Diario de una desaparición

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Edición nacional: Ponent Mon
Autor: Hideo Azuma
Formato: Rústica con solapas. 200 páginas
Precio: 17€

 

Diario de una desaparición es punk. Muy punk. Hideo Azuma, autor del mismo, nos muestra en esta autobiografía su etapa en la que desapareció de repente para empezar a vivir en la calle. Dejó atrás a su esposa y a sus hijos, su trabajo y su reputación como mangaka con una sola frase: “Voy a por tabaco”. La historia está desdramatizada con un dibujo sencillo y un tono humorístico, pero eso no hace que pueda maquillar lo serio de la situación. Digo que es punk, porque encontraremos al propio autor en situaciones algo impactantes, como recogiendo comida de la basura o reutilizando los cigarrillos del suelo. También se muestra esa actitud de “no future”, con la apatía del autor y su nihilismo durante una etapa en la que vivió en la calle. Azuma ríe. Parece que no le haya importado haber vivido así. Le preguntan sobre sus expectativas de futuro. “No tengo ninguna” afirma mientras vuelve a reír.

“Simplemente me fui, no le dije nada a mi mujer (Ríe)”

América ha dejado un gran legado documentado sobre lo que podríamos llamar el “mundo del vagabundo”. Desde la cultura del Hobo (trabajador nómada o sintecho) que influenció de sobremanera en la Generación Beat, donde un carismático Jack Kerouac, sintetizó ese espíritu en su novela más famosa, En el camino; hasta Jack London que fue arrestado y pasó treinta días en prisión por vagabundeo. También, se dice que Cormac McCarthy llevó una vida de vagabundo en su juventud. No podemos olvidarnos del movimiento Hippie nacido en los años sesenta que también proclamó esa libertad de movimiento y su derecho a disfrutar de la vida sin estar atados a un trabajo. En Europa, sin embargo, no hay tanta constancia de escritos o documentos sobre la vida en la calle y sus autores, aunque algunos como Knut Hamsun, intentaron acercarse de forma ficcionada con su Trilogía del Vagabundo. En Asia, por ejemplo en la India, el Hinduismo venera a personas que han renunciado a la vida mundana los cuales, son considerados como sadhu y suelen ser respetados por toda la población. Estos mismos, van deambulando por las ciudades o los bosques en búsqueda de la moksa o liberación. Desde Japón, nos llega una de las muestras más sinceras y personales de lo que es vivir en la calle con Diario de una desaparición.

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“Cuando volví tras mi segunda desaparición, mis dos hijos se habían olvidado de mi cara (Ríe)”

En psicología se denomina poriomanía el impulso patológico de algunas personas a salir voluntariamente de su hogar y a vagar lejos de él. Algo así le pudo ocurrir a Azuma, que tras el peso de una rutina con un trabajo asfixiante que sólo aguantaba con alcohol, decidió abandonar todas las series que tenía apalabradas con su editorial, dejar a su familia e irse al monte decidido a quitarse la vida. Afortunadamente no lo consiguió, pues su alcoholismo le hizo quedarse dormido en mitad del ahorcamiento. La intranquilidad como explica el propio Azuma vino poco a poco. “Pienso que todos los creadores, cuando se dan cuenta de que se están imitando a sí mismos, caen en una depresión sin fondo. Especialmente en el manga humorístico, si te repites, no puedes triunfar. Por eso, si procuras inventar siempre nuevos chistes, poco a poco vas cayendo en la enfermedad mental”. En su caso, esa inquietud y ese delirio se vio acrecentado por su inclinación a beber, “Acabé confiándome al alcohol” dice. Tras su intento de suicidio, algo cambió en su cabeza, haciendo que decidiera quedarse a vivir en la montaña, con lo que empieza su aventura y su aprendizaje para sobrevivir en la calle. Comienza sufriendo las inclemencias del tiempo, que resuelve con una estera de paja y una tela agujereada que hacen de saco de dormir, el cual más tarde, es perfeccionado con una manta podrida que se encuentra por el monte. Para comer se las apaña pillando comida de los huertos cercanos, como rábanos silvestres; comida de trampas de animales, hasta incluso, robando comida a otros indigentes.“Robar comida a un indigente es lo peor que puede hacer un ser humano” aclara Azuma. Posteriormente, descubre las grandezas de los cubos de basura, empezando con las sobras de los vecinos cercanos. A medida que pasan los días, Azuma era capaz de predecir qué tipo de comida habría en cada cubo de basura, haciendo que su dieta fuera equilibrada, pero junto a ello las indigestiones eran cada vez mayores debido a comida en mal estado o a las condiciones higiénicas en las que se consumía. Una vez llegó a comerse unos fideos udon acompañados de colillas y un mechero. A esa clase de falta de higiene me refiero. Más tarde, pasa de los cubos de basura de los vecinos al de los restaurantes y supermercados, un gran salto que le permitió consumir todo tipo de comida en un excelente estado, nada que ver con antes. Es justo en ese momento de abundancia, cuando es detenido por la policía, la cual buscaba un sospechoso de robo que encajaba con su perfil. Ya en comisaria, se percatan de quién es y le ponen en contacto con su esposa la cual, había emitido una orden de búsqueda. Azuma de nuevo en casa y con una vida estable que incluye también su trabajo como mangaka, decide volver a desaparecer de nuevo. “Me fui sin decirle nada a mi mujer” dice Azuma riendo. Otra vez la depresión y la inquietud se abalanzaban sobre él, dejando de nuevo su familia, su trabajo y su vida, en la ciudad. Se vuelve a refugiar en la montaña pero al ser verano, vivir a la intemperie era mucho más fácil. Esta vez tanta ociosidad decide rellenarla con un trabajo en una compañía de gas, del cual más tarde se aburre para volver de nuevo al mundo del manga. Aún así, el alcoholismo no deja de acompañarle durante todo su trayecto, haciéndole dejar todo de nuevo para que lo único que hiciera fuera beber. “El único momento del día que no bebía era cuando dormía” dice Azuma. Tras días bebiendo, empezó a volverse loco por momentos, a entrar en estados de pánico y a tener alucinaciones visuales y auditivas. Su familia en un último intento, decidió ingresarle en un hospital psiquiátrico donde atado a una cama comenzó su proceso de desintoxicación.

“Como no hay nada más que sepa hacer, seguiré dibujando (Ríe)”

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Diario de una desaparición recibió en 2005 el Gran Premio de la Japan Media Arts Festival. También recibió el prestigioso premio Tezuka Osamu Cultural Award.

Al principio pensó en dejar que la historia la protagonizara un gato en vez de él mismo para quitarle dramatismo pero luego recapacitó y condujo la obra por una vertiente más cómica en la que se sentía mucho más cómodo. En alguna entrevista ha declarado, que las partes más duras fueron eliminadas del guión original.
En 2013 tuvimos la noticia de que Hideo Azuma publicaría la secuela de Diario de una desaparición, llamada Shissō Nikki 2: Al-Chū Byōtō (Diario de una desaparición 2; La sala de alcohólicos). Hasta la fecha no hay notificaciones de ninguna edición en español.

En resumen, Hideo Azuma nos muestra un acercamiento intimo y sencillo de la vida de un sintecho en este manga, compartiendo sus experiencias con nosotros y contagiándonos de su risa, porque Azuma a parte de ser un gran mangaka, es un hombre que se ríe mucho, pero que mucho, aunque esa risa pueda esconder un gran dolor.

Reseña escrita por Ken Takato.

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Mabaros
Mabaros
Lector
28 mayo, 2015 9:48

Gran manga, que por desgracia pasó desapercibido..Pero aún se puede encontrar de saldo..y vale muy poco. Recomiendo a todos su compra. Vale la pena.