Edición original: Marvel Comics-Epic Comics – enero 1989
Edición España: Comics Forum – febrero 1991
Guión: Steven Grant
Dibujo: Mike Zeck
Entintado: John Beatty
Color: Mike Zeck, Ian Teatrault, Phil Zimmelman
Portada: Mike Zeck, Phil Zimmelman
Precio: 825 pesetas (novela gráfica de sesenta y cuatro páginas)
La tercera entrega del segundo volumen de la colección de novelas gráficas marvelianas publicada por
El justiciero armado hasta los dientes había sido creado por
Uno de los datos que hay que tomar en consideración a la hora de acercarse a esta novela gráfica, es el detalle de que fuera editada bajo el sello
La historia que cuentan don Steven y don Mike profundiza en el pasado de Frank Castle, trabajando con uno de esos datos que a largo plazo resultan un lastre para quienes gustan de controlar el transcurso del tiempo en el universo marveliano. Una vez, antes de vestir el negro ornamentado y embarcarse en una guerra perpetua, el Castigador fue un hombre que vivió de uniforme los desastres de otro conflicto bélico que marcó profundamente al país bajo cuya bandera sirvió. La guerra de Vietnam no fue como la de la Corea o la segunda mundial. La derrota generó en la sociedad estadounidense todo tipo de sentimientos y reacciones, los cuales se plasmaron en toda suerte de obras, fueran o no de ficción. David Morrell crearía a John Rambo, el hombre convertido en una máquina de matar al que el regreso a casa únicamente arroja a la condición de paria; Sylvester Stallone prestaría su rostro al antiguo boina verde y desencadenaría un alud de antiguos combatientes, unos más tragables que otros: desde los alegres “bandoleros” del Equipo A al barbudo coronel Braddock. Paralelamente, se crean otras franquicias en las que convencidos pacifistas como Paul Kersey se convierten en hábiles amigos de las armas de fuego para tomarse la justicia por su mano ante la pasividad e impasibilidad de las leyes y sus ejecutores oficiales. El “justicierismo” se convierte en una filosofía de vida concretada en la forma de ciudadanos preocupados o policías cuya labor comienza donde termina la de la justicia. En cierto modo, el Castigador de los años ochenta es un punto en el que esas dos tendencias confluyen para crear a un personaje preparado para ganar el favor del público.
Todos los antihéroes de los años ochenta sellaron su elección por causa de un hecho traumático en su vida, no siendo Castle una excepción. De antiguo era conocida la tragedia de su familia, pero Grant y Zeck vienen a considerar que el asesinato de su familia no fue el único hecho que determinó el destino de Frank, sino el último y definitivo. El periplo del Castigador antes de ser Castigador se asemeja bastante al del protagonista de la canción de la Trinca “Masacre y aniquilación”: un hombre que sólo necesita un empujoncito en la dirección adecuada para liarse a tiros.
El regreso de gran nada compensa sobradamente el mal sabor de boca que dejó el “coitus interruptus” de Círculo de sangre, dándonos una historia que gustará a la afición al personaje y a sus autores.
Disfruté leyendo esta etapa, pero no es ni por asomo Punisher Max de Ennis.
Hay que tener en cuenta la diferencia en el tiempo entre uno y otro.
Por no decir que en el 89 todavía había Comic Code que regulaba muchas cosas.
Joe que articulo tan corto para una Novela Gráfica (buenísima) que da mucho de si….