Me mudo donde mi abuela, no tengo un duro. No sé, creo que va a ser complicado.
Ivan Batty es un guionista y redactor bilbaíno nacido en 1976. Su ámbito de trabajo habitual está en la televisión en la que también realiza tareas de producción. Dolores y Lolo es su primera serie en el mundo del cómic.
Mamen Moreu es una historietista nacida en 1985 en Huesca, aunque bilbaína de adopción. En 2009 comenzó su colaboración en la revista El Jueves con la que continúa colaborando en la actualidad con la serie que recopila este tomo. En 2014 vio la luz su primera novela gráfica Resaca (Astiberri) que le valió una nominación al premio como autora revelación en el Salón del Cómic de Barcelona de 2015. En 2018 apareció Desastre su segunda novela gráfica, una de las más destacadas del año. Tambien ha colaborado en publicaciones colectivas como Institutos (Astiberri), Enjambre (Norma), Todas putas. Los cuentos gráficos (Dibbuks) o Teresa Perales cómics (Fundación Telefónica). Además, también realiza trabajos de ilustración e imparte talleres sobre cómics.
Lolo es una joven bisexual y poliamorosa a la que la crisis obliga a vivir con su abuela Dolores. Su llegada hará saltar por los aires su tranquilidad y su casa se llenará de novias, novios, amigos gays, sadomasoquismo, drag queens, etc.
Dolores y Lolo es un recopilatorio de una comedia de situación de cadencia semanal de historias de una página de duración. Como sucede en todas ellas el resultado es irregular, con algunas páginas más graciosas que otras, pero la media es bastante alta. Además, según van pasando las páginas se puede observar que los autores le van cogiendo el pulso a la serie y la calidad va en aumento. También se vuelve más autorreferencial y comienzan a aparecer chistes recurrentes, algo que siempre agradecen los lectores habituales ya que sirve para que la sientas tuya. Estamos ante una serie en la que el humor no es políticamente correcto, con una mezcla entre fina ironía, humor negro y un punto garrulo. Una bendición y un acto de valor por parte de Batty y Moreu en estos tiempos de autocensura, ya que la obra es reflejo de lo que somos y muestra un tipo de humor que muchas veces es necesario.
El leitmotiv de la serie es el choque generacional entre Lolo y su abuela y los conflictos que se generan en su forzada convivencia. Cada una de las dos es parte de un colectivo discriminado, así que de alguna manera esta serie sirve para darles voz. Dolores parece responder al tópico de la jubilada viuda muy tradicional, algo que es cierto en cuestiones sexuales y sentimentales, pero que esconde muchas sorpresas en cuestiones políticas, sobre todo cuando la influencia de su nieta le abra los ojos y cambie su forma de ver el mundo. Como casi todos los jubilados ha visto como la crisis se ha llevado por delante parte de los logros sociales que se habían conseguido, siendo lo más visible su pérdida de poder económico. Lolo por su parte es una mujer bisexual y poliamorosa, que se tiene que enfrentar a problemas sentimentales, económicos y de convivencia con su abuela.
Además de con ellas, la serie se enrique de un elenco de personajes secundarios de lo más interesante que sirven para mostrarnos el rico crisol que compone nuestra sociedad. Todas las opciones sexuales y sentimentales tienen presencia, ya que lo obra es una defensa, a través de la cotidianeidad, de la libertad de amar y de follar con quién te dé la gana. Pero al igual que las protagonistas siguen estando en los márgenes de una sociedad que todavía tiene reticencias a aceptarlos. Sobre todo, los sectores más conservadores reacios a todo lo que se salga de su cuadriculada visión del mundo.
Debajo del humor nos encontramos con una serie que lucha contra los prejuicios de la sociedad y que sirve para poner de manifiesto los problemas a los que nos enfréntanos como sociedad. La tolerancia, la libertad, el feminismo, la lucha obrera, la de los pensionistas, la libertad sexual y los derechos de los colectivos LGTBI se cuelan en las páginas de la serie, unas luchas que por desgracia siguen vigentes a pesar de los avances que se van produciendo. Lo hace sin necesidad de ser panfletario y poniendo de manifiesto las contradicciones internas de los personajes, esas que todos tenemos, aunque no queramos reconocerlas.
En el apartado gráfico se puede ver la evolución que el trabajo de Mamen Moreu ha tenido desde que comenzó la serie. Las primeras páginas son parecidas a su trabajo en Resaca, pero según vamos avanzando en la lectura sus personajes adquieren proporciones más realistas y pierden sus brazos locos lo mismo que sucede en Desastre. Su trabajo se centra sobre todo en los personajes que son muy expresivos. Están mucho más trabajados que los fondos, algo normal al ser una serie donde ellos llevan todo el peso de la narración, siendo el lugar donde ocurre algo accesorio. La composición de las páginas viene muy marcada por la forma de publicación como serie de una página, así que no queda mucho margen. El trabajo de color no es tan brillante como en Desastre, pero según pasan las páginas vemos como va usándolo de la misma mamera para reflejar las emociones de sus personajes.
Astiberri hace una buena edición con su habitual buena reproducción, papel y diseño. Esperemos que sigan recopilando la serie y podamos ver publicadas en tomos todas sus páginas.
Dolores y Lolo puede parecer a simple vista “solo” una serie de humor, pero esconde mucho más. Es una serie que sirve para poner de manifiesto las dificultades a las que se enfrentan determinados colectivos que se salen de lo que nuestra sociedad considera “normal”. Además de plantear unas más que justas reivindicaciones. Una serie que merece mucho la pena.
Guión - 7.5
Dibujo - 7
Interés - 8
7.5
Libertad
Dolores y Lolo es una serie que combina las risas con la libertad de querer y tener relaciones sexuales cómo y con quién te guste. Sin prejuicios rancios y en la que cabe todo el mundo.