Hemos hablado sin parar de
El diario gatuno de Junji Ito es básicamente eso: la mezcla del estilo extravagante del autor, que se basa en un uso de las sombras y expresiones exageradas para crear pequeños capítulos independientes de humor simplón. Y sí, se puede decir sin problemas: aquí hay más humor que terror. Y le sienta de maravilla. Uno de mis tebeos favoritos de Ito es Fragmentos del mal porque, en mi opinión, el Junji Ito de pequeñas dosis es el que mejor consigue alcanzar su objetivo de cautivar y repeler al mismo tiempo. En obras más largas, el autor se deja llevar por la locura y las historias acaban o por cansarme o por parecerme demasiado excesivas en todos los sentidos. Por eso este libro conjuga de maravilla dos géneros que en la esencia de este autor iban muy de la mano como son el terror y el humor.
Las historias se presentan como un típico relato de terror de Junji Ito: una presentación muy breve del personaje protagonista, aparente calma y en seguida una amenaza a la que rodea un halo de misterio y que crea toda la atmósfera del relato. Y cuando deberían empezar a suceder cosas extraordinarias el autor nos lleva al lado realista de la historia: su convivencia con su mujer y sus gatos en casa. Las historias son una tergiversación de la vida del propio autor y estaban basadas en su día a día. El autor juega a parodiarse a sí mismo y su vida como autor. Según comenta en el epílogo, su editor le propuso hacer un manga de humor basado en su experiencia con sus gatos, e Ito aprovecha esto para romper con sus propias normas y destrozar, para bien, su atmósfera y personajes. Este tomo se puede interpretar no solo como una parodia de su vida con los gatos y su mujer sino de la propia obra del autor, que se ve desvirtuada y caricaturizada con mucho, mucho humor.
Guión - 7
Narrativa - 8.5
Interés - 7.5
7.7
Uno de los tebeos más divertidos y originales que he leído en los últimos meses: humor y terror se dan la para ofrecernos una visión distinta tanto del género como del autor.