En cuanto a los autores, poca presentación necesita Tom Taylor, uno de los guionistas más interesantes de la actualidad y al que podemos disfrutar en la serie de Escuadrón suicida, también publicada en grapa por ECC.
En el apartado gráfico, contamos con Karl Mostert, un recién llegado a la editorial, que se describe a sí mismo como “un viejo diablo, que vive en Ciudad del Cabo con su mujer y dos demonios de Tasmania por hijos”. Junto a él, se encuentra Rex Lokus al color.
La miniserie sigue la estela de DCSOS, dándonos una trama sencilla en la que Taylor siempre parece sentirse cómodo, partiendo de una pregunta: “¿Qué ocurrió con los villanos cuando el mundo se vino abajo?”. A pesar de lo recomendable que es su predecesora y que sirve como un perfecto acercamiento antes de esta, dado el punto de partida y lo accesible que resulta, no es obligatorio como lectura previa.
Si bien como decimos el argumento no es original en absoluto, si lo es el modo de narrar la historia. En lugar de recurrir al morbo o a la violencia gratuita que, hoy en día, con centenares de producciones de zombies para disfrutar, tanto antiguas como actuales, no resulta novedoso, Tom Taylor cimenta con detenimiento la relación de personajes. Consciente de los vicios del género y el potencial envidiable que tiene poder usar a los héroes y villanos de DC con la mayor libertad posible, recurre antes al diálogo para que el horror tenga mayor impacto emocional.
Así, deconstruye a villanos por todos conocidos como Solomon Grundy, Cheetah, Lady Shiva o Bane, así como a un especialmente divertido e inspirado Creeper. Para hacerlo, utiliza un recurso muy simple, el entrenamiento y tutela de un grupo de niños como preparación para lo que viene. En esas escenas, con gran sensibilidad por parte del autor, se nos muestra facetas desconocidas sobre ellos y demuestra lo mejor que puede haber en la peor de las personas cuando las circunstancias lo requieren.
Otro factor importante, está en los antihéroes. Tanto Cassandra Cain como Jason Todd, cuando son manejados por guionistas solventes, nos dejan buenos momentos que, aquí, al mezclarse con el caos general, son todavía más salvajes. En su compañía, tenemos a Deathstroke y a su hija, que se terminan robando gran parte del tebeo.
Como vemos, predominan los personajes que cuentan con poderes de curación, que son los que dan nombre a la serie, pero no considero que la acción se centre en ellos o que haya un interés particular en el guion por su condición, sino que sirve más bien como desencadenante, ya que como se ha apuntado, el corazón de la historia está en las relaciones personales que se forjarán a lo largo de las páginas. Por supuesto que veremos, por ejemplo, a Slade Wilson en pleno uso de su don, pero no es lo verdaderamente esencial.
Como punto de apoyo, Taylor elige al Comisario Gordon. En una historia repleta de villanos, el bueno de James sirve como conciencia del grupo y como líder en última instancia. Está francamente bien y se nota que el escritor se lo pasa en grande, dejándole alguno de los chistes e intervenciones más graciosas. A destacar el comienzo en la comisaría y el momento en el que conoce la verdad sobre la identidad de los asociados del murciélago.
Si en la primera grapa reina el desconcierto, con una sucesión de situaciones impactantes, desde la despedida de la Batfamilia por Jason (con recuerdo para su mentor), hasta la huida de Gotham, al límite de la muerte, a partir del segundo se relaja.
Después del reposo, como previo al colofón final, tenemos un nuevo problema por resolver en el refugio que nos prepara para la antagonista que en esta ocasión que no es otra que Wonder Woman.
La Mujer Maravilla, parte de la Trinidad, anunciada como un peligro desde la maravillosa portada escogida para el primer número, será el último peligro al que enfrentarse antes de conseguir lo que promete ser la libertad. Si antes se ha alabado la profundidad, aquí se ha de hacer lo mismo con la violencia. Totalmente desbocado el autor, habiéndonos preparado para ello, nos da un regalo final en sangre que gustará al lector.
Todavía nos reserva una sorpresa, relacionada con el misterioso narrador de la miniserie que, bajo mi punto de vista, es el punto negativo que se le puede encontrar al comic, por ser un recurso de resolución del conflicto que se acerca a lo que podríamos llamar Deux ex machina y que no es del todo convincente.
A modo de conclusión, a pesar de lo mencionado en el anterior párrafo, DCSOS Inmortales es una lectura muy recomendable y atractiva. Bajo su sencillez argumental, es capaz de presentarnos algo distinto, muy digerible y que nos deja con ganas de más. Para suerte de todos, Taylor ya ha comentado en entrevistas que habrá más propuestas sobre este universo que, esperemos, sigan en esta línea para mayor beneficio del lector.
REFRESCANTE
Guion - 8.5
Dibujo - 7.5
Interés - 8
8
Una lectura fresca y divertida, en la línea de los mejores trabajos publicados por DC de Tom Taylor
Una serie muy divertida y un gran contrapunto respecto a DCsos. Taylor escribe a los personajes que da gusto leerlos.
PD: «Comisionado» Gordon? Primera vez que veo que se le llame así.
Muchas gracias por tu comentario y por dar tu opinión sobre el comic. En cuanto a lo que mencionas de Gordon, lo he corregido. En América Latina, no es raro que al personaje se le llame comisionado. A pesar de ello, como dices, la traducción más correcta de commissioner y la habitual ha de ser comisario. Un saludo
Y en España como lo traducen? no me acuerdo. Acá en la serie de los ´60 era el Comisionado Fierro jeje. Pero después siempre Comisionado Gordon.
En España es el Comisario Gordon. Conozco lo de Comisionado Fierro y me parece una traducción muy curiosa y que me encanta jaja
Gracias me daba fiaca ir a revisar mis tacos Zinco…acá tenés a Bruno Díaz, Ricardo Tapia, Guasón, Gatúbela…insuperables
Buena reseña Ángel, enhorabuena por el debut! 🙂
Muchas gracias Paulo