Deathmatch vol. 3: De Alfa a Omega

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Edición original: Deathmatch # 9-12 USA (BOOM! Studios).
Edición nacional/ España: Aleta Ediciones.
Guión: Paul Jenkins .
Dibujo: Carlos Magno.
Color: Michael Garland.
Formato: Libro rústica, 112 páginas.
Precio: 13, 95 Euros.

 

Recapitulemos: un nutrido grupo de seres superpoderosos es secuestrado y llevado a un misterioso lugar donde sus captores les obligaran a combatir entre sí. No, no estamos ante las Secret Wars de los años ochenta, ni ante Avengers Arena o por tanto una versión superheroica de Los Juegos del hambre y Battle Royale. Paul Jenkins– el responsable de los guiones de Deathmatch sobre una propuesta de Bryce Carlson-, preguntado respecto a estas inmediatas reminiscencias, ponía distancia con todas ellas remarcando que el punto focal de Deathmatch no está tanto en los desesperados combates a muerte y en los efectos de éstos sobre sus participantes -aunque de esto también hay- sino más bien en los enigmas detrás de este cautiverio. Y es cierto, principalmente estamos ante una obra de intriga. Son las preguntas lo que realmente despiertan el interés del lector, no el resto de la envoltura. ¿Quién está detrás de la captura de los mayores superheroes y supervillanos de ése mundo? ¿Qué objeto tiene enfrentarlos a muerte en grupos de dos hasta que solo quede uno? ¿Cómo escapar de allí dado que su prisión anula sus poderes? ¿Y por qué cuando llegan a la arena los héroes aceptan matar a sus compañeros y amigos, para luego olvidar ése trascendental motivo al volver a las dependencias de confinamiento? Todas esas cuestiones son lo que ha convertido a Deathmatch en una lectura realmente adictiva.

Eso no significa para nada que Jenkins haya descuidado otros aspectos esenciales como pueda ser el tratamiento de personajes. Partiendo en muchos casos de cómodos duplicados de conocidos arquetipos superheroicos, nos encontrábamos con protagonistas reminiscentes de iconos de Marvel y DC a los que se había aplicado una vuelta de tuerca y llevado a una situación límite. A menudo era precisamente ese giro sobre el concepto básico lo que despertaba nuestro interés, y de ese modo la curiosidad florecía al conocer a Sable -una dura versión femenina de Batman-, al ver a Sol Invictus comportarse de forma tan honorable como Thor pero siendo insoportablemente arrogante, o al descubrir que Meridian tenía que ver tanto con Superman como con otra creación de Jenkins, El Vigía. Lo cierto es que el guionista lanza aquí algún guiño más al corpus de su obra, como con el detalle de que se mencione en varias ocasiones que Dragonfly (un Spiderman con otros poderes) jamás ha sido derrotado en combate, un rasgo que comparte con el Rayo Negro de su recordado Inhumanos. Precisamente Dragonfly protagonizará otro guiño que veremos más adelante, y como buen arquetipo que Peter Parker es de la identificación lector-personaje, Jenkins lo usaba al principio para introducirnos en la obra contándonos el primer tomo desde su perspectiva.

Jugando con esta idea, en el segundo volumen el prisma desde el que se nos contaba lo acontecido correspondía a otro superhéroe, Omni-Engine, uno de los personajes de quienes es más difícil establecer el paralelismo exacto con alguno de las Majors. Para esta tercera y última entrega, el honor recae sobre la mencionada Sable, a través de cuyos ojos y reflexiones seguiremos el hilo del desenlace final de Deathmatch.

De todos los superpoderosos seres que llegaron a la avanzada prisión antesala de la arena de combates ya solo quedan seis. El resto han fallecido siguiendo el programa de luchas o en distintas y emocionantes peripecias de las que hemos sido testigos en los anteriores tomos. Por fin, con los últimos duelos, conoceremos las respuestas a las preguntas iniciales y a algunas que han ido surgiendo en el transcurrir de la serie. ¿Están a la altura de la expectación? Pues la verdad, no demasiado.

Las revelaciones están bien construidas, apoyadas en lo que se nos ha contado anteriormente, pero no dejan de transmitirnos un sabor un tanto agridulce, un tanto decepcionante. Quizás, a pesar de todo lo invertido en conocer a los personajes, todo hubiese sido más impactante si hubiese recaído sobre los moldes originales de DC o Marvel y hubiese correspondido a ingeniosas cuestiones sobre detalles de las familiares idiosincrasias de éstos. Pero aquí, apoyadas las respuestas en precisamente lo que distancia a estos héroes y villanos (que en realidad acabamos de conocer) de los arquetipos en los que están basados, las cosas parecen un poco demasiado convenientes.

Además, se van añadiendo incesantemente sobre las revelaciones y la trama nuevas sorpresas y vueltas de tuerca destinadas a sorprendernos sin darnos respiro, algo que a pesar del intento termina resultando más irritante que otra cosa. Que las soluciones a todo ello impliquen viajes en el tiempo, tecnología asombrosa, y algo a lo que en el universo Marvel llamaríamos partículas Pym y que funciona como deus ex machina de manera demasiado patente, no ayuda demasiado. Da la impresión de que Jenkins simplemente ha resuelto unos cabos que él mismo ha dispuesto de forma algo tramposa para tal efecto. Además, a pesar de la explicación dada, resulta un tanto discutible que por ello los héroes aceptasen romper su código moral, cruzar la linea y matar, más aún como decíamos, a sus camaradas, amigos y hasta seres amados.

Eso no significa que todo sea negativo. Quien tuvo retuvo, y el buen hacer del escritor es visible en muchos otros aspectos. Por ejemplo la forma de cegar al Anti Meridian resulta verdaderamente ingeniosa aunque requiera de todos esos tecnológicos conejos salidos de avanzadísimas chisteras. Tampoco podemos sino esbozar una sonrisa cuando vemos que Jenkins vuelve a autoreferenciarse y parece responder a la pregunta de cómo vencerían los héroes Marvel al Vacío (el casi omnipotente reverso tenebroso del Vigía) mediante un método que enlaza tal victoria con el origen de Spiderman, otro personaje con el que trabajó en la casa de las ideas, representado aquí como decíamos con Dragonfly.

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En lo visual, Carlos Magno sigue estando al mismo nivel -muy alto- que en los dos tomos anteriores. Su minucioso estilo de dibujo, lleno de líneas dando volumen nos recuerda un tanto al de Juan José RYP, y a pesar de que a veces sus figuras sufren de cierto estatismo, en las escenas de acción nos compensa con una trepidante narrativa. El color de Michael Garland complementa perfectamente la superheroica pero cruda historia que se nos cuenta.

Deathmatch ha finalizado quizá no estando del todo a la altura de las expectativas que fue generando según iba avanzando. Pero cuenta que con el punto a favor de habernos proporcionado un transcurrir que excedía, con mucho, el interés que nos despertaba inicialmente la ya manida premisa argumental sobre la que se apoyaba.

  Edición original: Deathmatch # 9-12 USA (BOOM! Studios). Edición nacional/ España: Aleta Ediciones. Guión: Paul Jenkins . Dibujo: Carlos Magno. Color: Michael Garland. Formato: Libro rústica, 112 páginas. Precio: 13, 95 Euros.   Recapitulemos: un nutrido grupo de seres superpoderosos es secuestrado y llevado a un misterioso lugar donde…

Valoración

Guion - 6.5
Dibujo - 8
Interés - 7.5

7.3

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Vosotros puntuáis: 7.2 ( 1 votos)
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billyboy
billyboy
Lector
4 marzo, 2015 17:04

Una lastima que el final no este a la altura,mas aun con el misterio que arrastra desde el primer tomo,bueno lo completare porque ya tengo los dos primeros,pero es una lastima que sepa ya que no va a cumplir con un final a la altura,pero bueno,gracias a vosotros ya estare preparado para el chasco,por lo tanto gracias.

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Lector
15 abril, 2015 11:02

me ha parecido una autentica bazofia.

lo peor,es que encima(por recomendación de un «colega») me compré los tres tomitos del tirón.menudo dinero más desperdiciado.

es como un mal comic de la image de los 90.podia haber formado parte «ferpectamente» de la cuadrilla de obras de rob liefeld,y,ojo, por que pone que está escrito por paul jenkins,que si no,hubiese pensado que esto lo firmaba un autor novel.

penoso.