muchísimo más poderosos de lo que nadie jamás hubiese sospechado, ha conseguido recuperarlas y las ha insertado en un guantelete que porta en su mano izquierda, convirtiéndole en el ser más poderoso de toda la creación. Más incluso que en aquellos tiempos en que alcanzó la divinidad mediante el Cubo Cósmico. Cada capricho suyo se hace realidad, y la ofrenda de amor que con esta nueva omnipotencia ha otorgado a la Dama Muerte es escalofriante: ha borrado de la existencia a la mitad de las formas de vida del universo. El cosmos entero se sume en el caos ante esta situación, mientras los hasta ahora mayores poderes del mismo se reúnen para decidir su estrategia ante el usurpador. Y en La Tierra, los superhéroes que continúan vivos proceden a preparar un ataque desesperado contra Thanos y el pequeño pero poderoso séquito de sicofantes que ha reunido a su alrededor. Y para ello, un viejo enemigo del titán loco, también vuelto de las garras de la muerte, tiene un plan.

Infinity gauntlet

Jim Starlin volvió a Marvel a principios de los años noventa por la puerta grande, retomando creaciones que había concebido durante su etapa más gloriosa en la Casa de las ideas en la década de los setenta, para fraguar un conflicto cósmico de proporciones inimaginables que impactaba de lleno sobre todo este universo ficticio. Pero las virtudes del guion de Starlin no se limitaron a la épica espacial, y como ya había hecho en DC algo antes con un proyecto similar (Cosmic Odissey), demostró saber darle a casi cada personaje una precisa caracterización. La charla en el tejado entre Hulk y Lobezno, la impotencia que siente el Caballero Luna ante una situación que le viene patentemente grande, la tensión entre Iron Man y Victor Von Doom, el heroísmo y dignidad que el Capitán América muestra ante cualquier situación por desesperada que sea…todos estos aspectos resultan tan fascinantes como las intrigas de los seguidores de Thanos o como las batallas que destruyen galaxias enteras. O tanto como esos combates de superhéroes bien orquestados y desglosados en páginas y viñetas en las que realmente suceden cosas, sin caer en lo que suele ser habitual en estos casos. Porque a pesar de la enorme escala de las cosas, Starlin evita, como debe ser, reducir esas batallas a únicamente una sucesión de splash pages abarrotadas de personajes desde un plano general. A menudo en sagas de este tipo asistimos al abuso de ése recurso como mero trámite para mostrar lo que debiera ser una lucha que nos mantenga con el corazón en un puño. En un género que tiene precisamente ahí una de sus piedras angulares, éste es un mal lamentablemente muy extendido sobre todo hoy día, pero el libreto del creador de Dreadstar no cae en esa incomprensible desidia.

El Guantelete del Infinito no carece de sus propios defectos, claro. A veces los diálogos de Starlin pecan de ser un punto grandilocuentes y pedantes de más. Y si bien los primeros episodios tienen un artista a la altura de lo contado —ni más ni menos que un George Perez que se encontraba en el mejor momento de toda su carrera— a mitad de la obra, justo cuando comienza la chicha, el dibujante por antonomasia de multitudes de superhéroes es sustituido repentinamente por un correcto pero rancio Ron Lim. Y a pesar de todo, las virtudes del evento son tantas que globalmente El Guantelete del Infinito sigue siendo una lección de cómo afrontar una obra así. De cómo plantear con cierta verosimilitud conflictos cósmicos sin olvidarse que hay poderes galácticos que responderían a situaciones de este tipo y que empequeñecerían a los héroes de la Tierra. Y de cómo hacer valer a éstos últimos mediante una trama bien pensada en la que su actuación resulta (manteniendo a los lectores con la absurda pero dulce ilusión de que la victoria se alcanza contra todo pronóstico) fundamental para resolver la crisis.

Porque entre otras cosas, ese tipo de conflictos, el pequeño frente al grande resistiendo desesperadamente con coraje hasta encontrar una manera de alzarse con el triunfo, era lo que hacía especial a Marvel. Y aquí los encontramos destilados en su más pura esencia. Imprescindible.

La Guerra del Infinito, según Igor Álvarez

Como a muchos, no me gusta que me corten una serie para contarme el evento de turno y, también como muchos, creo que hay demasiados eventos, pero he de admitir que los disfruto, unos más que otros, pero en general me lo paso muy bien con los eventos Marvel por eso para mi ya sería difícil hacer un “top ten” e imposible escoger uno solo, así que he decidido dejar la lógica de lado para irme al puro sentimentalismo: La Guerra del Infinito, algo muy acorde con la obra. Este evento, no tan “macro” como los de hoy en día, comienza en Estados Unidos en el año 92, en España nos llegaría en el 93 y recuerdo perfectamente la primera vez que sostuve su número uno en la mano, por aquel entonces ya compraba todo lo que salía de mutantes, Daredevil y alguna cosilla más que mi bolsillo se podía permitir, un día llegué al quiosco a ver que novedades habían llegado y me encontré con un cómic extraño en cuya portada salían todos los personajes que compraba y muchos más, con uno en el centro que desconocía, al darle la vuelta el número de personajes crecía pero cuando lo abrí me lleve la gran sorpresa: ¡La portada era triple!, eso tenía que estar en mi estantería.
La historia transcurre poco después del Guantelete del Infinito y engancha desde el principio, Adam Warlock tras hacerse con todas las gemas y arreglar el estropicio de Thanos, junto al Tribunal Supremo y a Eternidad, decide repartir estas entre un grupo selecto de personajes que se harían llamar “Los Guardianes del Infinito” formados por Gamora, Drax, Pip el Trol, Dragon Lunar con Adam a la cabeza y una gema, la de la realidad, que quedará en manos de alguien cuya identidad se desconoce para que nadie junte todas, a pesar de que el la figura de la justicia ya había decretado que no se podrían volver a unir en el famoso guantelete. Aquí un villano Magus, que resulta ser la versión malvada de Warlock, va en busca de Thanos ostentando un gran poder que hace a este huir en busca de la ayuda de su antiguo enemigo. El evento se ramifica tomando varios frentes, por un lado tenemos de forma protagonista a Thanos y Warlock con sus aliados buscando la forma de vencer a Magus e impedir que se haga con las gemas, por otro lado al propio Magus desarrollando sus planes, luego Galactus y sus heraldos con el Doctor Extraño investigando lo que pasa, el Doctor Muerte junto a Kang también andarán metidos en medio y, por último, los héroes que son atacados de forma individual por unas criaturas enviadas por Magus, los que vencen se marchan confusos y los vencidos son sustituidos para dividir a la gran cantidad de súper grupos que aparecen (X-Men, X-Factor, Los 4F, Vengadores…) y así mermar su posible actuación contra el villano. A pesar del gran número de personajes que aparecen los cruces son pocos comparados con los de hoy en día pero bastantes para su momento, sobretodo comparado con la saga que le precede. Spiderman, Alpha Flight, Daredevil, Capitán America, Silver Surfer o Doctor Extraño son algunos de ellos

Warlock VS Magus

Hay que recordar que estamos hablando de una obra de Jim Starlin, con lo cual esto no es simple “acción”, hay mucho diálogo muy trascendental y muy profundo que reflexiona sobre el bien, el mal, la pura lógica o el sentimentalismo, con la figura de Warlock como punto central y su “solución” del problema que surge en la saga del Guantelete, dejando de lado sus emociones para guiarse por el raciocinio, aquí Adam Warlock se enfrentará a su versión oscura y en este enfrentamiento entrarán todos. Hay traiciones, misterios, deificaciones de conceptos metafísicos e incluso sitio para una sorpresa final, vamos, todos los elementos que han caracterizado a Starlin desde que llego al sector cósmico de Marvel y que lo hicieron, y hacen, tan grande. A ello se debe añadir el inmenso dibujo de Ron Lim quedando una obra redonda pensada inicialmente como la segunda parte de una trilogía. La continuación directa de la serie se llamó “La Cruzada del Infinito”, en la que Warlock y compañía se las ven con su parte “buena”, pero la cosa no acabó ahí y, por suerte, la palabra “Infinito” nos sigue acompañando asociada a cómics que, por lo general, mantienen un nivel de calidad bastante alto. No se si esta guerra será el mejor evento, pero sí se dos cosas, que se merece estar en esta lista y que me descubrió un universo que nunca abandonaré.

La Era de Apocalipsis, según Alejandro Ugartondo

Dentro del Universo Marvel, si ha habido una franquicia en la que el peso de los eventos y los crossovers ha tenido una importancia especial esa es sin duda la familia mutante. Desde que Chris Claremont nos narrara La caída de los mutantes en las colecciones que por entonces formaban el microuniverso mutante, los eventos se fueron sucediendo de forma más o menos regular hasta que alcanzaron los años 90 y se convirtieron en el motor que movía la franquicia. Esta sucesión de eventos llegó a su punto culminante con La Era de Apocalipsis, que por su ambición y alcance (28 números de series regulares y 8 especiales) se convirtió en el evento más importante que había afectado nunca a los mutantes y, casi, el más relevante de la historia de Marvel hasta entonces.

La macro saga se basaba en la premisa que Legion, el hijo de Charles Xavier, viajaba al pasado para acabar con Magneto y evitar que cometiera las atrocidades que le convertirían en el enemigo de la humanidad, pero el plan salía mal y quien acababa muriendo era un joven Xavier, antes de formar la Patrulla-X y propagar su sueño de coexistencia entre humanos y mutantes, dejando el camino libre para la ascensión de Apocalipsis como gran señor de los mutantes y conquistador del mundo. El mundo resultante era una pesadilla en la que los mutantes a las órdenes de Apocalipsis gobernaban con mano de hierro una tiranía genética donde los humanos eran usados como caldo de cultivo para crear nuevos mutantes. La única resistencia estaba formada por un grupo de mutantes liderados por Magneto quienes luchan para acabar con la tiranía de Apocalipsis y los suyos. La llegada de Bishop, el único que recuerda cómo debía ser el mundo realmente, les llevará a lanzar una misión suicida que les permita restablecer la realidad y acabar con ese mundo de pesadilla.

Este evento supuso la culminación de las grandes líneas argumentales que habían estado dirigiendo la franquicia mutante durante los años 90 elevando la figura de Apocalipsis como el gran villano de la década y el mejor representante de lo que fueron aquellos años. A pesar de lo denostados que puedan estar los cómics de la época, La Era de Apocalipsis se erige como el ejemplo perfecto de evento bien coordinado que presenta un marco argumental atractivo y bien planteado que permite el desarrollo de una historia en la que los personajes y la acción están bien construidos y bien equilibrados. Se podría decir que todo el evento no es más que un gigantesco What if…? pero su ejecución y su impacto van más allá que la mera historia de mundos paralelos. Para los lectores de la época el evento presentaba situaciones y personajes tan atractivos como las parejas formadas por Magneto y Pícara o la de Logan y Jean Grey, a Cíclope y la Bestia en el papel de villanos o una versión de Nate Grey no contaminada por el tecnovirus, entre otras muchas versiones alternativas de los personajes de toda la vida. Quien siguiera todo el evento, pudo disfrutar de un vasto planteamiento que propuso un buen número de ideas y conceptos interesantes que fueron explorados en mayor o menor medida en los años siguientes y que marcaron a toda una generación de lectores que vieron en este evento la culminación de una forma de entender los cómics protagonizados por los mutantes marvelitas. Hoy en día, veinte años después de su publicación, sigue siendo uno de los eventos más recordados y mejor valorados de la Casa de las Ideas y el mundo que presentó en sus páginas aún sigue siendo una referencia habitual en las series de la franquicia mutante.

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Sin duda alguna, las recientes Secret Wars tienen mucho en común con La Era de Apocalipsis, tanto por algunas de sus premisas argumentales como por el propio formato del evento, y como no podía ser de otra forma, también ha habido hueco en este nuevo mundo de batalla para un pedazo de la tierra gobernada por Apocalipsis, en una de las miniseries más destacadas vinculadas al evento. ¿Quien iba a decir que un evento con Scott Lobdell como máximo responsable acabaría siendo uno de los más recordados y queridos por los fans?

Civil War, según Miguel de Andrés

Hablar de los mejores eventos Marvel, no debería estar permitido sin hacer mención al que marcó un punto álgido de la historia reciente de la editorial, sobre todo en el año de su décimo aniversario y con la próxima publicación de otra miniserie que hereda sus motivaciones de dividir a los héroes del Universo Marvel en dos bandos claramente enfrentados. Civil War consiguió que los propios aficionados tuvieran una opinión y tomaran parte en estos debates acerca del destino de los superhéroes de la Casa de las Ideas según avanzaba la trama y se conocían las motivaciones de todos, aunque las de algunos permanecían ocultas realmente y no se resolvieron hasta Invasión Secreta. Y es que no sólo se contaba una historia de superhéroes en ese evento, también teníamos la presencia de una alegoría a los acontecimientos que vivían la sociedad y la política estadounidense en aquellos años posteriores al 11-S, aún reciente en la memoria de todos. Los encargados de enfrentarse a esta epopeya fueron Mark Millar y Steve McNiven, un guionista escocés y un dibujante canadiense para reflejar la historia contemporánea de los Estados Unidos.

Echando la vista atrás, el motor principal de Civil War venía a ser una constante utilizada desde los tiempos de Chris Claremont en La Patrulla-X desde los tiempos de Días del Futuro Pasado, dado que el Acta de Registro Mutante lo que buscaba era mantener una compilación constante de quiénes eran aquellos seres superpoderosos desde el nacimiento, sus habilidades y mantenerlos controlados de una u otra manera. El Acta de Registro de Superhumanos no es más que una evolución de dicho recurso argumental llevada hasta la última consecuencia, que no es otra que regular a aquellos que hasta ese momento no tenían ninguna normativa por la que regirse. ¿Qué era lo que diferenciaba a un superhéroe de un supervillano, sobre todo desde el punto de vista del público general? Básicamente, las supuestas buenas intenciones que tenía el primero en contra de las ansias narcisistas del segundo. Al menos ese sería el sentir general, pero nadie sabe de dónde salieron ni quiénes son, tampoco se sabe si en realidad es el caso de un plan mayor para ganarse la confianza de todos y acabar dando un golpe de estado. Por lo tanto, gracias a este Acta de Registro de Superhumanos, el gobierno podría saber quiénes se escondían bajo las máscaras de los héroes, entrenarles en el caso de aquellos que lo necesitasen y ofrecerles condiciones laborales similares a las de los cuerpos de seguridad del estado. ¿El mayor problema? No todos se encontraban de acuerdo con esas conclusiones, incluso veían diversos problemas en ello, un verdadero recorte de libertades ante un gobierno obsesionado por controlarlo todo.

Civil War

Teniendo en cuenta que todo el movimiento de la trama se produce tras el mayor error posible por parte de unos jóvenes superhéroes que provocaron que un supervillano muy por encima de sus capacidades acabara masacrando una escuela completa en la ciudad de Stamford, la regulación y el entrenamiento de los superhéroes tomó un cariz importante en cuanto el Acta fue publicada. Y los héroes vieron en Iron Man y en el Capitán América a los dos estandartes de ambos bandos, uno a favor y otro en contra del Acta de Registro de Superhumanos. Desde ese preciso momento, los héroes se enfrentaron unos a otros, amigos contra amigos, familias rotas por culpa de diferentes puntos de vista sobre una ley cuyo objetivo no queda demasiado claro para algunos personajes. La libertad no debería ser recortada bajo ningún concepto en detrimento de la seguridad, según el bando del Capitán América; sólo la seguridad puede ofrecer una verdadera libertad, según el bando de Iron Man. ¿Quién tiene razón? Ninguno. O ambos.

Civil War permanece en el recuerdo de los lectores de hace diez años, en los que ahora pueden leerlo gracias a los recopilatorios. Tiene momentos de verdadera tensión en sus páginas, con traiciones, luchas intestinas y algunas líneas rojas cruzadas. Incluso cuenta con una muerte, de esas que tanto le gustan a Marvel, una que causa un efecto brutal a los ojos del lector, aunque en este caso sea la de un personaje sin tanto bagaje como otros que fallecieron en eventos posteriormente. Gracias a su narrativa, al increíble arte en cada una de sus viñetas, al enorme reparto que posee e incluso por ser un reflejo de la sociedad del momento, Civil War merece ser llamado el mejor evento Marvel de su historia.

Aniquilación, según Jordi T. Pardo

Hubo un tiempo en el que el universo cósmico de Marvel Comics parecía un territorio exclusivo para Jim Starlin, su sentido de la space opera y su portentosa imaginación supo aprovechar como nadie había hecho hasta entonces las posibilidades de este tipo de historias. Hubo personajes clásicos de la editorial como Warlock y el Capitán Marvel que adquirieron una dimensión nueva en su manos, mientras su mente forjaba otros iconos imperecederos como Thanos el Titán, Drax el Destructor y Gamora. Una mitología en constante desarrollo desde principios de los años setenta que su creador ha revisitado a lo largo de las décadas engrandeciendo un legado que ha alcanzado las estrellas. No fue hasta el año 2006 cuando Jim Starlin encontró a sus sucesores, un nutrido grupo de guionistas compuesto por Dan Abnett, Andy Lanning, Keith Giffen, Simon Furman y Javier Grillo-Marxuach se unieron para hacer frente a los retos que no podían llevar a cabo por separado. El resultado fue una epopeya que quedaría en el recuerdo de muchos aficionados al hacer explotar en un gran big bang la vertiente más cósmica de la Casa de las Ideas. La historia que consiguió esto tenía un título muy simple y directo pero llamativo: Aniquilación.

La premisa del evento se puede resumir en una palabra: supervivencia. La historia comienza cuando el emperador de la Zona Negativa, Annhilus, lanza su ejército, conocido como Ola de Aniquilación, contra la vastedad del universo con la única intención de destruirlo. Su poder amenaza con devorar todo a su paso y para los supervivientes solo quedan dos opciones: huir o luchar. Esta es la decisión que tienen que tomar los personajes principales de Aniquilación: Nova, Estela Plateada, Drax el Destructor, Ronan el Acusador y el Super-Skrull. Todos ellos contaron en este crossover con su propia miniserie mostrándonos así diferentes puntos de vista sobre un conflicto que afectaba a todos los planetas, razas, héroes y villanos de los diversos sistemas solares del Universo Marvel. Desde Star-Lord o Gamora a Thanos, desde Quasar o Dragón Lunar a Galactus, todos tenían su papel a desempeñar en este drama que tenía la épica como su mejor y más entretenido aliado. En esos momentos en la Tierra estaban teniendo lugar acontecimientos tan trascendentales como los de Civil War pero en Aniquilación no había espacio para las medias tintas y en ella pudimos ver las verdaderas consecuencias de una guerra en la que la vida de cada hombre, mujer y extraterrestre contaban. Esto era mucho más que un cómic de superhéroes, porque de hecho no lo era.

Aniquilacion

La estructura principal del evento eran sus miniseries: la dedicada a Drax el Destructor se sitúa en gran parte en la Tierra donde a su pesar se hará amigo de la humana Cammi; la protagonizada por Nova funciona como secuela de la primera y comienza después de la destrucción de Xándar por las tropas de Annhilus; en paralelo Estela Plateada nos muestra la perspectiva de los heraldos de Galactus y la del propio Devorador de Mundos; y finalmente, en sendas miniseries protagonizadas por el Ronan y el Super-Skrull vemos otras vertientes de la historia. Lo mejor se guarda para la serie principal en la que Keith Giffen nos cuenta como Nova lidera la resistencia contra la Ola de Aniquilación. La odisea en la que nos embarcamos en este relato posiblemente sea una de las más ambiciosas en las que nunca haya tomado partido la Casa de las Ideas. Una historia con un ritmo endiablado en la mayoría de sus etapas, con un elenco de autores en su mejor estado de forma y con un apartado gráfico con sus claroscuros pero siempre acorde al espíritu de la propuesta.

Para el universo cósmico de Marvel Comics supuso todo un renacimiento, un refrescante punto de partida para el futuro que dejaba claro que podía haber vida, y además inteligente, más allá de Jim Starlin. De no haber existido Civil War la presente Aniquilación sería el evento marvelita más importante de las últimas décadas, pero su legado se ha dejado sentir desde entonces especialmente en el trabajo realizado por Dan Abnett y Andy Lanning en la cabecera de Nova. En la posterior Aniquilación: Conquista los Guardianes de la Galaxia tendrían un papel destacado, y en este caso su influencia retumbó hasta llegar a las salas de cine. Así de importante ha sido Aniquilación para la historia reciente de Marvel Comics. Y así seguirá siéndolo pasados los años porque ya es todo un clásico.

Aniquilación: Conquista, según Miguel de Andrés

Después de devolver algo de dignidad e interés a una ambientación francamente desaparecida y sin ninguna ambientación digna de mención desde los tiempos de Thanos y su búsqueda de la omnipotencia, Aniquilación fue la salvadora de la parcela cósmica del Universo Marvel. Pero la cosa no podía quedar ahí y la excusa perfecta se personó en una continuación que involucraría a aún más personajes, que verían sus tramas entrelazadas y desarrolladas hasta tal punto que se presentaría ante el mundo un nuevo volumen de Guardianes de la Galaxia, bien diferentes de los originales que, sin embargo, mantendrían su relevancia en la génesis y el desarrollo de este grupo. Pero quizás sea adelantarse demasiado, llegando a revelar detalles de una continuación que no viene al caso, pero que demuestra que por fin se supo aprovechar la diversidad del cosmos marvelita en una serie regular.

Aniquilación: Conquista continuó allí donde Aniquilación dejó a los personajes cósmicos: divididos en una región del Universo devastada por la Ola Aniquiladora de Annihilus, pero que ahora debía hacer frente a una nueva amenaza, quizás más devastadora y aterradora: la Falange aparecería de nuevo en los cómics de la Casa de las Ideas gobernada por uno de los mayores villanos de la editorial, o al menos una versión de mismo. La conciencia de Ultrón había conseguido escapar de la destrucción de su cuerpo en las páginas de Poderosos Vengadores al alcanzar un planeta conquistado por la tecnológica raza alienígena, y en vez de ser asimilado, consiguió hacerse con el control total de la especie. Pero el sueño de Ultrón no era gobernar una raza en una esquina del Universo, si no comprobar sus nuevas limitaciones tras aprender de la armadura de Iron Man las posibilidades que ofrecía la fusión de los cuerpos tecnológicos y bológicos, por lo que buscó a Adam Warlock, por aquel entonces encerrado en un capullo. Esto llevó a una desesperada lucha en la que llegaron a intervenir personajes tan variopintos como Groot, el Capitán Universo, Drax el Destructor, Dragón Lunar, Nova o Warlock, el miembro de los Nuevos Mutantes de la Tecnarquía. Un desarrollo en una serie central que antes se vio ampliada con un número de miniseries.

Aniquilacion Conquista

El buen hacer editorial del momento nos preparó para la batalla final que se narraría en la miniserie central de Aniquilación: Conquista, pero por el camino tuvimos grandes revelaciones y muy buenos momentos. Estas miniseries que se fueron sucediendo unas detrás de otras, como si formaran parte de la misma colección regular, presentaban momentos de esta transformación de la Falange en la nueva amenaza de la galaxia desde los puntos de vista de personajes muy diferentes, lo que ofrecía una visión completa de la amenaza que suponía Ultrón en aquel momento, algo que se agradece desde el punto de vista de un lector que se ha mantenido alejado de esa sección de la Casa de las Ideas, o que nunca antes se había relacionado con ella. Porque seamos sinceros: no interesaban a todos los lectores de la época personajes del calado actual como Drax el Destructor, Bicho, Mantis, Ronan el Acusador, Phyla-Vell o los diferentes Heraldos de Galactus venidos a menos durante los años. Pero Dan Abnett, Andy Lanning, Christos Gage, Keith Giffen y Javier Grillo-Marxuach consiguieron que la trama general de Aniquilación: Conquista nos permitiese disfrutar de esos personajes largo tiempo olvidados.

Si Aniquilación supuso el renacer de una gran cantidad de personajes que apestaban a naftalina, encerrados en un armario y completamente olvidados, Aniquilación: Conquista fue el momento de aprovecharlos de una manera concreta y estructurada, ofreciendo uno de los mejores eventos de Marvel y con una solidez que posteriormente no hemos podido ver. Incluso la versión de Ultrón que podemos ver en estas páginas tiene un porte y una actitud que después se encuentra completamente perdida en el que se suponía iba a ser su momento culmen, cuando derrotaría a los Vengadores y se alzaría victorioso sobre las cenizas del mundo: La Era de Ultrón no consiguió continuar esta tradición de poderoso villano que sí ofreció Aniquilación: Conquista, que puede considerarse como el cénit de este clásico personaje creado por Roy Thomas y John Buscema.

Vengadores Vs. Patrulla-X, según Daniel Gavilán

Es probable que coincidamos en que no estaríamos siendo demasiado sinceros si -por mucho que sean historias que disfrutase enormemente- citase como mi crossover favorito La Última Cacería de Kraven, las sagas de Adam Warlock y Thanos de los setenta o cualquiera de los eventos mutantes de los ochenta. Técnicamente lo son, pero también se tratan de sagas que o bien leí sin tener consciencia de que eran crossovers, o ya recopilados sin tener si quiera tener que mirar un checklist para ver cuantos números y de que series lo incluían. El verdadero mérito y diversión de un crossover es seguirlo mes a mes. Formar el puzzle en tu cabeza mientras tratas de decidir qué tie ins merece la pena seguir, la intriga de dónde o cómo se abordará ese cabo suelto de la maxiserie central y esa emoción de arriesgarte con cualquiera de los cómics asociados sin saber qué vas a encontrar.

En ese sentido puede decirse que no comencé a disfrutar y sufrir los crossovers Marvel como tales hasta muy tarde (la calamitosa Maximum Security o así), y que si tuviera que quedarme con uno solo, me decantaría por Vengadores Vs Patrulla-X. Sin desmerecer a otros como El Reinado Oscuro, Guerra de Reyes, El Desafío o La Caída de los Hulks, que fuera el fruto de casi una década de historias en lugar de uno de esos crossovers salidos prácticamente de la nada -y por los que suelo tener aversión- era un importante punto a su favor. Pero ante todo, AvX fue el colofón de una de mis etapas favoritas de los X-Men junto a la de Claremont y la de Morrison, como perfecto clímax final para lo que podríamos bautizar como Era Scott Summers. Esa que abarcaría desde la llegada de Joss Whedon y John Cassaday a Astonishing X-Men, hasta el recientemente publicado número 600 de La Imposible Patrulla-X.

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Siendo en su mayor parte consecuencia de la gestión de Axel Alonso y Nick Lowe, que haya sido una etapa con sus más (Mike Carey, Jason Aaron, Rick Remender, Kieron Gillen, Christopher Yost, el regreso de Peter David…) y sus menos (Ed Brubaker, Matt Fraction…), no quita que en ella se encuentren algunos de mis momentos favoritos de la Historia mutante, y probablemente los responsables de que pasara de lector que picoteaba alguna cosa u otra a meterme de lleno en el catálogo de Marvel. El auge y caída de los Lensherr-Maximoff en Dinastía de M, el homo superior contra las cuerdas con la diezma del día después, la guerra por el bebé que prometía traer la salvación a los mutantes durante Complejo de Mesías, la consagración definitiva de Cíclope como paladín de de los mutantes en Utopía, el cierre del capítulo de Charles Xavier en X-Men Legado, la inmersión en la zona de grises de X-Force, la desesperada búsqueda de un futuro que permitiese que los Nuevos X-Men no fueran los últimos de su raza, el ineludible choque entre Scott Summers y Lobezno… Son tantas y tantas las tramas mutantes que se me han quedado grabadas a fuego durante mi etapa como seguidor consciente de Marvel las que colisionan en AvX, que terminó convirtiéndose en mi particular Retorno del Rey.

No es que el evento en sí sea el más redondo de la editorial al estar repleto de imperfecciones como un primer acto que se prolonga demasiado, la dudosa elección de un no demasiado adecuado John Romita Jr para ilustrarlo o Ed Brubaker con piloto automático. Sin embargo, también lo considero un evento repleto de puntos álgidos, que supo coger parte algunas de las bazas de Civil War y La Cruzada de los Hijos para mejorar a sus precedentes. Repleta de dilemas morales y situaciones de no retorno, un aspecto de los que más me fascina de AvX es cada uno de los 12 números que la componen tenga su propia identidad, quedándose a un paso de ser una maxiserie formada por 12 one shots concatenados.

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Siendo la división gráfica por actos lo que mantiene la cohesión entre ellos, cada uno de los cinco guionistas implicados contó con la libertad para jugar con la estructura de las entregas que se ocuparon, buscando de otorgarle a cada uno de ellos su propia identidad. No es algo tan marcado como el Multiverso de Morrison, pero si lo suficiente como para poder hablar del número de la confrontación en las playas de la nación mutante, el número de Spider-Man contra el Fénix, el número de la Pax Utopía o esa joya que es el número de la bomba atómica.

Pero si bien como maxiserie me parece meritoria, como de verdad considero que es maravillosamente disfrutable es como prolongación de las que eran las dos colecciones principales de los X-Men por aquel entonces. No voy a hacer de menos al resto de tie-ins del evento ya que Brian Michael Bendis o Christos Gage también tienen sus momentos. Sin embargo, creo que funciona mucho mejor como saga de las principales cabeceras de los X-Men, que como lo hace como saga de los Vengadores, a pesar de que en ella se aborden cuestiones como el cambio de roles entre el Capitán América e Iron Man, el devenir de personajes como Protector y Red Hulk o las semillas para lo que vendría en la etapa de Jonathan Hickman.

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Gran parte esto es causa de que la mayor parte de los protagonistas centrales de la saga sean o bien personajes fuertemente arraigados en el núcleo de los X-Men como Hope Summers, Cíclope, Lobezno, Emma Frost o Charles Xavier, o que llegaban a él con una fuerte implicación con los mismos (la Bruja Escarlata o Pantera Negra). La cuestión es que si la maxiserie ya destaca por una la cuidada evolución que tienen los protagonistas de acuerdo al discurrir que ya llevaban sus andaduras antes del evento, si sumamos a la lectura los números asociados de La Imposible Patrulla-X de Kieron Gillen y Lobezno y la Patrulla-X, tenemos una de las mayores sagas de personajes que nos haya ofrecido Marvel.

Por muy planificado que pudiera tener Hickman su saga de tres años para Civil War, lo que Marvel construyó en Vengadores vs Patrulla-X era producto de más de una década de historias, donde tramas como la relación entre Emma Frost y Cíclope iniciada por Morrison, la complicada situación de Lobezno como nexo entre Vengadores y mutantes, la crisis mental de Wanda Maximoff, Steve Rogers dejándose seducir por la misma tiranía que combatió tras el establecimiento del Acta Superhumana o incluso la misma naturaleza del Fénix colisionaban. Lejos reducir el conflicto a dos posturas marcadas y un montón de figurantes detrás de sus respectivos estandartes, la guerra del Fénix abrió las puertas a todo un crisol de pasiones, miedos y agendas enfrentadas donde las tensiones abundaban incluso dentro de los diferentes bandos.

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Siendo además el primer evento en el que Marvel cuidó el contenido de sus tie ins para ofrecer historias paralelas de calidad como el alzamiento de la Nación Siniestra, el Fénix de K’unn-Lun, los primeros flirteos en la relación entre Sapo y Vaina o tantos otros -además del primero en el que no tuvieron problemas en reírse abiertamente de ellos mismos con aquel descacharrante último número de la mini-serie Versus-, Vengadores vs Patrulla-X tuvo toda la épica, complejidad y drama humano que Marvel había acumulado durante los momentos cumbre de su Historia. Punto de inflexión en los 50 años de vida de la casa de las ideas, el evento que abrió las puertas a ese nuevo capitulo editorial que fue Marvel NOW! se alzó como un gran relato sobre la lucha desesperada contra la extinción, fines que pretenden justificar todos los medios y una zona de grises en la que termina siendo difícil diferenciar quienes son los héroes y quienes los villanos.

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¿Y cuál es TU evento Marvel favorito?

¿Cuál es el mejor evento de la historia Marvel? (Vota máximo 2 opciones)

  • Civil War, de Mark Millar y Steve McNiven (29%, 469 Votes)
  • Guantelete del Infinito, de Jim Starlin, George Perez y Ron Lim (13%, 213 Votes)
  • Era de Apocalipsis, de Scott Lobdell, Mark Waid y vv.aa. (13%, 210 Votes)
  • Secret Wars, de Jim Shooter y Mike Zeck (13%, 206 Votes)
  • Otro (¿Cuál?) (8%, 120 Votes)
  • Aniquilación, de Keith Giffen y Andrea Di Vito (7%, 107 Votes)
  • La Caida de los Mutantes, de Chris Claremont y Marc Silvestri (4%, 69 Votes)
  • Inferno, de Chris Claremont, Marc Silvestri y vv.aa. (4%, 68 Votes)
  • Vengadores vs Patrulla-X (4%, 65 Votes)
  • Aniquilación: Conquista, de Dan Abnett, Andy Lanning y Tom Raney (2%, 38 Votes)
  • Guerra del Infinito, de Jim Starlin y Ron Lim (2%, 27 Votes)

Total Voters: 1.133

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Igverni
Lector
4 marzo, 2016 17:57

En la encuesta os habeis olvidado de las nuevas Secret Wars de Hickman y Ribic…
🙂

Javier Benito
4 marzo, 2016 18:16

¡Civil War! Y, además, os diré una cosa: se disfruta más cómic a cómic (putadón los retrasos, pero…) que leída del tirón. Siempre defiendo que la periodicidad es algo intrínseco al noveno arte, parte de su encanto. Fue todo casi perfecto: el timing (veníamos de una época de eventos descafeinados), el guión (Mark Millar en la cúspide de su «creatividad»), Steve McNiven (elevado a megadiós de la historieta)… Parecía que podía ocurrir cualquier cosa en sus páginas.
No sé si lo recordáis, pero Civil War 1 salió justo la semana siguiente de que terminase Infinity Crisis que fue, para mí, un evento bastante digno y bien chulo (lo que vino después ya no estuvo tan fino…). Era como una fiesta que se iba animando, animando, hasta llegar a ese clímax que fue Civil War. Y os lo dice un deceíta convencido.
De verdad, lo recuerdo como una de mis épocas más felices como fan-boy. Me hervía la sangre, me quedaba boquiabierto con cada noticia… Como fallo, la incapacidad de presentar a los dos bandos de la misma forma. Concretamente, los de Iron Man parecían villanos.
¿Se nota que me entusiasmó?

frankbanner49
frankbanner49
Lector
En respuesta a  Javier Benito
6 marzo, 2016 11:27

me uno al entusiasmo,javier.

para mí tambien es mí evento favorito.

fué una saga que tenia cero morralla,y en cambio pasaban cantidad de cosas en cada número.y,desde luego,steve mc niven hizo un gran trabajo.solo podia haber sido mejor si la hubiese dibujado quitely.

la caida de los mutantes tambien es una saga que me parece excepcional.unos claremont y silvestri superlativos.

la saga de korvak deberia de haber sido un evento.si hubiese habido unos números de precalentamiento,EL número con la muerte de los vengatas hubiese sido incluso más potente,si cabe.

punto negativo para shooter.

Cortocordobes
Cortocordobes
Lector
4 marzo, 2016 18:35

La guerra de la evolución y Atlantis ataca, en anuales Forum. Qué tiempos!!!! A partir de ahí nada volvió a ser lo mismo 😉

batlander
batlander
Lector
4 marzo, 2016 18:38

He votado por Civil war y el Guntelete

Jose Maria Vicente
Autor
4 marzo, 2016 23:25

Complejo de Mesías. Fue mi primer evento cuando aún era un percebe que llevaba solo unos meses coleccionando cómics. Desde la primera hasta la última página me mantuvo en vilo y ese final… ese final me conmovió. Con el tiempo descubriría que en el universo Marvel todo cambia para permanecer igual, pero daba igual porque para entonces ya me había enganchado irremediablemente para siempre al género de los superhéroes.

También fue el inicio de mi historia con los X-Men, lo que me animó a leer la era Claremont. Tengo una relación muy rara con la Patrulla-X, no dejo de entrar y salir en la franquicia desde aquel evento, pero esta historia en concreto permanecerá para siempre en mi corazón.

Oh, y mención honorífica a World War Hulk. Mi yo casi-adolescente se lo pasó bomba.

Damián González
Damián González
Lector
4 marzo, 2016 23:40

A mi Dinastia de M, me gustó, el No Más Mutantes marcó un antes y un después de verdad y por pura nostalgia las primeras Secret Wars.

Aunque de las recientes me ha gustado también Asedio, corto pero intenso la escena del Vigia contra Ares fue momumental, y también me gustó AvsX aunque empezó algo flojo la parte final me encantó.

Jack
Jack
Lector
4 marzo, 2016 23:53

Gracias por el artículo, me he leído casi todos y echo de menos Operación: Tormenta Galáctica para mi mucho mejor que alguno de los de arriba. Pero bueno cada uno tiene sus gustos. De nuevo felicidades por este gran artículo. Vamos si tuviera tiempo escribía una reseña de él evento que he nombrado pero hace mucho que no lo leo

fma12
fma12
Lector
5 marzo, 2016 3:38

Elijo «Civil War2, porque es una historia sencilla, sin esas tramas y subtramas intrincadísimas que traían los X-Men en Apocalypse, donde había que ser un lector avezado de todas las colecciones Marvel para entenderla.

Civil War tiene un gran guión, un arte maravilloso, y sobre todo es una historia que se disfruta (creo yo) sin siquiera ser un fan de los superhéroes. La mejor saga de Marvel propiamente dicha, a mi criterio.

flashpoint
flashpoint
Lector
5 marzo, 2016 11:27

El mejor evento de la Marvel es y será La Era de Apocalipsis por todo lo que significó y como se planificó, las consecuencias que tuvo y la calidad de los autores que pasaron por ella. Con un Lobdell brillante que escribió la mejor historia del evento con sus nacientes Generación X.
Pero hay que ser justos y en calidad ninguna supera El Guantelete del Infinito, porque son apenas 6 números, pero para entenderla debías leer 10 años de Silver Surfer, otros tantos del Capitán Marvel, unos números de Los Vengadores, y saber quién era Adam Warlock y Dragón Lunar. Pero si eras un Marvel Zombie te la tragabas toda, igual que La Guerra del Infinito.
La Secret Wars original nació sólo para adelantarse a DC con la primera Crisis, y el resultado fue muy malo… Pero realmente Malo.
Es más para los más jóvenes debió ser impresionante leer Vengadores vs X-Men, la que acabó por ser otro evento desastroso, como muchos de los anteriores. Claro Aniquilación fue bueno, aunque nunca lo sentí como un evento en sí, sino como una serie que nació para rescatar el universo cosmico Marvel. En fin (es bueno y muy recomendable).
Y si algunos dicen que fue Civil War, donde la acción avanzaba tuerta y con un final tan absurdo cómo ver a un paramédico, un bombero y policía lanzarse sobre el Capitán América que con un estornudo los convertiría en papilla, por favor es que han leído muy pocos eventos o son muy poco exigentes.

sparkyal
sparkyal
Lector
5 marzo, 2016 11:52

Falta Contest of champion II de Claremont y Giménez y aunque fueron solo dos anuales, metería Las guerras asgardianas

Save
Save
Lector
5 marzo, 2016 16:01

Si hay que escoger el Guantelete del Infinito (aunque me parece mejor el prólogo, Thanos Quest) y quizás Aniquilación. Civil War es una idea interesante mal ejecutada.

clavo05
clavo05
Lector
6 marzo, 2016 17:28

Pues yo extraño House of M, aunque igual mi voto va por Civil War

Jack
Jack
Lector
6 marzo, 2016 18:39

Civil War no estuvo mal, la Era de Apocalipsis mejor. Aunque bebía mucho de una saga de dos números de la patrulla-x con Kulan Garth. Pero sigo prefiriendo tanto el Guantelete del Infinito como Tormenta Galáctica tanto por las repercusiones como por el desarrollo.

Dynamo
Dynamo
Lector
6 marzo, 2016 19:13

Por el recuerdo y el impacto causado en mi mente juvenil y porque para él embrion del que nació bastante bien salió Secret Wars. Y a pesar de lo forzado del guión en varios puntos después anoto Civil War

_kam1kaze_
Lector
6 marzo, 2016 20:33

Por nostalgia y por ser mi primer evento, me quedo con la Era de Apocalipsis, había empezado hace poco con los X-Men y me acuerdo que me impacto todo ese cambio de roles, su concepto y ese dibujo tan de los 90, que en aquella época molaba tanto. Tb me quedo con el Guantelete del Infinito, por que las historias espaciales de Jim Starlin siempre me han flipado. Me hubiese gustado que tb estuvieran Dinastia de M o World War Hulk, pero con tantos eventos es dificil quedarse con unos pocos solo

Henro
Henro
Lector
6 marzo, 2016 20:51

Sinceramente, no comprendo que a tantos os haya gustado tanto Civil War. Esto de los gustos es imprevisible. 😛

A mi apuntadme en Secret Wars (que será simplón y antiguo y todo lo que queráis, pero tenía «magia») y en Aniquilación (genial evento capaz de revitalizar y dotar de carisma a personajes tan secundarios/modestos como Ronan, Nova o incluso el Superskrull).

Un artículo muy chulo, por cierto. 🙂

Duma
Duma
Lector
6 marzo, 2016 22:07

El Guantelete. El Evento con mayúsculas, al menos en lo que amenaza y resolución se refiere (el Gran problema de todos los eventos de superhéroes, CoIE en primer lugar).

La Guerra es lo que es sólo porque rentabiliza el carisma otorgado a Thanos y, en menor medida, a Warlock, en la revisión cósmica de Starlin que culminó el Guantelete.

Civil War, Asedio, etc son otra cosa. Algunas buenas historias, rara vez bien terminadas, afectando a mucha colección, pero no hay sentimiento de grandeza detrás.

Sólo Hickman ha creado algo parecido con Secret Wars. El tiempo dirá si al nivel de lo que hizo Starlin o no, al menos en ambición lo ha llegado a superar.

PD: He olvidado voluntariamente los eventos mutantes, en general de más a menos (Inferno o Era de Apocalipsis mucho mejores que lo que vino después). No discuto su calidad porque no he seguido demasiado desde hace años, pero si tuviera que destacar uno sería la Era por su ambición y coherencia interna.

BLUNTMAN
BLUNTMAN
Lector
6 marzo, 2016 23:02

Uf, Mejor, mejor de todas son palabras muy grandes.
Cierto que es un broche de adamantium al universo Marvel tradicional y pasará a la historia como gran clásico pero no deja de ser un evento que hace homenaje a los demás eventos basándose en la primeras Secret Wars.
Aun así merece la pena del principio hasta el final y sube ENORMEMENTE la calidad de grandes sagas de Marvel que, a mi entender, estaban muy de capa caída desde Miedo Encarnado.

BLUNTMAN
BLUNTMAN
Lector
En respuesta a  BLUNTMAN
6 marzo, 2016 23:12

Por cierto mis votos han sido para Secret Wars de Jim Shooter y Mike Zeck y para Podem…digoooo para La Era de Apocalipsis, de Mark Waid, Scott «Agujeros» Lobdell y demás

ultron_ilimitado
ultron_ilimitado
Lector
8 marzo, 2016 2:04

De verdad que no entiendo esa devoción de algunos por Civil War. La premisa era muy interesante y el escenario que dejó a su final también. ¿Pero el cómo está contada la historia en sí? ¿Los 7 tebeitos escritos por Mark Millar? Una tomadura de pelo. Lo llaman guerra civil y apenas tenemos un par de batallitas. Sí, hay un muerto, un personaje totalmente secundario que no le importaba a nadie. Las caracterizaciones de algunos personajes pésimas. Pretendían convencernos de que la historia nos dividiría y que ambos bandos tendrían su parte de razón. Mentira. El malo malísimo era claramente Iron Man. Y al final, después de todo el pollo que se ha montado, va el Capitán América y se rinde. Todo ello en 171 paginitas que leyéndolas del tirón pero con calma no te da para mucho más de media hora de lectura.

Lo siento, pero me parece que hay eventos mucho menos pretenciosos con mejores resultados. Civil War, como muchos de los eventos de estos últimos años, vale más por el paisaje que dejan tras su conclusión que por la historia en sí. Y en ese sentido sí que es cierto que dejó un buen escenario y supuso una buena forma de «remover los cimientos».
Pero la historia en sí, un bluf.

TheBaldRocker
TheBaldRocker
Lector
8 marzo, 2016 3:47

Votar, he votado por las Secret Wars originales (sí, la nostalgia me puede, pero que grande y que épico fue aquello) y por Civil War, quizás no lo suficientemente bien ejecutada para lo que podría haber dado de sí su concepto y premisa, pero que subidón de serie!
De todas formas, si que es cierto que el papel de «maloso» del Latas, chirriaba bastante.
Quiero deja constancia aquí de «La Caida de Los Mutantes», efectivamente ahí se debió acabar todo. En mi biblio de los X-Men, sí que se acabó. Nunca mejor dicho.
Y, por supuesto, «El Guantelete del Infinito», un clasicazo que habría que ir recuperando ya, Sres. de Panini, que la última edición ya está agotada y es practicamente inencontrable.
Ah, y aquí otro voto a la mención especial para «Operación:Tormenta Galáctica» 😉

expired
expired
Lector
9 marzo, 2016 12:09

Tengo ganas de leerme la Saga del Infinito de Starlin. Por desgracia Panini no ha editado el omnigold de turno ni parece que tenga pensado editarlo a corto plazo.
¿Cuál es la mejor opción para leer esto completo incluyendo los números de Silver Surfer y demás? ¿El omnibus en inglés o hay más alternativas?
Gracias!

Henro
Henro
Lector
En respuesta a  expired
14 marzo, 2016 21:29

El Guantelete del Infinito (la que he leído yo de la saga del infinito) está bien pero, en mi opinión, no es tan genial como dice mucha gente. Sinceramente, yo prefiero Secret Wars (aunque será cosa mía, qué sé yo). De todos modos para leer el Guantelete, la última edición (que yo sepa) fueron unos tomos Marvel Gold en tapa blanda que editó Panini hace unos años. Pero creo que están descatalogados.

Otra cosa, aprovecho para recomendar a todos otro evento que me gustó mucho (aunque no tenga nada que ver): Siempre Vengadores. Con Vengadores a montones, viajes en el tiempo y el espacio y muchas cosas chulas. Ningún fan de los Vengadores debería quedarse sin leerlo. 😉

dhaldon
dhaldon
Lector
En respuesta a  Henro
14 marzo, 2016 22:41

Ningún fan de Marvel y de los superhéroes en particull debería perdérselo, aunque es cierto que por lo complejo de la obra y las referencias a la propia historia de Los Vengadores los aficionados de estos lo disfrutaran mucho más, yo no conocía nada de la historia y me perdí un poco pero solo porque las mujeres Pacheco merece la pena.

MASR2099
Lector
22 marzo, 2016 19:47

Yo se que los cómics de los 90 están siendo duramente criticados en esta época, pero me gustaría añadir a la lista Onslaught que a pesar de no tener la mejor trama, para esa época me pareció espectacular. Ver como todos los héroes y villanos de Marvel interactuaban, Sueño con que pronto este evento ocurra en la gran pantalla el día en que Fox se deje seducir por Marvel.