«Se necesita más que eso para vencerme.»
Si hablamos de Dragon Ball la palabra «fenómeno» acude de inmediato a nosotros. Eso ha representado la obra de TORIYAMA Akira para el mundo del manganime; un trabajo que se ha perpetuado a lo largo de las décadas en el imaginario colectivo traspasando todas las fronteras posibles. En lo que atañe a nuestro país hay que reconocer que las condiciones en la que Dragon Ball se ganó el corazón de los aficionados españoles resultan hoy irreproducibles, mucho ha cambiado el mercado y la mentalidad de los aficionados debido al boom tecnológico y la inmediatez de las redes sociales. El manga de TORIYAMA lleva en la actualidad más de 300 millones en ventas solo en Japón. Este dato es muy interesante si tenemos en cuenta que dicha cifra solo la supera a día de hoy el One Piece de ODA Eiichiro con 450 millones… ¡pero con casi el doble de tomos en el mercado que Dragon Ball! Todo ello sin valorar el impacto económico de la obra de TORIYAMA fuera de Japón, ni el dinero que mueven sus adaptaciones al anime, los videojuegos y las ingentes toneladas de merchandising.
Está claro que Dragon Ball sigue estando en el candelero, el éxito de las películas más recientes de la saga y el éxito de Dragon Ball Super lo corroboran. El público sigue respondiendo, no solo el veterano que ha seguido las aventuras de Goku y compañía a lo largo de los años, sino también por parte de una nueva generación de aficionados que han acogido este universo con enorme entusiasmo. El interés por la franquicia ha hecho que la editorial Shūeisha haya promovido en los últimos años todo tipo de proyectos en relación a la franquicia, experimentos que difícilmente se podrían ver con otro tipo de obras. Uno de los más curiosos y simpáticos lo publicó Planeta Cómic a finales del pasado año en nuestro país, un atípico spin-off titulado Dragon Ball: Aquella vez que me reencarné en Yamcha desarrollado por el mangaka Dragon Garow Lee. Esta historia fue serializada en 2016 en la revista digital Shōnen Jump Plus y se recopiló casi de inmediato en un único volumen.
La historia como su propio título indica tiene por protagonista a Yamsha, uno de los secundarios de Dragon Ball más cariñosamente vilipendiado por los aficionados a lo largo de los años. Yamsha pasó de ser uno de los compañeros de Goku habituales al principio de la serie a caer casi en el ostracismo, apareciendo en la trama solo cuando se requería algún sacrificio dramático a manos del villano de turno. Pero el Yamsha de la historia de Dragon Garow Lee no es el que conocemos de toda la vida. Esta historia nos explica cómo un seguidor de Dragon Ball queda atrapado en el cuerpo de nuestro héroe después de sufrir un accidente. Es al despertar que se comprueba con sorpresa que se ha trasladado al universo creado por TORIYAMA y descubre que ha asumido la identidad de Yamsha sin que nadie más se haya dado cuenta del cambio. Su conocimiento del background de la serie le llevará a intentar cambiar el destino de este personaje, intentando superar el límite de sus poderes para no morir a las primeras de cambio y lograr su soñado final feliz al lado de Bulma.
La hilarante premisa se articula como una historia del género isekai que tan populares y habituales se han vuelto en los últimos tiempos. Lo demuestra el éxito de propuestas como No Game No Life, Re:Zero – Starting Life in Another World, la saga Sword Art Online y Aquella vez que me convertí en Slime, obra de la que en realidad Dragon Garow Lee toma el título para la suya. La diferencia respecto a estas historias es que Aquella vez que me reencarné en Yamcha no se basa en ninguna saga de novelas ligeras como es el caso de las obras mencionadas. Este tipo de historia no es solo habitual de la cultura japonesa, pero allí han calado fuerte desde principios de este siglo. Es un tipo de producto que nos habla de la necesidad de evasión de la realidad cotidiana del lector y/o espectador, de su voluntad por asumir el protagonismo de la aventura aunque sea en un mundo virtual. La influencia de los videojuegos, Internet y las redes sociales en la dinámica de estas creaciones es clara, siendo el resultado de la manera más directa en la que hoy concebimos y consumimos nuestro ocio.
En el caso de la obra de Dragon Garow Lee esta estructura le permite hacer un breve recorrido por algunos de los momentos más emblemáticos del manga original de TORIYAMA. La historia comienza cuando Goku, Yamsha y compañía han derrotado por primera vez al malvado Pilaf. El «doppelgänger» de Yamsha decide entonces acompañar a Goku en su entrenamiento con el maestro MutenRoshi, al contrario de lo que sucedía en la cronología conocida donde decidía acompañar a Bulma a la Capital del Oeste. Este simple pero significativo hecho lo cambia todo y en adelante veremos como Yamsha va haciéndose más fuerte, protagonizando escenas inéditas y dando la vuelta a muchas situaciones vistas en Dragon Ball. El resultado no pasa de ser una curiosidad, una historia que se puede disfrutar especialmente con un conocimiento previo de la franquicia, pues Dragon Garow Lee hace que seamos los aficionados los protagonistas de la obra. El mayor logro de este manga es su humor y su autoconciencia respecto a la mitología y la historia de la serie.
El responsable de Aquella vez que me reencarné en Yamcha es un autor nacido en Osaka que al igual que Toyotaro -autor del también spin-off de la franquicia Dragon Ball Heroes– comenzó su carrera en el mundo del doujinshi. El éxito en redes sociales y su espectacular dibujo lo llevó a ponerse en contacto con Shūeisha que decidió darle una oportunidad con esta historia. Garow Lee es muy conocido por los fans debido a su trabajo no oficial en Dragon Ball Sai, un doujinshi que nos cuenta qué hubiera pasado si Vegeta hubiese sido el enviado a la Tierra en lugar de Goku. También ha creado el crossover DB X Saitama en el que Goku y compañía se enfrentan al protagonista de One Punch-Man. El hecho de haber logrado abrirse camino en este medio desde el mundo del webcómic y el fanzine nos habla de la manera en la que las editoriales japonesas también han cambiado su forma de ver dicha realidad, respondiendo a las demandas de los entregados aficionados de Dragon Ball.
Todo ello nos lleva a concluir que Aquella vez que me reencarné en Yamcha es una propuesta destinada a un tipo de lector muy concreto, al incondicional y/o nostálgico de esta exitosa franquicia levantada de nada en 1984 por TORIYAMA. Es un relato ligero y simpático que capta a la perfección el tono de la obra original, un manga que se nos hace corto y que ofrece una nueva dimensión a un personaje que todos habíamos convertido en un mero meme. También habría que destacar que la inmersión en la historia resulta de lo más natural debido a la maestría de Dragon Garow Lee mimetizando el estilo clásico de dibujo de TORIYAMA. Es una manera de resgresar a este universo, rememorar algunos de sus momentos más épicos y desmitificar esa crudeza y violencia de la segunda parte de la serie que, por un lado, tanto gustaba a los más jóvenes, y por otro lado, tanto escandalizaba a los profesores y las asociaciones de padres. Dragon Ball nunca ha pasado desapercibida; ese es el motivo por el cuál treinta y seis años después sigue siendo un fenómeno.
VALORACIÓN GLOBAL
Guión - 6
Dibujo - 8
Interés - 7
7
Simpática
Dragon Ball: Aquella vez que me reencarné en Yamcha es una simpática propuesta de Dragon Garow Lee en la que nos propone una historia inédita y alternativa de esta famosa franquicia. El humor y la autoconciencia de la obra es un pequeño guiño a los seguidores de la serie que funciona por el conocimiento que su autor demuestra de la mitología de la serie y su capacidad para mimetizar el dibujo de Toriyama.
A mí me ha encantado.
Yamsha?
Lo leí y me sorprendió gratamente; eso sí, solo para nostálgicos 🙂