En el mundo del cómic es muy habitual las distintas colaboraciones entre artistas de diversas áreas para llevar a cabo diversos tipos de obras en las que los puntos fuertes de ambos se combinan y magnifican. En el manga tenemos muchos ejemplos de duplas de autores que se fusionan para llevar a cabo las labores de arte y guión de una historia, con nombres por muchos conocidos como Koike y Kojima, Ohba y Obata o Kataoka y Kondou, por poner unos ejemplos rápidos. También existen las colaboraciones puntuales entre creadores o incluso algún capítulo suelto a modo de homenaje de un artista para otro al que admira. Sin embargo, es algo más complicado encontrar colaboraciones en las que ambas partes hayan trabajado en demografías y géneros bastante diferentes entre sí. De ahí que surgiese la sorpresa cuando se anunció la aparición de
Dr. Stone es una obra que sorprende desde el primer momento, comenzando por el hecho de ver a Boichi embarcándose en una serialización de aparente larga duración para la Shônen Jump se Shueisha cuando ya se encuentra trabajando en otra serie de periodicidad semanal para Kodansha, como es
En el caso de Dr. Stone partimos de la base de una de las temáticas que más éxito está cosechando en los últimos tiempos, y es usar un contexto postapocalíptico/distópico como punto de partida. Generalmente, las obras de este género nos sitúan en un punto determinado o no del futuro en el que por causas varias (amenaza biológica, desastre natural, excesiva tecnología…) la humanidad se encuentra al borde de la extinción. En las historias con este contexto es habitual verlo todo desde un punto de vista pesimista y crítico, desalentador y deprimente, en el que los valores de la humanidad son un bien escaso ya que el instinto y la supervivencia, junto con toda la violencia y escasa moralidad que ello conlleva, son la fuerza predominante. Sin embargo, en Dr. Stone, Inagaki toma esta base pero la hace voluble para adaptarla a un tono mucho más conocido en revistas como la Shônen Jump. Así en Dr. Stone tenemos también ese desastre que lleva a la humanidad a empezar de cero a luchar por sobrevivir mientras rehace la sociedad y la civilización, pero la une con algunos de los tropos más típicos del manga juvenil: el humor, la irreverencia y, sobre todo, el uso del viaje de unos personajes muy definidos y carismáticos, que pese a ser típicos, desprenden un aura especial gracias al trazo de Boichi.
Dr. Stone comienza al más puro estilo de manga escolar de la Jump, con un par de amigos muy diferentes entre sí, pero que se complementan, Taiju y Senku. Casi como si de un par de modernos Quijote y Sancho se tratasen, el primero es el soñador que abraza la fantasía, y el segundo es el que tiene los pies en la tierra y pone la ciencia y la lógica por encima de todo. Como en todo manga juvenil que se precie, Taiju está perdidamente enamorado de una chica de su escuela, Yuzuriha, y después de años sin decidirse a declararle su amor, por fin ha reunido el valor suficiente para citarla en el gran árbol de la escuela para dar el paso adelante que cambiará su vida. Pero Taiju no es el tipo con más suerte del mundo, y justo cuando está a punto de pronunciar esas palabras que tanto tiempo lleva dentro y sincerarse sentimentalmente con Yuzuriha, el mundo se ve bañado por una extraña luz que convierte en piedra a toda la humanidad. Miles de años más tarde, Taiju despierta de su letargo y consigue romper la coraza que le mantenía petrificado para salir de nuevo a la luz de un mundo que ha vuelto a su estado más primigenio, con los animales campando a sus anchas y todos los avances y la civilización humana reducidos a escombros.
Pese a lo desesperanzador de la situación, la alegría no tarda de volver a Taiju, ya que su amigo Senku también ha conseguido escapar de su cárcel de piedra, y de hecho lleva ya 6 meses preparando el terreno esperando a que su amigo también volviese a la vida. Sin saber muy bien el porqué justo ellos dos han conseguido ser los que se liberen de la pétrea maldición, Senku le cuenta a Taiju el plan que lleva urdiendo desde el momento en que la luz bañó la Tierra: pretende volver a comenzar a construir la civilización desde cero y su primera parada para ello, tras asegurar su propia supervivencia, es encontrar una fórmula para despetrificar al resto de seres humanos que les rodea y que forman un siniestro paisaje de maniquíes estáticos pero vivientes.
Este arranque de Dr. Stone sienta muy bien las bases y deja claro el tono y las ambiciones que quiere llevar durante toda su trama. Lo principal en este manga es que la aventura y la supervivencia son el eje principal sobre el que giran el resto de elementos, pero llevados de un modo algo inusual a lo que estamos acostumbrados. A nivel argumental y ambiental, el tono postapocalíptico está muy logrado y presente, presentándonos los habituales parajes deshumanizados y devorados por la naturaleza, con el añadido extra de esas inquietantes figuras de piedra que parecen parte de un decorado, pero que encierran en su interior seres vivos, que pueden morir al menor descuido. Sin embargo, pese a que el planteamiento inicial sí parte de esa base típica, el tratamiento que se le da es muy alejado del habitual, con un remarcado tono esperanzador y muchísimo humor que suaviza mucho el panorama vital y moral que se les plantea a los protagonistas.
Dr. Stone no nos lanza un mensaje de fin del mundo con este argumento, sino que lo aprovecha para ofrecer una nueva oportunidad a la humanidad, una especie de redención en la que empezar desde cero y volver a conseguir todos nuestros logros, pero aplicando la corrección de los errores que ya conocemos. Una premisa esta que pinta a dar lugar a una interesante batalla moral en los próximos tomos, ya que, sin destripar mucho, hay algún que otro personaje que parece no estar muy de acuerdo con el “renacimiento” de la humanidad que tiene en mente Senku. Pero más allá de ello, la verdad es que es muy interesante el enfoque dado por Inagaki a esta temática distópica tan trillada, aportando un plus de originalidad, que además se ve reforzado por la abundante importancia de la tecnología y la ciencia en la trama.
Ya he comentado antes que, como en toda buena aventura que se precie, Taiju y Senku hacen las veces de los famosos personajes de la obra de Cervantes, siendo uno el más soñador o romántico y el otro el más pragmático y racional. Esta racionalidad se ve representada en la enorme cantidad de pruebas y ensayos empíricos que va llevando a cabo Senku en la obra, con multitud de referencias a procesos físicos, químicos y menciones a diversos inventos o a avances de la humanidad. No os asustéis, nada con lenguaje demasiado técnico ni que resulte excesivamente pedante o erudito, pero es interesante ver como casi todo en Dr. Stone tiene una explicación racional. O al menos casi todo, porque precisamente otra de las cosas buenas que tiene el guión es como se complementan Taiju y Senku, ya que cuando la inteligencia de uno no da para resolver un problema, aparece la intuición o la fe del otro para salvar la papeleta. Una bonita metáfora de que, en la vida, no todo tiene porque ser racional, y a veces hay que ser un poco crédulo o tener fe en algo para insistir en ello y conseguirlo.
Es en los personajes, como podéis ver, donde al final radica una de las mayores fuerzas de Dr. Stone, con un elenco por ahora escaso, pero tremendamente carismático y bien construido. Realmente, los dos personajes protagonistas no dejan de seguir los arquetipos ya conocidos del manga juvenil: Taiju, el tipo fuertote pero con un corazón de oro, leal como ninguno y capaz de sacrificarse por todos los que quiere. Lo que le falta de inteligencia le sobra de fuerza y sentimientos. Senku, por su parte, es más reservado en lo sentimental, pero lo suple con un carisma arrollador, mucho más inteligente y resolutivo que su compañero, pero bastante más reservado en el plano humano. Entre los dos forman una dupla espectacular, con Inagaki utilizando a Senku como catalizador para mantener al lector expectante del nuevo plan que se sacará de la manga, y usando a Taijo como enlace, para conseguir que ese plan sea entendible por todos y el ritmo no decaiga con largas explicaciones. También encontramos un villano, del que no vamos a comentar mucho por ahora, pero que da la nota necesaria para que se vislumbre una interesante dicotomía entre los valores e intereses de Senku y los suyos propios. Un villano que parece muy bien construido, ya que es de esos personajes con tonos grises, de los que sabes que es malo porque va contra los protagonistas, pero que no estás del todo en desacuerdo con sus planes. Un interesante conflicto que veremos cómo desarrolla Inagaki.
Sin embargo, pese a contar con un villano y dos héroes, con un conflicto que resolver y un viaje a culminar para conseguir sus metas, Dr. Stone tampoco pinta a ser el típico shônen de la Jump en el que contamos con varios arcos que culminan con espectaculares combates. El ritmo y el planteamiento argumental parecen más enfocados a unos duelos mucho más ingeniosos por un lado, por la participación de Senku, y emocionales, por otro, por la subtrama que sigue Taiju con Yuzuriha. Un ritmo que, por otra parte, es quizá el talón de Aquiles de este primer tomo del manga, ya que la cantidad de eventos que se suceden en estos primeros capítulos es muy elevada, y al lector prácticamente no se le da ningún respiro inmerso en la vorágine de hechos que tiene que ir asimilando. Es un ritmo muy acelerado y que, por el momento, hace que no se pueda profundizar mucho en los personajes y que algunos eventos resulten demasiado apresurados. Es importante la agilidad en un manga que pretende ser fresco y juvenil, y que además aporta grandes dosis de comedia, pero si tomamos en cuenta su vertiente más “seria”, puede deslucir un poco el hecho de que la recuperación de la civilización humana ocurra a un ritmo vertiginoso. Pero eso es un tema que puede solucionarse con facilidad en siguientes volúmenes.
Hablaba de la importancia de los personajes en Dr. Stone, y eso no podría conseguirse sin el tremendo trabajo artístico y de diseño que realiza Boichi. Los personajes ya son buenos de por sí por como los mueve Inagaki por la trama, pero su alma y su carisma los aporta en muchos sentidos el artista coreano, que consigue que unos personajes típicos dentro del género adquieran una dimensión visual que les aporte frescura y originalidad, que impacten visualmente. El trabajo de Boichi en esta obra es encomiable, ya que se recicla a sí mismo para poder poner su habitual y característico trazo al servicio del tono de la obra. Vemos como es capaz de mantener los rasgos personales de otras de sus obras como
Valoración Final
Guión - 7.5
Dibujo - 9
Interés - 8
8.2
Un shônen atípico, que mezcla aventura, supervivencia y humor a base de deconstruir los arquetipos del género y reconstruirlos en una obra a medio camino entre lo juvenil y lo maduro. Todo ello con la envoltura artística espectacular que solo Boichi es capaz de regalar a cada obra que toca.
La verdad es que es un muy buen manga y en numeros posteriores la historia avanza muy bien. Si bien en un futuro pasa algo que puede hacer parecer que se deja de lado ciertos personajes, la verdad es que se nota una planeación a futuro y con giros muy interesantes.