Redención
«¿Cuánto tiempo nos hemos atormentado mutuamente?»
El pecado original
Nick Spencer ha optado por hacer uso de un personaje que tuvo su momento hace más de treinta años.
Se trata de El Comepecados, un personaje de diseño simple cuya característica principal es su pasamontaña de color verde. Una presencia violenta, aterradora e inquietante.
Muchos de los lectores del trepamuros conocen a este enemigo enmascarado, sin embargo considero necesario hacer una breve mención al mismo, puesto que no todo el mundo es conocedor de su existencia, ni de su pasado.
Con la aportación del actual guionista de The Amazing Spider-Man la historia de El Comepecados ha crecido en cuanto a lo que el pasado del personaje se refiere.
¿Quién es El Comepecados? Se trata de Stanley Carter. Para los lectores nóveles este personaje proviene de la época de Peter David en Peter Parker, The Spectacular Spider-Man. Violento, torturado, sociópata, y justiciero. Lo más chocante en la época en la que apareció el personaje fue descubrir que en realidad era un agente de policía. Esta violenta némesis fue la autora del asesinato de la Capitana Jean DeWolff.
La siguiente pregunta se torna necesaria: ¿por qué Nick Spencer ha elegido a este personaje? Con la lectura de este arco se comprende su “resurrección”, si bien su evolución hasta el número 850 se torna rocambolesca. En definitiva el guionista arácnido se hace la cama para encajar este personaje en lo que nos quiere contar.
En las páginas que tenemos delante descubrimos varias cosas. En gran medida y conociendo la infancia de Carter se intenta dar una explicación a la conducta y motivaciones de El Comepecados.
En primer lugar, descubriremos que los padres de Stanley Carter eran drogadictos. El padre de Stanley murió al poco tiempo de conocerse ambos, dejando a la madre de Stanley embarazada y sola. La madre de Stanley fue enviada a una clínica de rehabilitación y Stanley fue criado por sus abuelos (maternos). Mientras estaba bajo el cuidado de sus abuelos, veremos que su estancia se torna en un episodio traumático donde la opresión, el sectarismo e incluso el maltrato serán lo que forje parte de su personalidad. La parte relativa al posterior fallecimiento de su abuelo, junto con un entierro o ritual pagano, sorprenden al lector con la presencia de un extraño ser, del cual Stanley tomará imagen en su madurez, llamado comepecados. Unas semanas después de la muerte de su abuelo, la madre de Stanley se lleva a su hijo para poder criarlo.
Stanley crecerá y como agente de S.H.I.E.L.D. se ofrece como voluntario para un fármaco experimental destinado a aumentar la fuerza y la resistencia. El proyecto fue interrumpido por considerarlo demasiado peligroso, y Carter, que lo consideró una afrenta, renunció. Si bien, junto con el componente emocional de una infancia dura, el fármaco acabó por agravar ese poso que permanecía en su psique, volviéndose finalmente loco.
Carter luego se unió al cuerpo de policía de Nueva York y se convirtió en detective. En acto de servicio su compañero murió en un tiroteo, desencadenando en Carter una obsesión por destruir a las personas que habían «pecado” (recordemos esas imagenes de su abuelo como una especie de predicador). Su nueva meta era purgar a los malhechores de una sociedad donde nadie más podía castigarlos. Con la meta fijada compró una escopeta y ropa para improvisar un disfraz y convirtiéndose en El Comepecados.
Su primera víctima fue su propia amante, la capitana de policía Jean DeWolff, cuya muerte llamó la atención en toda la ciudad de Nueva York. Irónicamente a Carter se le asignó la tarea de encontrar al asesino de DeWolff y trabajar con Spiderman. Los lectores de aquella época nos quedamos fríos como el hielo al ver la página en la que su cadáver dejaba entrever un episodio duro de digerir. La capitana nos había acompañado durante muchos números y era una aliada del trepamuros que hacia el papel del comisario Gordon para Batman. La crudeza del relato nos dejó con un regusto amargo que durante años y tras relecturas de los números en cuestión todavía perdura.
Posteriormente, su siguiente objetivo fue el juez Horace Rosenthal, quien era amigo de Matt Murdock. En su huida, el enmascarado se encontró con Spiderman y le disparó matando accidentalmente a un espectador inocente. Tras acabar con la vida de su tercera víctima, Bernard Finn, El Comepecados se dirigió al Daily Bugle en busca de J. Jonah Jameson. Joe Robertson fingió ser Jameson atrayendo la atención del asesino enmascarado. El Comepecados apuntó a Robertson, pero Peter Parker lo noqueó. Tras ser capturado, se produce un giro sorprendente del guion y tras la máscara no está Stanley Carter, sino un Emil Gregg, que descubriremos que es vecino de Carter. Se trata de una persona desequilibrada, el cual al escuchar a Carter planeando los asesinatos pensó que estaba escuchando «voces internas» que le ordenaban asesinar a Jameson.
Cómo ya sabemos engañar a Daredevil es ardua tarea. Desconfiando en que Gregg fuese el verdadero Comepecados, consiguen encontrar un recoveco que conduce a las estancias donde Carter guardaba su atuendo y una lista. En ella un nombre, un objetivo: J. Jonah Jameson. Ambos héroes tras evitar la muerte no solo de “pelocepillo” sino de Betty Brant, detienen finalmente a Carter. Veremos cómo Spiderman pierde los papeles al sentirse traicionado por Stanley, y debido a la estrecha relación que tenía con Jean DeWolff. Será Daredevil el que evite que la cosa vaya a mayores y Spiderman traspase esa línea que nunca ha querido cruzar.
Carter fue enviado a la cárcel y juzgado, pero debido a su locura es enviado a un hospital psiquiátrico. El hecho de que Carter fuese policía y no fuese a la cárcel supuso una tensa situación en la que una turba y la mafia quisieran su cadáver. Spidey será a duras penas convencido por Daredevil poniendo a Carter a resguardo en un hospital de alta seguridad. En el hospital, Carter se curó parcialmente, si bien la personalidad de El Comepecados será la que se haga con el control. Rodeado de S.W.A.T., El Comepecados tomó a un niño como rehén y lo apuntó con su arma. Las fuerzas de seguridad se vieron en la necesidad de disparar al enmascarado poniendo fin a su vida. Al examinar el cadáver, descubrieron que el arma que portaba estaba descargada: Carter había ganado la batalla a costa de su vida.
Se trata de una historia en la que Peter David nos regaló una trama con alta dosis de violencia, contendido social y sobretodo dramatismo. Con el paso de los años esta historia no ha envejecido mal y sigue siendo una maravilla de lectura.
La ascensión de los pecados
Desde que Nick Spencer dirige la vida de nuestro querido trepamuros el misterioso Pariente (sigo pensando que la traducción no era necesaria) ha estado acechando y planeando vengarse, no de Spiderman, sino de Peter Parker.
Sin embargo, tras dejar caer pistas en diversos números, y mientras Peter tiene pesadillas sobre quién está detrás de esa horrible cara, las bromas constantes de Spencer comienzan a volverse tediosas y estamos hartos de que lo que nos quiera contar no tome forma. Ahora ante “La ascensión de los pecados” parece que nos encontramos a las puertas de resolver la trama de El Pariente.
Antes ya he mencionado que ha resultado muy sorprendente que se haya resucitado a Stanley Carter. Sí que es cierto que cuanto menos no se hace sin un prólogo que aproveche a este torturado personaje. «Sins Rising”, dibujado por Guillermo Sanna explora la historia y la psicología de Stanley Carter, evocando la icónica historia de Spidey “La muerte de Jean DeWolff”.
A medida que la trama se vuelve más surrealista comprobamos como El Comepecados ha adquirido poderes sobrenaturales. Este es el punto que para el que suscribe se torna ciertamente desconcertante, puesto que El Comepecados no congenia con ese toque mágico y sobrenatural. Incluso ya puestos, en el especial Amazing Spider-Man vol.1 #850, encontramos el paradigma de lo que puede ser desvirtuar a un personaje que fue creado con una finalidad que para nada casa con lo que se hace con él. No hablo de una evolución con sentido común y comprensible, lo que menciono es una monstruosidad dicho en el doble sentido.
De la historia que narra Nick Spencer me quedo con el trasfondo. Me gusta, y mucho, la temática que se respira en estas páginas donde se aprecia como el público aprueba el castigo y el ajusticiamiento ante los delincuentes que este psicópata liquida. En realidad es una cuestión muy actual. Estamos ante un debate social en ciernes que enfrenta derechos fundamentales, principios y ética frente a la barbarie. Spiderman no alcanza, y con razón, a comprender esta reacción.
Por otro lado Nick Spencer cambia de tono y encontramos una narrativa más oscura que recuerda algunos momentos del magnífico J. M. DeMatteis. El guionista nos trae a un Peter Parker introspectivo que se pregunta si hay algo en este gran universo que lo mantiene separado de Mary Jane. Pero antes de que pueda perderse demasiado en la conclusión de esta historia, y cuando parece entreverse que el camino va dirigido a dar una salida a “One More Day” de repente nos deja en suspenso, que no suspense, sin una resolución, agotando nuestra paciencia.
La transición frecuente de un artista al siguiente supone una pesadilla. Esta costumbre de publicar dos números al mes aboca a que los dibujantes tengan que correr y alternarse dejando de lado esa uniformidad que hace que un trabajo sea más consistente. Cada dibujante tiene su propio estilo distintivo sin que sea mejor o peor. Ya sea desde el estilo nostálgico de Mark Bagley hasta el nerviosismo moderno de Marcelo Ferreira, supone que si bien el conjunto es notable, se rompen esquemas visuales y percepciones síncronas de una misma historia.
Como conclusión, tenemos un claro ejemplo de lo que viene siendo el paso de Nick Spencer por el Asombroso Spiderman. Presenta temas que ilusionan, pero no es capaz de cerrar tramas, dejando hilos colgando. Probablemente al cabo de 25 números más cuando ya sean casi lo 80 guionizados veamos su paso como algo muy positivo, pero esta “manía” de escribir al modo “Bendis” me cansa. No me gusta para nada el baile de dibujantes, aunque sean de nivel, pero llegados a este punto es hasta comprensible y por lo menos puedo disfrutar de mi adorado Bagley.
Hemos llegado al número 850 de la primera edición
El final de La ascensión de los pecados
Peter Parker y Norman Osborn; Spiderman y el Duende Verde. Una relación que a lo largo de los años se ha tornado en un ciclo sin fin de dolor y muerte. Nick Spencer en este número especial brinda una nueva mirada a su rivalidad. Los lectores comprenderán por qué Osborn odia a Peter. Peter, por otro lado, se esfuerza por hacer lo correcto para proteger a Osborn de El Comepecados. Es difícil para él, es incomprensible para sus aliados, especialmente considerando todo lo que el Duende Verde le ha quitado, pero como siempre, su responsabilidad y equilibro ético serán sus pilares y su guía en un difícil camino. Spiderman nunca se rinde, incluso frente a probabilidades imposibles y el guionista lo entiende.
El «Regreso del Duende Verde» se divide en tres capítulos diferentes con Ryan Ottley, Humberto Ramos y Mark Bagley cada uno dibujando uno diferente. La parte de Ryan Ottley es muy activa, comienza literalmente con Spidey abriéndose paso a puñetazos a través de una multitud de seguidores de El Compecados. Estamos ante uno de sus mejores trabajos en la colección y su despedida de la serie.
El capítulo de Humberto Ramos es más introspectivo. Este número presenta colores ligeramente más oscuros gracias a Edgar Delgado, lo que ayuda a crear un ambiente sombrío. Los detractores de Humberto Ramos podrán criticar su labor, pero es capaz de conseguir inquietarnos con esa versión de Osborn fuera de su máscara de duende.
Finalmente, Mark Bagley dibuja el capítulo final. Bagley es uno de los mejores artistas de Spiderman y lo demuestra aquí con creces. Bajo sus lápices, Spidey se mueve con la gracia y la velocidad que esperas.
Además de la historia principal, hay un trío de historias de respaldo. «All you need is …?» de Kurt Busiek, Chris Bachalo y Tim Townsend. “Cuatro zapatos” de Tradd Moore y Tamra Bonvillain. Y finalmente, Saladin Ahmed y Aaron Kuder nos traen «Un asunto familiar».
Vamos a ver cada uno de estos relatos.
Tres maravillosas historias
«All You Need» de Kurt Busiek resume muy bien de qué trata Spiderman. El guionista enciclopédico relata una historia de Peter mientras estaba en el tercer año de la universidad. La historia tiene todos los componentes para entretenernos: un villano interesante, muchos diálogos ágiles e inteligentes (“toc, toc” señor guionista de los Vengadores) y unas dosis de romance. Los lápices de Chris Bachalo y las tintas de Tim Townsend proporcionan un toque especial. Para los que aborrezcan al dibujante debo advertir que sigue en su línea, para los que lo aman como yo, simplemente deslumbra.
“Cuatro zapatos” es una historia diferente. La historia de Tradd Moore presenta a Spider-Man cayendo en un mundo de fantasía. Con una pequeña cantidad de páginas, la historia se torna en varias ocasiones en inesperada. Esto la hace las más espectacular de las tres historias cortas que contiene este especial. El arte de Tradd Moore es alucinante. Moore rompe esquemas con semejante soltura que nos alucina con sus opciones de encuadre en esta historia. Tamra Bonvillain hace un gran trabajo coloreando y complementando la labora del dibujante. Sus colores brillantes combinan muy bien con su arte (porque es arte en toda regla). Cada página está tan densamente repleta de una amplia variedad de colores que hacen del conjunto una preciosidad.
«Un asunto familiar» es una historia muy sencilla pero bonita. Spiderman se encuentra con la nieta de uno de sus enemigos más antiguos. Saladin Ahmed explora el tema de la confianza en los seres cercanos, un tema muy directo, muy sencillo y muy doloroso emocionalmente en caso de haberlo vivido. El arte de Aaron Kuder es un espectáculo para la vista, lleno de líneas de movimiento que hacen sentir que estas en medio de una película de acción.
Lo mejor
• El número 850 del volumen 1.
• El dibujo de Mark Bagley.
Lo peor
• Nick Spencer no sabe cerrar bien las tramas y alarga demasiado lo que nos quiere contar.
• La utilización de El Comepecados.
Guión - 6
Dibujo - 8
Interés - 6.5
6.8
Altibajos
La ascensión de los pecados supone un argumento que Nick Spencer alarga demasiado y que al final conseguirá el hastío de los lectores. Por lo demás a nivel gráfico podemos decir que los diversos artistas llevan a cabo una labor notable.
Lo que más me gusto es la interacción entre Spidey y el duende verde. Spidey haciendo lo imposible por salvar a su rival… Que no para de lanzarle puyas y algunas dolorosisimas.