Neal Adams es uno de los autores más influyentes de la historia de Batman y Detective Comics. El dibujante que mejor entendió las posibilidades que otorga disponer de un personaje de sus características en una historia, la fácil adaptabilidad de su figura y traje a multitud de géneros, desde la comedia al drama, pasando, como en el número que nos ocupa, por el terror.
En compañía de Dennis O´Neil, trajo una auténtica revolución para el Cruzado de la Capa, permitiéndole momentos muy poderosos, tanto dentro como fuera de Gotham y llevándole a confines recónditos del mundo para que el personaje pudiera tener otro tipo de aventuras, algo que se retomaría con posterioridad en las colecciones principales.
En esta ocasión, me he decantado por una de las grandes tapadas de su trayectoria con el personaje, sin el nombre o importancia histórica de su trabajo con Ra´s Al Ghul, pero inspiradora y con un potencial casi imposible para apenas doce páginas.
El matrimonio Muerto (referencia evidente, muy propia de la época) da una fiesta en su finca privada en México. Pronto, a partir de detalles fundamentalmente de dibujo, vamos viendo que no todo es lo que parece y que se guardan una sorpresa. Por supuesto, cierto murciélago hace acto de presencia.
Nuestro homenajeado es original en su propuesta de combate para Batman, siendo inventivo en poses y actos, otorgando un dinamismo a la acción muy personal, que influiría notablemente a autores posteriores. No hay una sola viñeta que carezca de al menos un recurso que diferencie el estilo de Neal Adams. Le vemos dando volteretas que en un sentido práctico carecerían de todo fundamento, pero que poseen un aspecto estético que funciona en un tebeo. No solo eso, en los enfrentamientos físicos le vemos utilizando todas sus extremidades para vencer, sabiendo ser sucio y elegante, dependiendo del rival y la situación en la que se encuentre.
El diseño de los personajes mexicanos es estereotipado, evidentemente. Pero como toda obra que forma parte de un contexto histórico, tiene un sentido didáctico muy poderoso para comprobar la visión que se tenía de otras naciones en la EEUU de su tiempo. La región se muestra con un componente mágico, propio de la tradición literaria del país, con una adaptación del drama y el terror particular, todo ello además completado por la arquitectura mexicana de referencias fotográficas que Adams tendría en su estudio.
En este ambiente, también resulta interesante la participación en la trama de los animales. Neal Adams los utiliza dentro de la aventura para contextualizar la hechicería del sitio y la maldad inherente a lo que se cuenta. Es el recurso más íntimamente ligado a la tradición del terror clásico del número.
Por su parte, también resulta sorprendente cómo Adams consigue que resulte orgánico la multiplicidad de espacios en un número de dimensiones tan reducidas. Pudiendo haberse quedado en la superficie de lo que es una gran casa y jardín, lleva al personaje a las profundidades del escenario, como también a desfiladero y río. Su traje se empapa, le capturan y atan a una silla. Se enfrenta a decenas de enemigos y sale victorioso. No por su físico, sino por la inteligencia superior que demuestra tener en cada situación, gracias al esfuerzo de Neal Adams y Dennis O´Neil en su construcción.
Las últimas páginas son magistrales, en las que una vez descubierto el secreto de los Muerto, les vemos perecer por su propia maldición. La secuencia de seis viñetas es agónica, retratando todo el dolor y desesperación final de los villanos, sin ser capaces de afrontar su destino. Para el final, los autores optan por una página muda, con la única salvedad de las lápidas, que nos dan toda la información necesaria.
Muchas veces la predilección por cubrir la obra de diálogos explicativos y globos de pensamiento termina por agotar el mensaje, reduciendo todo el componente emocional que pudiera tener. En este sentido, a pesar de que en ocasiones Dennis O´Neil sí recurra a esto, reflejando los vicios de su época, entiende a la perfección el núcleo del drama en este número: el dibujo, con su fiel reflejo del paso del tiempo, el miedo a la vejez y la muerte. Y por ello deja que sea Adams el que tome la dirección narrativa, culminando con una de las mejores historias que ambos completaron para el personaje.
Dick Giordano es el entintador del cómic. Aporta vigor al estilo del dibujante principal, trabajando de un modo sobresaliente los juegos de sombras y la crudeza del camino hacia la resolución. Le sienta muy bien a la presentación de Neal Adams y entiende particularmente bien el sentido del horror pretendido.
El secreto de las tumbas expectantes tiene todo lo que hace grande un tebeo de Batman, aprovechando sus recursos como superhéroe, desde su imaginario en los villanos hasta la audacia en combate y su labor de detective. Auténticamente se siente parte del núcleo fundamental de un personaje que en sus más de ochenta años de historia ha contado con dibujantes y guionistas de primer nivel. Casi nunca con un resultado como este.
Que bien le sentaba a Batman esta vertiente fantastica!
Antes de la madurez en Batman, Adams firma un puñado de historias en cabeceras secundarias muy interesante, con los experimentos de una forma de narrar mas moderna y los ultimos coletazos de la Silver Age que hace un conjunto de mucho contraste.
Yo le tengo especial cariño al numero del As Enemigo, pero reconozco que tu eleccion es muy buena.
Saludos!
Buena elección la tuya también! Hay fácilmente 5 o 6 números que metería en mi lista reducida de imprescindibles del personaje. Actual, pero a la vez perfectamente en sintonía con su época. Un artista único. Saludos!