Esperanza pese a todo
En 1994 Bryan Talbot ya era uno de los autores más influyentes del cómic gracias a la monumental saga de Luther Arkwright, que había supuesto un antes y después en el cómic británico, siendo una influencia clave en autores como Moore, Gaiman o Morrison, por citar solo algunos. Así que lo fácil hubiera sido hacer una obra de ese estilo o continuarla, algo que haría cuando tuviera una historia lo suficientemente potente cuatro años después, pero no estamos ante un autor que opte por lo fácil. Ya lo había demostrado cuando desoyó los cantos de sirena de las majors para acabar las aventuras de Luther. En los años anteriores a la publicación de esta obra, ya había dado el salto al mercado norteamericano con colaboraciones con Vertigo y DC, pero para su nuevo proyecto eligió una editorial, Dark Horse, que le diera la libertad creativa que necesitaba, ya que su nuevo trabajo iba a abordar un tema muy poco habitual como son los malos tratos. Era un tema tabú que se había tratado en varias ocasiones, pero nunca como el eje central de una historia, y nunca con la profundidad y crudeza que él lo hizo. Y es de eso, entre muchas más cosas, de lo que trata
El origen de la obra no anticipaba nada del desarrollo posterior ya que Talbot quería situar una de sus historias en el distrito de los lagos de Inglaterra donde había veraneado de niño. Se trata de una región situada en el noroeste de la isla llena de bellos paisajes boscosos, el mismo paisaje que también fascinó a la escritora Beatrix Potter (1866-1943), escritora e ilustradora de cuentos infantiles protagonizados por animales antropomórficos. Pero la vida de la escritora no le proporcionaba una historia lo suficientemente interesante, así que recordó una imagen que se le había quedado grabada de una joven que había visto mendigando en Londres. Ya tenía la protagonista, pero necesitaba un desencadenante de la historia, entonces pensó que la chica podría haber sufrido malos tratos, algo que terminó por convertirse en el tema central de la historia. Con estos elementos como extraña base acabó construyendo la historia de Helen Potter, la protagonista de la historia, que en su viaje acabará recorriendo los mismos lugares que la escritora que se convierte en su guía gracias a sus libros y vida.
La novela gráfica nos cuenta la historia de Helen Potter una sintecho adolescente que trata de sobrevivir en las calles de Londres. Muchas veces acaba cayendo presa de las ensoñaciones a las que le lleva su fértil imaginación, que le hace confundir la ficción con la realidad. Su única compañía es una rata amaestrada, de la que se hizo cargo tras liberarla del laboratorio de su instituto, y los libros de su adorada Beatrix Potter, que fueron lo único que se llevó de casa de sus padres. Huyó para escapar de los malos tratos y abusos sexuales a los que le sometía su padre desde que era una niña, con el silencio cómplice de su madre. Sin embargo, en Londres tampoco consigue huir de los fantasmas que arrastra y acaba huyendo siguiendo los pasos de la escritora para poder conseguir tomar el control de su vida.
Aunque originalmente apareció en forma de serie limitada de cuatro números la obra está dividida en tres actos titulados Ciudad, Carretera y Campo, que hacen referencia al lugar en el que se encuentra su protagonista. En una historia de viajes, pero no es la narración de un viaje al infierno, sino que es un viaje a la curación. Talbot opta por contarnos la historia de Helen intercalando sucesos de su pasado en los que poco a poco vamos descubriendo los abusos de su padre. Lo hace de una manera muy realista, pero sin caer en el sensacionalismo, ni el melodrama, porque, a pesar de ser una historia muy dura, es una historia de un tono positivo. Es la primera historia realista en la que trabajaba y por ello decidió recrear la realidad de la manera más fidedigna posible. Para ello viajó a las localizaciones en las que sucede la historia y empleó modelos para todos los personajes. Algo que dota a la historia de verdad que resulta desgraciadamente creíble. Sin embargo, hay un elemento fantástico en la rata que imagina Helen, se convierte en su vehículo para poder escapar al mundo luminoso y sencillo de su infancia, antes de que sufriera abusos. Pero esta presencia no le resta un ápice de realismo a la historia. A pesar de mostrar los abusos en dos ocasiones a lo largo de la historia, lo hace mostrando únicamente las caras centrándose en las emociones de los personajes, algo que resulta mucho más explícito que mostrar los abusos en un primer plano. Toda la obra está narrada con una sensibilidad y claridad que la hace accesible para cualquiera.
Vemos las diferentes etapas que tiene que superar Helen para poder exorcizar sus demonios. Somos testigos de su sensación de culpa, su incapacidad para relacionarse con los demás, su rechazo al contacto físico, todas las terribles consecuencias que provocan los abusos. Por necesidades del ritmo de la historia su proceso de superación de sus problemas sucede mucho más rápido de lo que pasaría en realidad, pero el tránsito por ellos es perfecto hasta el clímax del cara a cara con su padre. Con esta obra Talbot probó, una vez más, que es un autor valiente y adelantado a su tiempo.
El cuento de una rata mala marca en cierta manera sus trabajos posteriores ya que en esta obra vemos animales antropomórficos, como los protagonistas de Grandville su serie distópica de detectives victorianos, y una protagonista femenina, como en los trabajos posteriores (La Virgen Roja, La niña de sus ojos, Sally Heathcote. Sufragista o Lluvia) que realiza junto a su mujer Mary M. Talbolt. En la actualidad se encuentra preparando la tercera parte de la saga de Luther Arkwright.
La primera edición de esta obra fue en 1999 gracias a la edición en tomo de tapa blanda de Planeta DeAgostini. En 2013 Astiberri la reeditó en una fantástica edición en tapa dura, con dos artículos de Talbot en los que explica la génesis de la obra y una introducción de Neil Gaiman.
El cuento de una rata mala es una obra imprescindible que hoy en día es utilizado como libro de texto en algunas escuelas y universidades, así como en centros de ayuda para niños y niñas que han sufrido abusos. Una lectura tan dolorosamente bella como desgarradora que trata un tema que, por desgracia, sigue totalmente vigente. Como todos los cuentos encierra unas enseñanzas valiosísimas que nunca deberíamos olvidar.