Lo importante no es leer mucho, lo importante es asimilar y reflexionar sobre lo que se lee.
Presentar a Carlos Giménez a estas alturas resulta absurdo, solo decir que es sin ningún género de dudas el historietista más importante de nuestro país. Nacido en 1941 en el desolador Madrid de la postguerra. En sus obras editadas por Reservoir ha seguido cultivando sus facetas como creador de cómics; así hemos tenido obras de crónica de la historia reciente de este país con el octavo álbum de Paracuellos, ha reflejado la historia de los autores de cómic en Crisálida y ha adaptado grandes obras de ciencia ficción como La maquina del tiempo. El discriminador tiene algo de todas ellas.
Cuando Cándido Salcedo se harta de la programación de la radio, llena de tertulias, fútbol y anuncios, decide hacer algo revolucionario. Con la ayuda de su amigo Carlitos, inventan una máquina que eliminará todo aquello que detestan de los medios: el discriminador. Sus intenciones son nobles, pero no podían llegar a intuir que semejante artilugio transformará la sociedad de la cabeza a los pies. Los españoles se convertirán en ciudadanos verdaderamente libres, dueños de sus elecciones. Los poderes fácticos querrán impedir el progreso social y empezarán a dar caza a Cándido, a quien quieren vivo o muerto.
Cuando vi el argumento de El discriminador al momento me asaltaron la dudas, ya que aunque comparto la ideas y el posicionamiento político de Giménez, tal vez resultara algo panfletario, pero una vez leído no es así. El discurso es correcto y el análisis objetivo, convirtiendose en la parte más valiosa del cómic. Sin embargo, la historia en sí parte de una premisa algo ingenua y simplista, que se ha quedado obsoleta desde su misma concepción, ya que apenas trata el mayor medio de difusión de noticias en la actualidad, que son las redes sociales. Pero el desarrollo de la historia no es particularmente sectario, algo que se agradece, y se ve claro que ante todo es un alegato a libertad y una análisis acertado y clarificador de la sociedad actual.
El discriminador es una obra claramente política, no nos encontramos mensajes velados con esquivas metáforas aunque la sátira está presente en todo momento. Es una obra que critica a la sociedad capitalista esclavizada por unos medios de comunicación que controlan la información, la publicidad, los gustos de lo consumidores, etc… todo para mantener en el poder a los privilegiados. Quizás este tipo de obra funcionan mejor cuando las críticas son de manera más velada ya que exigen más al lector, pero es obvio que esa no es la intención de Giménez, que quiere transmitir un mensaje claro y directo. Aunque para mi gusto a la obra le falta algo más de mala leche. Lo que me queda claro es que Giménez no es tan descreído como yo y cree más factible un urgente y necesario cambio social.
El protagonista de la obra es Cándido, un nombre nada sutil, sin duda, un reflejo de lo consciente que es Giménez de lo irrealizable de su discurso. Todos los personajes tienen su ideas y las defienden activamente, así cuando Cándido habla a sus alumnos, en realidad es el propio Giménez hablándonos a los lectores, ya que se dirige a nosotros hablando directamente a la cámara, algo que se repite con el resto de personajes. Pero lejos de ser un panfleto en el que solo tiene cabida una ideología, también hay cabida para otros discursos como el de extrema derecha de Viriato (aunque se trata de un personaje demasiado caricaturesco) o el apolítico de su amigo Edu, el dibujante. Por esto su crítica a los medios de comunicación adquiere valor, ya que Giménez sí da voz a varias posturas, aunque es cierto que no del mismo modo.
El punto más flojo de la obra es el innecesario prólogo, que resulta redundante al contar lo mismo que dice el cómic sin aportar nada más y que hace que si lo lees antes del cómic, este pierda parte de su valor. Lo mismo es aplicable al epílogo, aunque éste está contado con bastante más gracia con la entrevista a Cándido. Lo más brillante de la misma además del certero análisis de la sociedad actual, es el inicio de cómic con el Capitán ValleKas, que sirve para recordamos que estamos ante un cómic y que si queremos cambios reales es responsabilidad nuestra y nadie va a luchar por nosotros. Y menos un superheroe, ya que desde su concepción son los garantes del capitalismo.
En el apartado gráfico comprobamos cómo Giménez sigue en forma, su estilo, consolidado hace muchos años, es tremendamente efectivo. Su narrativa es perfecta, tanto en las escenas de acción como en el resto. Su dibujo es claro y sus personajes muy expresivos. La estructura de página es de tres tiras y con una o dos viñetas por tira, como en sus últimas obras. A pesar de los años sigue manteniendo un gran nivel, aunque lejos de sus mejores obras.
La edición de Reservoir Books es realmente buena, con un diseño que es el mismo que en el resto de obra que han publicado de Carlos Giménez, con buena reproducción y papel. Esperemos que la apuesta por su obra siga.
El discriminador es una obra nada sutil, donde Carlos Giménez a través de la sátira reflexiona sobre uno de los problemas más graves que afronta la sociedad actual. Me encanta que a su edad demuestre tantas ganas de dibujar como de cambiar la sociedad. Por todo esto y mucho más Carlos Giménez se merece todo el reconocimiento que el mundo del cómic le pueda dar. Esperemos que siga tan prolífico como en los últimos tiempos, que su obra siempre será interesante y bien recibida.
Guión - 7
Dibujo - 7.5
Interés - 7.5
7.3
Actual
Con El discriminador, Carlos Giménez nos propone una necesaria reflexión sobre el poder de los medios de comunicación que en muchas ocasiones son medios de desinformación.
Ganas de leerlo, como todo lo de Carlos.