El asombroso Hombre-Lobo
Guión: Robert Kirkman
Dibujo: Jason Howard
Formato: Libro rústica, 144 páginas – 12,95€
¿Qué cosa es grande, peluda, blanca y con fieros colmillos y afiladas garras? Pues en la mente de muchos aparecerá la imagen de Mimosín, mas no vamos a hablar hoy de de tan peligroso bicho, sino de la nueva serie de Robert Kirkman que, de la mano de Planeta DeAgostini, acaba de aterrizar en nuestros lares.
El guionista es un autor bien conocido aquí. Desde sus trabajos con los mutantes en Ultimate X–Men (ahora mismito en los kioskos) a un relativamente reciente Marvel Monster: Marvel Team–up o sus propias series como Los Muertos Vivientes o Invencible, lleva el tiempo suficiente en liza como para conocer sus propias preferencias y su estilo de crear historias. Animado por todo esto y, ¡qué caramba!, porque le apetece y le da la gana, ha sacado un nuevo título personal, el mencionado Hombre–Lobo.
Con un formato de libro, Planeta ha sacado los primeros seis números, suficientes para dar a conocer al personaje principal, los secundarios y dejar ver lo que se anda entre manos.
¿Gustará? ¿Valdrá la pena? ¿Causará miedo, emocion, aburrimiento, curiosidad? Veamoslo más detenidamente.
Robert Kirkman, el nuevo socio de Image Comics, es un joven autor aficionado al cómic. Hasta ahí no hay que ser un genio para descubrirlo, como tampoco lo es que las pretensiones de sus obras, por lo general, es la de crear un producto interesante y divertido. Sin más. Puede que con el tiempo cambie, porque es propio de todo artista el buscar nuevos formatos o retos para la creatividad, pero, por lo visto hasta ahora, lo que le gusta hacer es, nada más y nada menos, que una serie entretenida para escribir y para leer, lo cual no es ni de lejos un propósito menor, puesto que no son pocos aquellos que, acuciados por magnos sueños, filosofías personales o búsqueda de nuevos lenguajes en el cómic, han tratado de escribir un comic tan profundo, tan metafórico y tan innovador que se ha estrellado contra el duro muro de la realidad.
¿Qué buscamos al escoger un cómic? ¿Diversion? ¿Pasar un rato divertido, que nos sorprendan con el argumento no original pero sí adictivo? Pues eso es lo que pretende ofrecernos Kirkman.
En sus cómics, ni siquiera en los de su creación total propia, no se encuentra nada innovador. No lo hay, porque ni lo busca ni, creo, es necesario. Todos sabemos lo que son los muertos vivientes. Y la historia del joven que descubre superpoderes y se enfrenta a los malos está mil veces vista. ¿Y el Hombre–Lobo? Vamos…
Los ingredientes son los de siempre, los que se encuentran en toda cocina: elementos comunes, conocidos, masticados mil veces, pero, bien mezclados, se pueden disfrutar una vez más, porque cada día uno descubre de nuevo el hambre y se agradece dar un bocado a algo bien cocinado y preparado con algo de gracia.
Este volumen del Asombroso Hombre–Lobo sirve para varios propósitos: presentarnos al protagonista, sus personajes secundarios, el variopinto grupo de aliados–enemigos, el escenario donde tendrá lugar la obra y plantar unos cuantos argumentos, algunos con resolución inmediata y otros a más largo plazo. Como sucediera con sus otros personajes propios, la acción recae sobre “un tipo normal” (al menos en apariencia) al que le pasa algo que le conduce a un ambiente totalmente nuevo. En Los Muertos Vivientes, un policía herido despierta de su coma en un mundo apocalíptico invadido por los tenaces zombies; en Invencible, un muchacho con una vida normal ve que se despiertan al fin sus poderes debidos a su herencia alienígena para convertirse en un superhéroe que habrá de luchar contra el mal; en el Asombroso Hombre–Lobo, un padre de familia, ya en su primeras páginas, aparece malherido por lo que se sugiere el ataque de un oso.
La acción no se hace esperar, como tampoco lo hizo en los otros títulos. Se presentan los personajes a ritmo frenético, repitiéndose el mismo esquema una y otra vez, donde se aligeran los momentos pausados que sólo son breves pausas antes de encadenarse otra secuencia dinámica.
En este tomo no se llegan a causar grandes sorpresas porque, repito, los ingredientes son absolutamente conocidos: el tipo que descubre que es un hombre–lobo; el mentor aparecido de la nada que se ofrece a ayudarle, pese esconder su propia cota de secretos; aliados temporales que le miran con ciertas sospechas, etc. No en vano, sí es cierto que hay un par de pequeños giros en el argumento, pero como el mismo Kirkman nos cuenta a través de Zechariah, hoy en día todo el mundo lo sabe todo de vampiros y hombres–lobo, de modo que jugar con el misterio acerca de ello sería perder el tiempo. En lugar de intentar lo imposible, mueve los personajes y situa las piezas en el tablero con agilidad, probablemente –esperemos– que el juego futuro le permita giros más inesperados que sorprendan al lector. Como ya dije, el propósito del autor es crear una historia divertida y entretenida, de superhéroes al uso con su dosis de dilema moral y dramatismo, tarea más dificil cuando se trata de algo harto conocido y mil veces vista ya.
Con respecto al dibujo, es fluido, correcto y poco más. Jason Howard sigue un estilo similar al de Invencible, con trazos que recuerdan los de los dibujos animados, ágiles pero parcos en detalles o florituras. Es posible que su estilo evolucione con el tiempo, algo deseado, puesto que peca en ocasiones de posturas bruscas y poco sólidas, amen de simplista en los rostros y fondos pobres. Y con respecto al color, quizás éste sea el aspecto más pobre, puesto que se trata de una paleta plana, sencilla y al que le faltaría más riqueza.
En resumen, se trata de un cómic entretenido, poco original, pero que deja un sabor agradable. Se disfruta de la lectura siempre y cuando uno no espere que, tras las historias del Hombre–Lobo, se esconda una velada crítica a la sociedad de consumo, ni una metáfora acerca de la dualidad del ser humano que siempre esconde un rostro de corrupción y maldad. ¿Qué hay? Pues diversión a la Kirkman, nada más. O nada menos.
Pues a mí esa página en concreto me parece que tiene un dibujo y un color bastante chulos… mirármelo he de.
flojita la veo, pero seguiremos intentando: los primeros Invencible no me parecieron ninguna maravilla, pero ahora estoy totalmente enganchado…
Hombre,original no es,pero la serie esta llena de sorpresas,y bueno,porque este tomo acaba en el nº6,pero lo suyo quizas habra sido acabar en el nº7,porque ese si que tiene un final que deja a uno con la boca abierta.
Está entretenida. Todavía lejos de otras cosas que ha hecho Kirkman en Image, pero tiempo al tiempo. Creo que el dibujo de Jason Howard no casa exactamente bien con la historia por el exceso de gore; en Invencible, tiene completa estética de un tebeo de superhéroes y cuando llegas a las peleas, sorprende encontrarse tales masacres, (vale que a Batman o a Supes suelten toneladas de sangre de vez en cuando, pero pocas veces se han visto compresiones de cráneo al detalle o cómo un personaje se agarra sus intestinos literalmente mientras efectúa un golpe mortal), pero aquí lo exagera un poco, quitándole parte de magia a los «golpes duros».
Lo realmente incomprensible es que Planeta publique los seis primeros números en vez de pegar un salto hasta el séptimo. Es el número que prácticamente define la dirección y el sentido del cómic, que tiene un cliffhanger mucho mayor y donde demuestra verdaderamente de lo que puede ser capaz, al igual que pasaba con Auténticos Desconocidos en Invencible.
Este es el típico volumen de introducción de una serie. Presenta quién, dónde y por qué. Personalmente la recomiendo y más teniendo en cuenta lo que ocurre después. Es una vuelta de tuerca más al manido tema de los hombres-lobo con un punto de vista más superheróico.
«Invencible» me sorprendió en su día y «Los muertos vivientes» me tienen enganchadisimo.
Yo de este autor (todavía) me fio.
Pues prueba los «Ultimate x-men»
Lo que suele salirle mejor son los trabajos-Image y de esta serie dicen que está mucho mejor a partir del número 7… paciencia pues.
Khazgob supongo que será porque siguieron el TPB USA, ¿no?
Kirkman no inventa nada, eso está claro. Yo tampoco entiendo que el tomo no alcanzara al #07, que es donde se produce un cambio de ciclo. Además en un nº que deja sin palabras al más puro estilo TWD. En general me gusta la serie porque habla del tipo de SH imperfecto que no se pueden ver ni en Marvel ni en DC. El toque enfermizo y gore es lo que la convierte en atractiva y distinta. El dibujo me encanta, porque le quita sordidez a las escenas duras.
En general, encuentro que WOLF-MAN es un cruce entre INVINCIBLE (Por los SH, Super Villanos, ect) y THE WALKING DEAD, por los oscuro, sangriento y sordido que es en ocasiones.
Vic, el TPB USA llega hasta el 7. No tengo muy claro por qué aquí es distinto, pero es acercarse al climax y cortarlo por completo.