Los buenos modales (y el arte) por encima de todo
“Pero recuerda, buena dama… El decoro es mantener la elegancia
cuando uno afronta el fin de su existencia.”
La relación de Jonathan Hickman con Image Comics siempre ha sido especialmente fructífera. En 2006, su primer trabajo publicado bajo el amparo de esta editorial, El Informativo Nocturno, fue recompensado con una nominación a los Premios Eisner 2028 en la categoría de Mejor Serie Limitada. Una obra como autor completo a la que le seguiría Pax Romana. Posteriormente, ya ejerciendo principalmente como guionista y diseñador, crearía junto a Nick Pitarra The Red Wing y Los Proyectos Manhattan, Este del oeste codo a codo con Nick Dragotta y Los asesinatos del lunes negro con Tomm Coker. Todo ello mientras trabajaba en paralelo en los proyectos de turno para la Casa de las Ideas que han revolucionado franquicias como Los 4 Fantásticos, Los Vengadores y las colecciones mutantes.
En la actualidad, Hickman lo ha vuelto a hacer y después de ese punto de inflexión que fue su paso por X-Men a raíz de House of X/Powers of X, está siendo el principal arquitecto de la refundación del Universo Ultimate. En 2021, el guionista estadounidense obtuvo una nominación a los Premios Eisner por su trabajo en X-Men, pero también por la serie independiente de Image Comics en la que estaba trabajando en ese momento: Decorum. Una propuesta con arte (en mayúsculas) de Mike Huddleston que también consiguió ese mismo año la nominación al Premio Eisner como Mejor Serie Limitada. Sin embargo, puede que esta sea una de las series de la producción de Hickman que más desapercibidas hayan pasado entre el público. En España, Norma Editorial la ha publicado en un volumen integral de lujo en la línea de otras propuestas indie como Monstress, Low, Do a powerbomb! y The Plot Holes.
Las cartas por delante, Decorum es una obra inacabada que por ahora se quedará en formato de miniserie de ocho números ya que sus autores están -literalmente- por otras labores. El éxito de crítica pero no de público sería uno de los motivos para ello y también la implicación de sus creadores en otros proyectos más golosos y productivos, como el comentado relanzamiento del universo Ultimate en el caso de Hickman y su trabajo para Substack en una nueva serie de ciencia ficción llamada Three Worlds / Three Moons en la que también están implicados su compañero Mike Huddleston y el no menos espectacular Mike del Mundo. El mal del mercado indie estadounidense: series prometedoras que son canceladas, se quedan paradas o se publican de una manera más que errática y que acaban desencantando al lector.
No obstante, aún si Decorum no llega a tener una continuación, la historia narrada en su primer arco es lo suficientemente cerrada y significativa por sí misma para no tener necesidad de saber nada más de este universo y sus personajes. Un universo que vuelve a ser un potente y fascinante ejercicio de worldbuilding por parte de Hickman. El autor estadounidense ha destacado siempre sobremanera por esta faceta suya que va más allá del marcado diseño con el que suele revestir sus obras siempre repletas de organigramas, esquemas, mapas, citas y otros añadidos que normalmente -y salvo casos aislados- son complementarios a la experiencia, pero no suelen ser necesarios para entender la historia narrada. Esto se reproduce una vez más en el caso de Decorum que además a nivel gráfico roza la excelencia gracias al desbordante y mutable talento de su compañero Huddleston.
La pareja pone toda la carne en el asador para contarnos la odisea de Neha Nori Sood, una joven mensajera intergaláctica que tiene contraída una deuda con un contrabandista llamado Luca. En su último encargo debe llevar un paquete prioritario, con verificación a la recepción y con tiempo de entrega fijado y confirmación genética para apertura, hasta el peligroso territorio de El Bouweriz en el Distrito 678 del Sector A7. Una entrega que le pondrá en contacto con Imogen Smith-Morley, una asesina eficiente más allá del deber que pertenece a la Iglesia de la Singularidad. Esta organización formada únicamente por mujeres y en las que la sororidad y los modales son conceptos irrenunciables, será el siguiente destino de Neha cuando Imogen la convierta en su nueva y prometedora protegida.
El punto de partida no es especialmente original, incluso dentro del mercado indie podríamos establecer una primera comparación temática directa con Clase Letal de Rick Remender y Wes Craig, aunque sean en su planteamiento y desarrollo propuestas totalmente confrontadas. Pero si es cierto que este es uno de los talentos de Hickman, el lograr construir universos enteros en torno a premisas muy sencillas y a las que saca lustre con el hermetismo de su narrativa y el cinismo de sus personajes. Es algo que incluso podemos intuir como más marcado en sus superproducciones para el mercado indie, como las citadas Este del oeste y Los Proyectos Manhattan y que también está muy presente en Decorum. Puede que por eso mismo, Hickman siempre gane en la larga distancia y acabe conquistando al lector que tiene la paciencia para comprender las reglas de su nuevo juego. No es un autor accesible, pero sus seguidores suelen ser recompensados.
En el caso de Decorum tenemos una propuesta con una doble vertiente: una primera onírica, deudora de la space opera y rozando un surrealismo que en algunos de sus pasajes nos puede recordar a los mundos alucinógenos de Grant Morrison pero aquí vistos desde la óptica caleidoscópica de un Huddleston que se siente aquí como pez en el agua; y una segunda, más pragmática y definida por su sabor a thriller, sus dosis de acción y humor nihilista que deriva de la ya comentada simpleza de su premisa. Todo esto está revestido de una pátina de crítica social y filosofía concebidas más como una pieza más del gran diseño de esta obra que como un verdadero intento de dar profundidad a estos temas, al menos en los ocho números que componen esta serie a día de hoy y que nos dejan un final algo apresurado consecuencia -suponemos- de la comentada situación de la obra. Los caminos recurrentes se acaban así imponiendo a una profundidad que nunca llega por mucho que se aborden cuestiones interesantes y en una pretendida perspectiva de género.
Pero si hay otra característica habitual en la producción de Hickman es lo bien acompañado que se encuentra normalmente en sus proyectos. El creador de Este del oeste ha contando a lo largo de su carrera con el apoyo de dibujantes con una gran talento y fuerza visual, incluso ya en su primera etapa en la Casa de las Ideas a cargo de series como Guerreros Secretos y S.H.I.E.L.D. en las que colaboró con Stefano Caselli, Alessandro Vitti y Dustin Weaver, entre otros. Pero si miramos a su producción independiente tenemos nombres como Dragotta, Pitarra, Coker y otros artistas de personalidades muy dispares, siempre rozando la excelencia y contribuyendo a esa sensación que siempre nos transmiten los cómics de Hickman de ser en cierta manera un ejercicio de estilo y diseño.
En este caso, Huddleston supera incluso esas expectativas pues su aportación a Decorum solo se puede entender en términos superlativos. El dibujante estadounidense nos ofrece todo un recital artístico página a página y viñeta a viñeta, con una mezcolanza de estilos y con una combinación de color y ausencia del mismo que hacen que nos perdamos en la historia, para bien, por su capacidad inmersiva, pero también “para mal”, ya que nos obliga a detenernos, reposar la lectura, olvidarnos finalmente de ella y disfrutar de la propuesta gráfica que tenemos frente a los ojos. La combinación de viñetas apenas abocetadas con otras más definidas en blanco y negro, algunas otras en tono bicolor manchadas o subrayadas, otras estridentes muy de ambiente pop o new age o que recuperan las tramas de puntos clásicas de las publicaciones clásicas.
Huddleston mira más allá del cómic con influencias que beben de lo pictográfico utilizando y/o imitando la acuarela, el óleo o el carboncillo, al tiempo que tiene presente su historia y sus referentes (los de la viñeta), construyendo un puzzle por el que que se pasean influencias de Jack Kirby, Frank Miller, Moebius y muchos otros, así como incorpora a la historia y su discurso la fuerza del cómic desde su vertiente más mainstream, hasta la más efervescente del alternativo o el fanzine. Todo esto se suma a los habituales complementos que pueblan las obras de Hickman, la rotulación original de Rus Wooton y un diseño en el que también colabora Sasha E Head. Todo en conjunto hace que prácticamente estemos más ante un libro de arte que ante un cómic convencional, un adjetivo que tampoco nos serviría para definir la mayoría de propuestas que surgen de la mente de Hickman.
Decorum es -por encima de todo- un festival a nivel gráfico que en este caso justifica la edición de lujo de Norma Editorial y a pesar de que esto contribuya a que el cómic indie esté siendo últimamente relegado a un cierto nicho por la subida de precios general y por ediciones -que salvo excepciones- se plantean para un público muy concreto, olvidando al mayoritario y potencial. Pero es de reconocer que Decorum luce increíble en este formato y la propia concepción y filosofía de la obra encajan con ello. La historia -por desgracia- pese a ser de lo más entretenido y ligero de Hickman no es lo más importante y aunque nos deja un arco cerrado, también deja la sensación de que lo mejor estaba por venir y que había aún mucho que contar en este universo. Un cierre apresurado, pero la esperanza, como los buenos modales, nunca se debe dejar de lado y no podemos descartar que algún día volvamos a saber algo más de esta historia y personajes.
Lo mejor
• El impresionante trabajo artístico de Mike Huddleston.
• El carisma de sus personajes aunque nunca se acabe de explotar en muchos casos.
• El poder disfrutar del arte de la obra en una edición de lujo.
Lo peor
• El guion de Hickman no está a la altura de la ambición del apartado artístico de la obra.
• El final apresurado que intenta dar un desenlace a la historia que estaba pensada para tener un recorrido más largo.
• Lo innecesarios -y a veces ininteligibles- complementos que Hickman aporta a la obra.
Guión - 6.5
Dibujo - 9
Interés - 7.5
7.7
Visual
Decorum es una obra en la que la forma se impone con fuerza al fondo. El trabajo de Mike Huddleston no tiene un equivalente en el guion de Hickman que ni llega a explorar su universos ni las motivaciones de sus personajes. Una historia que por azares del destino no será todo lo que podría haber sido, pero cuyo arte justifica por sí mismo la lectura y el disfrute de la aventura.