¡¿Qué es lo que nos pasa que siempre queremos lo que no podemos tener?!
Han pasado ocho largos años desde que vimos Desconectados el anterior trabajo de
Calo, seudónimo de Juan Carlos San Román, es un historietista e ilustrador nacido en 1972 en Castellón. Comenzó su carrera a principios de los noventa autoeditándose sus propios trabajos como Nómadas2, Alice, La O con un canuto y El lado soleado aunque en este último colaboran a varios autores. Posteriormente colaboraría con diferentes fanzines y revistas entre las que destacan Como vacas mirando el tren, Idiota y Diminuto, TOS o Dos veces breve. En 1999 publicó Dios los cría (Under Cómic) que recopilaba algunos de sus trabajos previos. Al año siguiente apareció Ángela y Clara. Las chicas con los chicos (Under Cómic) que recopilaba las tiras de la serie previamente publicadas en la revista Blue Joven. En 2003 aparecería Al Servicio de las Damas (Ediciones de Ponent) otro álbum compuesto por historias cortas. En 2007 Aleta Editorial le publicó Recluta con alíen que además de la historia que da título al libro recopilaba un par de historias previamente publicadas en la revista TOS. Ricardo Esteban, editor de Nuevo Nueve, fue el editor de su siguiente obra Bacterias para Planeta en 2009. En 2011 se publicaron sus dos últimas obras hasta la fecha; Desconectados de la mano de Diábolo Editorial y El abrazo de Neptuno (Viaje a Bizancio) que apareció gracias al 2º Premio Internacional de Premio de Novela Gráfica Dibujando entre Culturas. Durante todos estos años ha compatibilizado su trabajo con la ilustración.
Enrique vuelve a casa tras muchos años en América, al no poder contactar con sus padres prueba suerte en casa de su tía. Allí se encuentra con Raquel, su prima que espera su primer hijo sola ya que su marido está en Barcelona trabajando. Ella le pone al día de los asuntos familiares y entre ambos surge una amistad y complicidad que apunta a algo más. Pero Enrique tiene un secreto que complicará su relación.
Calo pertenece a una generación de autores españoles, entre los que estaban Sergio Córdoba, Juan Berrio, José Luis Ágreda o Fermín Solis, entre otros, que en los años noventa se dedicaron a narrar pequeñas historias costumbristas. Casi todos tenían un estilo gráfico deudor de la línea clara y publicaban en editoriales muy pequeñas como Subterfuge Cómix, Under Cómic o Doble Dosis, entre otras. Fueron estas editoriales pequeñas las que lograron que una generación de autores pudiera dar sus primeros pasos en unos años donde apenas se veía futuro al cómic y parecía impensable que se viviera el actual boom por ese tipo de historias.
En El americano, Calo con la excusa de conocer el secreto de Enrique nos va desgranando como era la vida de una familia cualquiera en España entre los años 1945 y 1993. A través de los diferentes flashbacks de la historia nos acercamos a las vicisitudes por las que tuvo que pasar la familia de Enrique, que son las mismas por la que tuvieron que pasar la gran mayoría de los españoles. En las páginas de libro vemos con todo lujo de detalles como era la sociedad franquista, en la que la única salida era salir de pueblo para buscarse la vida en las ciudades trabajando como mulas, ya que la educación para forjarse un provenir no era una prioridad del régimen. Las mujeres se veían obligadas a ir a las casas de las familias acomodadas con ya vimos en otras obras como El ala rota o en gran parte del cine de la época. Según pasan los años vemos cómo van cambiando las ciudades y la vida de sus habitantes a media que la situación económica y las libertades van mejorando. Esta crónica social se convierte en el mayor punto de interés del libro, por encima del secreto de Enrique, junto con su relación con Raquel, gracias a la sutileza con la que nos la cuenta Calo. El único pero del libro es que la historia muchas veces avanza a tirones y resulta algo deslavazada, sin saber hacia dónde se dirige como si el autor no tuviera del todo claro que es lo que nos quiere contar.
Calo tiene un estilo limpio que prescinde de líneas superfluas, dibujando solo lo necesario para contar la historia. Algo que funciona muy bien para los temas que trata, en los que las emociones son lo más importante de la obra. Esa economía de trazos hace que sus viñetas no te distraigan de la historia que te está contando. En su trazo podemos ver la influencia de autores como Dupuy, Berberian, Serge Clerc o Montesol. La estructura de todas las páginas es de tres tiras con dos viñetas cada una, algo que sirve para agilizar la lectura, pero que termina por resultar algo monótono.
La edición de Nuevo Nueve cuenta con una buena reproducción y tamaño adecuado para el tipo de dibujo. Ricardo Esteban continua con el buen ojo que ha demostrado siempre como editor, además de seguir apostando por potenciar el cómic nacional. Algo que siempre es de agradecer.
El americano es un buen cómic que no recuerda cómo era la vida en nuestro país hace unas pocas décadas. Lo hace con la sutileza y delicadeza que pone en todas sus obras. Calo sigue siendo un autor a seguir muy de cerca que esperemos que no tarde tanto tiempo en publicar su siguiente trabajo.
Guión - 7
Dibujo - 7
Interés - 7
7
Pasado
Calo nos propone un viaje al pasado para ver cómo vivian nuestros padres y abuelos.