¡Viviremos aventuras extraordinarias y emocionantes que estremecerán a nuestros lectores! ¡Seremos unos personajes! ¡Y tendremos clase!
Émile Bravo es un historietista francés de orígenes españoles nacido en 1964. Forma parte de la generación de autores cercana a L’Association, ya que formaría parte de Atelier Nawak un grupo de autores que trabajaban en un mismo estudio en Paris, entre los que estaban Emmanuel Guibert, Lewis Trondheim, Christophe Blain, David B., Joann Sfar o Fabrice Tarrin. Posteriormente, algunos de ellos fundaron Atelier des Vosges donde se les unieron otros autores como Frédéric Boilet, Marjane Satrapi y Marc Boutavant. Estos dos grupos fueron el germen de la Nouvelle Bande Dessinée que revolucionó la BDa finales del s.XX. Pero pese a ser parte de esos grupos, su trabajo no se parece al de ninguno de ellos, ya que él decidió enfocar su carrera hacia el cómic juvenil y de aventuras en series como Jules (Ponent Mon) o Aleksis Strongonov con guion de Jean Regnaud (Ponent Mon), en las que actualiza el género desde el respeto a los clásicos. Otra de sus grandes obras es la deliciosa Mi mamá está en América y ha conocido a Buffalo Bill, con guion de Regnaud. Ojala pronto veamos por aquí sus trabajos ineditos Ivoire, Fighters : Objectif Peenemündey y Le jardin d’Emile Bravo. También tiene una amplia carrera como ilustrador infantil, entre sus trabajos en ese campo hemos podido ver en España Los siete osos enanos (SM) y Lección de Pesca (Dibbuks).
1939, Bruselas, Hotel Moustique. En los días previos al estallido de la Segunda Guerra Mundial en el hotel se reúnen varias figuras claves para negociar un acuerdo que podría evitar la catástrofe. Mientras, un joven botones verá como todo su mundo cambia con su paso de la infancia a la adolescencia, el descubrimiento del primer amor y la pérdida de inocencia. Por suerte ganará un fiel amigo, aunque alocado y patoso, con el que vivirá aventuras inimaginables.
Diario de un ingenuo se podría considerar como un Año Uno de Spirou, en él se responden a todas las preguntas que siempre nos habíamos hecho sobre su origen: ¿Es Spirou su verdadero nombre? ¿Cómo se conocieron Fantasio y él? ¿Cuándo adoptó a Spip como mascota y por qué piensa? ¿Por qué viste su traje de botones si hace tiempo que dejó de trabajar en el hotel? ¿Por qué no hay ninguna chica? Bravo las responde a todas con coherencia y adaptándolas, argumental y gráficamente, al tiempo en que se creó el personaje. En el proceso, nos regala una historia divertida y fiel a lo que conocíamos. Una historia más cercana a los trabajos de Rob-Vel, Jijé y a las primeras historias corta de Franquin, que a las posteriores que le darían fama a la serie, pero tan personal como sus trabajos en Jules.
Cronológicamente se podría situar como el primer álbum de la serie, pero no es la historia que convierte a Spirou en héroe, es la historia que primero lo convierte en adulto y le dota de alma para luego transformarlo de persona a personaje. Su paso a héroe se dará en los nuevos álbumes que prepara Bravo. En el prólogo, inédito hasta este momento en nuestro país, nos encontramos con un niño que ni siquiera se llama Spirou. En la historia principal podemos reconocer al Spirou mascota de los tiempos de Rob-Vel, pero todavía está lejos de ser un héroe. Es en este momento cuando Bravo lo recoge y nos va contando cómo pasa de adolescente a adulto, en un estudio que va más allá del personaje y se convierte en una crónica de los problemas que hay que afrontar cuando se deja la inocencia propia de la adolescencia y niñez y se empieza a comprender el mundo que os rodea alejados de cualquier protección. En este sentido es una obra que continúa directamente con Jules y Mi mamá está en América y ha conocido a Buffalo Bill, que nos narraban el paso de la niñez a la adolescencia. Así vemos a un Spirou que debe madurar en todos los aspectos, debe trabajar, se enamorará y conocerá el amargor de la pérdida de ese primer amor y el fracaso al intentar solucionar el problema diplomático.
Este proceso de maduración del personaje es paralelo a la situación que vivía Europa, cómo despertaba de una época de felicidad, los años veinte, con el avance del fascismo que haría madurar entre horrores a varias generaciones. Pero Bravo no solo critica al fascismo, lo hace con todas las corrientes políticas, en un álbum que es un alegato contra todas las estupideces que el hombre hace en defensa de una bandera o una religión, ignorando que Dios y patria solo sirven para hacer mundos más pequeños y pobres.
Vemos cómo madura un personaje, cómo madura un mundo y también cómo madura la serie Spirou. En Diario de un ingenuo asistimos al comienzo de la amistad entre Spirou, Spip y Fantasio. Además, sirve de tránsito entre las historias cortas humorísticas de los primeros tiempos a las aventuras increíbles que caracterizarán la época de Franquin. Es un álbum donde el humor está plagado de gags sencillos, de persecuciones y humor físico, en homenaje a las primeras historias del personaje, algo que contrasta mucho con la seriedad de la trama principal. La obra de Bravo se caracteriza porque siempre aparecen toques de un sentido del humor muy adulto y bastante negro impropio de unos cómics pensados para un público juvenil. Jules está plagado de ellos (hay uno con su mascota Chisme y cinta adhesiva tan sutil como cafre) y aquí, aunque el público es más adulto, también está presente tanto en el prólogo como en el epílogo. Que es una de las escenas más geniales que recuerde, una broma que si la aceptamos transforma toda la historia, digna del Franquin de las Ideas Negras.
A pesar de ser una serie que competía con Tintín, por todo el álbum hay infinidad de guiños a la serie de Hergé, al que podemos ver entre sus páginas, ya que están plagadas de varios homenajes a su serie. No hay que olvidar que sin Tintín no existiría Spirou. Además, Bravo establece una serie de paralelismos entre la ingenuidad de Spirou y algunos de los planteamientos de los álbumes de Hergé, que pueden, desde la injusta óptica de hoy en día, ser tratados como racistas, y que tantos problemas le causaron en la postguerra.
En el apartado gráfico, Bravo opta por una estructura de página similar a la de los años treinta en los que apareció el personaje. Un formato con cuatro tiras de viñetas por página que dan como resultado que en cada página tengamos entre doce y quince viñetas. Su estilo de línea clara recuerda más al usado por Rob-vel, Jijé y Hergé, que al del Franquin de los años gloriosos de la serie. Un cómic que se lee con facilidad, alejado de algunos planteamientos más confusos de propuestas modernas. Algo que siempre ha caracterizado la obra de Bravo. Aunque es cierto que en otros su estilo está menos encorsetado. Sus personajes son expresivos y muy dinámicos, demostrando sus grandes cualidades para los gags visuales. El estilo de entintado, los escenarios y el trabajo de color, consiguen transportarnos a la época donde se desarrolla el cómic. El resultado global es un cómic de aparente clasicismo y simplicidad en lo visual que contrasta con lo moderno y complejo de sus planteamientos.
Como ya hemos dicho la edición de Dibbuks es sensiblemente superior a la de Planeta, además de incluir la historia de cinco páginas que servía de prólogo al álbum, cuenta con un papel de mayor gramaje, mayor tamaño, nueva rotulación más acorde al dibujo, una portada nueva, un mejor diseño, en definitiva, es mejor en todo. Yo he pagado gustoso los 20€, a pesar de tener la anterior edición dedicada, y no me arrepiento. Que Dibbuks adquiriera los derechos de Spirou es una bendición para los amantes de la BD, ya que el cariño que ponen en cada álbum es un ejemplo que deberían seguir otras editoriales.
Diario de un ingenuo es todo lo que se puede esperar de un álbum perteneciente a la serie Spirou por…, original, brillante, divertido, reflexivo, clásico y moderno a la vez, llevando a los personajes por territorios inexplorados, pero a su vez tremendamente respetuoso con los trabajos previos con el personaje. Solo por este álbum está plenamente justificada la existencia de la colección, si además hemos podido disfrutar de otros de la talla de El botones de verde Caqui, La mujer leopardo o Atrapados en el pasado, se convierte en la mejor noticia para el personaje desde que Franquin tomó las riendas de la colección. Ahora solo nos queda releerlo mientras esperamos que llegue septiembre para gozar de La esperanza pese a todo. Aquí podréis ver un tráiler:
Guión - 9.5
Dibujo - 9.5
Interés - 10
9.7
Genial
Émile Bravo, nos relata en origen de Spirou con una obra tan original como respetuosa con la rica historia del personaje. El mejor Spirou tras el del maestro Franquin.
Totalmente de acuerdo con la reseña. Lo leí ayer mismo y es una auténtica joya en todos los sentidos. Una obra imprescindible para cualquier amante de los cómics
Es una maravilla. Me muerdo las uñas esperando que llegue en septiembre con La esperanza pese a todo.
Un cómic maravilloso. Lo leí hace un par de años en francés, pero muy probablemente acabe cayendo también esta edición en castellano.