Cuando los personajes entran en el acervo popular nunca desaparecen y siempre parecen estar regresando. El retorno que se produjo en los últimos días es el de Dick Tracy, histórico detective de las tiras de los periódicos norteamericanos que debutó en el papel en octubre de 1931, creado por Chester Gould basándose (supuestamente) en Elliot Ness. Desde ese momento hasta el retiro de su creador en 1977, acompañó la vida de los estadounidenses y los devenires del cómic en sus contextos, modas y tendencias.
En un principio, Dick Tracy se unió a las fuerzas policiales motivado por el asesinato del padre de su novia a manos de ladrones en un origen que comparte características con los vigilantes de los cómics de superhéroes. En sus primeros años, en efecto, combatía violentamente al crimen representado en individuos particulares. De inmediato se hizo muy popular y desde el periódico Detroit Mirror comenzó a publicarse en numerosos diarios de todo el territorio a través de la empresa Chicago Tribune New York News Syndicate.
Uno de los primeros cambios que vivió la tira y el personaje fue hacia la década de 1940 cuando la muerte de Al Capone en parte motivó una popularidad de las historias de grandes mafiosos, y entonces Dick Tracy se dedicó a enfrentar estos gángsteres durante esos años y la década siguiente. El decenio de los 50 también le dió al protagonista de las tiras un entorno familiar y de vida cotidiana similar a las telenovelas de la época, abordando a la vez temáticas comunes de los productos culturales del momento como la delincuencia juvenil y la corrupción policial.
De manera similar, la carrera espacial y los avances tecnológicos de la siguiente década llevaron eventualmente al personaje a la Luna y a utilizar gran cantidad de artilugios de energía atómica. La inventiva de Gould en este sentido es señalada al día de hoy como inspiradora de los teléfonos móviles y de los relojes inteligentes.
La década de 1970 condujo a Dick Tracy a la moda hippie con la cabellera más larga y dejándose crecer un bigote y, todavía más, sumando a un personaje llamado Groovy Grove que lo acompañaba. Antes de retirarse, Gould llevó a su personaje a afeitarse pero el compañero hippie se mantuvo hasta 1984; también un momento simbólico para poner fin a esa era.
Tras el retiro del creador, el personaje y la tira siguieron un camino más errático pero Dick Tracy ya era parte de la cultura popular norteamericana consiguiendo lo señalado al comienzo de este texto: ya no desaparecería y constantemente estaría retornando. Para la década de 1990 es relevante mencionar su adaptación cinematográfica dirigida y protagonizada por Warren Beatty que tuvo su relativo éxito en el momento y ha quedado grabada en la memoria de una generación, con participación de Al Pacino, Madonna y otras estrellas del momento.
Los 90s también le dieron nueva vida en el merchandising con lanzamientos de modernos juguetes y una versión en videojuego, ganando aún más popularidad entre esa nueva generación. Y podría haber sido mayor si no se producían las batallas legales por los derechos entre el propio Warren Beatty y la empresa de medios original, Tribune, que limitaron la producción de una secuela del filme, una serie televisiva y más adelante en el tiempo la realización de un cómic escrito por Brian Bendis con dibujos de Michael Avon Oeming.
Este litigio fue finalmente resuelto en favor de Beatty y ello permitió destrabar al personaje que estuvo más de dos décadas sin mayor vida que las tiras periódicas. (De hecho, sigue teniendo los derechos y debe utilizarlos con su imagen regularmente para no perderlos, como pueden leer aquí).
En 2018, IDW Publishing reeditó las tiras completas de Chester Gould y también publicó un nuevo cómic firmado por Mike Allred, Lee Allred y Laura Allred. No era este el primer comic book de la historia del personaje. Desde la década de 1930 había tenido sucesivas iteraciones en este formato, hasta la batalla legal que se inició en 1990.
Este 2024, entonces, se produjo un nuevo regreso del personaje con una serie editada por el sello Mad Cave Studios con guiones de Alex Segura y Michael Moreci y dibujos de Geraldo Borges. El acuerdo para hacerlo posible llega por iniciativa de los guionistas de esta serie, sumados a la también autora y editora Chantelle Aimée Osman, quienes adquirieron los derechos a la Tribune Company con el apoyo de Mad Cave. Se trata entonces de un impulso autoral para traer de vuelta al personaje lo que resultó determinante para hacer posible este nuevo cómic.
Una nueva era con tintes clásicos para el icónico detective
Entre el repaso histórico que realizamos, la época en la que los autores eligen ambientar esta historia es la década de 1940 y consecuentemente la temática se alinea con la corrupción, la mafia y la violencia explícita. A primera vista se nota ya la intención de presentar un Dick Tracy tradicional pero versionándolo de una manera actual, con una narrativa dinámica y con mucha más violencia explícita y cruda; tomar los componentes habituales del personaje y su mundo, matizado con el modo de hacer cómics del presente para que pueda ser valorado por lectores de hoy, que igualmente estarán más o menos familiarizados con el personaje.
En consonancia, el reparto de personajes que le da vida a estas páginas son casi todos nombres clásicos de la historia de Dick Tracy: Tess Trueheart (interés romántico, luego su esposa en la tira), Flattop (uno de los habituales villanos), Mumbles (siempre vinculado al bajomundo sin ser del todo un villano), y Big Boy (el principal gángster que enfrenta nuestro héroe).
El padre de Tess, Emil Trueheart, que originalmente motivara la carrera policíaca y detectivesca del personaje, aquí es presentado de otra manera: como un político local vinculado de alguna manera con el mundillo criminal, lo que será investigado con el devenir de esta historia. Se introduce también un personaje llamado Langdon Marsh, periodista de investigación de periódico de la ciudad.
El asesinato de estos dos a manos de Flattop en las primeras páginas del #1 es el catalizador de la trama, presentándose al protagonista a partir de la investigación de su muerte en una cafetería que tiene buena vida nocturna. A través de ello, también se conocerán Dick con Tess poniendo en marcha su propia historia que sabemos puede terminar en romance, conociendo el trasfondo de los personajes.
El atractivo del cómic, conseguido por todo el equipo autoral, consiste en ser capaces de tocar las fibras originales de la tira y poder contar una oscura historia policial, de investigación y de acción y de suspenso, que genera cierta intriga en su lectura llevándonos página tras página, en un cómic entretenido. El guión está efectivamente construido y el dibujo de Geraldo Borges marca correctamente la narrativa, a la vez que también juega con las sombras, los climas y las tramas que le dan referencias clásicas a los estilos de las décadas de 1930 y 1940, completado con el color de Mark Englert que levanta los tonos amarillos del protagonista, principalmente.
En conjunto, sin intentar ser originales sino por el contrario aferrarse a lo clásico, los autores y la editorial producen un justo y merecido retorno para Dick Tracy que amerita mucha más vida editorial de la que ha tenido en los últimos años. Auguran el inicio de una nueva era, que atestiguaremos si se produce siguiendo este lanzamiento.
Lo mejor
• La combinación de lo clásico con lo moderno.
Lo peor
• Aunque consigue entretener y atrapar, no tiene mucho contenido en su inicio.
Me gusta mucho Dick Tracy (disfruto de los tomos de Dolmen) y aunque creo que muchos personajes de tiras al pasar a formato comic pierden un poco de su esencia, esto me interesa, así que esperaré el tpb.
Es curioso que Geraldo Borges esté trabajando en varias editoriales con proyectos casi simultáneos (hace poco había terminado No/One en Image, del universo de Radiant Black). Es un dibujante que se adapta a varios estilos