Defensores 1-4

 

Edición original: Defensores v4 1-6.
Edición nacional/ España: Defensores 1-4
Guión: Matt Fraction.
Dibujo: Terry Dodson, Michael Lark.
Entintado: Rachel Dodson.
Formato: Comic-book 48 pags a color.
Precio: 1,95€ / 3,25€.

Las críticas dudosas, el baile de dibujantes -y van-, pero sobretodo, la noticia-guillotina del cierre de la colección en su número doce, no hacían presagiar nada bueno. Mis piernas temblaron ante tamañas novedades, haciéndome recordar castañas del pasado, unas del tamaño del Teide, al recuperar en mi cabeza las viñetas del Defensores de Erik Larsen, penúltima versión del grupo leída por el que esto firma.

Así que movido por prejuicios y dispuesto a no caer bajo los cantos de sirena del dibujo de los Dodson, ataqué los seis primeros números del paperback yanqui. Y contra todo pronóstico, me divertí. Vamos a ver, es un título que no sorprende, pero que tampoco ofende. Pasatiempo Marvel en estado puro. A saber, un misterio, una amenaza cósmica, un pasado impensable que sale a la luz, múltiples dimensiones y un grupo-que-no-es-grupo, pero que funciona mejor que otros que sí lo son. Y con la presencia de alguno de mis personajes fetiche del universo marvelita. Sí, lo sé, cuando el tebeo lo protagoniza Stephen Extraño, abro las tragaderas y permito cosas que en otras historias no me atrevería ni a tocar con un palo. Qué le voy a hacer, así son las filias. Y si encima aparecen por ahí Namor y Norrin Radd, pues las tragaderas se amplían.

Ahora en serio, los Defensores del ubicuo Matt Fraction no van a marcar un antes y un después, pero es innegable que el guionista tiene oficio y logra crear interés a través de una trama simple pero efectiva, desgranada a través de ese mcguffin que supone la resolución del misterio del Motor de la Concordancia, un artefacto a mayor gloria de Kirby, cuya influencia es capaz de hacer realidad tus pensamientos. Lástima que Fraction no proyectara los suyos para que la serie fuera un éxito… Y es que esta es otra de las series de Fraction que empiezan con buena premisa y se desinflan, perdiendo fuelle y lectores al tiempo. Lo que sorprende es que este señor sea uno de los pilares en la otrora Casa de las Ideas, ya que está resultando evidente que ni ha venido a revolucionar el medio, ni es tan efectivo en cuanto a ventas se refiere.

Pero no le cortemos aún la cabeza al guionista, ya que si esta nueva encarnación de los Defensores funciona, y es cierto que lo hace, es gracias al carisma que el de Illinois sabe otorgar a cada personaje. Siendo los luchadores contra lo imposible, Fraction es consciente que la amalgama de unos caracteres tan distintos es igual de imposible. Y por el contraste, la química funciona, verdad universal habemus. Así, frente a la locuacidad de un Danny Rand alocado, el pacifismo taciturno –aunque esta vez más beligerante- de un Silver Surfer un tanto cambiado. Luego regreso a esto último, por cierto. Frente al metódico misticismo de un Doctor Extraño menos arrogante que de costumbre, la espontaneidad de una Hulka explosiva. Y en medio de todo, un rey Namor, cada vez más autónomo y autoritario. ¿No os suena al típico supergrupo Marvel? Nada nuevo, desde luego, pero no por poco original, inefectivo. Arroja en la batidora esta base de personajes y agítala bien con un preparado compuesto por ani-hombres de Wundagore, monstruos abisales pre-atlanteanos y unos Vengadores steampunk y tienes la versión Marvel de la excelente AIDP de Mignola. ¡Si hasta el dibujo del fill-in Mitch Breitweiser recuerda al bendito Guy Davis!

Los lápices, el otro tema peliagudo a tratar. Los Dodson cumplen, no cabe duda. No es su mejor trabajo, pero sus páginas son eficaces. Pero sólo están ahí durante tres miserables números. Y los tres artistas de relleno no pueden tener un estilo más distinto. Bien es verdad que cumplen con profesionalidad y que han sido escogidos con cierto ojo, ya que cada número de cada dibujante está protagonizado por un personaje diferente. Pero es obvio que esto juega en contra de la cohesión de la serie y debe haber sido uno de los disparos que han convertido en cadáver al recién nacido.

Poco más hay que rascar. Piensa en estos Defensores como una de esas maxiseries de doce números que proliferaron en los ochenta y noventa. Un caramelito de un año que no va a durar ni una tarde en tu recuerdo, pero que si cae en tu boca, limpiará tu aliento hasta que te lo tragues.
Antes de terminar, una pregunta que lanzo al viento: ¿por qué tantas licencias con Silver Surfer? ¿Me he perdido algo? ¿Le tienes algún tipo de tirria, Matt Fraction?