El caminante

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Edición España: Ponent Mon
Autor: Jiro Taniguchi
Formato: Cartoné. 240 páginas
Precio: 24.00€

 

Jiro Taniguchi, a estas alturas, no necesita presentación. Es un autor que ha sido bien acogido tanto por la crítica como por el público, lo que se demuestra mirando la cantidad de obras suyas que hay publicadas —pocos autores japoneses tienen tanta obra (que no páginas) traducidas al español—. El hecho de haberse desmarcado durante toda su carrera de la tendencia del mercado japonés a crear obras y exprimirlas con miles de páginas es una virtud de agradecer, y no son muchos los autores que, siguiente este método de trabajo, han logrado triunfar fuera de Japón. Por eso su reconocimiento tiene doble mérito: Taniguchi ha conseguido el éxito manteniéndose fiel a sí mismo, su estilo y sus temas. Tampoco podemos decir que sus obras sean «cortas»: Botchan o La cumbre de los dioses, ambas con guionistas, superan las mil páginas. Por otro lado, su ambición le lleva a tocar muchos temas: el naturalismo en obras como Setón o La cumbre de los dioses, el intimismo de Un zoo en invierno o Los años dulces; el pasado y la infancia en obras como Barrio Lejano o El almanaque de mi padre, pasando por el thriller en obras como Hotel Harbour View o El rastreador, ciencia ficción en Sobrevivir a la nueva era glacial o Ícaro hasta llegar a obras de corte histórico como Crónicas del viento o Sky Hawk. A pesar de toda esta variedad, de sus obras se desprende un amor total a la vida y a la naturaleza, pero sin dejar de lado el retrato triste y aquejado de nuestra existencia.

El caminante es un trabajo muy particular en el conjunto de la obra de Jiro Taniguchi. La sinopsis apenas es necesaria, si es que hay sinopsis: un hombre que camina. Y con tan poco lo he dicho todo. Publicado por primera vez en 2004 por Ponent Mon y reeditado ahora en tapa dura, mejor edición, páginas a color y extras, es una buena oportunidad para adentrarse en el mundo de Taniguchi. Aunque, como he dicho, no es una muestra de lo que Taniguchi por lo general hace, sin duda es una pieza clave para entender su obra, un trabajo que estaba destinado a hacer porque reúne la esencia del espíritu de sus cómics: su estilo preciso, su atmósfera, la narración pausada y ágil al mismo tiempo.

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Compuesta por relatos cortos, cada uno de ellos está perfectamente calculado y ejecutado con brillantez. Muchos de ellos están planteados como un ciclo: empiezan con la misma imagen con la que acaban —el avión que el protagonista rescata de un árbol, los niños que tocan la flauta, la chica que corre— además de otorgar esa circularidad al volumen con elementos que se repiten: la concha que el perro encuentra y que al final devuelven al mar, el propio mar, los animales. En la obra de Taniguchi hay varias constantes: la naturaleza, la relación con el entorno, la intimidad, la búsqueda constante de algo, y todas se reúnen en este volumen.

Lo bueno de las grandes obras es que dan pie a muchas interpretaciones y, con el paso de los años, se las puede volver a mirar desde un nuevo punto de vista y así reelaborar su significado. Estas breves y casi mudas piezas se podrían considerar simples: sin duda, se pueden leer como pequeñas escenas de un hombre en Japón que disfruta de su soledad. Y está bien así. Pero lo cierto es que tal vez la ambición de Taniguchi reside precisamente en la falta de ambición: esa sencillez puede convertirse en su mejor arma y dar pie a nuevos caminos. Desde este punto de vista, la forma del relato podría asemejarse a la del haiku japonés: diecisiete sílabas que apenas dan para un esbozo y una breve escena. En síntesis, es lo mismo: un trabajo corto y simple en apariencia. Y esa cualidad es la que hace deEl caminante una obra no para leer sino para releer, para echarle un ojo de vez en cuando, para mirar al protagonista con ojos distintos cada vez: una vez como un hombre simple y feliz, otras como alguien insatisfecho, como un serial killer, un machista, un autista o como un simple hombre de negocios que se toma un respiro. La gracia de esta obra es que esto, precisamente, es posible.

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Alberthor
Alberthor
Lector
8 mayo, 2015 11:24

Una vez más se agradece que se reseñe tan gran mangaka, y más una obra tan sencilla como genial. Mucha gente la ve insulsa, pero eso ya depende del espíritu del que se acerque a la obra de Taniguchi

Recuerdo que la primera vez que leí esta obra ya hace tiempo, me pareció muy atípica a pesar de haber leído ya a Taniguchi, así ue se lo dejé a un amigo y sólo pudo decir «pero qué mierdas acabo de leer?» con el paso del tiempo volvió a pedírmelo lo releyó, fue a la librería a comprarlo y lo releyó otra vez (si es que leer se puede aplicar a esta obra jajaja), hoy por hoy es de sus obras favoritas.

A ver si Ponent Mont se anima a publicar el cuarto tomo de Setón y nos hace unos reyes.

Saludos!

Dr.Elpuma
Dr.Elpuma
Lector
8 mayo, 2015 18:07

Gracias Juan. La verdad es que solo he leído «El almanaque de mi padre». Lo esperé con ganas y cuando lo terminé me quede como dice Alberthor. Tal vez no era el momento o es un autor que hace falta ser releído. Le daré otra oportunidad y después de terminarlo igual me lanzo por alguna otra obra de este autor en otro tema.