Daredevil: Born Again

Cuando Raúl dio la voz «¡Zoneros Reuníos!» en nuestra redacción virtual para pedir colaboración en el aniversario de Zona Negativa, yo cual Scott Lang, reservista eventual, no pude rechazar la llamada. Tuve claro que debía hacer algo especial con un cómic que me apasionase. De inmediato se me vino a la cabeza Born Again de Frank Miller y David Mazzucchelli, pero la desestimé casi al momento porque pensé que una obra tan importante ya debía tener su cobertura en la web. Pero no. Busqué en el archivo y no aparecía por ningún sitio. Sorprendentemente tenía ante mi la oportunidad de oro para tratar mi obra favorita en mi web sobre cómics favorita.

Así que a continuación no te vas a encontrar una reseña habitual. Eso lo puedo resumir en tres palabras: Tienes que leerla (si no lo has hecho ya). Lo que he querido hacer es diseccionar la obra, buscar diferentes lecturas y contribuir con mi regalo a esta fiesta de cumpleaños y de paso rendirle un pequeño homenaje a la que considero que es la mejor historia de superhéroes que jamás haya caido en mis manos.

Antecedentes

Creado en abril de 1964 por Stan Lee y Bill Everett, Daredevil parecía que había surgido como la versión madura de Spider-Man y cuyo nombre, Temerario, hacía referencia a los trapecistas del circo. Aunque su serie tuvo unos inicios prometedores por la que pasaron autores de la talla de John Romita Sr., Gene Colan, Stan Lee o Jim Shooter, entre otros, en la década de los 70 la solidez del título empezó a languidecer. Tal fue el caso que en 1979 Daredevil pasó de ser publicada mensualmente a serlo cada dos meses. Las cosas pintaban mal para Matt Murdock si no fuera por la aparición de Frank Miller. El autor norteamericano llevaba muy poco tiempo trabajando para Marvel y recaló en el título de Daredevil para ayudar con sus lápices, junto al escritor Roger Mckenzie, a recuperar las ventas perdidas. Su trabajo estuvo bien valorado y fue gracias a su arte en esta etapa que Daredevil siempre se le ha asociado con el barrio conocido como la Cocina del Infierno de Nueva York. Sin embargo, el título no levantaba el vuelo y Miller andaba descontento con su compañero de trabajo; no le gustaban sus guiones y quería abandonar la serie. Fue el editor Denny O’Neil quien atisbó algo de talento en Miller cuando cayó en sus manos una de las historias de relleno que éste había preparado para Daredevil. Le gustó lo que había leído así que en lugar de perder a un artista convencional, O’Neil prefirió deshacerse de Mckenzie y darle la responsabilidad de los guiones, en 1981, al propio Miller. En cuestión de pocos meses las ventas remontaron y Daredevil regresó a su periodicidad mensual. El trabajo de Miller en la serie continuó hasta febrero de 1983, finalizando su primera etapa en el número 181 y declarando que la historia de Ruleta, su última entrega, había sido su mejor trabajo para Marvel. Tres años más tarde no serían pocos los que estarían en desacuerdo con esa afirmación.

Tras un tiempo alejado de la Casa de las Ideas y embarcado en otros proyectos con DC, en enero de 1986 Miller volvió a la serie con la que se había hecho un nombre: Daredevil. Iba a tener como acompañante en labores artísticas (y nunca mejor dicho, ya que ninguno de los dos autores fue etiquetado como «guionista» o «dibujante») a David Mazzucchelli, ilustrador que precisamente había llegado al título un año después del fin de la primera etapa de Miller en Daredevil. De hecho, ambos se conocieron en las oficinas de Marvel mientras Mazzucchelli intentaba conseguir un contrato enseñando varios de sus bocetos a Walt Simonson. Y para sorpresa del artista, Miller conocía bien su trabajo. El escritor había abandonado Marvel años atrás, pero nunca se había alejado del personaje que había logrado resucitar y, tras su marcha en 1983, seguía con interés el trabajo de los autores implicados. Es más, el tiempo ha venido a demostrar que Miller tenía, en mayor o en menor medida, planeado su regreso. Tras escribir en conjunto con Denny O’neil la trama para el número 226, el arco argumental que le siguió (del #227 al #233) es descrito hoy en día como una de las mejores historias de superhéroes jamás creadas.

Born Again

La aventura por excelencia del héroe es el viaje a los infiernos, o cómo bien lo definió el mitólogo Joseph Campbell en el Héroe de las Mil Caras, la reconciliación con la tumba. Todo protagonista que se embarque en la empresa de su vida debe cruzarse con la muerte, ya sea literal o figurada, y resurgir como un ser totalmente nuevo, distinto, maduro y que haya aprendido de su aventura. Le ocurrió a Ulises en La Odisea, a Frodo en El Señor de los Anillos y a Neo en Matrix. Frank Miller había dejado el listón bien alto con la última historia que había escrito para Daredevil en 1983, por lo que a su regreso a la serie debía llevar a Matt Murdock al límite y situarlo en un nuevo nivel. En esta ocasión el plan era destruir y reconstruir al protagonista, siguiendo un patrón muy antiguo y conocido pero igual de infalible.

Esa sería la idea central, pero toda la trama estaría además rodeada de toda una serie de aspectos que han hecho de Born Again una de las obras cumbres de Daredevil y su autores. Por un lado, se trata de una guerra psicológica entre el villano y el héroe. La destrucción de Matt Murdock no es física, aunque esa sea la meta final, sino más bien psicológica y emocional. Kingpin quiere acabar con Daredevil sin lanzar ningún tipo de ataque frontal, y mucho menos físico. Por otro lado, el dúo de autores se preocuparon de envolver la historia en una atmósfera e imaginería religiosas para otorgarle tintes cuasi divinos y así reforzar y ensalzar el espíritu heroico del protagonista. Y siempre sin olvidar el carácter de género noir con el que Miller se identificó y que hizo de Daredevil una seña de identidad. Para ello tenemos al propio Wilson Fisk, alias Kingpin, un magnate criminal que se mueve muy bien en los bajos fondos para conseguir sus metas. Entremos ahora en los pormenores.

Traidores y Complots

El punto de origen de Born Again es la traición al más alto nivel que alguien puede recibir; la de un ser querido. Karen Page es la antigua novia de Matt Murdock, una chica que se encuentra en un punto decadente de su carrera. Su vida laboral más reciente la ha llevado lejos de los EEUU y a dedicarse al cine pornográfico, entrando así en una espiral destructiva que la sumerge en el mundo de las drogas. Desesperada, Karen vende lo único que le queda de valor por una dosis de heroína: la identidad secreta de Daredevil. Esa información tan relevante y valiosa termina en los oídos de alguien cuyos contactos e influencia sobrepasan cualquier frontera y Kingpin, el mayor hombre de negocios turbios de Nueva York, está dispuesto a sacarle el mejor de los provechos.

Uno de los preceptos que caracteriza a los superhéroes es que debe proteger su identidad secreta para que sus seres queridos no sean el objetivo del villano de turno. Sin embargo, se da la curiosidad de que en Born Again el enemigo de Daredevil se centra directamente, al menos al comienzo, en quien está detrás de la máscara, dejando en un plano secundario a sus amistades y familiares más cercanos.

Fisk, con el nombre real de Daredevil, tiene la clave para acabar de una vez por todas con su némesis. Su razonamiento es bastante lógico, si no se puede derrotar al héroe, entonces habrá que hacerlo con Matt Murdock, su identidad pública. Pero debe hacerse con cuidado y sin levantar sospechas, que la maniobra preparada para su destrucción no deje ninguna pista que lleve al señor del hampa neoyorquino. Por tanto, el plan debe centrarse en acabar con la vida personal, laboral y pública del afamado abogado pelirrojo. En cuestión de semanas Murdock pierde sus ahorros, su licencia para ejercer la abogacía, su casa y su novia, aunque esto último no sea lo que más le preocupe. Todo es tan repentino y orquestado que el protagonista sospecha que hay una mano oculta tras sus desgracias, pero no logra dar con ella. Por mucho que Daredevil investigue en los bajos fondos, nadie sabe nada sobre un plan para acabar con Matt Murdock. Y en esa búsqueda desesperada, Kingpin se regocija y disfruta del deterioro físico y mental de su enemigo. Esa era la otra parte del plan: deleitarse con la caída del mayor rival. Su victoria se está forjando.

Pero Matt no tiene que investigar mucho más para darse cuenta, y tras perder lo poco que le queda, que un ataque tan bien orquestado sólo puede haber salido de una mente tan brillante como la de Kingpin. Sin embargo, su situación física, moral y mental está tan deterioradas que el héroe no atina a dar con un razonamiento coherente. Para él, Kingpin es sólo la punta de una pirámide compuesta de traidores; tanto el banco, las compañías de servicio eléctrico y telefónico, su mejor amigo, Foggy Nelson, y su ex novia, Glori O’Breen, se han conjurado para traicionarlo.

La locura del héroe

A menudo el héroe comete un error, o también llamado harmatía, que lo lleva a su muerte sufriendo de enajenamiento mental. Es lo que en el mundo clásico se denominó la até (en referencia a la diosa griega homónima), que es un estado mental en el que nadie puede controlar sus acciones, a menudo fatales. Evidentemente, Daredevil va a sufrir un serio episodio de até que lo llevará a reconciliarse con su tumba.

La estrategia de desgaste de Kingpin ha funcionado y el héroe, dentro de su incipiente paranoia, cree que todos están en su contra. Matt no confía en nadie, cualquiera puede ser un traidor o un enemigo que quiere acabar con él. Por ejemplo, cuando llama a Foggy Nelson por teléfono tras haber perdido su casa, en vez de pedirle ayuda lo que hace es intimidarlo, “Voy a por ti, Nelson”, para acto seguido sentirse amenazado por alguien que se encuentra tras la puerta de la habitación del hostal donde se está quedando. En realidad es el casero, pero Matt cree que se trata de un esbirro de Kingpin que va tras él, y lo ataca para dejarlo inconsciente. “No le interrogaré. Sé quien le envía. Voy a por ti, Kingpin.” El estado del héroe es tan errático, que incluso cuando algo de lucidez asoma a su mente y logra ponerse en contacto con su amigo Foggy, en realidad lo hace con el contestador telefónico, hablándole como si fuera su antiguo socio.

El único pensamiento claro que asoma a la mente de Matt es que el culpable de todos sus males es Kingpin, y piensa acabar con él. Pero cualquier decisión en tal estado mental es una decisión errónea, o harmatía. El ex-abogado se dirige hacia las oficinas de Fisk para enfrentarse a su enemigo pero no es para derrotarlo sino para ser vapuleado. Es interesante comprobar cómo este enfrentamiento es representado gráficamente: Murdock es invitado sin ningún tipo de problemas por la secretaria de Fisk a su gimnasio, dónde éste le espera. Un trayecto tranquilo y sin impedimentos, todo lo contrario a lo que debería ser el enfrentamiento definitivo entre héroe y villano. Hasta este punto Matt no ha recibido ni un sólo golpe físico, pero ya sabemos que está derrotado. Sólo queda rematarlo físicamente.

La reconciliación con la tumba

Kingpin es inteligente y opta por no acabar con la vida de Murdock en su propia casa. No. Lo mejor es dejarlo todo preparado para que la muerte parezca un accidente, un suicidio. Así que hace lanzar a Matt al fondo del East River, dentro de un taxi robado para que muera ahogado. Para Campbell, la reconciliación de la tumba se suele producir en la etapa del Viaje del Héroe definida como el Vientre de la Ballena, en clara referencia al mito de Jonás. Esta escena “constituye un símbolo universal del tránsito de un lugar mágico donde el personaje es engullido por lo desconocido y parece morir para terminar renaciendo posteriormente”. Curiosamente nuestro héroe termina en el fondo de un río, aunque dentro de una ballena algo más moderna.

Matt sobrevive al trance, pero aún debe pasar por una etapa de expiación para resurgir como un hombre nuevo. Mientras intenta dormir y recuperarse entre indigentes, revive su infancia. Momento que aprovecha acertadamente Miller para hablar de los orígenes de Daredevil. No pasa nada si el lector se ha asomado por primera vez a las páginas de esta serie. Su guionista no quiere que se pierda ni un sólo detalle y no duda en volver a contar la génesis del héroe. Si Daredevil ha de renacer, entonces también debe volver a tener una infancia. Al final de esa revisitación, Matt confirma que su muerte se ha producido. “[Kingpin] descubrió mi identidad secreta y me lo quitó todo… y yo le ataqué… y él me mató«. Además, podemos ver ese renacer como una involución, del estado adulto de Matt a embrión. Así al menos es representado en varias viñetas a toda página, con el héroe relajado al principio de la historia para terminar en postura fetal en los siguientes números. Como dato anecdótico hay que añadir que Miller tuvo el detalle de preparar para esta escena unas viñetas en negro para que Mazzucchelli, con menos exigencia creativa, pudiera cumplir con los plazos y entregase los bocetos a tiempo. Pero sigamos con el tema de la muerte.

Como ya comenté al comienzo, una de las peculiaridades de Born Again es que los autores se preocuparon de rodear al protagonista de elementos religiosos, que van desde personajes, los títulos de cada cómic (la ilustración de arriba es un claro ejemplo), hasta las imágenes, para reforzar el carácter heroico y trascendental de la historia. Daredevil es situado al nivel de Jesucristo y revive, casi con exactitud, los últimos días de vida de la figura cristiana. Por ejemplo, la historia da comienzo con la traición de Karen, a quien podríamos comparar con Judas y en cuyo caso deberíamos sustituir las treinta monedas de plata por un chute de heroína, que ambas son posesiones meramente efímeras. En el caso de la muerte de Matt tendríamos que pensar en el viacrucis de Jesucristo, porque si tres veces cayó él en su camino al Calvario, otras tantas caerá Daredevil. La primera caída es provocada por Kingpin, las otras dos corresponden a un atropello y al apuñalamiento por parte de un tipo disfrazado de Santa Claus. Todo ello ocurre en el número 229 de la serie, lo que viene a demostrar que está íntegramente dedicado a la muerte del héroe. De hecho, la penúltima página del cómic es una clara alusión a la Piedad de Miguel Ángel. Maggie, la madre de Matt convertida en monja, viene al rescate de su hijo, pero tal vez sea demasiado tarde, porque moribundo cual Jesucristo, el héroe yace en el regazo de ella.

Renacimiento

Pero como debe ser, el héroe tras su caída en desgracia, resurge. La reconciliación con la tumba es una etapa de maduración en la que el sujeto deja atrás una parte de su vida para iniciar otra, pero de manera diferente. Se espera del héroe que haya aprendido de su experiencia con la muerte y que complete la misión en la que se ha embarcado con una nueva determinación. De Matt sabemos que es un hombre que, al igual que su padre, Batallador Murdock, no se rinde fácilmente. Sin embargo, es Kingpin quien llega a la conclusión que con la supervivencia de su enemigo le ha enseñado, sin querer, una importante lección: Que un hombre sin esperanza, es un hombre sin miedo. Es tan relevante esta enseñanza que se ha convertido en la frase que acompaña con frecuencia a la cabecera de Daredevil. Y para ensalar esa imagen de resurrección, los autores recurrieron a otra imagen religiosa, que es la bajada de la cruz de Cristo.

La guerra psicológica de Kingpin ya no tiene validez, por tanto debe enfocar su estrategia de manera diferente. Él sabe que ya no puede desprestigiar la figura de alguien que se supone muerto, entonces debe destruir la imagen de su otra identidad; Daredevil. Eso sí, para ello seguirá recurriendo a la locura.

Más locura

Ya comenté anteriormente que Matt sufre un episodio de locura transitoria descrita también como até. No obstante, la enajenación mental no es exclusiva del protagonista, sino que es una constante en toda la obra. Si estudiamos a cada uno de los personajes que participan en Born Again, casi todos sufren algún tipo de trastorno mental temporal o permanente. Analizado ya Matt Murdock, podemos centrarnos, por ejemplo, en otros personajes secundarios pero siempre teniendo a Kingpin como figura focal.

Fisk cree que la mejor manera de destruir la figura pública de Daredevil es mostrarlo como un monstruo sanguinario. Para ello rescata de una institución sanitaria a un enfermo mental muy peligroso, lo disfraza de Daredevil y lo envía al apartamento de Foggy Nelson para que desate en él y Glori O’Breen toda su violencia.

Sin embargo, aquí no termina la estrategia de Kingpin, quien también tiene planes para el propio Matt. Con él debe ir ya al enfrentamiento directo y físico y elige a Nuke, un súper soldado del corte del Capitán América, aunque drogado hasta las cejas, para que se encargue de liquidar a su rival. Con toda una serie de mensajes patrioteros, Kingpin manipula la trastornada mente de Nuke, quien aún cree luchar en la guerra de Vietnam, y le hace ver que Matt es el mayor antipatriota que existe en Nueva York.

Y aún podemos mencionar a otros personajes que se ven envueltos en la guerra psicológica de Kingpin, que son Karen Page y Ben Urich. La primera comienza la historia con un estado físico y mental bastante lacrados debido a la adicción a la heroína. No obstante, el hecho de que el villano envie una serie de asesinos tras ella para que mantenga la boca callada para siempre, la lleva a una situación de estrés agobiante. La ex novia de Matt viaja desde América del Sur hacia los EEUU huyendo de los sicarios y en busca de la protección de la persona que precisamente ha traicionado, y en su desesperación y síndrome de abstinencia, llega incluso a robarle la limosna a un indigente ciego. Para cuando Karen llega a Nueva York, su estado físico y mental es tan lamentable que Mazzucchelli la representa casi como un cadáver viviente. Toda la belleza que una vez Karen poseyó se ha convertido en un semblante de enfermedad y decrepitud.

El otro objetivo de Kingpin es el periodista Ben Urich. Conociendo a Matt Murdock, el periodista sospecha que hay una elaborada campaña de desprestigio hacia la persona más honesta que jamás ha conocido. Casi haciendo más de policía que de reportero, Urich comienza a relacionar el nombre de Fisk con el ataque a la figura pública de Murdock y quiere ponerlo al descubierto. Pero el magnate no puede permitir que eso suceda, el periodista ha metido las narices en demasiados sitios, así que inicia una estrategia de intimidación y amenazas hacia él para que no se atreva a escribir sobre sus descubrimientos. Y es tan efectiva que surte un efecto demoledor en Urich. Su determinación y fidelidad inicial para con su amigo Matt se ven truncadas. Si tuviéramos que recuperar el símil religioso-cristiano, sin dudas Ben sería el Pedro de la Biblia, quien rechazó por tres veces a Jesucristo.

Tampoco quisiera dejar de mencionar otros dos personajes que lanzan mensajes distorsionados de lo que normalmente representan y que enriquecen la atmósfera paranoica que domina Born Again. Por un lado tenemos a la enfermera que vigila en el hospital al policía Manolis y su hijo enfermo. Enviada por Kingpin, su trabajo consiste en intimidar a cualquiera que se acerque a la habitación a hacerle preguntas indebidas a Manolis. Una figura que se supone que debe cuidar de los enfermos, en este cómic ataca y mata como si de un sicario se tratase. Por otro lado tenemos al maleante disfrazado de Santa Claus, de quien se espera que sea bienintencionado y que traiga felicidad, cuando en realidad lo que hace es traer muerte para Matt Murdock.

Con estos ejemplos queda de manifiesto que la locura es un tema central en Born Again. El héroe y algunos de los personajes secundarios se ven sometidos a una presión mental que deben superar. Esa es la misión de Daredevil en esta historia, derrotar sus miedos e inseguridades, vencer en su guerra interior y psicológica por un lado, y derrotar a su enemigo y sus peones de la locura, por el otro. El primer asalto lo gana gracias a su carácter batallador y la ayuda de su madre, Maggie.

Luego Murdock se enfrenta, vestido de civil, al loco disfrazado de Daredevil, que en realidad es su yo más perverso. Ese enfermo mental es la encarnación del Matt trastornado que páginas atrás golpeaba y dejaba inconsciente al trabajador de un hostal, aquel que amenazó a Foggy Nelson o el que no hacía nada por evitar los robos de unos vándalos en un vagón de tren. El viejo y el nuevo Matt luchan, pero no hay color, el renovado triunfa sobre el antiguo. Segundo round también ganado.

El tercer y último asalto es entre el nuevo Daredevil y el brazo ejecutor de Kingin, que para esta historia es Nuke. Este villano es la encarnación de la industria militar americana al servicio de intereses económicos, que son representados por Fisk. Él, mediante un falso patriotismo y mucho dinero, dispone de un súper soldado pero con la mente alterada.

Crítica política y social

Una de las tramas subyacentes en Born Again es la crítica que hacen sus autores a la sociedad y política americana. Se presenta al lector un país donde con esfuerzo y trabajo se puede llegar a tener éxito. Así lo vemos con Matt Murdock despertando relajado en su lujoso apartamento, cobijado por el calor de su hogar que lo protege de la nieve. Es un hombre con una carrera de éxito como abogado. Su estabilidad no corre peligro. Aparentemente. Porque todo ello se puede venir abajo si alguien con mucho dinero y peores intenciones decide acabar con el buen nombre de un ciudadano respetable. No importa si tienes al mejor abogado de Nueva York como amigo, si las acusaciones y los sobornos son los adecuados, nadie puede evitar la caída en desgracia de Murdock. De repente todo el universo se vuelve en su contra, y eso sólo ocurre porque Wilson Fisk es millonario y tiene muy buenos contactos.

Sin embargo, si el orden civil no es suficiente para destruir a Daredevil, entonces hay que recurrir al militar y por supuesto, con el dinero como llave para que Kingpin logre sus propósitos. Porque gracias a él, el villano puede disponer, tras un par de llamadas de teléfono, de un súper soldado. No importan los motivos si la cantidad de dinero es sustanciosa. Todo el aparato militar a disposición de un magnate sin escrúpulos. Y en mitad de todo este maremagnum de transacciones está Nuke, un arma muy poderosa aunque con una mente trastornada. Él viene a representar al ejército que es enviado a cualquier parte del mundo a luchar por una causa que se cree patriota, pero que en realidad se mueve bajo oscuros motivos económicos. Sólo muy de vez en cuando y en mitad de su locura, el soldado dice algunas verdades.

El enemigo no es Daredevil, tampoco la prensa, como así acusa Kingpin, ni lo es ningún comunista perdido en mitad de una jungla asiática o de centroamérica. El enemigo es el militar corrupto que se confabula con el hombre de negocios turbios. Así vieron Miller y Mazzucchelli la política exterior de su país en plena década de los ochenta, con el presidente Ronald Reagan embarcado en una cruzada personal por frenar la expansión del comunismo en Centroamérica. Estoy seguro que más de uno habrá esbozado una sonrisa al pensar lo mucho que ha cambiado de ideas el amigo Miller en los últimos años.

Pero ¿Y la sociedad? Una parte de ella es mostrada con los mismos bajos instintos que los descritos hasta ahora, con sucias ambiciones. Así vemos a Raldo y Tonio al comienzo de Born Again, que trafican con la información del nombre de Matt Murdock. También ocurre con Karen, que por droga vende lo poco de valor que le queda, la identidad de Daredevil, y por seguridad y un viaje a EEUU vende su cuerpo a Paulo. Alguien que además, se mueve por intereses personales, él no quiere ayudar a Karen, él quiere aprovecharse de ella. Y por último tenemos a los habitantes de Nueva York. Ellos viven sus vidas sin preocuparse de lo que le pase a los demás, sumidos en su egoísmo. Ejemplo de ello es cuando Foggy y Glori se van de compras navideñas y sufren un intento de robo, pero nadie se interesa por su estado ni les ayuda a detener a los ladrones. Algo similar sucede con Matt cuando es atropellado por un coche, el conductor no se detiene porque simplemente no quiere meterse en problemas.

La otra parte de la sociedad es la que debemos emular y la que al final triunfa en Born Again. Son ciudadanos como Foggy, Ben Urich, o el sastre que le hace los trajes a Daredevil, que aunque viven sus momentos duros, se mantienen fieles a sus creencias y código moral. El primero ofrece su ayuda a Matt y Karen, el segundo intenta desenmascarar la trama de desprestigio de Kingpin a pesar de sus amenazas y el tercero es capaz de no seguir las indicaciones de Fisk con tal de no traicionar a Daredevil. Y entre todos ellos está Matt Murdock, el hombre que no tiene nada, ni siquiera miedo, que pone todo su empeño para que la persona más corrupta que conoce no se salga con la suya. Si la guerra de Kingpin fue a distancia, así es la de Daredevil, que entrega a un Nuke derrotado a la prensa para que dé a conocer la verdad que se esconde bajo el nombre de Wilson Fisk. No es una derrota física, es mental y moral, como la que el villano le quiso asestar a Matt Murdock. El héroe que culpaba a todos de sus males, ahora es capaz de perdonar incluso a quien ha cometido la más alta traición, Karen Page.

Una historia de contrastes

La sociedad presentada en Born Again es una de contrastes, con aspectos positivos y negativos. Pero este es sólo un ejemplo de la cantidad de antítesis que se pueden encontrar en la obra y que vienen a poner de manifiesto el concepto básico de la dualidad. Con una organización con contraposiciones es más fácil distinguir y comprender los problemas y éxitos que se producen en la obra. Estos son algunos:

· Karen Page/Maggie: Volviendo al símil religioso, Karen es Judas, mientras que Maggie es la virgen María. La primera es una mujer con una vida involucrada en los vicios y que traiciona a un ser querido, la otra es una monja que intenta seguir un ejemplo de rectitud y que ayuda a Matt en su momento de mayor necesidad.

· Karen Page/Glori O’Breen: La primera es el amor perfecto de Daredevil. Aún habiéndole traicionado, él la perdona y la ayuda a abandonar las drogas. La chica norirlandesa es el amor no correspondido. Ella junto con Foggy intentan ayudar a Matt, pero en un principio no tienen éxito.

· Karen Page/Nuke: La mujer se rodea de gente de los bajos fondos y consume drogas de manera ilegal. Nuke es el arma de las altas esferas con una mente manipulada y dañada por las drogas administradas por el ejército americano.

· Nuke/Capitán América: El primero es el ideal americano falso y manipulado por el ejército. De hecho, Daredevil lo describe de la siguiente manera: Su piel contiene varios tipos de plásticos. Muy resistentes al fuego. Sus músculos y huesos son humanos sólo en parte. Por el otro lado, Steve Rogers es el ideal americano inmaculado y que actúa sin imposiciones de ningún tipo.

· Matt Murdock/Foggy Nelson: Mientras que uno inicia una vida decadente, sin novia, ni hogar, ni trabajo, el otro consigue pareja y mejora su vida laboral consiguiendo trabajo en un bufete importante de abogados. Curiosamente, tanto el empeoramiento como la mejora de ambos es debido a Kingpin.

El último de los logros de Miller y Mazzucchelli, aparte de contar una historia apasionante, es que hablan de todos nosotros. Si nos identificamos con la caída y resurgir de Matt es porque nosotros como lectores hemos de vivir la misma experiencia para poder avanzar en la vida. Todos en nuestra existencia tan cotidiana somos héroes que debemos afrontar desafíos, grandes o pequeños, para mejorar. Tal vez sea el aspecto más humano y sacrificado de Daredevil lo que hace que muchos lectores le tengamos especial afecto. De hecho, todos podemos ser como Daredevil, tan sólo debemos seguir su ejemplo:

También queremos aprovechar este artículo para lanzar un mensaje de apoyo a uno de los autores de esta obra, Frank Miller, quien le dio un giro trascendental a la historia de Daredevil y que parece estar pasando por un momento delicado de salud. Todo lo mejor para él.

• Fuente: CBR.
• Fuente: Noessolounblog.