Demokratia 1

 

Edición original: Demokratia Nº1 JAP, Shogakukan
Edición nacional/ España: Panini Cómics
Guión: Motoro Mase
Dibujo: Motoro Mase
Formato: Tomo manga rústica con sobrecubierta 208 páginas
Precio: 8.95€

 

Demokratia es una obra de Motoro Mase que se publicó entre los años 2013 y 2015 en la revista Big Comic Spirits de Shogakukan. Con esta edición en 5 tomos, Panini Cómics recupera al autor de Ikigami, manga que también encontramos bajo este sello editorial. En general, es una edición correcta: buen gramaje de las páginas interiores, y sobrecubierta bonita, elegante y brillante. Cabe destacar que las medidas del volumen son ligeramente diferentes al tankobon estándar. Es, aproximadamente, un centímetro más largo y medio más alto. Respecto al ancho es ligeramente superior. Detalles que justifican esos céntimos de más en el precio final.

Motoro Mase nos explica la historia de dos estudiantes universitarios que han creado una androide cuyas acciones son decididas mediante un programa llamado Demokratia. Este software recoge la opinión de 3.000 internautas y escoge cinco opciones finales: las tres más repetidas y dos opciones que sólo una persona ha expresados. A continuación, los usuarios tienen que escoger una entre estas cinco para que la robot la realice. Para poder formar parte de los elegidos para pilotar a Mai, hay que esperar que el programa aparezca instalado en el ordenador, como si de un virus se tratara. A partir de este momento, hay que ir cumpliendo una serie de estrictas condiciones. Por ejemplo, ser constate al participar o que tus opiniones no sean siempre únicas.

Taku Maezawa (Ana Tokoshin). Maezawa es un estudiante universitario con mucha iniciativa. Acaba de fundar una empresa y ha patentado un interesante software sobre decisiones por mayoría. Ahora bien, como es joven e inexperto la editorial que le ha comprado el programa se ha aprovechado de él. Aunque van a desarrollar un juego educativo con el cual ganará dinero; ha tenido que firmar un contrato de exclusividad con una cláusula de provisionalidad. Esto quiere decir que durante diez años no podrá usar su invento para desarrollar nuevas aplicaciones. A no ser que lo haga a escondidas y en secreto…

Hisashi Iguma (Totsuro Matsume). Iguma es el más gris de los tres personajes principales. Trabajaba diseñando carretes en una empresa de material de pesca, hasta que un día decidió cambiar de vida. Volvió a la universidad y empezó a estudiar Ingeniería Robótica. Un buen día su compañero de laboratorio le invita a conocer a unos amigos suyos. Entre ellos está Maezawa, el patentador. Aunque Motoro Mase no dibuje de forma diferente a este personaje, algo en su personalidad y sus expresiones nos hace pensar que no es trigo limpio. Hacia el final del tomo nuestras sospechas se materializaran.

Mai Tokunaga (Huyu Hokaoto). Los conocimientos de robótica de Iguma y los informáticos de Maezawa se han unido para dar vida a Mai. Una robot de última generación hecha a base de nanotubos de carbono, uretano y látex. A diferencia de los androides a los que estamos acostumbrados, Mai no tiene personalidad propia: absolutamente todas sus acciones dependen de los usuarios del programa Demokratia. Desde cómo moverse hasta qué decir, pasando por cómo vestirse. Esta manera de funcionar es una decisión arriesgada por parte de Motoro Mase. Aunque en el primer tomo no da problemas de guión, si no se justifica bien, el funcionamiento de Mai puede parecer irreal y sacar al lector de la obra.

La premisa de Demokratia es muy llamativa y, a priori, interesante. Sobre todo para aquellos con interés por la filosofía o la política. La pregunta básica que el autor plantea es: qué tipo de ética sería la resultante de la articulación, por coincidencia, de una gran cantidad de morales individuales.

En primero de filosofía nos enseñan una actitud que acaba convirtiéndose en deformación profesional: definirlo todo. Por esta razón, cuando las palabras se usan en un contexto inadecuado o dotándolas de un significado que no le corresponde, quienes tienen sensibilidad por esta rama humanística, ponen sus dientes a chirriar. Así, decimos que moral es el conjunto de valores, creencias y acciones que hemos aprendido en el marco de nuestra sociedad. Habitualmente de manos de nuestros familiares, sacerdotes o profesores. Por tanto, cada comunidad ha desarrollado su moral que le lleva a considerar bueno o malo ciertos valores, creencias y acciones. Por supuesto, del mismo modo que las sociedades evolucionan, las morales también lo hacen. De este modo, podemos decir que el divorcio es inmoral en la comunidad católica, pero moral en la sociedad española.

En cambio, la rama de la filosofía que reflexiona acerca de las morales es la ética. Básicamente los eticistas se dedican a discutir si es posible hallar una ética universal: un conjunto de indicaciones que guíen las morales para que sean compatibles las unas con las otras. Con el objetivo final de alcanzar la convivencia armónica entre todas las comunidades. Por tanto, aquello que los profanos en filosofía llama ética habitualmente son morales concretas disfrazadas para ganar popularidad.

Ahora, ya podemos dotar de contenido aquella frase con la que iniciábamos este apartado. El programa Demokratia pregunta a personas concretas por los pensamientos y acciones que realizarían en una determinada situación. Extrae una opción que puede ser la mayoritaria (o no, por deferencia a las minorías) y Mai la realiza. Por tanto, el programa conjuga las distintas opciones morales de cada participante y nos brinda un acuerdo. Cosa que en cierto modo también pretende hacer la ética. De esta manera, la androide pretende alzarse como la representante del acuerdo, la única capaz de alcanzar una acción consensuada entre toda la humanidad. Motoro Mase juega con esta idea y sus límites. ¿Será Mai capaz de personificar un concepto tan complejo y polémico como «ética»?

Este primer tomo es demasiado introductorio como para contestar a la pregunta anterior. De momento, no hemos visto ninguna situación compleja o paradójica que ponga en jaque el guión. El único intento que hay en todo el volumen es bastante básico e insulso. Esperemos que con un punto de partida tan bueno, la cosa mejore en los siguientes tomos. En estás doscientas páginas sólo hemos visto a Mai salir un par de veces del laboratorio y relacionarse con una única persona además de Iguma y Maezawa. Ahora bien, parece lógico que Mase va realizar algún giro en el guión que convertirá en polémico el consenso entre los miembros de Demokratia.

La grandeza de la obra va a depender del equilibrio entre (1) la aparición de problemas social y políticamente interesantes; y (2) la reacción interesada de los miembros de Demokratia. Precisamente, un elemento sazonador interesante son los componentes del programa: unos personajes secundarios que actúan guiados por sus propias motivaciones. Pero conscientes de la repercusión e importancia de su elección. En las siguientes reseñas, iremos hablando de ellos y el papel que juegan en la construcción de la identidad de Mai. Otro gran tema que queda en el tintero es el concepto de democracia: su aplicación y límites en el marco de la obra. Pero para todo esto habrá que esperar al siguiente tomo, con fecha de salida en diciembre de este año.