Cada persona tiene su historia
¿Hay algún equipo creativo ahora mismo más icónico que el formado por Sean Phillips y Ed Brubaker? Desde que sus caminos se cruzaron en la ya lejana La escena del crimen, esta pareja de autores ha creado y creado de manera incansable hasta construir una bibliografía tan larga como histórica. Desde su monumental Criminal hasta la fascinante Reckless, pasando por maravillas como The Fade Out, Pulp o Kill or be killed, la pareja ha probado con distintos subgéneros y argumentos, pero manteniendo siempre unas señas de identidad inconfundibles que pivotan de manera recurrente alrededor del noir como esencia de sus historias. Unas señas de identidad que bien podrían llegar a tildarse de cansinas para cualquier otro autor, cierto. Pero la realidad es que Brubaker y Phillips no solo es que hagan siempre “lo mismo”, es que lo hacen siempre genial.
Otro ejemplo más de esto es Donde vi el cadáver, el nuevo estreno que acaba de aterrizar en España con el sello de la dupla criminal. Un trabajo que, por cierto, nos llega de la mano de Norma Editorial, que repite con los autores tras Night Fever y que parece consolidar el importante cambio de derechos tras años y años de contrato con Panini. Norma sabe que se ha hecho con un caramelo de primera, y así lo ha celebrado estrenando este nuevo trabajo como parte de su metralleta de lanzamientos para el Cómic Barcelona.
Where the body was, como se titula originalmente, se estrenó el pasado mes de diciembre de 2023 de la mano de Image Comics, como siempre. Una nueva historia independiente que, como viene siendo ya costumbre, realizaron con la colaboración de Jacob Phillips, hijo de Sean, como colorista. Y también siguiendo esa misma costumbre, una historia que salió a la luz como novela gráfica, un formato al que la pareja cambió hace ya bastante tiempo, desde Mis héroes siempre han sido yonkis. Gracias a la independencia que les permite su enorme éxito comercial, el equipo creativo ha podido permitirse abandonar el estricto y exigente formato mensual y hacer las historias exactamente como les dé la gana, algo que siempre es de celebrar.
Donde vi el cadáver nos lleva hasta Pelican Road, un barrio de los suburbios en el que, en el verano de 1984, cada vecino tenía su historia y sus problemas. Un policía solitario, un ama de casa insatisfecha, una pareja de yonquis, una niña que sueña con ser una justiciera… Un cúmulo de vidas que terminan confluyendo alrededor de un posible asesinato. Una historia para la que cada uno nos aporta su punto de vista, ¿pero dicen todos ellos la verdad?
Desde luego, el adjetivo que más se me pasaba por la cabeza mientras terminaba de leer este cómic era “tramposo”, y es que Donde vi el cadáver es una obra que no termina de ir por los derroteros que uno se espera. Cuando uno ve la portada y la sinopsis tiene claro lo que se va a encontrar: un whodunit, una historia de asesinato y reparto coral, al que algún detective, profesional o circunstancial, tendrá que analizar y husmear hasta dar con el culpable, en uno de esos clímax electrizantes. Pero Brubaker nos saca el dedo corazón y nos dice: “yo aquí hago lo que me da la gana”.
Y es que Donde vi el cadáver realiza una extraña jugada la mar de inesperada pero a la vez refrescante, que es pasar por completo de su misterio principal. Lo que uno se espera de la obra queda sepultado por una historia diferente, en la que Brubaker decide usar lo que debería ser el centro de su trama, el cadáver, como una mera excusa para poder centrarse en las vidas de sus personajes. En sus miserias, sus secretos, sus anhelos, sus idilios, sus mentiras… Sin darnos cuenta, de repente nos encontramos atrapados por unas historias que no tienen nada que ver con lo que nos prometió la portada, pero nos da absolutamente igual, porque el guionista de Criminal está soberbio a la hora de caracterizar a sus protagonistas y relacionarlos unos con otros.
De algún modo, Donde vi el cadáver se puede ver como un homenaje y a la vez una vuelta de tuerca al true crime, género de rabiosa (y algo cansina) actualidad. El homenaje es fácil de ver en la narrativa de la obra, que utiliza el recurso de dejar que los narradores de la historia sean los propios protagonistas en su vida futura, como si nos encontráramos dentro de un falso documental. Y la vuelta de tuerca reside en su manera de poner en valor las historias de sus sencillos personajes por encima del simple macguffin del asesinato, dejando claro que un cadáver no tiene por qué resultar más interesante que un idilio amoroso de un barrio cualquiera.
En el apartado artístico, queda muy poco que decir de Sean Phillips a estas alturas. Del artista británico se podría decir sin un ápice de mentira que es un autor que ya no puede sorprender, pero en su caso es precisamente por su invariable y altísimo nivel. Phillips maneja el tempo narrativo como nadie, sabe colocar cada plano y cada escena con precisión de cirujano para acelerar o detener el ritmo cuando hace falta, y su particular estilo de dibujo, con tanto eco a esas clásicas ilustraciones que aparecían en las novelas pulp de la época, se ha convertido en sí mismo en el listón con el que medir cualquier otra obra que pretenda coquetear con el noir.
Una identidad visual que, por cierto, creo que ha terminado de alcanzar su mejor versión gracias al coloreado de Jacob Phillips. El hijo de Sean se distingue siempre por un particular estilo de coloreado imperfecto, como si cada capa de color plano se aplicara por planchas, que no siempre encajan con el trazo y le otorga un maravilloso sabor vintage. La luz juega un importante papel en sus viñetas, y sus luminosas paletas de color magnifican ese aspecto desgastado de un folletín al que los años en el desván han amarilleado.
En fin, ¿qué se puede decir? Ed Brubaker y Sean Phillips parecen físicamente incapacitados para hacer una obra mala. Donde vi el cadáver es una nueva muesca en la bibliografía de la pareja, un peculiar whodunit que vuela a su aire para sumergirnos en los dramas y enredos cotidianos de los vecinos de un barrio cualquiera, que a veces pueden ser tan trepidantes como el más misterioso de los asesinatos.
Lo mejor
• Un trabajo de personajes cuidadísimo.
• Un desarrollo de la trama que no va por donde te puedas esperar.
Lo peor
• Su final juguetón podría no ser del agrado del que busca una serie negra más al uso.
Guion - 8.6
Dibujo - 8.8
Interés - 9
8.8
Coral
El dúo Phillibaker no defrauda nunca y esta vez nos regala un whodunit en verso libre que te sumerge en las miserias de su dilatado reparto de personajes.
En La Escena del Crimen cruzarse se cruzaría con Michael Lark, no con Phillips…
Phillips es el entintador de tres números de La escena del crimen, por eso se cruzaron en ella.
Un poco pillado Igor, yo creo que no era a eso a lo que Edu se quería referir con su comentario ( y un error lo tiene cualquiera) pero va….nos vamos a pelear entre asturianos
Soy asiduo a los gazapos, pero en esta ocasión es lo que dice Igor ^^ Básicamente porque lo revisé en esta entrada que hicimos en su día!
https://www.zonanegativa.com/go-indie-guia-de-lectura-de-ed-brubaker-y-sean-phillips/
XD ahí te doy la razón, pero es lo que dice Edu, este tema lo tenemos hablado entre nosotros de cuando hicimos aquella entrada… que, por cierto, deberíamos actualizar.
Un abrazo!