El cuerpo de Cristo, de Bea Lema

0
1575

Portada El cuerpo de Cristo, de Bea Lema

Edición original: Des maux à dire (Sarbacane, 2023)
Edición nacional/España: El cuerpo de Cristo (Astiberri, 2023)
Guion, Dibujo y Color: Bea Lema
Corrección: Soraya Pollo
maquetación: Alba Diethelm
Edición:Lucía Álvarez
Formato: Rústica. 184 páginas. 21€

Bordados, viñetas y salud mental.

«¡Déjame! Solo quiero tirarme aquí y que todo termine.»

Hace algo más de un mes el festival de Angoulême anunciaba las obras nominadas en las diferentes categorías de los premios que cada año se otorgan en el salón del cómic más importante de Europa. Entre las obras nominadas aparecía El cuerpo de Cristo de Bea Lema (A Coruña, 1985) en varias categorías: mejor obra, autora revelación, premio de los institutos y premio especial del jurado. No son los primeros reconocimientos que la autora galega obtenía por esta historia, ya que en 2017 obtuvo el Premio de Cómic Castelao por la primera versión de la historia, que también le posibilito una beca en la prestigiosa Maison des Auteurs de Angoulême, gracias a la que realizó la versión definitiva de la historia que ha publicado la editorial parisina Sarbacane en Francia y que nos acaba de traer Astiberri a España hace unas pocas semanas. Además de esas nominaciones y el reciente Premio del Jurado del Festival BD en Périgord, también se ha sabido hace poco que se está preparando una adaptación como cortometraje de animación.

Página El cuerpo de Cristo de Bea Lema

El cuerpo de Cristo es una historia que ha acompañado a Bea Lema durante mucho más tiempo que los años que ha tardado en plasmarla en un cómic, ya que estamos ante una historia que bebe de su propia experiencia con la enfermedad mental de su madre. Un ejercicio de autoficción, que no autobiográfico, en el que, tomando sus recuerdos como base, nos cuenta la historia de Adela, una mujer galega que arrastra un problema mental desde finales de los años setenta. La historia está contada a través de los ojos de su hija Vera, que pronto comprenderá que no le ha tocada una infancia normal. Una mirada que ira mutando desde la inocencia y credulidad infantil hasta una madurez precoz que le obliga a adquirir consciencia de los demonios que atormentan a su madre. Esa distinta forma de ver está reflejada en la manera en al que la novela gráfica va contando la historia que madurando con el paso de las páginas. Un proceso de maduración que transcurre de manera paralela al descenso de Adela a un pozo del que solo el amor incondicional de Vera la podrá sacar. Pero todo eso tiene un costo para Vera puesto que lo que experimenta marca por completo su vida y la de su familia haciendo que arrastre diferentes traumas y problemas afectivos. Y es que, pese a que aborda muchos temas diferentes de manera realmente brillante, el principal es la declaración de amor de una hija a su madre a la que nunca dejará de acompañar y cuidar. Un mensaje luminoso que consigue elevarse por encima de una historia llena de dramatismo que nos muestra la crueldad de la enfermedad sin ambages.

Páginas bordadas por Bea Lema para el cómic.

Sin embargo, ese amor que Vera siente por su madre no es óbice para que estemos ante un relato muy duro y que rezuma verdad en el que se puede ver todos los trastornos familiares y afectivos que la enfermedad mental y su proceso de sanación hace sufrir tanto a Adela como a quienes la rodean. Un proceso que se extiende por varias décadas lo que hace que el relato se convierta también en un fiel reflejo de la forma en la que ha ido variando la percepción de las enfermedades mentales en España y también los cambios sociales que se han producido en esos años. De esta forma podemos ver como durante toda su vida Adela ha tenido que convivir con los prejuicios asociados a las enfermedades mentales que son el reflejo de la evolución que ha experimentado el país desde una atrasada sociedad franquista en la que la ciencia a duras penas se abría camino entre la superstición y la religión nacionalcatólica del régimen hasta una progresiva modernización del país que sirve para que por fin se dé con diagnóstico y tratamiento para la madre de Vera. Ese peso que la religión y la tradición ejercen sobre Adela exacerbando sus problemas está presente de una manera sutil en toda la obra, tanto en su pasado como en su presente y es uno de sus grandes aciertos. Al igual que lo es la forma de poner la enfermedad en primer plano de la historia y no caer en la tentación de juzgar la manera en la que cada uno de los miembros de la familia lidia con la situación que les ha tocado vivir, pero que deja ver que el rol de cuidadora todavía está demasiado arraigado las mujeres, aunque en este caso vemos como se produce un cambio generacional antes de tiempo.

Gráficamente estamos ante una obra realmente innovadora en lo formal, ya que a lo largo de sus páginas se alternan escenas dibujadas con diferentes estilos y coloreados para las escenas del presente con la inclusión de bordados en negro para las escenas en las que se relata el pasado de Adela y a color para los momentos más dolorosos. Una mezcla inusual que sirve para recordarnos que se pueden leer cómics que resulten novedosos y frescos.Pero no estamos solo ante una decisión meramente estética, ya que esa forma tan particular de dibujar y colorear que podríamos calificar como casi naif por su aparente claridad y sencillez resulta inimitable y sirve para reflejar de una manera muy sintética los diferentes síntomas de la enfermedad y las emociones que despiertan en sus seres queridos dotando a la historia de una enorme emotividad y fuerza. Un impacto emocional que es difícil vislumbrar en las obras más comerciales llenas de dibujos estandarizados y planos que no aportan nada novedoso, aunque resultan lecturas cómodas. En cambio, en El cuerpo de Cristo nos encontramos con un dibujo fresco y arriesgado que lleva por completo el peso de la narración y donde abundas las páginas con composiciones que se salen de los esquemas premarcados.

Página El cuerpo de Cristo de Bea Lema

La edición de Astiberri tiene una reproducción realmente buena que casi permite reflejar las texturas de los bordados haciendo que casi no se pierda ese tacto tan especial.

La enorme cantidad de reconocimiento por la crítica que ya ha recibido Bea Lema por El cuerpo de Cristo no es casual, ya que estamos ante una obra sobresaliente que, desde la experimentación y el riesgo formal, consigue reflejar la realidad de una enfermedad mental tanto desde el punto de vista de quien la sufre como de las personas que la rodean. Pero también nos sirve para echar un vistazo al pasado para ver cómo ha cambiado para bien la forma de ver las enfermedades mentales y la sociedad.

Lo mejor

• El reflejo de la enfermedad.
• El uso de los bordados.
• La verdad y emoción que transmite.

Lo peor

• Que los prejuicios que puede provocar el estilo gráfico impidan que una parte de los lectores se acerquen a la obra.

Artículo anteriorLa bruja del castillo de los cardos 1, de TARACHINE John
Artículo siguienteThe Ambassadors, de Mark Millar y varios artistas
Diego García Rouco
Nacido en Barakaldo en 1977 donde sigo viviendo. Descubrí los cómics en una librería de barrio con Tintin, Asterix, SuperLopez y los personajes de Ibáñez. En 1989 descubrí los superheroes de la mano de Stern y Buscema con el numero 73 de la edición de Forum de Los Vengadores. A estas lecturas se fueron incorporando la novela gráfica y el manga, de los cuales, a diferencia de los superheroes, nunca me cansé. Todavía sueño con ser agente Espacio-Temporal y de Planetary, con visitar mundos de fantasía con el señor T., Philemon, Lord Morfeo, Arale y Thor. Viajar con Reed, Ben, Susan y Johnny al futuro y pasear por el cuartel de la Legión. Recorrer la antigua Roma con Alix y una cantimplora de poción mágica. Buscar Mú, perderme en un viaje al corazón de la tormenta, contemplar el Olmo del Cáucaso mientras paseo por un Barrio Lejano leyendo El almanaque de mi padre. Conseguir beber la sangre del Fénix. Leer, al fin, algún articulo de Tintín y de Fantasio sin que me molesten los absurdos inventos de Gastón. Perderme por las murallas de Samaris, mientras de la pirámide flotante de los inmortales cae John Difool. Enamorado de la chica de los ojos rojos y de Adele. Y cabalgar hacia el amanecer con Buddy Longway, Red Dust y el teniente Blueberry. Con un poco de humo azul en los labios...
Subscribe
Notifícame
0 Comments
Inline Feedbacks
View all comments