“No conoceré el miedo. El miedo mata la mente. El miedo es la pequeña muerte que conduce a la destrucción total. Afrontaré mi miedo. Permitiré que pase sobre mí y a través de mí. Y cuando haya pasado, giraré mi ojo interior para escrutar su camino. Allá donde haya pasado el miedo ya no habrá nada. Solo estaré yo.” Paul Atreides
En los últimos compases de 2019 realizamos un Zona de Cañas para el podcast con la idea de hacer un repaso del último curso y poner sobre la mesa los grandes estrenos del año siguiente. Como representante de la sección de cine, elegí dos películas: Tenet y
LA NOVELA
Antes de entrar de lleno en Dune, sería recomendable conocer un poco más a fondo al padre de la criatura: el mencionado Frank Herbert. Nacido en Tacoma en 1920, trabajó como fotógrafo a lo largo de seis meses en la Segunda Guerra Mundial para posteriormente asistir a la Universidad de Washington, aunque no llegó a graduarse. Por entonces, Herbert ya había vendido un par de publicaciones pulp a algunas revistas. En 1952 fue publicada su primera historia de ciencia ficción (Looking for something), mientras que tres años más tarde comenzaría su carrera como novelista con Under Pressure. Gracias a un artículo sobre una zona de dunas en Oregon, Herbert se interesó por la transformación del ecosistema, siendo este el germen de Dune. Autor interesado en el budismo zen y las drogas alucinógenas, Herbert trabaja en su libro en una década (la de los 60) que se caracteriza por su contracultura. Las nuevas ideas y experimentaciones serán clave para entender el subtexto de la obra. Dune comenzó a publicarse por entregas de la mano de Analog a partir de 1963 y no fue hasta la llegada de Chilton que fue editada en formato novela. A pesar de conseguir los premios Nebula y Hugo, no resultó ser un best seller instantáneo. Hasta el momento de su muerte (en 1986), Herbert continuó extendiendo la saga a lo largo de cinco novelas más (El mesías de Dune, Hijos de Dune, Dios emperador de Dune, Herejes de Dune y Casa Capitular Dune). Sin embargo, este particular universo no murió con su autor. Brian Herbert (hijo de Frank) junto a Kevin J. Anderson engordaron la “mitología dunediana” narrando hechos anteriores a la obra original.
JODOROWSKY’S DUNE
Como amantes del noveno arte que somos, no podemos sino lamentarnos de que este proyecto no viera finalmente la luz. Sin embargo, en Youtube podéis ver un extenso documental en el cual el propio autor chileno explicaba su ambicioso proyecto. En Zona Negativa nos hicimos eco de ello en el podcast dedicado a la figura de Moebius. Alejandro Jodorowsky aspiraba a revolucionar el género de la ciencia ficción a nivel cinematográfico rodeado de grandes nombres. Un grupo de productores franceses, entre ellos Michel Seydoux, encargaron a Jodorowsky la adaptación de la novela de Frank Herbert. Además de su futuro compañero en El Incal (que realizó los storyboards de toda la película), Dan O’Bannon, Pink Floyd, H.R. Giger estaban prácticamente dentro, mientras que se contactó con Mick Jagger, David Carradine, Salvador Dalí y Orson Welles para que formaran parte del reparto. No solo eso, sino que, para la banda sonora, el deseo de el autor de El Topo es que cada casa contará con su propio grupo. De esta forma, Pink Floyd pondría música a los Atreides y el grupo de rock progresivo francés Magma haría lo propio con los Harkonnen. Un viaje tántrico de más de diez horas por el que el autor deseaba que los espectadores sintieran los efectos del LSD sin tener que consumirlo. «Quiero violar a Dune, pero con cariño» afirmó el guionista de La Casta de los Metabarones. Cuando llevaban gastados 2 millones de dólares en la preproducción, sin un gran estudio que se quisiera hacer cargo, se canceló el proyecto. Bendita locura.
DUNE, DE DAVID LYNCH
A pesar de que hoy en día es considerada una película de culto, no solo la crítica y el público de la época (hablamos de 1984) se encargaron de masacrarla, sino que el mismo David Lynch reniega de ella. Tanto es así que en su posterior montaje extendido para televisión su nombre no aparece en los títulos de crédito. En 1978, el productor Dino De Laurentis se hizo con los derechos de la novela e, inicialmente, iba a ser Ridley Scott quien se pusiera detrás de las cámaras. Sin embargo, la muerte del hermano mayor de este, provocó que el futuro creador de Twin Peaks se hiciera con las riendas del proyecto. Aunque, si algo aprendió el director de Terciopelo Azul en este rodaje, es que con los grandes estudios no hay control creativo que valga. Aprendizaje que le sirvió para futuros proyectos. Lynch, que venía de levantar pasiones con El hombre elefante, vio como el metraje de Dune era mutilado hasta unas exiguas dos horas que hacían de su visionado poco más que un salto de fe. Una pena teniendo en cuenta que el alto contenido onírico de la obra encajaba como un guante en la mano de Lynch. Kyle MacLachlan debutaba en cine y lo hacía como protagonista convirtiéndose, ipso facto, en actor fetiche del genio de Montana. Francesca Annis, Jürgen Prochnow, Patrick Stewart, Kenneth McMillan, Max von Sydow, Sean Young, Virginia Madsen, Brad Dourif y John Constantine el cantante Sting completaron el reparto.
Siendo sinceros, no todas las adaptaciones de la novela han sido fallidas. En el mundo de los videojuegos no son pocos los gamers que guardan un gran recuerdo de Dune II. Desarrollado por Westwood Studios (creadores de Command & Conquer), aunque el juego no fuera una adaptación per sé de la historia creada por Herbert sí que sirvió para dar un lavado de cara al género de estrategia. Se caracterizó por ser en tiempo real convirtiendo a los jugadores en oficiales que se encargaban de reclutar soldados y organizarlos en el campo de batalla. Por poner otro ejemplo de buena adaptación antes de entrar de lleno en la cinta de Villeneuve podemos hablar brevemente de la novela gráfica publicada por Norma Editorial en noviembre del pasado año y que, además, tiene marcado acento español. Los vallisoletanos Raúl Allen y Patricia Martín ilustran de manera notable la versión que más se acerca a la novela de Frank Herbert. De hecho, como veremos más tarde, el final de este primer libro prácticamente coincide con la película que ahora mismo esta en carteleras. Eso sí, mientras que la película protagonizada por Timothée Chalamet contará con una única secuela, el cómic que han llevado a buen puerto Brian Herbert y Kevin J. Anderson continuará con dos volúmenes más. En 2022 podremos hacernos con el siguiente ejemplar.
Volvamos al presente. Tras ver los primeros avances publicitarios, el hype creció varios enteros pero pisábamos con pies de plomo. La titánica tarea de adaptar el complejo universo creado por Herbert y los pasos en falso dados en el pasado nos hacía ser optimistas… pero con reservas. Craso error. Estando Dennis Villeneuve a los mandos de la nave, debimos haber tenido más fe. Estaba claro que él iba a ser el Kwisatz Haderach, aquel director de cine destinado a hacer la versión definitiva de este clásico de la literatura. Tras varios trabajos en su país natal, el director canadiense consiguió en 2010 la nominación a mejor película de habla no inglesa en los Oscar gracias a la estupendísima Incendies. Posteriormente encadenó dos trabajos con Jake Gyllenhaal (Enemy y Prisioneros) en el reparto, destacando sobremanera el segundo de ellos. Con Sicario, en 2015 abordó la problemática del tráfico de drogas en la frontera que se extiende entre Estados Unidos y México para, posteriormente, encomendarse a, sin ningún tipo de rubor, la ciencia ficción.
Si quedaba algún despistado en la comunidad cinéfila, el estreno de La Llegada puso el nombre de su director entre los más en forma de su profesión. Con ocho nominaciones a los Oscar, la trama giraba alrededor del primer contacto humano con una especie alienígena. Pausada y reflexiva, la metodología en el cine de Villeneuve comienza a consolidarse a partir de entonces. Un estilo que imperó en Blade Runner 2049, la tardía secuela del clásico protagonizado por Harrison Ford. Visualmente impecable, el guion no acababa de tener la fuerza de la obra original. Villeneuve vuelve a tomarse su tiempo en Dune sabedor de que podrá adaptar la primera novela de Herbert en dos partes. Un ritmo lento que invita al espectador a la reflexión en vez de arrollarle con escenas trepidantes. Aún con las bases férreas de Herbert, Villeneuve sabe dar con la tecla para hacer la adaptación perfecta, construyendo un vasto universo teniendo en cuenta hasta el mínimo detalle.
Pero, ¿qué nos cuenta esta primera parte de Dune? La casa Atreides es destinada a Arrakis, por orden del emperador, para relevar a los Harkonnen en el gobierno del árido planeta. A pesar de ser un entorno hostil como consecuencia de su clima extremo y de los gigantéscos gusanos que habitan en su desierto, Arrakis es clave por la especia que se consigue en su superficie, el recurso más valioso en el conjunto del universo conocido. Sin embargo, la propuesta para su administración no es sino un regalo envenenado. El verdadero fin es acabar con los Atreides, cuyo poder temen tanto el máximo gobernante como sus principales rivales. La guerra esta servida y solo una antigua profecía, que parece íntimamente ligada con el pequeño Paul, puede cambiar el signo del destino.
El extraordinario casting dio como resultado un reparto de campanillas. Para dar vida al protagonista de la historia, se optó de manera acertada por Timothée Chalamet, enfant terrible de Hollywood, que a pesar de contar con 25 años, su rostro aniñado ayuda a creer que nos encontramos ante un adolescente (recordemos que en la novela Paul tiene alrededor de 15 años). Habiendo trabajado con directores de la talla de Nolan, Luca Guadagnino, Woody Allen o Wes Anderson, Chalamet lleva el peso de la obra en este particular viaje iniciático del héroe. Eso sí, fantásticamente acompañado por una Rebecca Ferguson cuya Lady Jessica, más allá de pertenecer a las temidas Bene Gesserit, demuestra que también sabe dar lo suyo en el cuerpo a cuerpo. La estrecha relación madre-hijo está escrita a las mil maravillas. Siguiendo en el lado de los Atreides, Oscar Isaac (recordando sus tiempos de Poe Dameron con ese “siempre quise ser piloto”) como el duque Leto, Josh Brolin en la piel de Gurney Halleck y, un carismático hasta la médula, Jason Momoa encarnando a Duncan Idaho ponen la guinda a un pastel de alto presupuesto. No queda ahí la cosa. En el otro lado del ring, los Harkonnen tienen a un inmenso (en todos los sentidos) Stellan Skarsgård, menos excéntrico que su predecesor Kenneth McMillan pero igualmente grotesco, interpretando al pérfido Barón Vladimir, mientras que Dave Bautista (que repite colaboración con Villeneuve tras Blade Runner 2049 y duelo con Momoa tras la serie See) hace lo propio como Glossu Rabban. Después de los buenos ratos que nos hizo pasar en la última versión de El Escuadrón Suicida tampoco podemos olvidarnos de David Dastmalchian en la piel de Piter De Vries.
Hemos hablado de las dos grandes casas enfrentadas, pero sin embargo no lo hemos hecho sobre quienes habitan Arrakis. Nuestro Javier Bardem (Stilgar) es el encargado de liderar a esta tribu de ojos azulísimos de la que también forma parte Zendaya (Chani). Auguramos que los fremen tendrán un mayor protagonismo en la segunda entrega. Hasta pasadas las dos horas largas de película, a la actriz que interpreta a MJ en la franquicia del trepamuros no la vemos articular palabra. Los sueños, de tanta importancia para conectar pasado, presente y futuro, serán su hábitat natural en buena parte del metraje. Paul está destinado a encontrarse con los fremen que ven como son otros quienes explotan su territorio. Dune tiene mucho trasfondo y podemos encontrar varios vínculos con la realidad si ponemos las noticias. La actual situación del Mar Menor o el desastre en Afganistán son ecos involuntarios de una cinta que trata temas como el imperialismo, la religión o el calentamiento global. La naturaleza manda a pesar de que los humanos nos empeñemos en destruirla. Dune funciona como un engranaje perfecto en el que todas sus partes destacan consiguiendo que, realmente, ninguna lo haga.
Villeneuve cuenta con colaboradores habituales, lo cual propicia que el acabado final sea,, de sobra reconocible. El diseño de producción corre a cargo de Patrice Vermette y es, sencillamente, alucinante. Dune es un derroche visual en el que se combinan los mejores efectos digitales, la excelsa fotografía de Greig Fraser, un vestuario que quita el hipo y la banda sonora de Hans Zimmer que, en su empeño por atronar, tapa algún diálogo que otro. Como en sus dos últimas películas, Villeneuve atrae al espectador por la belleza de sus imágenes. Los diferentes planetas, las naves, los gusanos de arena… absolutamente todo luce a las mil maravillas. Aunque si por algo se caracteriza el cine del canadiense es por una sobriedad que le hace jugar en la misma liga que Nolan. Dune es una película que no cae en los convencionalismos del cine de hoy en día. Si bien no arriesga en exceso con algunos conceptos, el equilibrio es el preciso para que la experiencia sea más que satisfactoria.
A diferencia de la cinta de Lynch y lo que podemos ver en la novela gráfica, el libreto que firman Eric Roth, Denis Villeneuve y Jon Spaihts huye de la voz en off consiguiendo que la narrativa sea más fluida. Las intrigas políticas y traiciones están a la orden del día en un producto con marcado mensaje ecologista que invita a considerar las consecuencias del capitalismo. A pesar del tempo lento insuflado por el autor, las dos horas y media largas que dura el filme pasan volando. Lo mejor que le que podía pasar a las salas de cine es la llegada de un gran estreno que, como si de un mesías se tratase, le rescatara de la crisis que el coronavirus produjo. Villeneuve tiene el don de aunar cine de autor y gran superproducción para ofrecernos el mayor espectáculo de los dos últimos años. Tras una larga travesía en el desierto, quién iba a decirnos que encontraríamos un gigantesco oasis en Dune.
Dirección - 9.5
Guión - 8.5
Reparto - 8
Apartado visual - 10
Banda sonora - 8
8.8
A pesar de su pretenciosidad, Denis Villeneuve adapta a las mil maravillas este clásico de fantasía y ciencia ficción. La primera parte de Dune es una colosal producción de gran presupuesto en la que no echamos nada en falta. Arrakis se muestra como un destino indispensable para todos aquellos amantes del séptimo arte que aguardaban en sus hogares a la espera de un gran estreno para su vuelta a las salas de cine.
Warner bien jugado, Villeneuve era posiblemente el director actual más idóneo para el proyecto.
Más que por la 2a película (que entiendo seguirá siendo fiel adaptando la 2a parte del libro) me pica mucho la curiosidad cómo encararían una posible 3a película con el ibro «El mesías de Dune». Es un bajón en toda regla respecto a la excelencia del primero y, en mi opinión, los guionistas deberán meter muuucha mano y creatividad para remontarla y llegar en condiciones al fin de la trilogía («Hijos de Dune» recupera algo el tono del primer libro).
En todo caso una adaptación muy potente, gustará más o menos pero, por favor, a ver en pantalla grande para apreciar las panorámicas, las naves mastodónticas y las fanfarrias de Zimmer.
Que manía con denostar la adaptación de Lynch y poner por las nubes lo que ni siquiera llegó a ser de Jodorowsky, que sin quitarle mérito a todo lo que ha hecho, me hace gracia que el tío farda en el documental que lo que iba a hacer iba a ser mil veces mejor y blablablá, pues si no lo has hecho o no pudiste lo menos que puedes hacer es respetar al que SÍ lo ha hecho, que en este caso es Lynch, y desde luego a mí estéticamente la película me parece brutal, una atmósfera muy inquietante y distinta a todo lo que se había visto hasta entonces, unos personajes que sólo verlos te hacen sentir incómodos o te quedas hipnotizado de lo extraños que son, paisajes brutales, o ese portal espacial con un marco de espejo antiguo… y quizá el guión no está del todo perfilado y en eso falla la adaptación, pero por lo demás me parece lo que es, una película de culto que la gente no supo apreciar porque se esperaban otra película de aventuras espaciales a lo Star Wars y no tiene absolutamente nada que ver. Aún no he visto la nueva pero sólo viendo el trailer ya se sabe los defectos de todas las películas de alto presupuesto de hoy en día, actores-estrella a los que tienes q estar constantemente viendoles la cara porq para eso cobran (véase Marvel), por encima de la expresión artística (que de eso va sobrada la Dune original), atmósfera 0, aunque aquí confío en que Villeneuve haga algo parecido a Blade Runner 2049, que es de lo poco q se salva ene se aspecto en los últimos años… pero estoy hablando sólo del trailer, así que espero equivocarme, pero viendo lo reciente no albergo esperanza alguna. Ya hay poco arte en el cine (comercial), como en casi todo.. Y si Lynch reniega de su adaptación no sé por qué será, pero quiero creer que es por el tema de la narrativa o guión o algo así, porq para mi lo demás es de 10 (y claro todo en esta vida se puede mejorar… o estropear… q se lo digan a Lucas)
Hombre, el Dune de Lynch no merece tanto escarnio como se le da habitualmente, pero desde luego una buena película no es. Su mayor problema viene de que Lynch grabó una película muy larga (de 5 horas) y le obligaron a recortarla a poco más de 120 minutos. Así pasa lo que pasa, que los personajes hacen cosas en la película sin que se sepa muy bien por qué y el espectador acaba por no enterarse de prácticamente nada.
No sé qué tal estará la versión extendida, pero sabiendo que Lynch no participó de ella dudo que mejore la versión que llegó a los cines.
A ver la de Villeneuve qué tal resulta.
Pues qué queréis que os diga, la vi ayer y me parece la experiencia cinematográfica más insufrible de mi vida. Estuve a punto de salirme del cine, cosa que no he hecho en la vida. Y yo iba con ganas de que me gustara, ¿eh? A la hora y media miraba el reloj y no podía creer que todavía quedara una hora por delante. Me da la impresión de que para disfrutar de la peli hay que leer el libro, es un patrón que he visto en las críticas de los espectadores.