Porque tenía un monstruo, ¡qué dolor, qué dolor! Dentro de un armario, ¡qué dolor, qué dolor!
El terror está en alza. Los últimos años hemos vivido una buena época en lo que a cine de terror se refiere, tanto en un sentido cualitativo como cuantitativo. Mediante el miedo hay muchos artistas parece que tiene bastante que decir y las películas de este género parece que cada vez se inclinan más por un tipo de trasfondo que ofrezca una cierta reflexión, ya sea social o referida a nuestras relaciones personales. Pero el cómic también tiene mucho que decir respecto a esto.
El otro día, por ejemplo, hablábamos aquí de Otoñal, una obra que tiene todas las cualidades para gustar a los amantes del género y cómo se nutría de nuestro entorno, y es que, si nos fijamos bien, el cómic de terror también está en alza. Si miramos la producción de las editoriales independientes, muy sabias al separarse de los superhéroes con las imbatibles dos majors al frente, han sabido buscarse las castañas con cómics muy diversos, pero es verdad que la proliferación de las series y miniseries de terror han aumentado considerablemente. Y además un terror con su miga, con ese algo que decir que también tiene el cine y la literatura, moviéndose con ellos en una misma línea. Aquí es donde El Armario tiene su sitio.
Ya solo el nombre de su guionista, James Tynion IV, dice mucho, pues el afamado guionista de Batman se ha hecho un hueco en el cómic de creación propia que le ha llevado a ganar muchos premios Eisner, entre ellos precisamente el de mejor guionista. Hasta tal punto ha llegado su producción que el autor ha creado su propio sello editorial, Tiny Onion, con el que va realizando trabajos que luego se publican en distintas editoriales. Pero, aunque es cierto que tiene obras muy variadas, el terror hace de nexo de unión entre muchas de ellas. The nice house on the lake, Hay algo matando niños… incluso obras como El Departamento de la Verdad o The Woods en cierta medida utilizan el miedo como vehículo para otras cosas. Ahora bien, en El Armario todo eso se multiplica por diez pues el terror es la pieza clave en la narración pero un tema secundario a tratar en la obra.
Esto se debe principalmente a que la tensión es constante, sí, pero las páginas destinadas a causar esa impresión en los lectores son unas poquitas. También hay una reflexión sobre el terror y cómo cada uno lo podemos vivir, aunque el tema principal de la obra es otro, del que aquí no se va a hablar pues, como toda obra de terror, es el final el que nos enseña la verdad.
El Armario nos cuenta un viaje cruzando los Estados Unidos entre un padre y un hijo que se están mudando. La portada y el título, sin contar la sinopsis del propio tomo, ya nos dice que el niño ve un monstruo en el armario de su antigua casa, pero ¿acaso ese ser les está persiguiendo? Así este tomo tiene un poco de todo. A ese terror se le une un viaje al estilo road movie, con la consecuente evolución que esto supone, en este caso en la relación entre el padre y el hijo. Dicho esto, es una obra que encandilará a los seguidores del terror.
Como vehículo funciona, sin duda, gracias a la buena labor de Gavin Fullerton. El autor de Bags o Bog Bodies no es un dibujante que sorprenda por su estilo, fondos sencillos y líneas gruesas que no aportan una gran originalidad al trazo, pero tiene un manejo sublime de la tensión, poniendo cada viñeta en el momento exacto y con una expresividad muy buena, especialmente en lo que se refiere a Jamie, el niño, en las páginas que realmente ofrecen terror. Tener a un colorista como Chris O’Halloran, uno de los artífices de la genial Ice Cream Man, ayuda mucho aportando un tono crepuscular que ayuda a crear la atmósfera adecuada para un cómic que se desarrolla siempre de noche.
Se trata de un cómic muy bien ejecutado, donde cada personaje tiene su momento por un motivo, donde leemos justo lo que tenemos que leer y vemos lo necesario para que nos produzca las sensaciones que ellos quieren. Sí, la verborrea del padre puede resultar cansina, pero es así por lo que es. Digamos que todo está donde debe estar, así es difícil sacarle algo negativo, más allá de que el final pueda parecer más o menos predecible, eso depende de quien lo lea. Pero el efecto es el mismo, la reflexión.
Lo que sí se puede decir es que es muy corto. Esta serie la lanzaba Tiny Onion en Image Comics de junio a agosto del año pasado. Son tres números, intensos, muy bien recopilados en tapa dura, con buen papel, como suelen ser las ediciones de Moztros, pero se lee en un suspiro. Esto no es necesariamente malo, todo está donde debe y el cómic no necesita ni una sola página más. También es verdad que la calidad no está en el número de páginas.
Ahora bien, en un mundo donde el terror gusta y se manufactura tanto, lo cual le lleva a ser un género muy competitivo, El Armario consigue sobresalir de la vorágine de tomos mensuales.
Lo mejor
• Maneja muy bien las partes de terror, sobre todo al meternos en la piel del niño.
• Su fondo.
• La buena definición del padre como personaje que lleva el protagonismo.
Lo peor
• Es una historia muy corta. Se lee en un suspiro.
Guión - 8.7
Dibujo - 8.3
Interés - 8.7
8.6
Armarístico
Dentro de su armario, Tynion y Fullerton esconden una buena obra de terror, inquietante y reflexiva.