Rompiendo prejuicios.
«En la copla, salvo algunas excepciones, la voz es femenina. Son historias cantadas por una mujer, de problemas que tienen las mujeres y quien está en escena y pone el cuerpo es una mujer.»
Históricamente tanto la copla como el cómic siempre han sido considerados por una parte bastante snob de la cultura como obras menores, que no merecen formar parte de lo que erróneamente se autodenomina alta cultura, así que no resulta para nada extraño que
El resultado es una obra que pretende servir no solo de retrato y homenaje a una mujer fuerte e independiente en una época en la que las mujeres no podían serlo, sino también para reivindicar un género actualmente bastante denostado, algo que de nuevo hermana la copla con el cómic. Durante la dictadura franquista, tanto el cómic como la copla consiguieron llegar un público que, aunque era muy distinto entre sí, compartía la necesidad de encontrar una válvula de escape a un sistema opresivo y gris. Algunas personas encontraban ese alivio refugiándose durante unos momentos en los cuadernillos de aventuras que les permitían escapar a mundos repletos de trepidantes aventuras de todo tipo donde los buenos siempre ganaban; y otras, en particular las mujeres que solían ser las intérpretes y protagonistas de las coplas, lo hacían a través de unas letras que les permitían verbalizar un sinfín de emociones en las que se reflejaban sus sufrimientos, sus anhelos y sus sueños, algo totalmente vedado por la dictadura. Sin embargo, la instrumentalización que durante muchos años hizo el franquismo de la copla ha provocado que, paradójicamente, ese valor reivindicativo y contestario se haya olvidado y actualmente se asocia la copla con la visión más rancia y caduca de los valores de la dictadura. Doña Concha, además de servir como homenaje a Concha Piquer, trata de erradicar esa idea equivocada para hacer justicia al género y todas las personas que se dedicaron a él.
Como ya hemos dicho no estamos ante una biografía al uso, puesto que la obra no nos relata de manera minuciosa toda la vida de la artista, ya que no arranca con el nacimiento de Concha Piquer, sino que lo hace a cuando tenía veinte años y estaba de camino a Hollywood, una estancia que se prolongó y que le sirvió para cambiar su concepción de su profesión y su arte, además de la manera de afrontar su vida personal. Una mentalidad indómita que chocaba frontalmente con la imperante en la época, algo que se exacerbo en la postguerra cuando la moral franquista hizo retroceder siglos al país. A lo largo de las páginas de la obra vemos como la artista trata de sortear todas las barreras que el sistema imponía a las mujeres en todos los aspectos de la vida. Sin embargo, ella nunca cedió en su lucha por vivir de la manera que quería, lo que provocó que hoy en día se tenga una percepción negativa y misógina de ella por no doblegarse ante el patriarcado fascista.
Carla Berrocal consigue mezclar perfectamente las diferentes partes de las que se compone la obra sin que pierda interés ni ritmo en ningún momento. Quizás el mayor problema de la obra es que el estilo gráfico que emplea resulta demasiado frio en las escenas más dramáticas de la novela gráfica y sobre todo en las que la artista canta, ya que no consigue transmitir la emoción y fuerza de las actuaciones, seguramente un trazo más roto e irregular hubiera reflejado mejor el desgarro de las letras y situaciones. Sin embargo, ese estilo sí que funciona muy bien en las partes de las entrevistas con los expertos, puesto que ayuda a esa sensación documental que quiere transmitir.
Carla Berrocal es una ilustradora e historietista nacida en Madrid en 1983. Después de graduarse en Escuela de Artes y Oficios de Madrid comienza trabajar tanto en cómic como en ilustración. En 2004 aparece Hire, el terrible vampiro samurái, su primer cómic con guion de Daniel Hartwell, un año después aparece su segundo cómic Mad Trio donde ilustra un guion de Jason Degroot, ambos trabajos publicados por Recerca. En 2006 aparece su primer trabajo como autora completa con el segundo volumen de la colección de Dolmen editorial Quatrocento. Los siguientes años podemos leer trabajos breves en diversas revistas y volúmenes colaborativos, hasta que en 2011 aparece El brujo (Edicions de Ponent), un trabajo en el que explora la cultura chilena. Pasan otros cinco años hasta aparición de su nuevo cómic Epigrafías (Libros de autoengaño), en el que retrata la vida de la poeta estadounidense Nathalie Clifford Barney. Durante su carrera también ha ejercido como crítica, divulgadora de cómic y ha impartido talleres de cómic, además de ser una de las promotoras del Colectivo del Autoras del Cómic.
Doña Concha es una obra que cumple la doble función de servir como reconocimiento a la Concha Piquer y a la copla, además de hablarnos de su importancia como género musical. Un trabajo sólido y honesto al que pueden acercarse y disfrutarlo tanto los fans de la artista y la copla y las personas que quieran conocer el retrato de una época y de una mujer que siempre quiso mantener su dignidad.
Lo mejor
• Poner de actualidad a una mujer que tuvo que luchar contra los prejuicios de su tiempo.
• La reivindicación que hace la copla.
Lo peor
• El dibujo puede resultar demasiado frio en las escenas de más carga emocional.
Guión - 7.5
Dibujo - 7
Interés - 7.5
7.3
Copla
Un sentido homenaje que pone en valor a una figura única de la cultura española y a un género musical injustamente denostado.