Se dice habitualmente que los comienzos no son fáciles y en el espectro de Superman en los Nuevos 52 la dicha se hace definitivamente real. Clark Kent no ha tenido una travesía placentera desde que Dan DiDio y Jim Lee decidieran reiniciar el universo de DC Comics en el año 2011. Aunque posiblemente nunca haya tenido un camino demasiado falto de obstáculos: ser un ser todopoderoso y eminentemente icónico hace que la responsabilidad de ponerse al frente de sus guiones sea una tarea titánica de la que pocos salen de rositas. Quizás sea una excusa barata. Quizás No. Lo que si es cierto es que el personaje ha tenido grandes etapas en ambos sentidos: aquellas que han sabido entonar al personaje hacia una psique diferencial y aquellas que cayendo en los obstáculos que el género pone a quienes lo escriben han terminado por pasar con mucha pena y ninguna gloria por los 75 años de historia del personaje. En Los Nuevos 52 todo parece seguir el mismo camino ya que de todos los guionistas que han tratado al personaje pocos han sabido cogerle el punto, haciendo que la labor de los editores que han estado tras el flamante Hombre de Acero haya sido de todo menos acertada. He aquí un repaso a lo que ha dado de sí el personaje tras el histórico reinicio y una mirada a un futuro que –esta vez sí– brilla color esperanza con autores como Geoff Johns o Greg Pak llevando las riendas.
Llevaban sonando durante mucho tiempo, pero cuando se confirmó que George Perez y Grant Morrison serían los encargados de llevar a cabo los guiones de las dos cabeceras principales del Hombre de Acero las expectativas subieron como la espuma. No venía el personaje de etapas excesivamente laureadas y las ventas flaqueaban (ambas series se encontraban por debajo de las 40.000 unidades vendidas) hasta tal punto que tan solo el anuncio hizo subir un escalón el caché del personaje. Sin embargo, como muchas veces ocurre con las estadísticas, Murphy se encontraba sobrevolando la zona dispuesto a imponer su ley.
No es que todo en el reinicio fuera malo, pero desde luego no se alcanzó –ni de lejos– la unanimidad de críticas y ventas que se esperaban en un reinicio de estas características. Sangrante especialmente fue el caso de George Perez, quien venía avalado por su vitola de leyenda viviente del cómic tras firmar como dibujante años atrás dos de las series más valoradas de la historia como sus Teen Titans o Crisis en Tierras Infinitas, ambas junto a Marv Wolfman y como autor completo la mejor etapa de la historia de un personaje tan longevo como Wonder Woman. Iba a ser también autor completo en la cabecera de Clark Kent y, supuestamente, llevaría a Superman a cotas nunca vistas pero su estancia en la cabecera se quedó en 6 números y las ventas se redujeron a la mitad en ese mismo periodo de tiempo, ¿Qué es lo que salió mal? Prácticamente todo. Para empezar los dibujos no serían obra suya al completo, sino que Jesús Merino sería el encargado de finalizar –con mucho mérito– sus bocetos, de modo que el resultado sería de todo menos regular haciendo que de una página a otra los resultados fuesen, cuanto menos, diferentes. Por otro lado, se cumplió una de las máximas penurias por las que tiene que pasar hoy la industria americana del cómic: las injerencias editoriales. Si bien no se supo hasta cierto tiempo después de su salida de la cabecera – básicamente cuando George Perez abrió la boca en alguna que otra entrevista– el guionista se las tuvo que ver de frente con todo tipo de “consejos” editoriales que le “recomendaban” una y otra vez reescribir los guiones que realizaba. Llegado este punto su decisión de bajarse del barco parece bastante lógica ya que nada había salido como tenía que salir y no veía sentido a tener que reescribir sus historias a gusto de otros. ¿Y en cuanto a la historia? Poco que contar. El intento de los editores por hacer borrón y cuenta nueva en la vida de Superman es un ejemplo del “cambiarlo todo para que todo siga igual” ya que ni la absorción del Daily Planet por Galaxy Broadcasting Systems cambiando de dueño, ni el nuevo status de Lois Lane como directora de informativos tuvieron ningún impacto en el personaje que como villano de turno tuvo una amenaza alienígena carente de originalidad que puso Metropolis patas arriba. Tras estos 6 números llegarían los también veteranos Dan Jurgens y Keith Giffen para terminar de apuntalar una serie que había tocado definitivamente fondo. El segundo abandonó el barco tras tres números y el primero aguantó lo que pudo hasta que la cabecera entró en su número 0 abrazando con fuerza la llegada de un Scott Lobdell que ayudaría a revitalizar –limitadamente– la cabecera. Que Dan Jurgens lleve tanto tiempo escribiendo sin gran éxito puede llevar a pensar a más de uno de su facilidad de dejarse llevar por los editores. Posiblemente nunca lo sabremos.
En el caso de Action Comics, la longeva cabecera que se enfrentaba al primer reinicio de su historia, la cosa no fue, ni mucho menos, catastrófica. De hecho podríamos decir sin miedo a equivocarnos que la serie funcionó de manera totalmente opuesta a lo que lo hizo la de George Perez. Y es que parece que hay autores más mimados que otros por los editores de las grandes editoriales, o mejor dicho “si me vas a tocar los guiones directamente no los escribo”. Entre dicho grupo de privilegiados está Grant Morrison quien con su peculiar estilo narrativo se ganó el corazón de gran parte del fandom con sus memorables etapas en cabeceras como la JLA, Batman o los New X-Men de la competencia. Y así todo la cosa funcionó muy bien: en su primer número Morrison fue capaz de vender 70.000 copias más que la cabecera de George Perez y 6 números después, cuando la cabecera homónima había perdido más de la mitad de los lectores, Action Comics se mantenía en el top 10 de series más vendidas. El inicio de Grant Morrison en la cabecera fue fulgurante, aglutinando unas críticas impresionantes y gozando del favor del gran público al que poco a poco iría desencantado con su peculiar y cuanto menos lioso estilo narrativo. Su Action Comics estaba ambientado 6 años antes del resto de cabeceras, mostrando a un Superman joven e inexperto, ataviado con una camiseta con el escudo de la casa El y unos pantalones vaqueros, que luchaba sin piedad contra los banqueros avariciosos cuya meta es obtener beneficios sin control a manos de los más oprimidos. Un luchador social, adaptado a los nuevos tiempos, que se mostraba confiado y sonriente y que sin duda contrastaba con el personaje arquetípico que George Perez y el control editorial mostraban en la otra cabecera. Dibujado por un Rags Morales electrizante en la que es una de las mejores series que el dibujante ha realizado nunca, la serie pronto comenzaría a ver un baile de grandes y pequeños villanos entre los que destacarían Brainiac o Lex Luthor y de personajes secundarios como la Legión de Superhéroes en una trama que poco a poco se complicaría de sobremanera y que mostraría como Superman acabaría perdido en el tiempo y en el espacio en una trama tan compleja que a veces el lector podría sentirse sobrepasado. Para muchos una nueva etapa de culto en el personaje y para otros una “ida de olla” más del escritor británico que de nuevo volvía a demostrar que su peculiar estilo es definitivamente no dejar a nadie completamente indiferente. Saldría finalmente a colación uno de esos villanos de segunda fila estrambóticos que tanto gustan a Morrison, Mr. Mxyzptlk, y la trama finalizaría en el número 18 –básicamente cuando Morrison concluyó su historia– dejando a un Superman exhausto y curtido al tener que enfrentarse a una amenaza frente al que la fuerza casi divina del personaje apenas servía para nada. Veríamos también algunas curiosidades como el origen del traje de Superman, la primera aparición de Krypto tras el reinicio y otros universos paralelos donde Superman es otra persona (y que parece que volverán de vuelta con Multiversity, la nueva serie de Morrison). Una obra complicada de seguir que requería de un lector avispado y conocedor de la mitología del personaje para disfrutarla al completo pero al fin y al cabo una epopeya como la que pocos han logrado realizar en el personaje.
Llegado el año de andadura del reinicio editorial, la serie de Superman necesitaba un ventanal. Necesitaba aire fresco en cantidades industriales que lo sacaran del atolladero en el que se encontraba. Su serie hermana continuaba su andadura con Grant Morrison al frente con unas aceptables 70.000 unidades mientras que Superman se tenía que conformar con apenas 50.000. Demasiado poco para un personaje que iba a vivir pronto una nueva entrega cinematográfica y un 75 aniversario que lo llevaría a las cabeceras de todos los periódicos mundiales. Ese ventanal fue Scott Lobdell, quien llegaría en el número 0 (en ese especial de Septiembre de 2012 donde se indagaba en el pasado de los personajes) pisando fuerte: nos adentraría en una escena en el pasado de Krypton donde descubriríamos a Kal-El espiando el pasado de sus padres. A pesar de que no veríamos más sobre el tema hasta meses después con el poco afortunado crossover Krypton Returns, lo cierto es que se avistaba una mejor época para Superman en una etapa pensada a largo plazo en la que el veterano escritor se daría el gusto de fomentar y dirigir todas las cabeceras secundarias relacionadas con el Hombre de Acero.
La misión era clara: rescatar las ventas de todas las cabeceras cara al aniversario del personaje. Dicho y hecho, lo primero que hizo nada más llegar a la cabecera fue iniciar un crossover con Supergirl y Superboy, personaje este último que hasta aquel entonces él mismo había guionizado sin demasiado éxito y que suponía la llegada a la tierra de H’El, un viejo conocido por los fanáticos del personaje que haría una entrada algo errática pero divertida en el Nuevo Universo DC. Las ventas sólo mejorarían para las cabeceras hermanas que se verían envueltas en el crossover mientras que la cabecera principal se tendría que conformar con las 50.000 copias mensuales que le mantenían fuera del top 25 de series más vendidas al que sólo entraría, hasta el día de hoy, con los números especiales del mes de los villanos. Su Crossover H’El on Earth (La llegada de H’El en España) devolvió cierto prestigio a la serie que por primera vez desde el reinicio contaba con una historia a la altura y un argumento que al menos parecía estar maquinado en la cabeza del escritor. A su lado, el dibujante Kenneth Rocafort –quién había acompañado al escritor en la olvidable Capucha Roja y los Forajidos– también ayudaría a concebir cierta unidad y dotaría de una mayor dosis de regularidad a un personaje que comenzaba a ver la luz… a pesar de que la puerta se cerrara rápidamente. Si bien estábamos ante un crossover olvidable de rápido consumo lo cierto es que mejoraba ampliamente lo visto hasta el momento ya que nos mostraba a un villano clásico –H’El– con un interés moralmente aceptable y dotaba a Supergirl de una mayor profundidad, además de poner a Superman tras las cuerdas por las “travesuras” de su prima pequeña, completamente engatusada por el villano. Sin embargo, el Crossover finalizó y el baile de dibujantes y argumentos poco conexos y sin mayor envergadura volverían a condenar al fracaso a una cabecera en la que lo peor aún estaba por llegar.
El fin del primer crossover de las cabeceras de Superman –que había sido todo un revulsivo– coincidió con el fin de la estancia de Grant Morrison en la cabecera vecina y con el comienzo de uno de los desastres editoriales más sonados de DC Comics tras el reinicio de 2011. Podríamos decir sin miedo a equivocarnos que comenzaría aquí la peor etapa del personaje tras el reinicio y que hasta la llegada de Greg Pak a la franquicia condenaría sin pudor a unos editores impontentes que vería como las ventas de sus cabeceras tocarían fondo incluso con una esperadísima película del personaje en cartelera.
Cuesta creer que con Superman teniendo reportajes por todo el mundo debido a su cercana presencia en las carteleras y a su 75 aniversario, los editores consiguieran hundir aún más al personaje en las clasificaciones de ventas a comienzos del pasado año 2013. Es más, tal fue el desastre editorial que incluso ambas cabeceras bajarían de las 40.000 unidades vendidas al mes, llegando incluso a empeorar los registros conseguidos por el personaje antes del reinicio y llegando a vender mucho menos que personajes supuestamente de segunda fila como Aquaman. Podríamos sacar muchas conclusiones al respecto pero de lo que no cabe duda es de que una serie de malas elecciones condenaron a los encargados de las cabeceras a tener que replantear su estrategia.
La marcha de Grant Morrison de Action Comics supuso, a buen seguro, algunos quebraderos de cabeza para los editores de la cabecera. Tanto el escritor escocés como el dibujante Rags Morales habían finalizado una buena etapa con final apasionante incluido y existía una vía completamente libre para comenzar una nueva etapa y hacer borrón y cuenta nueva. Quizás llevados por intentar arrastrar la cabecera al público más mayoritario ajeno a los saltos temporales y espaciales a los que acostumbra el escritor escocés, la llama de la cabecera fue a parar sobre Andy Diggle, curtido escritor encargado de llevar a cabo una nueva etapa dibujada por un Tony S. Daniel defenestrado por gran parte del frandom pero con gran confianza en el seno de la compañía por su estilo reconocible por el gran público. Sin embargo, una vez más, las temibles injerencias editoriales volverían a hacer estragos en el guionista y esta vez ni siquiera llegaría a comenzar con buen pie. Poco tiempo antes de publicarse el primer número de su estancia en la serie, Andy Diggle anunciaba su marcha irrenunciable de la cabecera. Lo hacía por motivos que nunca salieron a la luz pero que todos sospechamos: el escritor no quiso pasar por el aro de tener que reescribir todas y cada una de sus historias y terminó por finalizar su trabajo incluso antes de empezar. Y como nada carburaba correctamente en las oficinas de DC Comics por aquel entonces, la decisión ante tal inconveniente fue la de poner una tirita sobre una profunda herida de bala: el dibujante, Tony S. Daniel, sería el encargado de guionizar a serie. Así las cosas saldrían a la venta los números 18 y siguientes de la cabecera con los guiones de Andy Diggle finalizados por los editores/Tony S. Daniel contando una historia sin pies ni cabeza que acabaría con Jimmy Olsen poseído luchando con Superman que –a pesar de los esfuerzos del dibujante en realizar unos lápices realmente espectaculares– terminarían desembocando en la salida fulgurante del americano de la cabecera y la llegada de otra tirita con Scott Lobdell como parche temporal de 4 meses hasta la llegada de Greg Pak y Aaron Kuder y el resurgimiento final –moral– de la cabecera. Tampoco ayudaron los complementos de Scott Lobdell sobre la historia de Krypton que no hacíaan más que rizar el rizo sobre la historia del planeta e hinchar de páginas y precio la cabecera con ánimo meramente recaudatorio.
La cabecera Superman, por su parte, continuaría con el propio Scott Lobdell haciendo de las suyas construyendo una trama en torno a rivales psíquicos –H.I.V.E y Hector Hammond entre ellos– que poco o nada aportarían a la mitología del personaje. Villanos de opereta, baile continuo de dibujantes y tramas sin sal (entre ellas una invasión psicológica de los habitantes de Metropolis) no terminarían de cuajar en un público que vería como Lois Lane se convertiría en un ser todopoderoso capaz de leer las mentes de todo el gentío. Si a todo eso le sumamos que Ed Benes y Brett Booth serían parte del plantel de dibujantes de la cabecera –sólo salvados por un siempre genial Eddy Barrows y un Aaron Kuder cuyo fill-in le valió el visto bueno editorial para dibujar Action Comics más adelante– se nos queda delante una etapa a la que la palabra olvidable parece quedarse corta.
Algo de utilidad si que sacaría Lobdell de su estancia en Action Comics pues aprovecharía el anual de la cabecera de 2013 para sacar adelante un nuevo crossover con el fin de impulsar las ventas de las cabeceras secundarias que también se encontraban pasando por una mala racha editorial en plena vorágine palomitera. Krypton Returns suponía la culminación de las tramas que el escritor había puesto en la mesa desde el principio ya que Superboy, Supergirl y el propio Superman tendrían que volver al pasado y forzar la destrucción de Krypton para que todo continuara tal cual. ¿Y quién era el que salvaba Krypton y al que tenían que derrotar nuestros afables héroes? Por supuesto, H’El, cerrando un círculo de argumentos y de ideas que ya aquejaban de cansancio.
Con la película El Hombre de Acero de Zack Snyder a punto de desembocar en las carteleras de medio mundo y con una campaña de marketing sin precedentes a su alrededor, era imposible pensar que Superman tuviera que verse en las tablas de ventas fuera de las 25 series más vendidas. Como los editores aún no sabían como arreglar el desaguisado en el que habían metido a las dos cabeceras (con ayuda de un Lobdell desbocado) optaron por la más fácil solución de todas –y la más efectiva–: un número 1 de una nueva serie con dos autores estrellas. Así, el escritor estrella en Estados Unidos, Scott Snyder, impulsado por un cohete como son las ventas de la cabecera de Batman –donde se mantiene hoy en día como guionista desde el reinicio editorial– sería el encargado de guionizar una nueva serie dibujada por el siempre estrella –haga lo que haga– y editor jefe de la editorial Jim Lee que para el colmo se llamaría Superman Unchained (en España ECC optaría por denominar a la serie El Hombre de Acero, más acorde con la tonalidad de la cabecera), recordando al famoso vaquero escrito por Quentin Tarantino pocos meses antes.
Y no por ser fácil deja de ser una genialidad. La película se sacaba de la manga una buena taquilla en mayo y en junio la nueva serie de los dos astros de la editorial arrasaba con 250.000 copias vendidas. Ya dentro del cómic parece claro que Superman Unchained suponía una fuerte apuesta por la espectacularidad más cinematográfica con un Superman ayudando a unos astronautas en la destrucción de un satélite y apostaba por traer como némesis a un digno rival para Superman que supuestamente había estado 75 años trabajando para el gobierno de los Estados Unidos. Si bien la trama se iría complicando y dejando una historia pasable aunque divertida (y mejor que mucho de lo que se había escrito sobre el personaje desde 2011) la serie tampoco tuvo suerte en el plano editorial y poco a poco la tardanza de Jim Lee para entregar los lápices fue causando estragos en las oficinas de Nueva York. Primero porque al dibujante le costaba encontrar espacios en su agenda en los que ponerse a dibujar y la serie comenzaría con algunos retrasos y segundo por la confirmación de Scott Snyder de que la serie duraría 9 números, quedando en serie limitada lo que en un principio había sido anunciada a bombo y platillo como una nueva serie regular del Hombre de Acero dirigida a nuevos lectores, supuso un jarro de agua fría para muchos de los compradores que habían confiado en la nueva cabecera como un resurgir del personaje. Aún así las ventas han sido más que aceptables y la cabecera nunca ha bajado de las 100.000 unidades manteniendo los primeros puestos de ventas en los 6 números que han salido a la venta hasta el día de hoy. Con más de un año y tan solo media docena de números a la venta, aún no sabemos cuando Jim Lee tendrá tiempo para terminar de dibujar los guiones que Scott Snyder a buen seguro concluyó hace tiempo pero lo que si es seguro es que si todo sigue su cauce las ventas continuarán siendo más que aceptables. ¿No había otros dibujantes disponibles de calidad? ¿No era posible continuar una serie de éxito con otros guionistas estrella? Tampoco sabremos aquí la respuesta en una nueva apertura de incógnitas que se ciernen sobre las oficinas editoriales del personaje.
Tras el fracaso iniciático del editor Matt Idelson, DC Comics ha confiado plenamente en Eddie Berganza como editor de la misma a pesar de sus múltiples errores, dotándole de continuidad hasta la actualidad. Y éste, respondiendo a la confianza de la casa hacia su trabajo, ha sabido emendar sus errores y llevar a buen puerto a la franquicia en los últimos meses. La llegada en Noviembre de 2013 –en pleno crossover con Zero Year de Batman– de Greg Pak y Aaron Kuder a la cabecera de Action Comics la devolvieron a un nuevo camino enderezado cuyas críticas han sido más que positivas desde el principio y cuyo rumbo parece estar enfilado hacia una etapa cuanto menos interesante del personaje. Sin embargo, el daño por los errores del pasado ya estaba hecho y a pesar de que la serie ha renacido en la crítica con unos guiones más que divertidos en los que Superman se ha de enfrentar a un mundo subterráneo desconocido junto a su compañera Lana Lang y un dibujo sobresaliente del mejor Aaron Kuder de su carrera, las ventas han seguido bajando y actualmente la cabecera sobrepasa por poco las 35.000 unidades vendidas. Sin embargo, la confianza en el guionista de Batman/Superman parece fija y todo parece indicar que al menos tendremos una buena dosis de sus aventuras en Action Comics durante unos cuantos meses.
Por otro lado, Superman ha visto como se han abierto nuevas esperanzas en su trayectoria en las listas de ventas con nuevas series compartidas con otros personajes. La primera fue Batman/Superman cuyo peculiar estilo encarnado en los fríos dibujos de Jae Lee y bajo los guiones del mencionado Pak han sabido estar a la altura de las expectativas con un primer arco que, mezclando a los personajes del Universo Principal y a los de la Tierra 2 en la época del Action Comics de Grant Morrison, terminó sepultado por el destrozo de un segundo dibujado por Brett Booth y cuyas críticas lastraron de manera irremediable a la cabecera. Las ventas aún se mantienen por encima de 50.000 copias y el regreso de Jae Lee y las historias de la Tierra 2 en el tercer arco argumental (con crossover incluido, como no) han devuelto las esperanzas en esta cabecera.
La otra de las series compartidas no es otra que Superman/Wonder Woman, compartida con Diana Prince quien en este nuevo Nuevo Universo DC ocupa la plaza de pareja sentimental del joven Clark Kent. Posiblemente sean los personajes más poderosos del Universo haciendo que su futuro como pareja se antoje “complicado” aunque de momento conviven en un idilio que esta serie, escrita por el omnipresente Charles Soule (en Agosto llegará a publicar hasta 11 series entre Marvel y DC), explota de manera tangencial mientras ambos se enfrentan a enemigos y no-tan-enemigos de ambos. Los dibujos de Tony S. Daniel aportan frescura a la par que acercan a Wonder Woman al Universo DC dado el “bloqueo” que Brian Azzarello ha planteado sobre la serie de la amazona durante todo su recorrido frente a posibles cruces con otras series. Las ventas se mantienen en unas aceptables 45.000 unidades de media superando ampliamente a las cabeceras clásicas del personaje. Una lástima que la historia que trataba de contar Soule, con Zod y Faora tramando planes nada buenos y Apolo metiendo las narices en el frente se haya visto cortada por el último Crossover orquestado por Lobdell que parece querer dejar su huella aún después de haberse ido.
Los últimos coletazos de Scott Lobdell en el personaje se están dejando ver en su tercer Crossover al frente de las aventuras de Clark Kent: Superman Doomed. Por activa y por pasiva nos han intentando convencer de que no se trata de un refrito de la historia que condenó a la muerte a Superman en plena vorágine especulativa de los 90 sino que se trata de una historia completamente nueva que dejará al personaje una huella difícil de borrar. Aún es pronto para pronosticarlo pero si parece claro que Scott Lobdell ha querido dejar plantada antes de marcharse esta semilla (seguramente a petición editorial con el fin de mejorar las ventas de unas series que gozan de una gran calidad artística) que Charles Soule y Greg Pak serán encargados de regar en sus respectivas cabeceras durante los próximos meses y que ha supuesto un corte a las historias que los escritores estaban intentando contar y que desde arriba esperan que se trate de un revulsivo en las ventas de ambas cabeceras, sobre todo en las 37.000 unidades que el Action Comics de Greg Pak consiguió colocar en las estanterías el pasado mes de marzo (lejos quedan ya las 170.000 unidades del número 1 con Grant Morrison).
Y si los guionistas Pak y Soule y los dibujantes Lee, Daniel y Kuder prometen un renacer, al menos en lo que a calidad de las historias se refiere, lo que viene ahora es uno de esos bombazos que prometen fuertes emociones en lo que a ventas y críticas se refiere. Se trata, como no, del lanzamiento este mismo mes (concretamente el día 25) del número 32 de Superman que contará con las estrellas del medio Geoff Johns y John Romita Jr. Del primero no sorprende su incorporación pues es bien sabida su predisposición a entrar en cabeceras en crisis y reinventar su mitología para incorporarla a lo más alto de los tabloides pero el segundo ha supuesto todo un soplo de aire fresco para la editorial. Aire fresco no por ser nuevo en esto, ni mucho menos, sino porque su fichaje supone la primera vez que esta leyenda viva del cómic, que hace ya largos años dejó de convivir con la sombra de su padre, vaya a dibujar un cómic para DC Comics. Supone también una excepción a la norma que parece impuesta en la actualidad de que las grandes estrellas de DC terminan mudándose a las oficinas de su rival Marvel en busca de unas mejores condiciones de trabajo. Los primeros rumores hace unos cuantos meses apuntaban a John Romita Jr. como autor completo pero parece que de momento le han parado los pies y han establecido que sea Geoff Johns quien dé el pistoletazo de salida a una nueva etapa en Superman, siendo la segunda vez que se pone al frente de sus guiones, aunque en esta ocasión convertido ya en una estrella del medio. ¿Conseguirá el guionista estrella de DC devolver a Superman a la primera plana como hiciera con Flash, Aquaman o Green Lantern? ¿Volverá la cabecera al primer puesto de ventas en Estados Unidos? El optimismo es latente y todo parece indicar que es muy difícil que tanto guionista como dibujante –a pesar de las fundadas críticas que lo sitúan en el punto más bajo de su carrera– dejen la cabecera en un lugar peor en el que se encontraba. La maquinaria de marketing ha comenzado a funcionar sin necesidad de poner un #1 en la portada y de momento ya han puesto la primera piedra: Clark Kent volverá al Daily Planet después de que Scott Lobdell lo mandara fuera para fundar un nuevo blog en un intento en vano de reinventar hacia la actualidad a un personaje que no necesita ser reinventado, sino bien llevado. Buena suerte.
Es impresionante lo que puede llegar a estorbar Scott Lobdell, perro con cadena de los editores, jodiendo tantísimo no sólo su serie, sino otras dos. O sea, con esto de Doomed he tenido que dejar de leer Action Comics y Superman/WonderWoman y no veo el momento en que termine… pero todavía nos lo van a estirar un par de meses más. Qué. Puta. Agonía.
Grandísimo repaso, Tomás. Y yo soy de esos que consideran «etapa de culto» al Action Comics de Morrison. Cada X tiempo compruebo a ver si DC se ha animado ya a editarla en un formato integral, que imagino que no tardará. Lo que disfruté con esa etapa no tiene nombre, y mucho menos si se lee de corrido. El tramo final lo leí todo seguido y fue… Toda una experiencia. Lo quiero en mi estantería 😛
Pues yo soy de los que empezó con muchas ganas la etapa de Morrison, pero en cierto momento desconocté (probablemente ganará mucho leída seguida) y aún no sé cómo finaliza ese lío interdimensional. Como gran admirador de varias series largas pijameras del calvo –de Animal Man, de la JL, de los Nu X-Men y de la Doom Patrol-, estoy seguro de que merece la pena recuperarla, aunque –en mi opinión- no está a la altura de ninguna de esas cuatro (no opino de su Batman, porque me queda mucho por leer de su run). Y a mí el dibujo de Morales no me gustó, la verdad.
Corramos un tupido velo sobre el Sr. Lobdell, que mi estimado Sr Molinari ya acaudillará su defensa, supongo.
Superman Unchained, ni fu ni fa. Supongo que Jim Lee dibujará lo que le da la gana y Snyder hace lo que puede para dar sentido al curro de quién, al fin y al cabo, es su jefe.
Sobre la trayectoria editorial, en fin, un resumen de todos los vicios y cagadas de DC en los últimos años.
Sobre la situación presente, me encanta el trabajo de Pak con Kuder en Action Comic y –con algunas reservas- el que hace con Lee en Batman/Superman, así que me molesta infinitamente este nuevo crossover.
Yo lo siento mucho pero Superman y Flash, tras el reinicio, ni flowers. Que no les hubieran cambiado nada.
«Pues yo soy de los que empezó con muchas ganas la etapa de Morrison, pero en cierto momento desconocté (probablemente ganará mucho leída seguida) y aún no sé cómo finaliza ese lío interdimensional. Como gran admirador de varias series largas pijameras del calvo –de Animal Man, de la JL, de los Nu X-Men y de la Doom Patrol-, estoy seguro de que merece la pena recuperarla, aunque –en mi opinión- no está a la altura de ninguna de esas cuatro (no opino de su Batman, porque me queda mucho por leer de su run). Y a mí el dibujo de Morales no me gustó, la verdad.»
Mr X habla por mí sobre la etapa de Morrison en Action Comics. La de Perez en Superman no me convenció desde el principio, con tanto lío entre argumento, diálogos, dibujo, acabados… con tanta gente implicada en la serie (Merino, Jungers…) la despersonalización de la obra devoró sus buenas pero poco interesantes intenciones.
Me sumo a los comentarios sobre el Supes de Morrison. O sea, me gustó eso de devolver a Supes tal cual a sus orígenes de los años 30 y hacer de paso que Clark fuera algo más espabilado, pero luego me quedó cierta sensación de indefinición que hizo que me alejara de la serie.
Yo soy muy «morrisoniano» (es es que eso existe), pero hay que reconocer que cada día que pasa los «valles» en sus tramas son cada vez más largos y complejos y los cierres demasiado rápidos para todo el tenderete que monta (véase Batman Inc, que no digo que esté mal, pero te quedas con una sensación de que pasan demasiadas cosas de golpe cuando se acaba). Vamos, que he tomado la decisión de esperar a que sus historias salgan en tomos y pasar de la grapa para leerlo todo como unidades con un sentido.
A ver qué hace ahora Johns… no es que tenga mucha fe (me parece ya un pelín repetitivo en todo lo que hace), pero desde luego se ha ganado el beneficio de la duda.
Me sigue rayando lo de Romita Jr en Supes. Igual es por pura costumbre a verle con determinados tipos de personaje, pero no me acaba de convencer para Supes. Pero vamos, como diho es una rayadura propia… a saber cómo queda.
#6
Profesor Gollipoldo
5 junio, 2014 de 16:08
Me sumo a los comentarios sobre el Supes de Morrison. O sea, me gustó eso de devolver a Supes tal cual a sus orígenes de los años 30 y hacer de paso que Clark fuera algo más espabilado, pero luego me quedó cierta sensación de indefinición que hizo que me alejara de la serie.
Yo soy muy “morrisoniano” (es es que eso existe), pero hay que reconcoer que cada día que pasa los “valles” en sus tramas son cada vez más largos y complejos y los cierres demasiado rápidos para todo el tenderete que monta (véase Batman Inc, que no digo que esté mal, pero te quedas con una sensación de que pasan demasiadas cosas de golpe cuando se acaba). Vamos, que he tomado la decisión de esperar a que sus historias salgan en tomos y pasar de la grapa para leerlo todo como unidades con un sentido
“
Estoy bastante de acuerdo con usted, prof. A mí me resultó raro perderme más en una historia de Superman que, en qué se yo, por ejemplo, en Los Invisibles.
Pero en fin, ahora nos llega prontito Multiversity, que promete tener un millón de capas y ser su magnus opus, así que ya podemos prepararnos para una http://www.reactiongifs.us/wp-content/uploads/2013/05/snu_snu.gif
🙂
Estoy de acuerdo con muchas cosas. Otras las puedo tolerar. Pero que se eche encima tanta caballería a Lobdell, y que Snyder & Lee se vayan tan de rositas, por ahí no paso. No es lo peor de Superman desde el reinicio, por el simple hecho que están las etapas de Pérez, Jurgens y Diggle/Daniel por delante.
Y el gran problema de los editores de DC, no eran los que una vez contratados «jodían» el trabajo a los escritores. El gran problema era quien contrataba en primera instancia. Luego alguien se daba cuenta del error, y la teníamos liada.
Pero ciertamente en la franquicia Superman ha sido más destacable – fruto a que ya era un despropósito desde hacía años -, porque necesitaron más de un lío editorial para acertar con los cambios. En el resto de colecciones, con uno ha bastado. Ya fuera porque acertaron, ya fuera porque la serie ya ha mordido el polvo…
Si queréis conocer el auténtico caos (y el miedo, ya puestos) intentad seguir las colecciones de Superman ANTES del reboot, especialmente esa época en la que el personaje ni salía en sus colecciones. ¿Cuántos recordáis con cariño (o con claridad) el paso de Nightwing y Flamebird por la serie Superman? Y con Nightwing me refiero al de Kandor, no el de Gotham… Y también teníamos a Mon-El por Action Comics… Luego todo el follón montado con el New Krypton, War of the Supermen y un montón de tinglados tras la marcha de Johns en Action Comics que aquello no se sabía muy bien cómo pillarlo ni qué pintaba el Súpes en sus propias series…
Si había un personaje que necesitaba un reboot desesperadamente, ese era Superman. Y desde la llegada de Greg Pak a Action Comics el personaje está viviendo uno de sus mejores momentos en muchísimos años. A ver qué hacen Johns y Romita Jr. en Superman…
La etapa de Morrison a mi no me pareció mala, aunque tiene sus momentos «morrisonianos» (© by Profesor Gollipoldo). Sobretodo me gustó por el dibujo de un Rag Morales a pleno rendimiento y por esa idea de un Clark Kent anti-sistema (concepto que aún se usa en el New52)…
Saludos!
A mi el inicio de Morrison no me disgustó, yo dejé la colección porque los de Ecc te añaden historias y mezclan las dos colecciones cosas que me dan grimilla. Vamos que llegué al número tres. A Pérez no le leí ni el primer número.
Antes que esto leí un par de números de Stracinsky y lo mismo, un tostón insufrible… encima Barrows no me gusta nada.
Y antes de eso fue la época de Pacheco, esa me gustó más pero tampoco la acabé.
Superman desde el número 100 aproximadamente de Zinco ha ido decayendo sin remisión, sin embargo siempre seguiremos comprando números sueltos y elseworlds, al menos yo, y todo gracias a Byrne, su coleccionable si que me lo compré y tan agusto.
Madre mía. Recuerdo haber leído los números de Pérez y que lo que más me llamó la atención fue que el cómic transmitiera un visible desencanto que -al parecer- debía ser el mismo que debía estar viviendo el autor (aquel dolido «homenaje» a Qué sucedió al hombre del mañana no podía ser más explícito).
Recuerdo haber empezado con el Action Comis de Morrison, que sobre el papel sonaba guay pero luego no me gustó (y darle una segunda oportunidad por las recomendaciones que recibía, para finalmente desistir asumiedo que el escocés no estaba demasiado atinado).
Y luego nada. O al menos hasta Superman Unchained -que no tarde en desechar ante el deja vu de todos los vicios de los 90-, un Superman / Wonder Woman que no deja de ser morralla bien escrita y un Pak que finalmente me encandiló (fundamentalmente por su Action Comics). Leyendo el necesario artículo de Tomás sobre todo lo que me perdí por el camino, me queda bastante claro que hice bien en mantenerme lejos de una franquicia que da señas de ser la más calamitosamente gestionada del mercado americano.
La lata es que ahora que comenzaba a repuntar te lo cortan con un crossover en el que no hay más que leer el número de Action Comics de esta semana para darse cuenta de que aunque Pak escribe fantásticamente bien al personaje, se ha visto enredado en un jaleo de mil demonios.
Si queréis conocer el auténtico caos (y el miedo, ya puestos) intentad seguir las colecciones de Superman ANTES del reboot
Aquí no estoy del todo de acuerdo. Lo de Planet Krypton se sobredimensionó más de lo debido, pero al menos la franquicia tenía un rumbo. Desde el reboot (o un poco antes, porque lo de Straczynski también podría entrar en el saco) la impresión es de que a la propia DC le resulta incómodo Superman, y que ni les gusta como personaje ni saben que hacer con él
La deriva de Supermán refleja más bien el agotamiento de un personaje que ha perdido parte de su razón de ser en unos Estados Unidos que se encuentran cada vez más cuestionando tanto su presencia en el mundo, como su optimismo interno.
A veces se precisa de un poco más de análisis teórico. Por ejemplo, ¿Por qué el gran éxito del Supermán de los 70 en plena crisis del gobierno de Carter -que daría pie al optimismo de la era Reagan- y el fracaso de un Supermán en los tiempos de Obama?
Creo que ahora la crítica española se esmera demasiado en los detalles, que conoce y desmenuza muy bien, pero pierde profundidad en puntos más de fondo.
A mí el Superman de Morrison ya me pareció una puta mierda desde su segundo número, que encima estaba dibujado a 4 manos (un número dos con ayuda en el dibujo, vaya relanzamiento de la cabecera más histórica de Norteamérica). En el cuarto lo dejé al ver que eso era otra ida de olla más. Si encima, por lo que leo, se torna todavía peor e incomprensible, ya poco más hay que decir.
El de Pérez ni me acerqué a él al saber todas las injerencias que afectaron a su proceso.
Y luego veo mucho anuncio mediático, que si Johns, que si Park, que si Lee, que si Snyder, etc…pero poca chicha. Historias malas, retrasos editoriales, poca coherencia editorial, injerencias y la impresión de que dc no sabe qué hacer con su personaje principal.
Una verdadera lástima.
Yo no pienso que Superman esté pasado de moda, ni que tenga que matar para modernizarse como mal nos demuestra la nefasta película. Pienso que las buenas historias nunca están pasadas de moda, y por desgracia de bastante tiempo a esta parte los directivos de dc demuestran que ni saben publicar buenas historias ni les interesa hacerlo.
Si algo se saca en claro de la lectura del artículo es que, desde luego, ni está pasado de moda ni ha perdido atractivo, porque la gente sigue queriendo leer buenas historias del kriptoniano. Pero eso si, mal gestionado, un rato largo.
Gran artículo y muy útil, Tomás. Superman es de largo mi personaje favorito de DC pero desde el reboot que no he leído nada del personaje. Esperaré a las opiniones sobre la etapa Johns-Romita Jr. para darle una oportunidad de nuevo. Mientras tanto yo sigo difrutando de la reedición del Superman de Byrne y de los Elseworlds que está recuperando ECC
Haciendo un poco de corporativismo ficción, diría que en DC Comics estaban en ascuas con el personaje, de cara a las decisiones judiciales con respecto a la demanda de las Siegel. DC andaba cláramanete en una actitud «meimportaculista» de lo que pasara con Superman, lo cual explica como las series de Batman, Wonder Woman, Linterna Verde, Flash y Aquaman andaran mejor que las del Hombre de Acero.
Una vez que DC se aseguró los derechos del personaje, trato de rehacer el entuerto, pero lo que mal comienza, mal acaba, o si nó, pregúntenle a Scott Lodbell, un pésimo guionista y el equivalente del técnico Moyes o una enfermedad venerea a los comics (No más pregunten a los fanáticos de los mutantes). Al menos Eddie Berganza capitanea un equipo con la experiencia que tuvo hace 12 años con las series y con las más que dignas etapas de Loeb, Kelly & cia. Los fans de Superman esperemos que el heroe salga de la segunda división y aproveche su tremendo potencial.
Recalco algo que dijo Superman95: desde la etapa de Loeb, Kelly & co. (allá por 2000-2002) Superman ha caído en picada.
A eso lo siguió una etapa rara hasta Infinite Crisis (con argumentistas que iban por la suya y parecía que leíamos 4 -y luego 3- Supermans completamente distintos, según la colección, alternando historias aceptables con otras olvidables o del montón), una etapa aceptable pero muy liada pos-IC (la inclusión de elementos silver age a la continuidad hizo que no se supiera más qué cosas eran válidas en el pasado de Supes luego de IC y además empezó a llevar a Superman por los caminos de la deshumanización que culminarían en New Krypton), y el descalabro pos-Johns que terminó con Superman no apareciendo en sus propios comics para finalmente regresar brevemente antes del reboot en dos colecciones absolutamente disímiles: una narrando a un Superman más humano (pero sin la clase con que lo mostrara el ya mencionado Kelly -el verdadero mejor guionista que ha tenido Superman en el SXXI-) y otra llena de supuesta espectacularidad con muertes y vísceras y Doomsday a la enésima potencia.
Del reinicio, lo primero que hay que destacar es que en realidad no fue reinicio. Pérez retrató a un Superman sin pasado en un nuevo status quo que él ni siquiera conocía, y Morrison se encargó de empezar de cero sin empezar de cero realmente, sin contar nada del origen de Superman, sin establecer el status quo y armar una historia sumamente compleja que hubiera sido mil veces más disfrutable de haber sido escrita para el Superman pre-reboot.
Superman no fue reiniciado. Simplemente su pasado se borró. Esa es la realidad.
Lo que vino luego fue olvidable. Lobdell le dio dinamismo a las colecciones, pero en el global fue terrible todo lo que hizo. El resto, incluso peor. La frescura de Pak es bienvenida, pero no se acerca ni a los pies de aquellas épocas de hace 12 años atrás. Quizás con el tiempo se anime a hacer algo mejor que simplemente fresco.
Y habrá que ver qué hace Johns en esta nueva etapa (las anteriores intervenciones suyas con el personaje oscilaron entre lo bueno -Johns tiene un no sé qué que todo lo que hace tiene algo bueno- y lo patético y anacrónico -se empecinó en homenajear a Christopher Reeve, a la silver age, a Smallville y Superboy y hasta le dio un hijo a Superman, decisiones que arruinaron todo, en especial la continuidad-). Si se dedica a querer cautivar al gran público, estaremos en problemas. Superman debe ser escrito para fans de Superman, con su lado humano siempre presente, la acción obligatoria que debe esperarse de alguien con sus habilidades, y su actitud de boy scout, servicial, y no pendenciero.
Crucemos los dedos para que ese Superman regrese.
A mí el Superman de Johns me parece bastante aceptable, como el del Sr Kelly. Me parecen dos etapas muy dignas de lo que debería ser la colección insignia de la editorial. Y también creo que, dejando aparte lo de Morrison, que seguramente hubiera funcionado mejor como una novela gráfica en plan Tierra 1 –y no la mierdaca que son las de Strachinsky- presentando un kriptoniano “alternativo, el mejor Superman que he leído desde el reboot fue el de los primeros números de Kuder y Pak, que están imbuidos de lo que indica Mr Mac “on su lado humano siempre presente, la acción obligatoria que debe esperarse de alguien con sus habilidades, y su actitud de boy scout, servicial, y no pendenciero.” Pero, claro, si primero lo enmierdas en un cruce que nadie quería y, para remate, lo ninguneas con una colección “estrella” con Romita y Jonsh supongo que esas buenas vibraciones se quedarán en nada.
Este Superman wolverizado no funciona, tanto así que en USA los seguidores de siempre le han dado la espalda al personaje y dejaron de comprar la colección. Y aunque no lo crean hubo campaña en blogs e incluso en tiendas. Si mal no recuerdo hubo una que se negó a vender la colección mientras no regresaran al kriptoniano a lo que siempre fue.
Los que compraron Accion Coimics de Morrison lo hicieron por el escritor escocés y se puede ver como bajaron las ventas cuando este dejó la serie.
Pak hace el trabajo bastante bien, pero no va a lograr sacar al personaje del abismo que vive mientras DC mantenga esta versión, porque al igual a lo que pasó con la película de Snyder, la versión de Singer pasa a ser buena, ya que rescató la esencia del héroe.
Personalmente la última historia buena de Superman fue la que realizó Johns con La Legión de los 3 Mundos, y antes de eso todo lo que escribió Kelly que dio lecciones de cómo se deben escribir aventuras del kriptoniano, después de eso en picada.
Espero el día que Didio, Lee, Harras y los secuaces que tienen detrás salgan de la compañía y llegue alguien competente con una visión más amplia de lo que significa trabajar con Iconos tan importantes para nosotros. Me gustaría ver que haría un Jim Shooter o apostar por el mismo Johns que ya realiza trabajos como editor y sus series gusten o no, logra hacer buenas colecciones.
Ahora sólo hay que resignarse.