Edición nacional / España: E-19, septiembre 2015, El Verano del Cohete.
Guión, dibujo y color: Mayte Alvarado.
Formato: Álbum de 72 páginas a color editadas en rústica.
Precio: 19 €.
E-19 es el primer tebeo de la ilustradora Mayte Alvarado y supone la cabeza de lanza en el mundo del cómic de El Verano del Cohete, editorial versada en la publicación de libros ilustrados. De esta manera, no es descabellado afirmar que este E-19 supone un híbrido entre el mundo del tebeo convencional y el universo de los libros ilustrados, ya que además de obviar bocadillos y diálogos este título posee una serie de atributos más que evidentes de la secuenciación afín a la ilustración. Con un estilo eminentemente pictórico, Mayte Alvarado construye su relato bebiendo de maestros de la pintura en contraposición con los habituales referentes de los dibujantes de cómic. Para Alvarado, y esto es una suposición de quien esto firma, su ojo está puesto más en Chagall que en Kirby, de modo que debemos hablar mejor de planchas, de cuadros, que de páginas y viñetas. En el trazo, quizá decir en la mancha, de la autora, podemos encontrar aires claros del fauvismo de Matisse o tendencias hacia el expresionismo de Kirchner, debido al uso de colores primarios. El tamiz del estilo naif, gracias al uso de perspectivas planas y elementos idealizados, en este caso de la vida en el campo, completan la descripción somera del particular estilo de Alvarado, el cual supone la mayor virtud de un tebeo que posee su fuerza en la parte visual.
El dibujo, por tanto, es delicado, elegante, tendente a cierta ingenuidad. Desde el punto de vista narrativo lo anterior refuerza el tempo leve de su secuenciación. Alvarado se recrea en los silencios, los paisajes, los detalles de la vida labriega, que son los que vehicularán esta trama muda. Es en el paso del tiempo donde se regodea la autora, por tanto, usándolo como característica tajante de la personalidad de su protagonista y su relación con el entorno. De este modo, la reiteración de cuadros para simular el paso de las horas y el uso del color con capacidad narrativa suponen hallazgos formales que dotan al tebeo de una calidad que hacen superar lo planteado por su premisa.
Alvarado construye una historia que habla de la soledad y de la necesidad de ser acompañado. El protagonista de E-19 es un campesino solitario que anhela compañía. Acostumbrado a obtener vida de de la tierra y usar sus manos como generadoras de refugio y alimento, construye una amante mecánica para paliar su soledad. Pero el amor, viene a decirnos Alvarado, no es algo que pueda generarse sobre creaciones artificiales. Y ahí se produce el conflicto. Hurgando un poco más, alejándonos de lo obvio, E-19 habla de la tendencia del ser humano a idealizar el amor y proyectar sobre los demás aquello que anhelamos, obviando la verdadera naturaleza del ser amado, sus verdaderos atributos. De ahí la creciente lista de fracasos que cada cual va albergando en la vida. A esto se suma la tendencia habitual de olvidarnos de las miserias de las relaciones pasadas al lanzarnos de nuevo a nuevas historias sentimentales, sin aprender, viciados por el sentimiento amoroso que nos suele cegar. El amor, por tanto, no se construye sobre pilares inventados, sino que debe generarse de manera natural. Y como tal, debe regarse, cuidarse, potenciarse, como esas flores que cuida el campesino, como eso alimentos que cultiva, que parten de semillas reales y se alimentan de nutrientes tangibles.
El uso del androide, del gólem, del homúnculo, como aniquilador de la soledad es un tema recurrente de la literatura fantástica y ha sido deslavazado por autores de la talla de Shelley o Meyrink. Alvarado a ese respecto no aporta nada que no hayamos visto ya, pero sí que hace suya la historia al focalizar la culpa de la propia soledad sobre el creador de E-19. El labrador está solo porque probablemente sea incapaz de vivir más allá de sus sueños. Crea, construye e instruye, pero siempre rodeando la misma idea, sin salir de ella como se descubre al final de la narración. Y esto subraya la reflexión anterior que afirma que proyectamos nuestras ilusiones sobre constructos ajenos a lo que pretendemos de ellos. Tal y como le sucedía a Viktor Frankenstein cuando su criatura no resultaba lo que él había imaginado.
Lástima que, enfocada en la belleza de sus imágenes, Alvarado no pretenda ir más allá de la anécdota, no desarrolle con mayor intensidad el tema que plantea, lo que hubiera permitido una lectura con más contenido que continente.
Guión - 6
Dibujo - 7
Interés - 6
6.3
Agradable vuelta de tuerca del mito de Frankenstein, E-19 acierta más de forma que de fondo.