Tenía que pasar. Era cuestión de tiempo.
Con la llegada del tercer número del evento, y a fin de ponernos al día con la serie, hablamos de lo que se puede encontrar cuando abre las páginas de esta entrega y se sumerge en las dos historias que contiene. Dos villanos de peso, Joker y Black Adam, se ven inmersos en una historia que rompe con la dinámica de las anteriores entregas para convertirse en el primer tropezón de la serie.
Pero vayamos por partes como en las anteriores ocasiones.
Aquí hay dos importantes reclamos. Por un lado, el protagonista, Joker, y por otro el guionista, John Carpenter (ayudado por Anthony Burch), para motivar a los lectores a acercarse a este número.
Sobre Joker poco se puede decir que no sea el peso que tiene dentro del microcosmos del Caballero Oscuro, que está en boca de todos gracias al éxito cinematográfico del año pasado, con DC explotando su imagen tanto como es posible a través de numerosos proyectos.
Sobre John Carpenter (1948) se puede asegurar, sin poco riesgo de equivocarse, que este director de cine, productor, guionista y compositor de bandas sonoras, es uno de los más importantes dentro de su género durante las décadas 70 y 80, con éxitos de taquilla tan relevantes como La Cosa, Halloween, Golpe en la pequeña China, La niebla, entre otras muchas producciones.
Dos apuestas seguras que se reúnen en estas páginas para dar forma a una historia en la que Joker realiza un loco paseo por Gotham con un nuevo ayudante, mientras la locura y el caos se adueñan por completo de la situación.
Contrariamente a lo usual, vamos a comenzar a hablar del dibujante, Philip Tan, que realiza un trabajo muy irregular, con momentos sublimes, donde la puesta en escena resulta abrumadora, a páginas en las que simplemente parece no tener ganas de dibujar. Su estilo, anclado en los años noventa, logra transmitir la sensación estresante que persigue generar cada página, diseñada para resultar abrupta, rompedora, como la psique de ambos protagonistas, en su insana relación. Su composición resulta violenta, como la historia, llegando a resultar en muchos momentos estremecedora.
Tan se regala la oportunidad de poder ilustrar, desconocemos si es idea de Carpenter / Burch, momentos para el homenaje, mientras la espiral de locura no deja de crecer. Un trabajo que mira a finales del siglo pasado, pero que se amolda bien a lo que se quiere contar, obligando a tener que perdonar ciertos errores en la anatomía que en el conjunto no molestan, pero focalmente pueden llegar a resultar forzados.
¿Y qué aporta Carpenter a este coctel? Una ración extra de caos, locura, desenfreno, violencia y terror dignos de sus protagonistas. Y aunque suene bien, explicada de esta forma, en realidad no funciona tan bien en las viñetas.
La trama es caótica, que puede ser algo premeditado, pero en medio de esos ritmos desenfrenados, no hay mucho a lo que poder aferrarse, salvo a la perfecta caracterización que se hace de Seis de Corazones, que acaba siendo el protagonista de la historia. Este balanceo de carga resultaría interesante si la interpretación que hace Carpenter de Joker no resultara tan plana, tan facilona, sin apenas rascar en alguno de sus múltiples aspectos. La apuesta es un todo por un Joker desquiciado que va del punto A al punto B, sin apenas modulación alguna.
Este desequilibrio existente en todo el relato acaba por pasar factura al conjunto que, si bien proyecta lo que quiere transmitir de la forma más bruta posible, no deja poso tras la lectura y se diluye como una mera anécdota. Hay historia para todos los gustos. Muchos verán un lugar donde poder disfrutar de un Joker en estado puro, mientras que para otros será un trabajo muy bidimensional. Se este donde se este posicionado, es un cómic irregular que desaprovecha sus fortalezas al apostarlo todo por el histrionismo en vez de por una verdadera catarsis final.
Para la segunda historia tenemos al mando a Paul Jenkins (1965), un veterano guionista británico que aquí tira de piloto automático, de experiencia cumulada de años de trabajo, para realizar un número puramente alimenticio, con el que poder cubrir el expediente.
Lejos quedan los días dorados de este escritor cuando se hizo cargo de Hulk, El Vigía, Lobezno Origen o la que le hizo ganador de un premio Eisner, Los Inhumanos. El Jenkins de este número es una sombra de estos trabajos y su aportación al evento es pobre en todos los sentidos.
Para poder disfrutar de este número, es necesario estar al día de los acontecimientos narrados en la serie regular de Batman/Superman, pues hace acto de presencia el Shazam que ríe, como la némesis a la que debe hacer frente Black Adam como soberano absoluto de Kahndaq.
El relato que Jenkins pone en marcha no puede resultar más escuálido. Un enfrentamiento entre ambos seres poderosos, que apenas tiene sentido cuando el invasor habla al pueblo de Adam en términos democráticos, mientras el ejercito malgasta munición en intentar detenerlo. Adam intervienen y se desata un caos de violencia extrema, que se resuelve con ardid facilón, inconsistente, que cuesta mucho digerir. Un final que Jenkins, que parece muy consciente de las trampas que está haciendo, se molesta demasiado en explicar de forma machacona, dejándose más evidencia si cabe.
Gráficamente el trabajo de Iñaki Miranda resulta más convencional que el de Tan, con una composición de página mucho más pausada, geométricamente ordenada, con un acabado correcto, sin llegar a deslumbrar, pero destacando como una de las pocas fortalezas de la historia.
Un número que desaprovecha la oportunidad de escribir a un villano tan interesante como Adam, lleno de matices, lleno de contradicciones, conformándose con un trabajo lineal y poco desarrollado. Toda una lástima.
Dos entregas que se fusionan en una de la mano de ECC, donde Luthor no hace acto de presencia, y que hacen de esta tercera entrega la más errática de todas las publicadas hasta el momento.
Se rompe la dinámica.
Guion Joker - 6.5
Guion Black Adam - 5
Dibujo Joker - 6
Dibujo Black Adam - 7
Interés Joker - 7
Interés Black Adam - 5
6.1
Tercera entrega que viene a romper el buen hacer de las dos anteriores entregas, para quedarse en un cómic insulso, con poco interés, donde la irregularidad de su propuesta lo hace poco valedor del dinero que cuesta.
No lo pude terminar de leer..
La historia de Joker tiene un problema fundamental: es la enesima historia de Joker en un tiempo de especial sobreexposicion. Si que tiene momentos interesantes, alguno muy destacable (la escena de la capucha, por ejemplo) y el retrato de Seis es algo mas realista (algo) para un paciente esquizofrenico dentro de lo que es Batman y Arkham… Pero creo que el dibujo de Tan es un lastre por ser excesivamente sucio, confuso y con una narrativa muy pobre y bastante convencional para lo que necesitaria la historia. Esto te lo dibuja el Sienki y lo flipamos todos.
Lo de Black Adam que pereza. Aun no se muy bien que quiso contar Jenkins exactamente, mas alla de la ensalada de tortas. Todo eso de un niño jokerizado que quiere traer la democracia para hacer mcdonalds y el internet pero que no os fieis que eso no es la libertad que es mejor un caudillo al que le rezamos pero en realidad el poder es de los que rezan es un discurso raro, raro… Quizas porque es tan superficial y contradictorio que solo sea por meter relleno entre onomatopeyas
Por cierto, aviso para despistados!
Al contrario que las otras dos grapas, las hiatorias de esta no son propiamente del Año del Villano de la Liga de Snyder/Tynion. La del Joker es un tie-in de «La ciudad de Bane» de King y la segunda del primer arco de la serie Superman/Batman de Williamson, historias relacionadas pero no integrantes de la trama de Luthor. Que ya lo has dicho Gustavo, pero por si acaso.
Saludos!
Vaya hombre con lo bien que iba la cosa. El de Sinestro ya lo he leído y está muy bien.