Cyborg: Fantasma del pasado

 

Edición original: Cyborg núms. 7 a 12 USA
Edición nacional/ España: ECC Ediciones
Guión: David F. Walker, Marv Wolfman
Dibujo: Claude St. Aubin, Daniel HDR, Felipe Watanabe, Ivan Reis, Júlio Ferreira
Entintado: Oclair Albert, Júlio Ferreira, Daniel HDR, Andy Owens
Color: Adriano Lucas
Formato: Rústica, 136 páginas
Precio: 12,95 €

 

Retomamos la serie de nuestro superhéroe mecánico favorito con la publicación del segundo y último tomo por parte de ECC Ediciones para despedirnos de su colección, abarcando así del número siete al doce. Por suerte o por desgracia, eso ya según cada cual, la despedida será muy corta, porque a pesar de su poco éxito en ventas, DC Comics sigue insistiendo en que Victor Stone, miembro de pleno derecho de la Liga de la Justicia desde los Nuevos 52, tenga una serie propia, esta vez ya en Rebirth, lógicamente. Nos alegramos por Victor.

Fue una gran idea dedicarle una colección propia a un personaje tan interesante y con tanto potencial como Cyborg, que en los últimos años, a pesar de su incorporación como miembro de la Liga de la Justicia, en el que hace el papel de chico informático más que nada, ha estado bastante relegado a un segundo plano. Con la serie empezada el año pasado en DC You, hemos podido explorar un poquito más la psicología del personaje, su pasado y su relación con su padre y sus seres queridos. Y además, nos han incorporado villanos nuevos digamos propios del personaje como los Tecnosapiens, que son los antagonistas contra los que Cyborg tiene que luchar durante toda la colección. Como decía, fue una buena idea, y la ejecución bastante decente, como ya comentamos meses atrás con la reseña del primer tomo. Ahora bien, ¿Sabrán concluir esta primera historia de Victor Stone para poder renacer otra vez con otra colección en Rebirth? Eso es lo que analizaremos hoy en esta reseña.

En el número seis, vimos a Victor Stone tras enfrentándose a una nueva y devastadora amenaza alienígena biotecnológica llamada Tecnosapiens, que causó estragos en a Tierra y que finalmente Cyborg pudo salvar. Además, Victor evolucionó en sus poderes, dando como resultado un nuevo y flamante aspecto en el que puede eliminar estéticamente sus partes robóticas, dando la apariencia de un ser humano normal. Pero la amenaza, además de tener una cabeza visible, aún no ha sido erradicada, y parecen estar bastante interesados en Cyborg. Para colmo de males, el gobierno de EEUU está bastante mosqueado con la tecnología de los Laboratorios S.T.A.R. especialmente la relacionada con Silas Stone y su hijo, y los tienen en el punto de mira. Cyborg tendrá que hacer frente a todos estos problemas de una complicada vida como superhéroe que él no eligió, mientras exploramos un poco más su pasado y su relación con su padre, algo muy habitual siempre en las historias sobre el personaje. Además, tendremos entre medias la aparición de su amigo Shazam, con quien hace equipo para enfrentarse a diversas amenazas durante varios números, lo cual es de lo mejor de la colección, ya que ambos personajes tienen bastante química y transmiten muy buenas sensaciones cuando trabajan juntos o incluso cuando se enfrentan.

Los guionistas encargados de poner punto y final (aunque más bien es un punto y seguido) a este primer volumen de Cyborg son David F. Walker, el habitual de la colección y el mítico Marv Wolfman, el padre de la criatura, quien escribe los tres últimos números. Esta incorporación quizás descoloque un poco a más de uno, porque lo cierto es que a pesar de estar hablando del maestro Wolfman, en estos tres números finales disminuye un poco el nivel de calidad marcado por Walker. En este caso, tras acabar de leer los últimos números da la sensación de que no es el final de la colección y de que podría seguir perfectamente, pero esto mismo no es un defecto porque de hecho, y como ya he comentado anteriormente, la colección continúa en Rebirth, y cuyos dos primeros números tenéis reseñados aquí por mi compañero Gustavo Higuero.

El apartado artístico en estos seis números finales incluye varios y diferentes nombres, como Felipe Watanabe, Daniel HDR, Júlio Ferreira, Ivan Reis o Claude St. Aubin, solo en el dibujo, porque a esta lista también habría que incluir a Andy Owens y Oclair Albert en el entintado, y a Adriano Lucas al color. Como veis, una lista muy variopinta, en el buen sentido, de artistas que da como resultado algo en términos generales bastante decente y agradable. Mientras que Claude St. Aubin se encarga del número siete, Watanabe, Ferreira y Daniel HDR dibujan el resto en conjunto, con una breve participación del añorado Ivan Reis en el número diez. Todos hacen un buen trabajo, pero he de confesar que St. Aubin me ha sorprendido gratamente, siendo un artista muy desconocido y de momento con pocos trabajos en DC Comics.

Es por ello que, podemos decir que Cyborg es en términos generales una buena colección, bastante entretenida e incluso sorprendente a veces, aunque sin demasiadas maravillas ni florituras. No tiene un apartado artístico sublime, ni un guión absorbente y magnífico, pero cumple todos los aspectos con una nota muy aceptable y le aporta villanos y personajes al microuniverso del propio Cyborg, para ir desarrollando su propio camino, quien sabe si algún día a la par en importancia y popularidad que sus compañeros de la Liga de la Justicia.