Un clásico de la literatura hecho cómic.
A lo largo de la historia del cómic muchos y destacados artistas han llevado a las viñetas a
El escritor irlandés Bram Stoker (1847 – 1912) publico Drácula en el año 1897. Se trata de una novela escrita en formato epistolar basada libremente en la vida de Vlad III de Valaquia, conocido como Vlad el Empalador o Vlad Drăculea), príncipe de Valaquia entre 1456 y 1462, además de otros mitos centroeuropeos sobre la figura del vampiro y también obras literarias precedentes como Varney el vampiro o El banquete sangriento, y de trabajos de autores como Polidori, Samuel Coleridge y Sheridan Le Fanu, entre otros. Su visión del vampirismo que entremezclan la lucha entre ciencia y superstición, con el romanticismo, la seducción y la sexualidad, fue clave para configurar un nuevo canon del mito que ha terminado por establecerse en nuestro imaginario colectivo, en particular, en occidente, aunque el Conde Drácula se ha convertido en una figura universal que transciende cualquier frontera. A lo largo de los años de su creación se han producido infinidad de adaptaciones del personaje en todos los medios, no solo en el cómic, con diferentes interpretaciones y en distintos países.
Podéis ver el tráiler que ha preparado Cartem Cómics pulsando el play.
Fernando Fernández, el realismo y la experimentación.
Fernando Fernández fue un historietista, ilustrador y pintor nacido en Barcelona en 1940 y fallecido setenta años después en la misma ciudad. En 1955 comienza a trabajar dentro de la industria del cómic española entintando fondos para las publicaciones de la Editorial Grafidea, para pasar poco después a formar parte de la plantilla de la agencia de Josep Toutain Selecciones Ilustradas, como gran parte de sus compañeros de generación. Sus primeros trabajos en la agencia tambien son de entintado, pero al poco tiempo comienza a dibujar series para los diferentes mercados extranjeros, debutando a finales de 1956 con Ray Comet para la editorial francesa Artima. Posteriormente dibuja historias románticas para las revistas Valentine, Marilyn y Rox de la editorial inglesa Fleetway, una colaboración que no se interrumpió, aun cuando emigro junto a su familia a Argentina en 1958. Alli público regularmente en las revistas locales Gorrión, Totem y Puño Fuerte dibujando historias con guiones propios. En 1960 Fleetway le comenzó a encargar historias bélicas para publicar en su revista Air-Ace. Algunos de los trabajos de esos años aparecieron en España en diversas revistas, aunque sin que se acreditara su participación. A mediados de los sesenta abandona el cómic para centrarse en la pintura y la ilustración de portadas de novelas de todo tipo.
A principios de la década de los setenta vuelve al cómic con La mosca, una tira cómica diaria para el Diario de Barcelona y tambien comenzando una larga colaboración con las revistas Eerie y Vampirella editadas por Warren Publishing, para las que realiza trece historias cortas e independientes con guion propio. Su salto al mercado estadounidense no solo se produce en el cómic ya que tambien comienza a ilustrar numerosas portadas de libros para algunas de las editoriales más importantes del país. A mediados de esa década comienza a publicar para la editorial Afha la serie Ciencia y Aventura. Se trata de una serie de carácter divulgativo formada por cinco álbumes aparecidos entre 1974 y 1979 en donde comienza a usar técnicas pictóricas y que resulta todo un éxito vendiéndose los derechos en numerosos países. En 1979 la editorial italiana Cepim le contacta para realizar un álbum de su serie Un uomo un’avventura, una serie de historias autoconclusivas en donde habían publicado figuras como Hugo Pratt, Dino Battaglia, Guido Crepax, Milo Manara o Sergio Toppi. Fernando Fernández crea para la serie Cuba 1898, publicado en España en la colección SuperTotem, un álbum que nos traslada a la revolución cubana.
El boom de las revistas de cómic de mediados de la década de los setenta hace posible que el ansia por experimentar con el medio de Fernando Fernández tengo menos cortapisas. A principios de la década publica en las revistas de Toutain y en el álbum monográfico Cuando el Cómic es Arte dedicado al autor la serie Círculos en la que da rienda suelta a sus ansias de experimentar. En 1980 comenzó la publicación en la revista 1984 de Zora y los Hibernautas en la que contó con la colaboración en los guiones de los primeros episodios de Nicola Cuti, una serie de ciencia ficción en la que la experimentación gráfica se mezcla con el realismo más barroco en tu festival visual apabullante. Se trata de su trabajo más reconocido junto a Drácula vendiéndose los derechos a varios países apareciendo en las páginas de la revista Heavy Metal entre otras. En 1983 Bruguera le publicó el álbum Firmado por: Isaac Asimov en el que adaptaba varios relatos del escritor del que tambien adapto años después una novela de su personaje de Lucky Starr titulada Los Océanos de Venus. Al año siguiente volvió a explorar el mundo sobrenatural ilustrando los guiones de Carlos Trillo en la serie La Leyenda de las Cuatro Sombras aparecida en la revista Zona 84 entre 1984 y 1985. Sus últimos trabajos en el cómic ven la luz en esa cabecera a finales de la década, se trata de las series Galería de personajes fantásticos, Argón y Zodiaco, quedando las dos última inconclusas. Con la llevada de la nueva década y debido a la crisis de las revistas abandona el cómic para dedicarse por completo a la pintura. Su último contacto con el medio fue Memorias Ilustradas un libro publicado por Glénat en 2004 en que relataba su paso por Selecciones Ilustradas. Pocos años después de su publicación fallecía tras una larga enfermedad, pero para recordarle nos quedas sus trabajos que siempre serán inmortales. Un autor de un talento excepcional que, como muchos compañeros de generación, ha quedado de manera injusta en el olvido, en un mercado que siempre valora más lo que viene de fuera y no duda en eleva a la categoría de clásicos obras mediocres.
Historia editorial de la adaptación.
Fernando Fernández comienza a publicar su adaptación de la novela de Bram Stoker de manera serializada en las páginas de Creepy, la versión española de la cabecera de Warren editada por Toutain centrada en las historias de terror, en la que se incluían trabajos de producción propia con materiales procedentes de los magazines estadounidenses publicados por Warren. La primera entrega de la serie ve la luz en el número 36 de la publicación aparecido en julio de 1982 y se prolonga durante trece entregas finalizando en el número de 48 publicado en junio de 1983. La serie le supuso al autor barcelonés el premio 1984 al mejor guion concedido por la votación de los lectores de las revistas de Toutain durante 1982. En el año 1984 la propia Toutain recopilo la serie en un álbum en rústica que contaba con una introducción a cargo de Maurice Horn, además tambien apareció una versión de este tomo en EE.UU editada por Catalan Communications, la editorial que Toutain tenía en el país junto a algunos socios con la que publicaban cómic europeo y algunas obras de Corben en los años ochenta y noventa. Además, tambien apareció serializada en revistas de otros países como L´Eternauta de Italia o Fantastik de Francia, países en los que tambien se editó en tomo al igual que sucedió en Alemania. En 2004, veinte años después de su anterior edición, Glénat la reedito en tapa dura incorporando una introducción de Pepe Gálvez y algunas ilustraciones, dentro de la colección dedicada al autor, que también recupero Zora y los Hibernautas y La leyenda de las cuatro sombras. En 2005 Del Rey Books publicó la obra en EE.UU.
El Drácula de Fernando Fernández
Fernando Fernández realizo una adaptación lo más fiel posible a la novela, teniendo en cuenta que se trata de un medio distinto y mucho más visual. Respeta algunas de las características esenciales de la novela como su división en episodios en los que se producen saltos temporales y espaciales, algo que funcionaba muy bien con su publicación original serializa, pero prescinde por completo del formato epistolar que dio Stoker a su novela, porque es algo que no funciona nada bien en el lenguaje del cómic, opta por ofrecernos esa información en diferentes textos de apoyo. Unos nos dan información sobre partes de la trama, mientras que otros le sirven para reflejan los pensamientos y emociones de los personajes principales. Tambien prescinde de algunos pasajes y secuencias secundarias de la novela, pero que no alteran para nada la historia ni su espíritu. Una serie de decisiones del todo lógicas que sirven para hacer más ágil, dinámica y adecuada para el medio la narración que contiene todos los elementos indispensables del original.
Desde las primeras páginas de la obra entramos de lleno en una historia que ha fascinado a miles de lectores y que en los pinceles de Fernando Fernández se nos nuestra increíblemente bella, sin perder la atmosfera oscura y terrorífica del relato. Como hemos señalado la obra es muy escrupulosa con la original, pero queda espacio para que emerja la personalidad del autor ofreciéndonos una obra que consigue resultar novedosa a pesar de ser ya conocida. A diferencia de Zora y los Hibernautas, en la que la experimentación gráfica hacía que el guion fuera menos sólido y algo fragmentario, en esta ocasión al partir de la novela vemos una obra perfectamente planeada y que funciona como un todo y en la que gracias al ritmo que consigue imprimir a la narración resulta imposible apartar los ojos de las páginas hasta terminarla. Aunque por el camino quedemos embelesados por algunas páginas.
A pesar de ser una magnifica adaptación, si el tiempo ha otorgado esta versión de Drácula la consideración de obra mítica es por la calidad del dibujo que Fernando Fernández despliega en sus páginas. Se trata de un cómic con un estilo marcadamente realista pintado en óleo sobre papel, algo muy poco habitual en aquella época, pero que, a diferencia de otros cómics pintados, deja ver que está realizado por un autor que domina el lenguaje del medio y no resulta una sucesión de ilustraciones estáticos sin ninguna continuidad narrativa, como le sucedía a algunas obras contemporáneas como El mercenario de Segrelles, que contenían imágenes muy llamativas, pero carentes de movimiento y secuencialidad. Algo que no sucede en esta obra en la que las páginas están muy bien planificas y resueltas y donde la narración resulta muy fluida, sin perder espectacularidad y con algunas composiciones de página soberbias e imaginativas. Lo mismo se puede decir de algunas secuencias, en particular de las veces en las que Drácula ataca a Mina y Lucy que se condensan todo el erotismo y terror que acompañan al personaje. Pero no son las únicas destacables, ya que la obra supone el cenit gráfico del autor, aunque sus propuestas previas de carácter más experimentales tambien son muy destacadas. Su icónica recreación del Conde Drácula resulta tan amenazadora como seductora, alejándose del canon de las películas clásicas para darle una visión mucho más atractiva. Tambien hay que destacar el gran trabajo de documentación que hay en la obra con escenarios y detalles que parecen sacados de los cuadros románticos de la época en la que vio la luz el libro, aunque con un tamiz onírico e irreal que tiñe la obra de un atmósfera oscura y lúgubre que casa a la perfección con una historia de terror.
Su trabajo en Drácula es la prueba fehaciente del enorme talento y capacidad de experimentación que caracterizaron la carrera de Fernando Fernández, un autor fuera de serie.
La edición de Cartem Cómics.
Tal y como nos dijeron en la entrevista que les realizamos hace unas semanas Cartem Cómics es un sello un sello editorial que pertenece al grupo Ediciones de Arte y Bibliofilia S.A. que desde 2007 se ha especializado en editar libros de arte, ediciones facsímiles de códices medievales, de cartografía histórica y de libros de grabados en grandes formatos y ediciones muy cuidadas. Este tomo para celebrar el próximo cuarenta aniversario de la aparición de Drácula supone su debut en la edición de cómics y lo han hecho con un trabajo lleno de mino y con un resultado espectacular gracias a un precioso diseño lleno de mino y la combinación de un papel de gran calidad y gramaje con una magnifica reproducción realizada desde los originales que junto a su gran tamaño (36 x 26 cm) permite ver todos los detalles del arte de Fernando Fernández y deleitarse con cada viñeta. Además de la propia historia en el tomo se incluyen seis bocetos realizados a lápiz por el artista inéditos hasta ahora, un prólogo escrito por Marcel Miralles, exdirector artístico de Selecciones Ilustradas y un epilogo de Héctor Fernández, hijo del autor.
Esta nueva edición mejora en todos los aspectos las anteriores ediciones realizadas por Toutain y Glénat. La única pega que se le puede poner a la edición es que en algunos cuadros de texto la rotulación no está del todo ajustada al espacio disponible y no queda del todo bien al ser demasiado grande, pero no es algo que impida disfrutar de la obra. No obstante, el gran pero que se le puede encontrar en esta edición tiene que ver con los 44,90€ que cuesta, que resultan bastante elevados para lo habitual en el mercado y posiblemente provoquen que algunos posibles compradores no se hagan con la obra. Sin embargo, cabe señalar que, a diferencia de otros cómics con precios inflados y ediciones normalitas, la calidad de esta edición refleja ese elevado importe y puede justificar el gasto extra si de verdad se está interesado en la obra. No hay que olvidar que estamos ante una edición que es más cercana a las que suelen tener los libros de arte. No deja de ser curioso como en el mundo del cómic y el manga las valoraciones del precio de determinadas obras en muchas ocasiones solo tienen en cuenta el número de páginas, como si habláramos de kilos de patatas, cuando el arte, y solo a los necios les cabe la duda de que el cómic lo es, se debería regir por otros parámetros como la calidad de la edición, como en este caso.
Lo mejor
• La belleza sublime del dibujo de Fernando Fernández.
• La sabia traslación de la novela al cómic respetando su esencia, sin que los cambios realizados alteran la esencia de la obra de Stoker.
• Una edición a la altura del despliegue gráfico de la obra.
Lo peor
• Aunque es una edición de enorme calidad el precio es muy elevado.
Guión - 9
Dibujo - 9.9
Interés - 10
9.6
Maestría.
Fernando Fernández realiza una de las mejores adaptaciones de Drácula.
Gran reseña,y magnífica obra. No puedo hacer un comentario objetivo,amo esta maravilla desde siempre. Aún recuerdo,a los 13 años (sí,soy un carcamal) el día (o tal vez fue la noche) en que mi madre,que volvía del trabajo,me trajo un cómic del quiosco cercano que resultó ser el Creepy 36. Aunque no le gustaba que me agradase el género de terror le gustaba que leyera y me trajo a casa algo que pensaba me entretendría. Sin saberlo abrió la caja de Pandora. El arte de Fernández me enamoró. Durante meses (y eso es una eternidad para un crío) ansiaba cada nuevo ejemplar con el siguiente episodio. Ahí me aficioné a coleccionar y seguir fielmente una revista (aún conservo mis Creepy como una joya) aparte de que me hizo descubrir muchas otras publicaciones y hacerme un lector compulsivo y supuso un punto y aparte en mi concepción del género. Sigo enamorado de este Dracula,para mí una absoluta obra maestra.En cuanto pueda conseguir esta nueva edición,aunque ya tengo las anteriores (por cierto mi portada favorita es la de Toutain,la encuentro mucho más elegante) caerá. Cada vez que miro una de sus páginas me siento emocionado como un crío,absolutamente fascinado ante su calidad,y espero que esa sensación nunca se pierda y que muchos otros puedan rememorarla o descubrila con esta edición. Esta joya debería estar siempre disponible para cualquier lector. Y Fernández debería ser un mito con mayúsculas a admirar. Si hubiese nacido en los USA ya tendría hasta una ciudad con su nombre. Pero aquí valoramos muy poco a los genios.
Yo soy uno de los que la va a descubrir ahora.La tengo reservada en mi tienda habitual y caerá el mes que viene en cuanto cobre.