Edición original: East of West Volume 1 TPB, Septiembre 2013, Image Comics. Incluye los números 1 al 5 de la serie homónima.
Guión: Jonathan Hickman.
Dibujo: Nick Dragotta.
Color: Frank Martin.
Formato: 96 páginas a color editadas en rústica.
Precio: 9,99 $.
Es probable que lo que sigue pueda sonar a exageración producida por la fiebre de la necesidad de frases rotundas con las que empezar una reseña. Para que sigas leyendo, tengo que soltar una sentencia, una frase categórica que te enganche a que continúes el texto, para bien o para mal, para estar en total desacuerdo o en completa sintonía. Es un truco viejo, una baratija que trata al lector con poco respeto, apuntando a sus más bajos instintos. No por eso deja de ser efectivo. Pero es que cada vez estoy más de acuerdo con la idea de que el cómic norteamericano vive hoy una especie de situación espejo de la gran época televisiva que estamos disfrutando. Si desde los últimos cinco años o más estamos viviendo una auténtica edad dorada de la ficción televisiva, que ha dejado en bragas a su hermano mayor, el cine, aquel que supuestamente estaba mejor preparado para ofrecer las mejores historias al público, bien es cierto que el tebeo yanqui, en su faceta eminentemente mainstream, debe estar pasando una de las mejores épocas que este lector recuerda. Como se lleva exclamando desde esta santa casa, Image Comics abandera esta pequeña revolución de contenidos, dejando que sus autores den rienda suelta a sus ideas más descabelladas, a aquellas más personales, a aquellas que ellos ansiarían leer, de modo que el listado de series de calidad ha aumentado a un ritmo salvaje. Y si esos autores audaces logran trabajar para Marvel, el número de colecciones a seguir prolifera. ¿Exagerado? Fijaos en el Previews, fijaos en los nombres, en los títulos. Si, es cierto que la mayor parte de las series acabarán desinflándose, pero también es cierto que son pocas las series de TV que brillan tras su tercera temporada. Ya sabemos que no hay nada peor que estirar un chicle. Y desde luego, alguno dirá que viendo la situación por la que pasa DC Comics, esta afirmación de una etapa dorada del cómic comercial es una exageración en toda regla. Pero es que DC vendría a ser la excepción que confirma la sentencia categórica. Olvidémonos pues de la mediocridad imperante a día de hoy en la casa del de Krypton y el de Gotham. Fijémonos en la citada Image, en Marvel Comics y su triunfal Marvel Now!, en Valiant y su dedicación por unos tebeos que si bien no serán recordados, desde luego cumplen con el entretenimiento que prometen; otra que tal baila es Dark Horse, con las series de Mignola a la cabeza, pero con el remozamiento de su línea super-heróica o sus título de terror; incluso Dynamite o Boom! lanzan al mercado series de una calidad por encima de la media de décadas pasadas. En ese batiburrillo, en ese maremagnum de personajes e ideas, de sagas y batallas, hay una constancia, una evidencia de la que las grandes editoriales deberían tomar toma –y una de ellas lo ha hecho ya, desde hace unos años, de hecho-: son las ideas arriesgadas y los autores los que venden las series, y por contra, salvo dos o tres casos, cada vez menos los personajes. Existe un público ávido por historias frescas, originales, que les sorprendan, que espabilen sus cerebros, aunque usen disfraces ya conocidos y tretas a las que a veces se les ve el cartón. Son los autores y sus ideas los que hacen brillar a Image Comics y Jonathan Hickman uno de sus evidentes adalides. Pero Hickman no está solo. Ahí están Aaron, Remender, Lemire, Kindt, Graham, Kot y un largo etcétera, cuyos dones para la narrativa están por encima de las ansias por epatar. Es como si de pronto una nueva generación de escritores hubiera sido soltada en el campo de juegos más libre del mundo. Y puede que así sea. El cómic, sin las cortapisas del mercantilismo, puede ser uno de las expresiones artísticas más salvajes, de las más desatadas, pues el papel en blanco se puede llenar con lo que sea. A fin de cuentas, es barato. Y el riesgo no es tan grande como llenar metraje para un film destinado a un multicine.
En fin, me voy por las ramas. Volvamos a Hickman. El lector mínimamente versado sabrá que el guionista lleva las riendas actualmente de dos series de los Vengadores para Marvel, tras una longeva etapa en los Cuatro Fantásticos, que también dibuja –o diseña- algunos de sus títulos de creación propia o que es uno de los abanderados de la nueva ciencia ficción, para Image, con títulos como los multipremiados Manhattan Projects, The Red Wing o este mismo East of West que toca reseñar. ¿Otra serie de sci-fi de Hickman entonces? ¿Algo nuevo que contar tras sus acercamientos a los viajes en el tiempo, los universos alternativos y el superhombre desde una perspectiva especulativa? Pues sí, y de qué manera. La batidora de conceptos se pone en marcha una vez más para presentarnos un zumo refrescante a base de pulpa de western, corteza sci-fi y unas gotas de ucronía alocada.
¿Qué es East of West entonces? Un universo particular, no cabe duda, donde el fin de los tiempos no solo ha sido profetizado, sino que los sietes gobiernos norteamericanos se empeñan en llevar a cabo. ¿Siete gobiernos? Siete líderes para las siete naciones en las que el país fue segmentado tras la triple Guerra de Secesión entre unionistas, confederados y la nación india. Ahí es donde Hickman tuerce su línea temporal para crear su ucronía particular, una donde la estética fronteriza del oeste del siglo diecinueve a bien tiene codearse con clichés de la space opera como son las naves espaciales o las armas láser. Pero nada de esto viene vestido de manera convencional. Esto no es la versión sci fi de Wild Wild West, ni mucho menos. Todo en East of West destila personalidad. Cada una de esas siete facciones del gobierno se define tanto por su estética como por su carácter único, creando un universo de ficción tan especial como el de Saga de Vaughan y Staples –también para Image, así que no debe ser casualidad, ¿no?-. Así que olvidaos del pastiche o de territorios conocidos. Hickman es más listo que eso. Y eso que la premisa, el Fin del Mundo, no es algo precisamente poco usado en la narrativa actual. La forma en la que lo hace, sí. Y es que, sí, vamos, la Muerte representada en un pistolero macilento vestido de blanco puede recordar a gigantes del western más cercano –a mí me viene a la cabeza una mezcla entre Snow de Planetary y el Eastwood de Infierno de Cobardes –High Plain Drifters, 1973-, ese espectro inesperado que volvía de entre los muertos para tener su venganza; y el contraste de usar niños como figuras malignas tiene referentes a patadas –desde Los Chicos del Maiz del genio King hasta La Profecía, ¿Quién puede matar a un niño? o La Semilla del Diablo-. De hecho, la sombra de Stephen King lanza sus encantos con cierto ligero aroma a La Torre Oscura en algunos aspectos de este acercamiento desde una pespectiva algo fantastique al western. Pero que esos niños sean parte de los Cuatro Jinetes del Apocalipsis y que estos decidan acabar con el Presidente y medio Parlamento hasta encontrar al seguidor de sus dogmas, ya pinta original, ¿no es cierto? La premisa, por tanto, ya insta a pillar cada nuevo número.
Pero esto no sería nada si los pilares de la casa no estuvieran asentados en suelo firme. Y ese suelo lo aporta un Nick Dragotta dando lo mejor de sí mismo, lo mismo diseña una espectacular ciudad futurista dominada por una inmensa Torre Blanca, trasunto de la más famosa Casa Blanca, que dibuja los páramos baldíos del desierto americano, plagado de indios de todo pelaje. De una página a otra, de una viñeta a la siguiente, retratando con gusto y concreción un universo, repito, del todo particular, uno de esos mundos en los que podrías perderte por el mero placer de contemplar sus maravillas, sus lugares únicos.
En definitiva, otra serie Image a tener en cuenta. ¡Otra más!
Buena reseña. Me ha dado ganas de probar con el primer tpb si se edita por estos lares. Y eso que lo que he leído de Hickman hasta ahora me ha parecido la mitad aburrido y de la otra mitad, no me he enterado de nada.
¿De qué va Manhattan Projects? Porque aún no lo sé tras leerme el primer tomo.
Dragotta cada vez más Quitely por lo que veo en estas páginas…..
Me parece muy acertada la analogía del Sr Silvestre entre el boom del cómic independiente y el de las series de televisión.
Igualmente, cuando señala la influencia estética y argumental de La torre oscura (y de The Stand/La danza de la muerte) de Stephen King en este cómic. La diferencia, claro, es que como narrador El Rey le da mil vueltas a Hickman (en mi opinión).
Yo leí los dos primeros números, así que supongo que es el equivalente a ver el piloto de una serie. Me pareció un cómic increíblemente confuso y pretencioso.
Aunque supongo que otros le verán sus virtudes, ya que está siendo un éxito de ventas en usamérica.
A mí, como Mr. X, esta serie no me gusta demasiado. Farragosa a más no poder, pretenciosa en sus planteamientos, demasiado expositiva, enamorada de una buena idea que, en lugar de desarrollarse, se va complicando artificialmente en una huida hacia adelante. Dragotta, eso sí, dibuja como los ángeles. Por cierto, que yo en Muerte, además de las referencias a King, veo mucho del Santo de los Asesinos de Predicador.
Leído el primer arco, lo siento pero esta vez no, Hickman. Y God Is Dead te la metes por el mismo camino.
Peeero Manhattan Projects me encanta.
Yo solo he leído el primer número y soy otro desencantado con el cómic, puede que haya mejorado y en tomo gane pero la primera impresión fue bastante mala. El dibujo muy bonito, eso sí.
La cifi es uno de mis géneros predilectos en la literatura pero en cómic suelo salir bastante decepcionado. Incluso «Prophet», que todos poneis por las nubes, me parece un cómic demasiado irregular.
Creo que por una vez no vamos a tener polémica en un articulo, porque a todos nos ha parecido mas o menos igual. Yo me leí los tres primeros números dos veces porque no me enteraba, y cuando por fin me entere de que iba la cosa, decidí que o me interesaba, así que esta vez no Kirkman. A «God is dead» le dare un margen a ver que tal.
A mi me llega esta semana (por 8 euros le daremos una oportunidad) y a ver.
Cierto que por estos lares (me refiero a vuestras opiniones) el cómic esta prácticamente defenestrado. Pero también es cierto que en USA el cómic esta teniendo buenas críticas ( cosa que no es una garantía). Así que tendré que comprobarlo por mi mismo.
Yo rompo una lanza a favor de este cómic. No es Manhattan Projects, pero me parece superior a Red Wing y situado cómodamente en la media de la Image actual. Es Hickman puro, complicado de seguir, y su autor no hace nada para aliviarlo, sino que se empeña en retorcer el argumento cada vez más. Un cómic exigente y quizá hasta artificioso, sí, pero da gusto a veces que se tarde un buen rato en leer 30 páginas y quedarte con la sensación de que se te escapa algo.
Me encanta Hickman, me encanta Dragotta, me encantan las ucronías, y, directamenente, me mola todo lo que sé de este tebeo, así que en cuanto lo editen aquí, cae.
Pues nada más que añadir: al principio pintaba bien y tras tres números leeré el cinco por compromiso con la tienda y ya. Pretencioso y vacuo. Eso si, Dragotta de puta madre.
Otra cosa: Mr. X, yo el toque a Apocalipsis o se lo veo (me lo estoy leyendo y esta de puta madre).
Muy mal ha de estar Hickman para q Dragotta no justifique su compra y a mi Hickman suele gustarme
Llevo leídos un par de números y el cómic invita a seguir leyéndolo.
Desmesurados en mi opinión algunos de los comentarios (ni vacuo, ni anodino, ni siquiera ampuloso).
Hola, Alguien sabe si se puede conseguir este cómic por volúmenes en español?