Nos vemos en El bar de Joe…
«Mi abuela decía que, al final, todas las guitarras acaban en el fuego.»
Entrar en un bar como el de Joe es recibir el impacto de una atmósfera viciada en pleno rostro, sentir un ambiente enrarecido por el paso de centenares, de miles de clientes a lo largo de los años. Es notar una nube de olores, de imágenes, oír una cacofonía de voces y ruidos que aturden de primeras, que sorprenden y fascinan con el paso de los minutos cuando ya te has acostumbrado al mareante torrente de sensaciones.
Todo esto lo reflejan a la perfección el guionista Carlos Sampayo y el artista José Muñoz en su obra titulada genéricamente El bar de Joe que el sello Salamandra Graphic ha editado en un lujoso tomo integral. Es un hermoso álbum que recopila esta serie derivada de Alack Sinner, la opera magna de los dos autores argentinos.
El bar de Joe reúne las diez historias conocidas bajo este título genérico o algunas veces como Historias del bar y, además, otras cinco que normalmente se han publicado agrupadas con el nombre de En los bares.
La serie se estrenó en la revista mensual (À Suivre), concretamente en el número 16 correspondiente a mayo de 1979 y perduró hasta el año 1985. Los álbumes recopilatorios se publicaron en 1981, en 1987 y finalmente en 2002. Todos editados por Casterman.
Los primeros relatos están ambientados en el garito habitual del detective protagonista de la serie madre, en Nueva York. Los cinco últimos están ubicados en Buenos Aires, Barcelona, París, en un crucero y otra vez en Nueva York, un poco antes de los atentados a las Torres Gemelas. Todos tienen una extensión media cercana o ligeramente superior a las veinte páginas y en todos los protagonistas son los parroquianos; los clientes que van y vienen, que se citan y que se despiden, que se aman, odian, que ríen y se pelean mientras Joe y sus empleados intentan que no se note demasiado que ellos también son humanos.
Esta serie surge a partir del episodio En el bar – de la saga de Alack Sinner – en el que el protagonista y el barista Joe conversan melancólicamente y donde el detective explica sus primeros años en la policía neoyorkina. No hubiese sido mala idea incluir este relato en el recopilatorio a modo de prólogo, aunque desconozco si hay problemas de derechos o limitaciones similares.
Liberados de ataduras genéricas y de protagonistas fijos, los dos autores argentinos exploran en esta serie varios debates sociales y/o políticos que van desde la persecución a la inmigración, la sanidad y su repercusión en las personas, las secuelas de los conflictos bélicos, las relaciones paterno-filiales o las crisis matrimoniales, entre otros asuntos. Algunas de las temáticas o de los tratamientos argumentales son hijos de su tiempo por lo que pueden resultar algo trasnochados para el lector actual. Otros conservan toda su frescura e interés. Entre estos últimos están los titulados Ella, El bar, El arquitecto o el maravilloso Asuntos económicos que transcurre en un Buenos Aires húmedo y completamente inhóspito. Un comentario particular merece el cuento titulado Rasgos de Stevenson de clara inspiración cortazariana y de vocación más experimental y metalingüística. En algunos cuentos aparecen personajes ya conocidos por el lector como el mismo Alack Sinner, Sophie o Enfer… en otros los personajes son originales. En general, los autores de El bar de Joe buscan explorar asuntos poco tratados en la historieta hasta aquel momento y lo hacen con un enfoque adulto, muy crítico y no exento de originalidad.
Si nos fijamos tanto en el apartado narrativo como en el artístico, la serie supone un paso adelante en los experimentos iniciados en la segunda etapa de Alack Sinner.
José Muñoz profundiza en su puesta en escena fragmentada que describe con precisión y detalle cada aspecto relevante de una secuencia. Divide sus planchas en un esquema mayoritario de tres tiras con una o dos viñetas cada una. Hay abundancia de primeros planos y planos de detalle, pero también de viñetas panorámicas donde se aglutina toda la algarabía etílica del establecimiento de Joe, toda la vertiginosa actividad, mayoritariamente sin sentido, de la gran urbe norteamericana, donde se describen los conflictos personales y dilemas íntimos que moran en los comedores y dormitorios de los personajes. Precisamente, estos personajes están descritos con una salvaje lucidez expresionista. Algunos adoptan rasgos animales que les definen, otros llevan inscrito en su cara una palabra característica que además forma sus facciones y finalmente está Stevenson que no tiene rostro y que quien lo mira lo confunde con la persona deseada, admirada, temida…
Muñoz, deudor y alumno aventajado de genios como Alberto Breccia, Noel Sickles, Hugo Pratt o Milton Caniff y maestro de tantos autores contemporáneos y posteriores a él, profundiza en el estudio y la plasmación del claro obscuro potenciando un entintado radical, de blancos luminosos y negros profundos donde la mancha poderosa y rotunda insinúa, sugiere y define atmósferas e incluso estados de ánimo.
Sus paisajes y sus decorados son minimalistas pero sugerentes, están envueltos en sombras pero se distinguen claramente, suelen ser vulgares pero tienen una gran personalidad. En El bar de Joe, el artista José Muñoz pone las bases del que será su estilo posterior a Alack Sinner.
Las características técnicas y físicas del libro, editado por Salamandra Graphic, son excelentes. El álbum es en cartoné, tiene un tamaño suficiente para apreciar correctamente el arte de José Muñoz, está dotado de buen papel y está bien impreso. Además de las quince historias de la serie, cuenta con un extenso epílogo donde encontramos una interesante charla entre el artista de esta obra y el autor italiano Igort. También incluye un texto de Erwin Dejasse y otra conversación transcrita, más breve, entre los mismos protagonistas de la primera acompañados por el guionista Carlos Sampayo. Todos estos apéndices están enriquecidos por numerosas ilustraciones y ejemplos gráficos. El precio es bastante razonable por la cantidad y calidad del producto ofrecido.
El bar de Joe es un excelente recopilatorio de una gran serie que ensanchó los límites temáticos y artísticos del cómic del siglo XX. Deudora de su tiempo, los altibajos temáticos y argumentales no impiden apreciar una obra magnífica que merece estar en cualquier biblioteca del amante más empedernido a la mejor narrativa gráfica e ilustrada, de cualquier aficionado o aficionada a la mejor historieta, baby…
Salut!
Lo mejor
• La variedad de temáticas y argumentos.
• La narrativa gráfica y el arte de José Muñoz.
• La calidad de la edición
Lo peor
• Que por alguna historia ha pasado el tiempo…
Guion - 8.5
Dibujo - 9
Interés - 9
8.8
Abigarrada
Una obra que confirma a Sampayo y Muñoz como uno de los equipos creativos más importantes de la segunda mitad del siglo XX
Gracias por tu reseña. No entiendo por qué este título sale en tapa dura y la serie madre salió en rústica. Pero sí es de agradecer que contenga artículos y entrevistas, algo que deberían incluir todos los integrales (y que no tuvo la edición de Alack Sinner por Salamandra)
De acuerdo contigo, Nippur. Pero, al menos esta edición es buena.