Una nueva entrega del evento ha llegado a las tiendas y ahora le llega el turno al mismísimo Luthor (artífice de esta iniciativa) y al Acertijo, encarar la propuesta que pone sobre la mesa Luthor. ¿Y cómo puede ser que Luhor se visite a si mismo? ¿Qué podemos esperar alguien como Nigma frente a un poderoso Luthor?
Una segunda entrega algo menos sorpresiva, pero que encierra en su interior un buen cómic, con momentos brillantes y una lectura entretenida con tendencia a la reflexión. Pero veamos que nos ofrecen por separado estas dos historias autoconclusivas.
Aquí tenemos a Jason Latour (1977), un artista completo, que solo ejerce como escritor en esta ocasión, y del que se pueden leer trabajos suyos en diversas editoriales como Dark Horse, Marvel, Image y DC Comics. El enfoque de Latour para esta entrega, teniendo que lidiar con el protagonista del evento, Luthor, resulta especialmente relevante por el uso que se hace del multiverso. A fin de cuentas, se trata de Luthor visitándose a si mismo, y por tanto el escritor recurre a los mundos múltiples para poder hacer un espectacular recorrido, lleno de simbolismo, a través de diferentes Tierras y plantear un relato existencialista y egocéntrico sobre la figura de Luthor.
No es una historia que busque insertarse en la memoria del lector, ni busca plantear sesudas reflexiones. Lo que Latour construye es algo mucho más convencional dentro de lo que se puede esperar del evento y añade un condimento extra que no es otro que ese recorrido multidimensional que ayuda a distinguirse de un trabajo meramente alimenticio. Un trabajo que, sin embargo, resulta en algunos momentos algo farragoso en su narrativa, incluso confuso, lo que provoca que haya cierta desafección con una historia que va de menos a más.
Una historia que parece ser una desconstrucción de Luthor, una vivisección del personaje a través de sus diferentes encarnaciones por el multiverso y que aportan al conjunto un esquema detallado y complejo de un villano que trasciende no solo a su propia figura, sino al propio multiverso.
Para esta ocasión, en el apartado gráfico, está Bryan Hitch, que se muestra eficaz y fiel a su estilo, aportando su característico sello y espectacularidad a la historia de Latour. Podría decirse que Hitch está muy controlado, muy centrado en dibujar exactamente lo que la historia precisa y no hay grandes estridencias.
Un número intenso, algo grandilocuente, con más aspiraciones que objetivos cumplidos, que se disfruta de principio a fin, pero sin dejar un poso perdurable en el tiempo.
Si hay un villano peculiar dentro de la galería de Batman, este es el Acertijo. Su apariencia física puede hacerlo parecer de índole menor, de perfil bajo, pero tras esa fachada se esconde una mente criminal de primer nivel que no sabe decir no a un desafío. El Acertijo en manos de siempre eficaz Russell, sube de nivel, no por plantear una nueva amenaza a Batman, sino por como el guionista se introduce dentro de la mente del personaje para someterlo a un proceso de autoanálisis que increpa al lector sobre su propia existencia en la vida y su huella en la eternidad.
Aquí subyace la metáfora del autoconocimiento y cómo podemos llegar a encerrarnos en un aparente espacio seguro, para acabar siendo barridos por las circunstancias de la vida. La obsesión por saber quien somos y entender que la vida es un proceso de despedida perpetuo, donde los cambios son continuos e imparables, es lo que Russell se obsesiona por mostrar en un relato que no hace ascos al humor, mientras Batman se a de enfrentar a un nuevo desafío urdido por Acertijo y Tut.
La aceptación del yo, de pasar página para poder empezar un nuevo camino, algo que es evidente, se torna en manos de Russell en algo fundamental para la trama. No se trata de despojarse del pasado, sino de asimilarlo, de procesarlo, de digerirlo, de aceptarlo como algo que no puede cambiar el presente, pero que define quien eres en ese mismo instante. Un don que resulta esquivo y que gracias a la conversación de Luthor con Nigma queda patente a lo largo de toda su interacción.
Russell en esta historia no se muestra tan abierto a realizar ninguna critica social y se contenta con centrar su atención en la persona que es Nigma y lo que implica lo que quiere ser y quien es.
Este ejercicio, de nuevo brillante, lo dibuja Scott Godlewski con un trazo muy limpio y algo rígido, con propensión a la sencillez y la economía de línea, que brilla por su falta de espectacularidad y destaca por su más que adecuada narrativa visual.
Un cómic en el que Russell vuelve a dar en el clavo, demostrando que el valor de Nigma no está en su obsesión con los acertijos, sino en sí mismo y su profundo conocimiento de un pasado que define su propio presente y por tanto su futuro… al menos hasta está historia.
Mantiene el nivel.
Guion Luthor - 6.5
Guion Acertijo - 8
Dibujo Luthor - 8.5
Dibujo Acertijo - 7
Interés Luthor - 7
Interés Acertijo - 8
7.5
No es tan redondo como la primera entrega, pero mantiene un nivel muy elevado para lo que se espera de este tipo d e propuestas y eventos editoriales. No decepciona.
Habrá que hacerse con el año del villano después de dos buenas reseñas, menos mal que las grapas no son de Panini jajajaja
Bueno, el sábado ponemos al día a la serie e igual hay sorpresa al respecto. Lo uno es que son números autoconclusivos y eso permite hacer selección de los mismos. Gracias por tu comentario. 🙂
Estaré atento el sábado entonces, el de Sinestro por lo menos me parece que va a caer.
A mi el de Luthor un poco frio, la verdad.
El de Acertijo no tan sobresaliente como el de Sinestro porque es seguir un poco la linea de puntos, pero bien. De todas formas… Soy yo o a Russell Batman y su mundo no lo ve con mucho cariño?