Edición España: Ponent Mon – 2015
Guión: Antonio Hernández Palacios
Dibujo: Antonio Hernández Palacios
Entintado: Antonio Hernández Palacios
Color: Antonio Hernández Palacios
Portada: Antonio Hernández Palacios
Precio: 38 euros (tomo en tapa dura de 216 páginas)
Una de las figuras emblemáticas de la Historia de España en general y del período medieval en particular es la de
Una de las características del trabajo de Palacios que más ha sido destacada ha sido su profunda preocupación por la documentación. Ya fuera del salvaje oeste o de la Hispania medieval, era un autor exigente que intentaba conseguir la mayor y mejor fidelidad histórica, y eso queda patente en este tomo, así como en la forma en la que decide el abordaje de la tarea que se impone. Uno de los detalles que llama la atención cuando se leen los cuatro álbumes que el ilustrador llegó a completar es el hecho de que Rodrigo Díaz de Vivar no es el protagonista de los mismos. Está presente en el relato, pero los focos iluminan a otros personajes cuyo destino será determinante para el propio sino del Campeador. En la historia y la leyenda, los avatares de su existencia están profundamente relacionados con el legado del monarca bajo cuyo reinado se inician las primeras armas del caballero. El rey Fernando I de León, apodado el Magno, se halla al final de una azarosa existencia en la que se ha consolidado como uno de los monarcas hispánicos más poderosos, después de luchar contra sus hermanos (herederos todos del imperio de Sancho III el Mayor de Navarra). Siguiendo el ejemplo de su progenitor, decide repartir sus reinos entre sus descendientes (en la tradición propia de los monarcas germanos cuyos pueblos se asentaron en las ruinas del Imperio Romano de Occidente). Este intento de hacer un división equilibrada entre sus tres hijos y sus dos hijas será el germen de una larga sucesión de guerras en las que el infante don Sancho intentará restaurar el imperio de su padre, oponiéndose a sus hermanos Alfonso (llamado a recibir León) y García (para el que se creará un reino en Galicia), pero eso no llegará a verse en este cómic, que termina con las exequias de Fernando el Grande.
El intervalo histórico que abarcan los cuatro capítulos del tomo es una buena muestra de la planificación que Palacios había realizado sobre la obra en su conjunto. Los álbumes que llegaron a publicarse solamente abarcan una quinta o sexta parte del total, lo cual da buena muestra del ritmo y el primor con el que el autor quería construir su trabajo. Piezas como el infame Vellido Dolfos –de honda y reconocida importancia- aparecen ya de inicio, mientras con elaborada paciencia se levanta el complejo escenario en el que va a forjarse la leyenda del Cid Campeador. Las elaboradas y complicadas relaciones políticas entre los reinos cristianos y los taifas islámicos. Las intrigas familiares en el seno de la parentela del anciano rey Fernando. La pujanza del condado de Castilla y los avances en la reconquista, donde se combinan alianzas y conflictos a lo largo de la tierra de nadie. El autor pasa de largo de la idea maniquea de frentes únicos entre la morisma y la cristiandad, para mostrar un panorama mucho más realista e interesante: alianzas entre reinos de distintas confesiones para hacer frente a enemigos comunes.
En el apartado gráfico hay que alabar sin ningún género de duda la labor del autor, que despliega todo su talento para presentar unas ilustraciones ricas en detalles, fieles en ambientación e impresionantes en fuerza. No por nada el señor Palacios puso su talento al servicio de la plasmación de la vida y obra de personajes históricos relevantes como Carlos V, Felipe II o Cristóbal Colón.
Es de agradecer que la editorial tarraconense haya traído para las nuevas generaciones esta obra, recopilando los cuatro álbumes y añadiendo a ellos la planificación prevista por un autor que hubiera merecido mejor fortuna en vida para llevar a cabo sus planes y merece ahora, dieciséis años después de su muerte, mayor reconocimiento.
Páginas del cómic (Editorial Ponent Mon)
Los tomos 3 y 4 gráficamente son alucinantes, solo por eso ya merece la pena el integral si te gusta el dibujo con mayúsculas.Una pena que no se terminara la obra, pero esta claro que el tema cultural es una asignatura pendiente de este país.
Gracias por la reseña. Lo estuve ojeando en la librería y tiene una pinta excelente pero me echa un poco para atrás el hecho de que se trate de una obra incompleta. Por lo que dices la trama es muy interesante pero es una pena que se quedara en una fase tan incipiente del desarrollo. Estoy seguro que esto mismo publicado en Francia hubiera tenido un respaldo mucho mayor