«Vaya…
Es la primera vez que alguien entra ahí voluntariamente«.
En
Dalston Monsterzz es una historia híbrida y moderna, en ella Mann nos describe una realidad paralela donde la ciudad de Londres está dominada por las grandes corporaciones industriales que usan las bandas callejeras para defender sus intereses. El barrio de Dalston – situado en el noroeste de la capital inglesa – está invadido por unos monstruos que han salido de las profundidades de la tierra y que solo pueden ser adiestrados por los adolescentes que los utilizan de montura. Rosh es un joven que acaba de salir de un centro correccional, solo pretende volver a irse de marcha con su amigo Kay pero este se ha echado una novia; Lolly y ya nada volverá a ser lo mismo.
Mientras tanto, en la parte alta de la City se está desarrollando un macabro juego que solo es la parte visible de un plan mucho más oculto…
Dalston Monsterzz funciona bien como comedia de adolescentes y algo menos como historia fantástica y de anticipación. El complot que nos narra el artista británico resulta confuso, las motivaciones de los poderosos son banales y en general reina la dispersión en todo el relato. Los personajes principales resultan algo planos, a excepción de Lolly, y casi nunca entendemos el porqué de sus acciones. Un ejemplo palmario de esto es la airada visita que Rosh hace al diputado Dawes que nos resulta del todo incomprensible, no por sus motivaciones si no por su inutilidad. En cambio la escena del parque entre Lolly y Rosh está muy bien resuelta y tiene momentos muy intensos. Los mejores pasajes son los que incluyen las bandas callejeras y sus extraordinarios atuendos; es especialmente atractivo el grupo formado por los Cinco Llorones. Otras secuencias interesantes son las que incluyen persecuciones entre bandas, montadas sobre los peculiares monstruos que pueblan esta historia; son escenas de acción coreografiadas de una manera espectacular y que consiguen atrapar al lector.
Pero el principal atractivo de esta obra es su ambientación. Mann imagina un universo urbano que funde las megalópolis de Akira con los elementos fantásticos de La historia interminable de Michael Ende, el minimalismo barroco de Chris Ware con ciertos elementos narrativos y de escenografía de The Dark Knight returns de Frank Miller.
El autor británico se luce en la descripción de los personajes que pueblan los ambientes nocturnos del barrio de Dalston, sus calles más comerciales, las discotecas e incluso las sedes de las grandes corporaciones. Como en sus ilustraciones más emblemáticas, Mann mezcla el retrato psicológico de sus personajes con el glamur, la crítica social con la fascinación por la moda y la parafernalia tecnológica actual; funde la elegancia de Hayao Miyazaki con el rotundo descaro de Robert Crumb.
El color es un elemento principal en su estilo. Su paleta es exuberante, llena de contrastes y poblada de colores planos, brillantes, artificiales, que imitan el colorido eléctrico y multicultural de su amada ciudad. En las situaciones violentas utiliza un tono dominante – el rojo – para enfatizar la tensión.
El aspecto físico de los personajes de Dalston Monsterzz está perfectamente definido, todos tienen una personalidad propia y se distinguen a primera vista. Mann domina la anatomía humana que describe a base de curvas exacerbadas pero que no llegan a abrazar el expresionismo. Los rostros de sus personajes son muy característicos y recuerdan poderosamente los maravillosos tipos retratados por el José Muñoz más tardío.
Finalmente, la narrativa que exhibe el creador de Queue es otra de sus grandes bazas. El esquema inicial de sus páginas está compuesto por cuatro tiras de tres viñetas cada una, pero esta cuadrícula es solo un punto de partida que rompe casi siempre. En ocasiones, Mann descompone la plancha con una escena principal, dispuesta en una gran viñeta, a la que acompañan cuadros más pequeños con las acciones secundarias o de detalle y en otros momentos inunda el espacio con diminutos paneles que dinamizan y aceleran la acción. No le asusta usar viñetas irregulares en las escenas de violencia, usando un recurso que toma del manga y que le emparenta con los autores más radicales de la factoría Label 619 que publican en el sello francés Ankama Éditions. Así mismo, Dilraj Mann tiene un don especial para representar los momentos más pausados, las secuencias de diálogo que aborda de forma imaginativa e intensa.
Según explica en las entrevistas, Mann admira a artistas como Charles Schulz, Katsuhiro Otomo o David Mazzucchelli y reconoce influencias de Jaime Hernandez, Chris Ware y David Lapham. Otros referentes son el estudio de diseño londinense Camille Walala, el pintor David Hockney y el mangaka Taiyo Matsumoto.
Dilraj Mann (1987) estudió en la Teesside University en Middlesbrough y ahora reside a caballo entre Dalston – un barrio al noroeste de Londres – y la localidad de Lewes situada al sudeste de Inglaterra.
Su corta carrera profesional se centra en la ilustración donde ha colaborado de free-lance con empresas como McKinsey, Nobrow Press, Curve Studios y para corporaciones o editoriales como Sony, Image Comics, Revolver magazine, Little White Lie, IDW y Kodansha. También ha creado los fanzines titulados Stroke y Queue. Sus trabajos se han publicado en varias revistas independientes como Island, editada por Image, Nobrow 8 o Kus! Ha participado en varios proyectos colectivos, entre los que destaca el titulado 24 PANELS (2018) dedicado a las víctimas del incendio de Grenfell Tower.
En 2017 publica su primera novela gráfica titulada Dalston Monsterzz que edita el sello británico Nobrow Press y que en España ha publicado el sello Nuevo Nueve Editores a principios de 2020. En 2018 la editorial barcelonesa Underbrain Books publicó en castellano un cuaderno con 24 páginas, más las cubiertas, donde se incluían varias historias cortas de Mann bajo el título de La cola y que incluía ocho páginas inéditas para la ocasión. En la actualidad Dilraj Mann está preparando varios proyectos como por ejemplo Think of a city y Fight!
La edición en castellano de esta novela gráfica a cargo de Nuevo Nueve Editores es bastante buena. El álbum es en tapa dura, tiene un tamaño adecuado, está muy bien impreso y cuenta con un papel excelente, aunque satinado, que no llega a brillar pero que intensifica en exceso los colores. El precio no es bajo, sin embargo es asumible por la calidad técnica del producto.
Dalston Monsterzz es una buena obra de debut. Dilraj Mann demuestra con esta novela gráfica que tiene un estilo propio, que sabe construir realidades paralelas excitantes y que posee una narrativa envidiable. Su punto flaco son el tratamiento de los personajes y la construcción de unas tramas que resulten originales, que atrapen al lector y lo lleven sin remedio hasta el final de la historia. Estoy seguro de que él mismo se ha dado cuenta de todas estas debilidades y que posiblemente intentará remediarlo en su próxima propuesta. Sin embargo, con Dalston Monsterzz nos ha regalado momentos muy interesantes y nos dejado con las ganas de saber lo que estará tramando…
Salut!
Guion - 6.5
Dibujo - 8
Interés - 7.5
7.3
Híbrido
Un debut atractivo e interesante de una de las promesas del cómic en el Reino Unido
Gracias Tristan… y a nadie le recuerda a Miguel Angel Martín??!!