Una mirada diferente
«¿Usted diría que son idiotas, señor Yabu?».
No hay nada como un buen misterio para amenizar una tarde de lectura y, por suerte, el manga está lleno de historias de detectives, de casos sin resolver, de thrillers. El mundo del crimen no es ajeno al cómic japonés, que se ha adentrado en él desde diferentes perspectivas. Así, muchos autores nos han mostrado las sombras de la Yakuza, han dado vida a detectives e investigadores memorables —por mencionar solo a algunos, ahí tenemos a Conan, a L y, más recientemente, a Ron Kamonohashi—, han revisitado a famosos personajes de la literatura universal —hay incontables versiones, por ejemplo, de Sherlock Holmes—, han orquestado crímenes escabrosos. Y, de esa forma, han conseguido sobrecoger y enganchar a los lectores.
Ahora, gracias a Distrito Manga, nos llega Don’t call it mystery, una de esas obras que nos mantienen atrapados, a la espera de ver cómo se desarrollan los acontecimientos. Escrita y dibujada por TAMURA Yumi, mangaka conocida por títulos como 7 Seeds, la serie ha cosechado un gran éxito en Japón: ha sido nominada a importantes premios —entre ellos, los Taishô, el Premio Cultural Osamu Tezuka o los Shogakukan, que terminó ganando— y se ha adaptado a una serie de imagen real.
Todo empieza una mañana como otra cualquiera en la vida de un estudiante. El día a día de Totonô Kunô es, en general, bastante tranquilo: asiste a la universidad, se ocupa de las tareas de la casa… Sin embargo, esa calma se rompe cuando la policía llama a su puerta mientras se está preparando un delicioso curri para comer. Uno de sus compañeros de clase ha sido asesinado y quieren averiguar si Totonô sabe algo al respecto. De pronto, el particular muchacho se ve envuelto en un caso difícil de solucionar y, por si fuera poco, él es el principal sospechoso. ¿Cómo puede hacerles ver al inspector Yabu y a sus compañeros que es inocente? Por suerte, cuenta con sus propios recursos y no se rendirá fácilmente.
Don’t call it mystery es un manga de misterio con un planteamiento muy curioso que, precisamente, lo hace destacar entre otros títulos. Y es que TAMURA Yumi nos invita a asistir no a la investigación sobre el crimen, sino a los interrogatorios, a las conversaciones entre su protagonista y los agentes de policía. En la segunda historia, con un poco más de acción y más trepidante que la primera, las palabras también tienen un peso bastante importante.
Este es, precisamente, el encanto del manga: la capacidad que tiene TAMURA Yumi para conseguir que su obra nos resulte interesante a través de las conversaciones que tienen los personajes. Puede que, de entrada, a algunos lectores no les seduzca la idea, pero, una vez que uno empieza a leer, no puede parar. En esos diálogos, se ponen de manifiesto datos importantes sobre los personajes, sobre sus gustos, su vida y su papel en la policía, y a través de ellos la autora va ofreciéndonos, poco a poco, sutiles pistas que conducen a la resolución del misterio. En el caso de la segunda historia, por otro lado, las conversaciones le resultan útiles para caracterizar a los personajes, mostrárnoslos en acción, y, por supuesto, darnos más pinceladas sobre su peculiar protagonista.
Mediante la elección de los comentarios justos, de las reacciones adecuadas, TAMURA Yumi teje sus misterios y nos engancha para que continuemos leyendo hasta resolver los casos —o hasta toparnos con un final que deja con muchas ganas de leer el segundo tomo—.
Otro de los puntos fuertes es, por supuesto, el propio Totonô. No solo llama la atención por la personalidad que tiene su diseño, con ese pelo tan característico y ese gesto inmutable que siempre exhibe, sino por su carácter, que irrita a unos porque no tiene pelos en la lengua y fascina a otros por su increíble capacidad de deducción. Por lo general es él quien hace que la acción se desarrolle de una u otra forma a partir de sus comentarios, en ocasiones preguntas incómodas, otras veces comentarios inocentes que pueden chocar según la situación en la que se encuentre. Su curiosa personalidad lo convierte en un personaje magnético que, seguro, seguirá sorprendiéndonos en los siguientes tomos.
En lo que respecta al dibujo, TAMURA Yumi se centra especialmente en lo más destacado de su manga: los personajes. Los fondos, por lo general, son poco detallados porque lo importante en Don’t call it mystery son Totonô —que, como comentábamos, sobresale también desde el punto de vista gráfico— y quienes lo rodean: sus problemas, sus inquietudes, sus reacciones… Al fijar tanto su atención en ellos, Tamura consigue que conectemos mejor con las situaciones, que nos sumerjamos de lleno en sus diálogos. El juego entre los primeros planos —sobre todo de Totonô, siempre tan serio— y otros más generales funciona, aunque en estos últimos, a veces, los trazos de la autora no destaquen tanto.
Don’t call it mystery nos propone una historia de misterio distinta por la manera de contar que tiene TAMURA Yumi. Desde luego, por el momento, demuestra ser una obra sugerente y se entiende la razón por la que ha recibido tantas nominaciones y galardones. Ahora toca esperar a que salga la siguiente entrega para ver cómo continúan las peripecias de Totonô… El primer tomo se queda en un punto muy interesante.
Lo mejor
• La manera tan interesante en que TAMURA Yumi utiliza las conversaciones entre sus personajes para desarrollar la historia.
• El protagonista, Totonô Kunô, que, con su peculiar personalidad y sus comentarios, ofrece muy buenos ratos durante la lectura.
Lo peor
• Puede que, de entrada, el planteamiento que propone la autora para contar su historia no llame la atención de algunos lectores.
Guión - 8.4
Dibujo - 7.5
Interés - 8.4
8.1
Totonô Kunô, su particular forma de ser y los misterios en los que se ve envuelto hacen de Don't call it mystery una lectura bastante interesante, que atrapa al lector.
