Quiero… ¿mi dinero?
«Ay… no me jodas»
Uno de los grandes dilemas que siempre se plantean en torno al arte, en especial desde su mercantilización y más aún desde la industrialización de una parte del mismo, es la explotación de los derechos de las obras. Las sociedades modernas no solo han generado un sistema mediante el cual una empresa puede comprar los derechos de explotación total a un autor sino que también pueden contratar a gente para que haga creaciones para editoriales, ya sean de personajes o de historias, de tal manera que los autores solo ven el dinero que, bajo contrato, se les pague al mes, independientemente de que generen millones. Esto lo hemos visto muchas veces, en especial con Marvel y DC, es decir, los cómics de superhéroes, y sus adaptaciones a medios audiovisuales o el merchandising que generan sus grandes iconos. Dominio Público habla sobre todo esto de tal manera que quien guste de los cómics de supers debería acercarse a esta obra, aunque sea para conocer los diferentes puntos de vista que su autor recopila.
Digamos que Dominio Público trata sobre superhéroes, pero no sobre lo que hacen sino sobre quien los hace, quien los produce y la relación de todos ellos con el resultado final. Y se moja, sí, pero da una cantidad de visiones tan variada que eleva la historia mucho más allá del entretenimiento para ofrecer diversas reflexiones que enriquecen este tomo.
Dominio Público se gesta como webcomic dentro de la plataforma Substack, cuando Chip Zdarsky fue uno de esos autores fichados para mantener una cuenta con contenido para suscriptores (y otro en abierto). Bajo pago, el autor va generando cierto contenido, solo y acompañado, y el principal de ellos fue esta serie. Cosechando buenas críticas, no tardó en pasar a papel, siendo publicado por Image Comics, el mismo sitio donde suele publicar sus obras de creación propia junto a otros autores (Sex Criminals, Stillwater, Newburn, Kaptara…), en formato grapa y, posteriormente recopilado en un tomo, que es el que tenemos en nuestras manos por la edición de Planeta Cómic. Habrá más. En su Substack, Zdarsky ya ha publicado el sexto número, ya que se supone que Dominio Público es una serie abierta, pero ya que es un guionista ocupado que aquí ejerce también como dibujante, la cosa va lenta. Tampoco es algo que importe si mantiene la calidad de este tomo, porque en ese aspecto va sobrado, no en vano ha ganado el Premio Eisner a mejor serie nueva.
Si nos centramos en el apartado gráfico podemos resumir diciendo que quien haya leído su famosa Sex Criminals, realizada junto a Matt Fraction y publicada en España por Astiberri, ya sabe lo que se va a encontrar. Zdarsky ha evolucionado poco, quizás pulido algún aspecto, pero sigue con ese tono realista, escaso de fondos, con muy buena narración a pesar de que de vez en cuando cae en lo estático. Pero para ser sinceros, Zdarsky tiene una gran cualidad, a saber, la expresividad de sus personajes, lo cual aquí, al igual que pasaba en Sex Criminals, no hace más que lograr que los sintamos más cercanos, independientemente de que estemos o no de acuerdo con sus posturas. Lo mismo ocurre con el color, potencia el realismo en general, pero sobre todo se enfoca en los personajes.
La historia de Dominio Público gira sobre Syd Dallas, dibujante y creador de El Dominio, pero no poseedor de los derechos de explotación del personaje, ya que estos recaen sobre Singular, una gran editorial que ha acabado triunfando a base de crear un universo superheroico en torno a El Dominio, con sus exitosas adaptaciones cinematográficas y su merchandising. La acción arranca cuando a Syd le dan una cantidad irrisoria de dinero y un pase para la alfombra roja del estreno de la nueva película de El Dominio, lo que desata una discusión con sus dos hijos y su esposa, cada uno de ellos con una visión distinta sobre la gestión de los derechos de autor.
Con todo ello Dominio Público ofrece una serie de reflexiones interesantes sobre el tema, en forma de opiniones diversas de los diferentes personajes. No es que se pierda para ofrecer un tratado sobre los derechos de los autores, sencillamente divulga muy bien todo ello aunando diferentes puntos de vista con sinceridad, con realismo y sin tomar por tontos a los lectores. Para ello utiliza muchas referencias veladas a casos reales de ayer y hoy sin ninguna inocencia, recordemos que el propio Zdarsky es y ha sido guionista de algunos de los más importantes personajes de las dos grandes. Con muy buena aceptación, todo sea dicho. Aunque al final, en la descripción del autor, deja claro que sus obras en las otras editoriales son propiedad suya y de sus colaboradores artísticos. En lo que sí concuerda Dominio Público es en criticar la codicia y la falta de reconocimiento, así como en demostrar un gran amor por el medio de parte de su autor, y ya solo por eso merece la pena.
Pero esto no es todo, en realidad casi que no es ni lo importante, porque hay una historia tremendamente bien contada y con unos personajes llenos de matices que son lo que hace a esta obra grande. Tanto Syd como sus hijos, que son los protagonistas, en especial Miles, que centra la atención de la mayoría de las páginas, están llenos de detalles. Zdarsky los perfila a la perfección, algunos sin necesitar muchas palabras, generando un drama familiar de tintes económicos que se mezcla con situaciones cómicas marca de la casa, en una especie de slice of life que resulta imprescindible para todos aquellos que amen el medio y, como no, para comprender mejor cómo es la vida de un autor.
Dominio Público ofrece mucho, pero sobre todo contiene una historia atractiva y emotiva en su interior.
Lo mejor
• El tema que trata y cómo lo trata…
• …Aunque lo que engancha realmente son sus personajes y sus vidas.
Lo peor
• En ocasiones el dibujo es algo estático.
Guión - 9.5
Dibujo - 7.5
Interés - 10
9
Dominado
Comedia, drama, una pizca de costumbrismo y unos personajes que atrapan no hacen más que redondear una obra reflexiva salida de un Zdarsky pletórico.
