¿Podemos cambiar el mundo? Es una pregunta que la mayoría nos hemos hecho más de una vez. Como individuo, ¿tengo el poder, la capacidad para influir en el devenir del futuro? Uno a veces se plantea si hace lo suficiente por hacer de este un mundo mejor, pero ni siquiera termina de tener claro cuál es la mejor manera para conseguirlo. ¿Debo salir a la calle y luchar para cambiar las cosas? ¿O quizás son los pequeños gestos diarios los que pueden determinar que el futuro sea un lugar mejor para vivir? Es difícil saber si formamos parte de la gente que mejora las cosas, especialmente cuando no todos creemos en los mismos objetivos. Lo que sí podemos saber es que, al final, ese futuro acabará en manos de los que llegan detrás de nosotros. Que la educación y el ejemplo que les demos siempre será vital para que el mañana sea un poco menos difícil.
Hoy hablamos de uno de los títulos independientes más destacados de la temporada, El difícil mañana de Eleanor Davis, un título que en esta temporada de premios está dejándole a su autora una cosecha notable. Natural de Arizona, Davis comenzó a hacerse un hueco en la industria hace ya más de una década con diversos trabajos enfocados hacia el público infantil, una proyección que cambió a partir de 2014 cuando empezó a sumergirse en inquietudes más adultas y personales con How to be happy. Con un estilo alternativo y más identificable con la caricatura, la artista fue ganando reputación hasta que llegamos a poder conocerla en nuestro país gracias Editorial Barret y a Astiberri, que nos trajeron respectivamente ¿Arte? ¿Por qué? (Fantagraphics) y Tú, una bici y la carretera (Koyama Press). Esta última la hizo valedora de un premio Ignatz, un reconocimiento que ha conseguido repetir otra vez (además de estar nominada a un Harvey) gracias a esta nueva obra que Astiberri vuelve a editar en España.
Publicada originalmente en 2019 por Drawn & Quarterly, El difícil mañana explora la vida de Hannah. En una sociedad violenta sumida en un estado policial que exporta guerras más allá de sus fronteras y represión dentro de ellas, Hannah es una mujer que trata de tener un hijo junto a su marido Johnny. ¿Pero es sensato traer un bebé a un mundo así? Mientras Johnny se evade de la realidad, Hannah se involucra cada vez más en el activismo político y la lucha por la paz y la igualdad. Una lucha que hará que su perspectiva del futuro comience a flaquear.
Esta sería una aproximación más o menos acertada de la sinopsis, pero es complicado explicar de qué va El difícil mañana. Es una obra que, como la vida misma, trata un poco sobre todo y sobre nada en concreto, un slice of life en el que su autora va derramando las distintas inquietudes que la asediaban en cierto momento de su vida. Desde su deseo por tener un bebé hasta la enfermedad de su suegra, pasando por su mayor involucración política, Davis usa cada experiencia para plantar distintas semillas que dan lugar no a una idea precisa, sino a un frondoso bosque repleto de miedos, reflexiones y esperanzas. Esta personalidad tan particular hace que El difícil mañana sea una obra que alcance a cada lector por distintos caminos y que su mensaje golpee de manera muy diferente a cada uno.
De hecho, es curioso cómo con cada análisis que uno trata de hacer de la obra se encuentra siempre con una profunda dualidad entre el optimismo y la negatividad. A través del álter ego de Hannah, Davis transita entre el fervor y la ilusión por cambiar las cosas de la activista y el jarro de agua fría de esta al ser superada por los engranajes de un sistema mucho más poderoso que ella. De igual manera, a través del personaje de Johnny la autora se sumerge en otro perfil a la hora de afrontar la realidad, el de la desconexión de la realidad y el aislamiento. Johnny cambia la lucha por la huida y pretende vencer al sistema viviendo al margen de él, pero mediante la figura del amigo de este Davis nos resalta la imposibilidad de escapar de la violencia cuando esta no se ejerce únicamente desde los engranajes de poder, sino que está enquistada en nuestro entorno y nuestra sociedad.
¿Cuál es entonces la esperanza que nos queda? Es ahí donde cobra especial fuerza la base de toda la obra: las nuevas generaciones. Con unas grandiosas páginas finales la autora sintetiza a la perfección esa dualidad que manda en toda la obra, ese pulso entre la esperanza y el derrotismo. Davis nos deja la pregunta de si podemos cargar a las nuevas generaciones con la enorme responsabilidad de corregir todo lo que nosotros no supimos hacer, pero a la vez muestra a ese bebé como nuestra mayor baza para comenzar a arreglar las cosas. Si somos capaces de hacer que nuestros hijos sean mejores que nosotros, ¿no estaremos consiguiendo por fin que el mundo sea un lugar mejor?
En el apartado artístico, El difícil mañana marca para Davis una evolución importante en su estilo. Si bien la autora mantiene su marcada personalidad, el estilo minimalista y caricaturesco de sus anteriores obras, similar al de las tiras cómicas, da aquí un salto colosal hacia un trazo mucho más detallado y un juego de blancos y negros de gran calidad. Sin dejar de ser un estilo poco heterodoxo y muy encuadrado en el underground no apto para todos los paladares, Davis consigue nuevos galones como dibujante y demuestra que tiene margen para sorprendernos con una narrativa inteligente y un excelente dominio de la tensión y de la emotividad, con escenas de factura impecable como la de la manifestación o la de la catarsis emocional de la pareja protagonista.
El difícil mañana es una obra complicada de definir. No tiene un argumento, pero habla de muchas cosas. De luchar y de perder, de soñar y de abandonar. Una obra que no nos dice si debemos tener esperanza en el futuro, porque sabe que la respuesta debemos encontrarla nosotros.