Una Gotham onírica
Si hace unos meses se daba carpetazo al trabajo de Mariko Tamaki en Detective Comics, el mes pasado llegaba a las tiendas el inicio del trabajo de uno de los guionistas más solventes del panorama actual, Ram V, que apuesta por dar un giro radical al tono de la serie para asentarla a medio camino entre lo sobrenatural y los callejones más sórdidos de Gotham, para unir pasado, presente y futuro en un todo.
La serie ya dejó atrás el millar de números hace ya cinco años y desde entonces ha ido encarando arcos muy distintos en fondo y forma. El último fue el que marcó la guionista Mariko Tamaki en una larga etapa que ha cubierto las primeras nueve entregas de la serie en nuestro país y que no ha acabado de convencer a los lectores que, de alguna forma, esperaban el cambio de equipo creativo con grandes expectativas.
El cambio orquestado por Ram V se centra en sumergir a los lectores en un relato de marcado estilo gótico, donde las sombras adquieren más protagonismo, pues la trama con la que el guionista de la Liga de la Justicia Oscura pone en marcha su etapa no solo se cierne sobre la ciudad, asediada por demonios, sino por la particular batalla interna que se desencadena en Bruce Wayne que le hace replantearse si puede y merece la pena seguir siendo Batman.
Ram V es un escritor muy emocional, psicológico incluso, al que le gusta centrarse el universo interior de los personajes. Lo que ocurre a su alrededor desencadena dudas, miedos, angustia, frustración… porque las emociones atenazan los seres humanos y son el motor, para bien y para mal, de la vida de cada uno.
Poner a Batman frente a un espejo y enfrentarlo a sus propios demonios no es algo nuevo. Algunos de los mejores trabajos del Caballero Oscuro giran alrededor de esta premisa, la de diseccionarlo desde la perspectiva interna, demostrando que el mayor enemigo de Bruce Wayne se esconde en su interior. Para acompañar la premisa el guionista añade a su coctel narrativo elementos trágicos, jugando con la propia historia de la ciudad, su pasado, para hacer que sus muros, callejones y los edificios se conviertan en un personaje más de la historia. Gotham sufre y se desangra a través de una herida que no cicatriza, siendo Batman la cura necesaria para acabar con una situación en la que desembarcan nuevos protagonistas dispuestos a introducirse en esa herida e iniciar una nueva infección.
Ram V trabaja con extremos morales en todo momento. Su Batman, los nuevos villanos, la propia Gotham, se mueven en extremos opuestos, donde los grises no son una forma de manifestar un comportamiento neutral, sino todo lo contrario, se trata más de código de conducta extremo que contrastan con los demás personajes con los que juega en este primer número. Esto lleva al drama, a lo melodramático, hasta hacer de una situación radicalizada algo intrínsecamente poético.
El guionista, consciente de las herramientas que tiene a su disposición, aprovecha todas ellas para retorcer la forma con la que se proyecta la historia. Hay momentos en los que es el dibujo el que adquiere el protagonismo para marcar el tono, pero en otros se trata de su propia narración y las palabras que hay por página donde el ritmo fluctúa de forma magistral. Y es que el noveno arte, en las manos adecuadas, se manifiesta especialmente flexible para asumir todo tipo de interacciones.
Ram V nos pone frente a un Batman que recuerda al personaje de la novela el Fantasma de la ópera, donde la máscara juega un papel fundamental en la propia trama. Jugar con esta idea tan vieja como el tiempo le permite poder marcar distancias entre Bruce y Batman, generando a los lectores la sensación de interés entre ambos. Mientras que la máscara fascina por su misteriosa manifestación extraña, lo que esconde, el hombre, queda oculto y despierta curiosidad hasta el punto de involucrar al lector en la propia evolución del personaje.
Hay mucho de mitológico en este primer numero de Detective Comics. Mitos indopersas e indoeuropeos, insertados en cada viñeta y manifestándose a través de la figura trágica de algunos de los más letales enemigos de Batman. Y es que Ram V no desaprovecha el usar el nutrido fondo de armario de Batman para colocarlos en una posición en la que forman también parte del cambio y al mismo tiempo son ejecutores del cambio.
Los tropos góticos, unidos a la propia estética suereña de los Estados Unidos, tienen toques oníricos en la trama y perfilan un escenario denso, cargado de interés, donde lo superheroico se percibe, pero sin que se convierta en lo importante. Y es esa estética la que se manifiesta de forma abrumadora gracias al trabajo desarrollado por Rafael Alburquerque que lee a la perfección las necesidades de la historia y la plasma con maestría. Su lenguaje visual y narrativo se desata en cada viñeta, jugando con el negro, mientras que aporta el extra de formar parte de ese ritmo fluctuante comentado anteriormente. El dúo conformado por Alburquerque y Ram V resulta refrescante y al mismo tiempo opresivo, dejando patente que el objetivo de este trabajo se cumple con creces.
Podría cerrarse aquí la reseña, pero en realidad hay que hablar de la historia de complemento que se desarrolla en este número, escrita por Simon Spurrier, que demuestra estar en plena forma (las ansias por leer su Flash en septiembre no dejan de aumentar), al construir un relato detectivesco alrededor de la figura trágica de Gordon y su estatus dentro de Gotham, ahora que ya no es comisario y debe asumir su propia condición donde ya parece que nadie lo necesita.
Dibujada por Dani, cuyo trabajo hipnotiza gracias a su estilo y línea fracturada, el trabajo de ambos se desliza sin pudor alguno a través de las típicas historias de detectives urbanos, destrozados, acabados, mientras prevalecen a su miseria gracias a un código interno que aflora siempre que se necesita a alguien dispuesto a sacrificarlo todo por hacer lo correcto.
Una historia de respaldo que se disfruta página a página, por el sabor añejo que desprende, centrada más el lo urbano que en lo extraordinario, para centrar todo en esa alma fracturada que es ahora Gordon en Gotham.
Detective Comics muta y se desprende su anterior piel para convertirse en algo totalmente distinto en manos de su nuevo equipo creativo. Una serie para aquellos que disfrutan con las historias de lugares que se destruyen mientras sus héroes luchan por impedirlo… aunque ellos acaben igualmente destruidos en el proceso.
Lo mejor
• La mixtura que logra conjurar Ram V en estos primeros compases de inicio de etapa.
• El dibujo de Alburquerque que se fusiona con las intenciones de Ram V.
• La historia de respaldo que no desmerece al conjunto en nada.
Lo peor
• La recuperación de algunos conceptos que resultan algo esotéricos de más.
Guion - 8
Dibujo - 8
Interés - 8
8
Intenso cambio.
Ram V y Spurrier llegan a Detective Comics con motivación suficiente para realizar una potente renovación de la cabecera, escoltados por dos dibujantes perfectamente alineados con las intenciones de los escritores. El momento ideal para subirse de nuevo a la colección.
Pues no voy a dejar pasar la ocasión de reivindicar y recomendar esta etapa. Creo que en tono bebe directamente de una obra muy concreta: “Dark Knight, Dark City” (Batman 452-454) por Peter Milligan y Kieron Dwyer. También me recuerda ligeramente a la etapa de Paul Dini y Dustin Nguyen, no sé si por planteamiento, estructura, escenario o un poco todo y nada de eso. Seguramente, como ya dije, el que sea una etapa a la sombra de la contemporánea en Batman despierte en mí esas reminiscencias, pero es que, como ya pasó entonces, Detective está por encima de Batman.
Recomendar y reivindicar por 938484837227279009..9;!!3&282ei949(€3 vez.
Dos acérrimos defensores de la cabecera por lo que veo. 🙂 La verdad es que Detective, no sé si os parecerá a vosotros también así, busca mostrar u lado más mental y emocional de Batman, menos superheroico, con los pies más en el suelo, centrando en su motivaciones y entorno. A mi, en particular, me gusta más este enfoque que el de superhéroe puro, así que también me sumo a la propuesta de ambos. 🙂 Mil gracias por vuestros comentarios.
El cambio de tercio en líneas generales le ha sentado bien a la colección. Sobre Ram V como puntos positivos pondría la ambición de la historia y el tono más que teatral, operístico, dando una visión global de Gotham a través de varios personajes. Peros: demasiadas bolas en el aire (la cosa puede acabar mal), demasiadas situaciones vistas no hace tanto varias veces (especialmente el tropo: una desconocida organización implicada en Gotham desde sus raíces regresa para…), La impresión cada vez mayor de que cada autor que hace su historia de Batman es un compartimento estanco que no se conecta con lo anterior ni con lo que venga….
El complemento de Gordon de Spurrier (el de Dos Caras es mucho mejor en planteamiento y ejecución) no me ha gustado por ser demasiado pasado de rosca. Todos están cansados, quemados, sufriendo elnpeso de los años y la hostilidad de un entorno deprimente, corrupto, envilecido. Se me hace demasiado impostado. El depresoverso del Batmanson de Morrison está muy cerca.
Saludos!
¡Gracias por la reseña, Gustavo!
Y lo mejor es que el comienzo es flojo en comparación con lo que se viene…