El castillo de la bruma

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Edición España: Autoeditado – abril 2013
Autor: Enrique San Román Guimerá
Portada: Ramiro Rosón Mesa
Precio: S. D. (novela corta de 141 páginas)

 

Entre tanta novedad proveniente del mundo de las grandes editoriales siempre resulta agradable toparse con la ópera prima de un joven autor que vela sus primeras armas en el mundo de la creación. En esta ocasión no estamos en presencia de un autor de comics sino de un escritor que, empero, convierte en protagonista de su primer relato a un personaje que es deudor de otros provenientes del tebeo español clásico.

El castillo de la bruma cuenta la historia de Jorge Expósito, un joven de dieciséis años que abandona el orfanato monacal en el que se ha criado para ser acogido por Macario Santamaría, un misterioso benefactor que le encarga la tarea de restaurar una casa en el municipio toledano de Cobisa. Jorge asume la tarea mientras empieza a detectar toda suerte de fenómenos extraños en torno a la casa: aparatos de música que empiezan a sonar, animales que pueblan un corral previamente desierto, comida que aparece todas las mañanas… y una niebla antinatural que ha alejado a los cobisanos de un inmueble al que han empezado a llamar el castillo de la bruma. Pronto descubrirá que la casa forma parte de una oscura historia que envuelve a un escritor nacido en la localidad y al conflicto entre dos familias que se volvió más sangriento durante la guerra civil.

Jorge Expósito es presentado como uno de esos niños o adolescentes aventureros que se embarcan en una nueva andanza siempre que se presenta la ocasión. La lectura de El castillo de la bruma evoca las aventuras del Cuto de Jesús Blasco o del Pedrín que acompañaba a Roberto Alcázar (aunque desprovisto de la psicopatía que hacía al susodicho repartir jarabe de palo a base de cachiporra). Como Tintín, Jorge parece tener gran habilidad y conocimientos en todo lo que precisa para cumplir con la misión que le ha encargado su mecenas, compartiendo con el reportero belga una suerte bárbara que le permite sortear los contratiempos y actuar de una forma un tanto “avanzada” para lo que debía estilarse en los años cincuenta del siglo pasado, período histórico en el que se enmarca el relato. Conforme avanza la narración, se multiplican los momentos en los que el lector esboza una expresión de incrédula perplejidad, pues parece imposible que todo salga tan bordado. Sin embargo, lo que parece un exceso de afecto por el héroe parido se convierte en una explicación mucho más oscura que convierte una historia de aventuras en otra de terror con un desenlace inesperado y melancólico.

La ambientación del escenario en el que se desarrolla la historia (principalmente, la localidad de Cobisa) está muy conseguida. No en vano el escritor eligió el lugar por cuestiones familiares, ya que la novela es también un homenaje a sus raíces y un regalo para las mismas. Contemplada en su conjunto, la historia deviene en la versión tenebrosa de una aventura juvenil con ciertos detalles en la resolución de enigmas que resultan un tanto forzados, al tratarse de ejemplos de libro de la salida Deus ex machina. Tratándose de la primera incursión literaria de su autor, bien puede dársele el voto de confianza que le corresponde, con la esperanza de poder contemplar su evolución en el futuro.

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