La lectura como acto de rebeldía
La ficción siempre ha tenido un poder muy especial: el de inspirar. Una novela puede ser un disfrute superficial o un apasionante viaje, pero a veces también puede ser una ventana a otras realidades. Las historias nos ayudan a comprender otros puntos de vista, a ponernos en los zapatos de otras personas y aprender a ver cosas que nunca habíamos tenido en cuenta. Y pueden despertarnos. Sus páginas pueden mostrarnos un reflejo de nuestra realidad y decirnos que esa realidad no es la única posible. Que lo que creemos que es normal no tiene por qué serlo. Que las cosas pueden cambiar. Y claro, no resulta extraño que sean lo primero que los opresores intenten prohibir.
Opresión y prohibición. Esos son dos de los temas principales de la última obra que nos ha traído a España la editorial Sapristi: El club de los libros prohibidos. Este cómic, escrito por Kim Hyun Sook y Ryan Estrada y dibujado por Ko Hyung-Ju, proviene a pesar de sus apariencias del mercado estadounidense. Publicada originalmente en 2020 por la editorial Iron Circus Comics y nominada a un Eisner, nos ha tenido con los dientes largos durante meses, desde que la editorial dirigida por Octavio Botana nos adelantara que estaban trabajando en traerla a nuestro país. Y este pasado mes de noviembre la espera llegó a su fin.
Para poner en contexto el relato de El club de los libros prohibidos debemos repasar brevemente la historia de Corea del Sur, el país natal de la guionista de la obra. Tras el fin de la ocupación japonesa con la conclusión de la II Guerra Mundial y la posterior Guerra de Corea, la región quedaría definitivamente dividida entre las dos naciones que hoy conocemos, con inicios igual de convulsos para sus pueblos. Mientras que Corea del Norte se vería sumida en la dictadura socialista de Kim Il-Sung (que perdura a día de hoy a manos de su nieto), Corea del Sur entró en una larga etapa de inestabilidad política marcada por dos golpes de estado militares: el de Park Chung-hee en 1961 y el de Chun Doo-hwan en 1980, que surgiría como respuesta al asesinato del primero y que iniciaría su gobierno con la funesta matanza de Gwangju.
Es precisamente este segundo periodo el que la autora vivió durante su adolescencia y que nos narra a modo de autobiografía. Así, en la obra conocemos a una joven Hyun Sook, que ingresa en la universidad en 1983 con ganas de aprender y ninguna de meterse en líos políticos que ni le van ni le vienen. Sin embargo, el ambiente efervescente y combativo del campus le descubrirá un mundo completamente ajeno de subversión y rebeldía contra un gobierno mucho peor de lo que se había llegado a plantear, todo ello gracias a un club de lectura en el que sus compañeros comparten libros censurados por el régimen.
El atractivo de El club de los libros prohibidos es evidente. Siempre he considerado que las obras que nos enseñan episodios sobre la historia de países poco conocidos por nosotros (aunque en este caso Corea del Sur se haya puesto tan de moda) tienen un interés muy especial, tanto a nivel puramente didáctico como empático. Conocer la manera de pensar y vivir de la gente de otros lugares ayuda a tomar perspectiva sobre nuestras distintas filosofías de vida, pero también a descubrir que en ciertos temas no nos diferenciamos demasiado. Solo hay que ver este episodio en concreto narrado por la autora: una dictadura que prohíbe el conocimiento para evitar que este despierte la conciencia y el descontento, jóvenes rebeldes tratando de combatirla furtivamente… La historia que nos enseña El club de los libros prohibidos la hemos visto tantas veces que en cierto modo nos reconforta. Porque en el testimonio de Hyun Sook no solo vemos a su grupo de amigos surcoreanos, sino que reconocemos las historias de nuestros abuelos, o las de otros grupos de amigos rusos, alemanes, soviéticos, italianos, rumanos, chinos… La historia de este cómic es tan vieja como el sol, pero tan necesaria como siempre.
Otro de los grandes aciertos de la obra es el tono que decide darle su autora. El club de los libros prohibidos podría plantearse como un relato dramático que explore los horrores de la dictadura y busque sobrecogernos con las crueldades que a buen seguro se llevaron a cabo. Sin embargo, la autora decide abordar la obra con un tono más luminoso. No es que Hyun Sook banalice con la crudeza del régimen, de ningún modo. La autora deja bien claro el peligro de aquel gobierno, pero su objetivo es el de ahondar en otro elemento mucho más esperanzador. El foco de la obra está puesto constantemente sobre las bondades de la cultura y la exaltación de la rebeldía y la amistad, personalizadas a través de los movimientos estudiantiles a los que perteneció. Este tono la convierte en una obra perfectamente apta para lectores jóvenes, y si bien es posible que haya ciertos momentos, especialmente en el final, en los que los diálogos resulten algo impostados en busca de resaltar en exceso el mensaje, pero es una obra que en general puede presumir de un guion fresco y fluido, con una protagonista carismática.
En el apartado artístico nos encontramos con un estilo que claramente busca aproximarse a la identidad gráfica del país de origen de sus autoras. El artista Ko Hyung-Ju mantiene un estilo manhwa (nombre usado típicamente para designar al cómic de Corea del Sur) en blanco y negro que logra a la perfección dotar a la obra de la identidad de su cultura. Su trabajo resulta notable, no tanto por su precisión en el trazo o su dibujo detallado como por su eficiente narrativa y su buen trabajo de diseño de personajes, que nos ayuda a seguir con facilidad a cada uno de los secundarios de la obra.
El club de los libros prohibidos es una de esas obras cuya lectura siempre se agradece, no solo por su utilidad para enseñarnos sobre la historia de un país del que sabemos poco, sino por su carácter universal. La de Hyun Sook es una de esas obras familiares, que nos muestra un relato que ya hemos visto mil veces en mil escenarios distintos, pero que siempre conviene tener fresco en la memoria para evitar que la historia pueda repetirse de nuevo.
Lo mejor
• Su historia es tan común como necesaria.
• El tono esperanzador de Kim Hyun Sook hace que sea una obra accesible para todas las edades.
Lo peor
• Sus puntuales momentos con diálogos poco naturales.
Guion - 8.5
Dibujo - 7.8
Interés - 9.5
8.6
Rebelde
A partir de un episodio autobiográfico en Corea del Sur, El club de los libros prohibidos nos recuerda que el conocimiento es el mejor arma para combatir la represión.